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EL TESTIMONIO DEL CENTURIÓN

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 18 de Agosto, 2024

“Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:37-39).


Jesús fue clavado en la cruz a las 9:00 AM. Murió a las 3:00 PM. Era inusual que alguien muriera de crucificado en tan poco tiempo. Sin embargo, no debería sorprendernos. Después de todo, a diferencia de la mayoría de los que fueron crucificados, Jesús había sido golpeado hasta casi matarlo ese mismo día. Antes de ser crucificado, Pilato esperaba convencer a la multitud de que no lo hiciera dándole a Él un severo azotamiento. “En cualquier caso, azotamiento no era un castigo ligero. Los Romanos primero desnudaban a la víctima y le ataban las manos a un poste sobre su cabeza. El látigo (azote) estaba hecho de varias piezas de cuero con trozos de hueso y plomo incrustados cerca de los extremos. Dos hombres, uno a cada lado de la víctima, generalmente realizaban el azotamiento” (Frank E. Gaebelein, D.D., General Editor; The Expositor’s Bible Commentary, [Comentario Bíblico Del Expositor] Zondervan Publishing House, 1984, vol. 8, p. 775; nota de Marcos 15:15).

Lo que sigue es una explicación y descripción de los efectos físicos del azotamiento – que fue escrita por un doctor médico,

El pesado látigo golpea con toda su fuerza una y otra vez sobre los hombros, la espalda y las piernas de Jesús. Al principio, las pesadas correas cortan sólo la piel. Luego, a medida que continúan los golpes, cortan más profundamente los tejidos subcutáneos, produciendo al principio un sangrado de los capilares y las venas de la piel, y finalmente un sangrado arterial de los vasos en los músculos subyacentes...Finalmente, la piel de la espalda cuelga en largas cintas y toda el área [de la espalda] es una masa irreconocible de tejido desgarrado y sangrante (C. Truman Davis, M.D., “The Crucifixion of Jesus: The Passion from a Medical Point of View,” [“La Crucifixión de Jesús: La Pasión desde un Punto de Vista Médico”], Arizona Medicine, 22, no. 3 [Marco de 1965]: p. 185).

El comentario del Dr. Gaebelein decía, “No es sorprendente que las víctimas de los azotes Romanos rara vez sobrevivieran” (Gaebelein, ibíd.). El Centurión y su grupo de soldados – que estaban a cargo de la crucifixión – no se sorprendieron por el hecho de que Jesús muriera pocas horas después de sufrir tal tortura. ¡Lo que les sorprendió fue la forma en que murió!

Cuando Jesús murió, sucedieron varias cosas. Durante tres horas “hubo tinieblas sobre toda la tierra” (Mateo 27:45). Unos momentos después de morir, hubo un tremendo terremoto que rasgó el gran velo del templo “de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron” (Mateo 27:51). El terremoto y la oscuridad debieron haberles causado una gran impresión, pues Mateo dice,

“El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios” (Mateo 27:54)
.

Los comentaristas liberales nos dicen que el Centurión Romano sólo estaba diciendo que Jesús era como uno de los dioses en su paganismo panteísta. Pero no mencionan que el Centurión había oído al Sumo Sacerdote y a sus cohortes, así como a los ladrones, decir,

“Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él” (Mateo 27:43-44).

Entonces el Centurión y sus hombres oyeron a los principales sacerdotes y a los ladrones Judíos decir repetidamente, “porque ha dicho: Soy Hijo de Dios” (Mateo 27:43). El Centurión y sus hombres tuvieron todo el día para pensar en eso y discutir lo que estos Judíos querían decir con “Hijo de Dios.” De hecho, al haber estado en Jerusalén toda la semana anterior, sin duda habían oído el término “Hijo de Dios” Se ha discutido repetidamente durante varios días. El Dr. Lenski dijo bien,

La exégesis racionalista y modernista no considera la confesión del Centurión como una admisión de la deidad de Jesús, pues el racionalismo y el modernismo niegan esta deidad. Todos [sus argumentos] serán, por tanto, dogmáticos en extremo… [Los modernistas dicen que la] respuesta del Centurión está extraída de la mitología pagana. ¿Los evangelistas sabían de la confesión de este oficial y, sin embargo, la registraron cuando en realidad no significaba nada para los verdaderos creyentes?... Seguramente, los evangelistas no habrían engañado a sus lectores (R. C. H. Lenski, D.D., The Interpretation of St. Mark’s Gospel, [La Interpretación Del Evangelio Según San Marcos] Augsburg Publishing House, 1946, pp. 726-727; nota de Marcos 15:39).

