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SEÑALES DE LA CONVERSIÓN

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr.
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 3 de Noviembre de 2024

“Probad los espíritus si son de Dios”
(I Juan 4:1; p. 1280 Scofield).


¿Cómo podemos saber si alguien en verdad ha venido a Cristo? Jonathan Edwards habló ampliamente sobre este tema, dando una descripción detallada en un mensaje titulado: “Cuales son las Evidencias Bíblicas que Distinguen la Obra del Espíritu de Dios” (traducción de The Works of Jonathan Edwards, Banner of Truth Trust, reimpresión de 1992, tomo 2, pp. 266-269). Sacaré a luz cuatro de las señas que Edwards da, por medio de las cuales podemos “probad los espíritus si son de Dios.” He aquí cuatro de las pruebas que Edwards dio como señales de la conversión verdadera, en un idioma simplificado.

I. Primera, cuando su estima por Cristo es elevada.

Nota los versos dos y tres:

“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios…” (I Juan 4:2-3).

Edwards dijo:

Debe notarse que la palabra confesar, a menudo usada en el Nuevo Testamento, significa más que admitir...Si se [ve] que el Espíritu que obra en la gente claramente los convence tocante a Cristo, y los lleva a él – para confirmar sus mentes...[de] que él es el único Salvador, y que ellos tienen gran necesidad de él...que engendra en ellos pensamientos mejores y más honorables de lo que solían tener de él, e inclinan su [amor] más a él, es señal segura de que es un Espíritu correcto y verdadero...Pero las palabras del Apóstol deben de notarse: la persona a la que el Espíritu le da testimonio...debe ser que Jesús apareció en carne, y no otro Cristo en su [lugar], ni ningún Cristo místico, fantástico, como una luz por dentro. Esto [rebajaría] su estima y dependencia del Cristo de afuera – o del Jesús que vino en la carne – y los apartaría de él, pero el espíritu que da testimonio del Jesús [verdadero], y los lleva a él, no puede ser otro más que el Espíritu de Dios (ibíd).

Así, una persona verdaderamente convertida piensa muy bien del Cristo de la Escritura, quien fue crucificado físicamente para pagar por sus pecados, y fue resucitado físicamente de entre los muertos, y ahora se sienta a la diestra de Dios en Su cuerpo resucitado. La persona que es convencida de ese Cristo verdadero, y ha venido a Él por la fe: “es de Dios” (I Juan 4:2). Él no se apoya de un “Cristo espíritu”. ¡No! Él ha confiado en el Cristo físico, resucitado, en el Cielo. Él no ha confiado en un sentimiento o en una emoción interior. ¡No! Él ha venido a Jesús ascendido a la diestra de Dios Padre en el Cielo. Ése es el Cristo que él confiesa. Ése es el Cristo que él confía. Ése es el Cristo que lo salva. ¡Ésa es la persona que es salva!

II. Segunda, cuando su corazón se ha volteado del mundo

hacia las cosas de Dios.

Mira desde el verso cuatro hasta el principio del verso seis.

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios...” (I Juan 4:4-6a).

Edwards dijo que esto demuestra la diferencia:

Uno es de Dios, y vence al espíritu del mundo, el otro es del mundo, y habla y [disfruta] las cosas del mundo (ibíd.).

Aquellos que piensan sobre Dios, y que disfrutan las cosas de Dios, aquellos cuyos corazones se han volteado del mundo hacia las cosas de Dios; ellos son los que están entre los que “son de Dios.”

III. Tercera, cuando le dan más importancia a la Biblia

que a la logica humana.

Edwards dijo:

El Espíritu que opera de [manera] para causar [que al] hombre le importen más las Santas Escrituras y los establece [que crean la Biblia] seguramente es el Espíritu de Dios (ibíd.).

Mira al verso seis. Leámoslo juntos en voz alta.

“Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (I Juan 4:6).