Había algo más en la forma en que Jesús murió que convenció al Centurión de que Sus enemigos estaban equivocados – y que Él realmente era el “Hijo de Dios.” Escuche con mucha atención a Marcos 15:37 y 39,

“Mas Jesús, dando una gran voz, expiró” (Marcos 15:37).

“Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

Jesús “dando una gran voz” justo antes de morir. “Y el centurión…viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39). ¿Por qué Jesús “grito grande” causa que el Centurión diga, “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”? Escuche el comentario del Dr. Gaebelein,

El grito de Jesús es inusual porque las víctimas de la crucifixión generalmente no tienen fuerzas, especialmente cuando están cerca de morir. Pero la muerte de Jesús no fue una muerte común y corriente, ni su grito fue el último suspiro de un moribundo. Fue un grito de victoria… (Gaebelein, ibíd., p. 783; nota sobre Marcos 15:37).

El Centurión lo había visto todo. Al comienzo de la crucifixión era un incrédulo. Pero escuchó a Jesús orar por él,

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

Él vio la oscuridad caer sobre la faz de la tierra. Él vio el terremoto. “temieron en gran manera” (Mateo 27:54). ¡Y ahora él ve morir a Jesús como nunca había visto morir a ningún otro hombre crucificado! Todos los demás se debilitaron tanto que no podían respirar – y murieron en silencio. ¡Pero Jesús “gritó a gran voz”! ¿De dónde Él sacó la energía para hacerlo? Este Centurión había presidido muchas crucifixiones. Pero ningún otro hombre había muerto con “un grito de victoria.” El Centurión estaba convencido. ¡Los enemigos de Cristo se habían equivocado! ¡Él mismo se había equivocado! Mirando hacia el cuerpo muerto de Jesús en la cruz, dijo,

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

¿Fue convirtió el Centurión? Yo creo que sí, y aquí es por qué – había sido incrédulo, pero ahora dice,

¿Fue convirtió el Centurión? Yo creo que sí, y aquí es por qué – había sido incrédulo, pero ahora dice, “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39) ¡Esta confesión es tan buena como la de Pedro! Jesús le preguntó a Pedro “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mateo 16:15). Pedro respondió, “el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). Jesús dijo,

“Porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17).

¡El Centurión seguramente tenía tanta fe como Pedro! Si el testimonio de Pedro acerca de Jesús como “el Hijo de Dios viviente” viene de la iluminación del Padre, el testimonio del Centurión debe haber venido de la misma fuente.

“Porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17).

¡Y el Centurión hizo una mejor confesión de su fe en Jesús que la que hizo Pedro! Pedro lo abandonó y huyó. El Centurión se puso a la vista de los enemigos de Cristo – y testificó sin temor,

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39).

Pero el Centurión dijo algo más de igual importancia. Lucas nos dice que también dijo,

“Verdaderamente este hombre era justo” (Lucas 23:47).

Puede que esto no parezca tan importante, pero lo es. El Dr. Lenski nos dice que él dijo ambas cosas: “Este hombre era el Hijo de Dios; este hombre era justo.” Es lo mismo que había dicho el ladrón moribundo, cuando fue convertido en la cruz al lado de Jesús,

“Éste ningún mal hizo” (Lucas 23:41).

El centurión oyó al ladrón convertido decir eso. Él no lo había creído antes. Se había burlado de Cristo antes – ¡tal como lo había hecho el ladrón! (Lucas 23:36; Mateo 27:44). Pero ahora, en sus conversiones, el ladrón y el Centurión están de acuerdo,

“Éste ningún mal hizo.”

“Verdaderamente este hombre era justo.”

Por iluminación divina, tanto el ladrón como el Centurión vieron que Cristo no era culpable. Más que eso – ¡vieron Su bendita justicia! ¿Sabían ellos algo más? La Escritura no dice nada al respecto. Pero ellos sabían lo suficiente para decir que Jesús no tenía pecado, que no era culpable de los llamados “crímenes” por los cuales sus enemigos lo crucificaron. El ladrón sabía lo suficiente para llamarlo “Señor.” El centurión sabía lo suficiente para decir,

“Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.”

Creemos que el ladrón fue convirtió. Me parece que también deberíamos pensar en el Centurión de la misma manera.

Yo no le doy mucho valor a la tradición, ya que puede estar contaminada por la superstición. Y, sin embargo, no puedo terminar este sermón sin decirles que una tradición muy antigua dice que este hombre fue convirtió al Cristianismo. El Dr. Lenski dijo,

Este Gentil, llamado en la tradición Longino, viene a la fe bajo la cruz del Salvador muerto. Su confesión es fuerte por su
αληθως [ciertamente], “Verdaderamente.” Este adverbio se opone a la incredulidad y la burla Judías. Digan lo que [ellos] digan, el centurión ve la verdad de Jesús el hijo divino (Lenski, ibid., nota sobre Mateo). 27:54).

Algunos pueden criticarme por señalar una tradición Católica. Pero parece ser más antigua que el Catolicismo. Yo no sé si la tradición es verdadera o falsa. Parece probable que tenga sus raíces en la verdad, pues los escritores de los Evangelios le dan mucha importancia a este Centurión y dudo que lo hicieran a menos que lo conocieran como Cristiano después. Yo también sé que la conversión del Centurión fue como la de un Protestante. No hay Catolicismo en esto en absoluto – no hay bautismo, ni penitencia, ni sacramentos. ¡Simplemente fe en Jesús! ¡Y esa es la forma en que Cristo salva a todos los que vienen a Él! Independientemente de lo que se piense de la tradición, este hombre tuvo el mismo tipo de conversión que un Protestante o un Bautista. ¡No había nada Católico en ella!

Ahora bien, ¿qué aprendemos de todo esto? Yo creo que las Escrituras dejan clara la lección – dos hombres, el ladrón creyente y el Centurión confesante, comenzaron burlándose de Cristo en la cruz, al igual que el resto de la multitud. Pero, después de ver morir a Jesús, estos dos hombres, el ladrón y el Centurión, creyeron en Jesús. Pero otros dos hombres, el Sumo Sacerdote y el ladrón inconverso, vieron los mismos acontecimientos y permanecieron en la incredulidad. Esa, creo yo, es la lección que Dios quiere que aprendamos de las Escrituras. Los dos ladrones podían ver lo mismo – pero uno fue convirtió y el otro no. Dos hombres podían ver lo mismo, pero el Sumo Sacerdote permaneció inconverso mientras que el Centurión creyó. Dos personas pueden escuchar el mismo Evangelio – y uno ser convertido mientras que el otro permanece en la incredulidad.

¿Cuántas veces has tú leído los Evangelios? ¿Cuántas veces has tú oído predicar el Evangelio? Otros han venido a Jesús y han sido salvados. ¿Cómo es que tú sigues perdido? ¿Cómo es posible que tú no vengas a Jesús y seas salvo? ¿Cuánto tiempo más vas tú a esperar? Jesús te dice,

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Jesús murió en tu lugar, para pagar la pena completa por tus pecados. Él resucitó de entre los muertos para darte vida. ¿Por qué tú no vienes a Jesús? ¿Por qué esperas? ¿Por qué no vienes al Hijo de Dios?

Jesús amó al ladrón lo suficiente para salvarlo a él en las mismas puertas de la muerte. Jesús amó al Centurión lo suficiente para darle fe, ¡aun cuando este hombre supervisó y ejecutó Su crucifixión, y ordenó que Sus manos y pies fueran clavados en la maldita madera! Y, mi querido amigo, Jesús te ama lo suficiente para perdonarte y salvar tu alma esta noche – cualesquiera sean los pecados que hayas cometido – sin importar el tiempo que te hayas mantenido alejado de Él. ¡Ven a Aquel que te ama, y Él lavará tus pecados en Su preciosa Sangre!

Yo vi a uno colgado en un árbol
     En agonía y sangre;
Él fijó sus ojos [llenos de dolor] en mí
     Tan cerca de su cruz yo estuve.
Él miró por segunda vez y dijo:
     “Perdono todo libremente:
Esta sangre fue pagada por tu rescate;
     Yo muero para que tú puedas vivir.”
(“He Died For Me” [(“Él Murió Por Mí”] por John Newton, 1725-1807;
con la melodía de “O Set Ye Open Unto Me” [“O Establece Abierto Para Mí”]).