El Apóstol Juan habló respecto a oir a “nosotros.” Con esto el quiso decir a los Apóstoles, y a lo que ellos escribieron en la Biblia. La persona que es salva escucha la Biblia y cree lo ella que dice. La persona que no es salva no escucha ni cree la Biblia. “Por esto conocemos al espíritu de verdad, y al espíritu del error.” Edwards dijo:

El diablo ha mostrado un...odio mortal hacia la Biblia, el libro santo: él ha hecho todo lo que puede para extinguir aquella luz, y para alejar a los hombres de ella: él sabe que es aquella luz la que derrumbará su reino de tinieblas...es la espada del Espíritu, que lo traspasa y lo conquista...por lo tanto él está...en contra de la Biblia, y odia cada palabra en ella: y nosotros [podemos] estar seguros de que él jamás tratará de [hacernos creerla o amarla]. [Por lo tanto] a menudo en [los fanáticos] notamos que [no la valoran], y ponen [algún sentimiento interior o algún otro libro] sobre ella (ibíd.).

Pero el Cristiano verdadero tiene mucho más respeto por la Biblia que por cualquier otro libro, y cree que la Biblia es la mera Palabra del Señor “inspirada por Dios.” El Cristiano verdadero lee la Biblia y la cree y actúa por lo que lee. El Cristiano verdadero tiene mucho más respeto por la Biblia que por la lógica humana, el razonamiento humano, y por la filosofía humana, porque él sabe que solo este libro es la Palabra de Dios, inspirada, sin error. Así, la tercera señal del Cristiano verdadero es que él cree la Biblia de pasta a pasta.

“El que conoce a Dios, nos oye [los escritores de la Biblia]; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (I Juan 4:6).

También conocemos la diferencia entre los salvos y los perdidos por otra señal.

IV. Cuarta, cuando aman a los miembros de su iglesia.

Por favor lean los versos siete y ocho en voz alta.

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”
     (I Juan 4:7-8).

El hombre o la mujer que ama a los miembros de su iglesia local con amor ágape puro es Cristiano[a]. Aquel que no ama a los hermanos y hermanas en su iglesia “no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (I Juan 4:8).

Él puede decir que ama a Dios. Pero esta declaración es desmentida porque no ama a los hermanos y hermanas en su iglesia, por quienes Cristo murió. Así, el amor ágape por los miembros de la iglesia local es una seña sólida si una persona ha sido salva o no.

“Amados, amémonos unos a otros… El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (I Juan 4:7-8).

“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (I Juan 2:19; p. 1279).

Vea el comentario correcto de John MacArthur sobre este verso en The MacArthur Study Bible, nota sobre I Juan 2:19. El Dr. MacArthur, pese a estar erróneo respecto a la Sangre, creo yo que está correcto respecto a lo que dice en esta nota. El hombre o la mujer que deja su iglesia porque no ama a sus miembros, demuestra con ello que probablemente no es convertido, como el Dr. MacArthur observó en esa nota.

En resumen, de este sermón abreviado del gran Edwards,

1. La persona salva tiene gran respeto y amor por Jesucristo.

2. La persona salva se ha volteado de las cosas del mundo hacia Jesucristo.

3. La persona salva ama la Biblia con todo su corazón y la lee y hace lo mejor que puede para obedecerla.

4. La persona salva ama a los hermanos y hermana en su iglesia local, y no quiere dejar su compañerismo.


La prueba de la salvación no yace en sentimientos ni en pensamientos subjetivos, sino en si la persona ama mucho a Cristo, si se ha volteado del mundo de pecado hacia Cristo, si ama la Biblia y su iglesia local. ¡Ésas son las pruebas de la conversión!

¿Tienes tú gran respeto por Cristo? ¿Te has volteado de las cosas del mundo hacia Cristo y la iglesia? ¿Amas la Biblia con todo tu corazón? ¿Amas a los queridos miembros de tu iglesia local? Si esas cuatro cosas son ciertas de tí, es muy posibles que eres convertido, que eres un verdadero hijo de Dios, salvo por seguro y para siempre.

Si por el otro lado, estás corto de estas simples reglas, es más probable que todavía estás perdido. Si eso es cierto, te urjo a que te arrepientas y te vuelvas completamente a Jesús el Salvador. Él todavía te ama. Él perdonará tu pecado y te dará vida eterna si vienes a Él en fe simple. Amén.