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¿HASTA CUÁNDO CLAUDICARÉIS VOSOTROS ENTRE
DOS PENSAMIENTOS?

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 4 de Agosto, 2024

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”
(I Reyes 18:21; p. 382 Scofield).


Estas son las palabras del profeta Elías, dirigidas a un gran grupo de personas en el monte Carmelo. Se habían apartado de Dios, pero para tranquilizar sus conciencias habían comenzado a adorar a dioses falsos. Sin embargo, sus conciencias todavía les molestaban. Se preguntaban si tenían razón. Por eso estaban indecisos. Ellos “claudicaréis” entre dos pensamientos. La palabra Hebrea significa “bailaron.” Estaban bailando entre la religión falsa y la adoración a Dios. Y el profeta trazó un marcado contraste entre la religión falsa y la verdadera. Él dijo, ¿“Hasta cuándo claudicaréis? ¿Hasta cuándo tú bailarás de un lado a otro? ¡Si el Señor es Dios, seguidlo! Si vuestra religión falsa es verdadera, seguidla.” Tú tienes que dejar de bailar y de vacilar entre dos opiniones. “Y el pueblo no respondió palabra” (I Reyes 18:21). ¿Cómo podrían? Lo que él dijo era obvio. ¡Es una locura dudar de un tema tan importante! La salvación de tu alma eterna está en juego. ¡El Cielo y el Infierno están en juego! Despierta y pasa a un lado o al otro.

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”
     (I Reyes 18:21).

Yo hoy estoy hablando contigo. Tú no quieren morir sin ser convertido, ¿Tú quieres? ¿Tú quieres? Y sin embargo tú dudas, titubeas, tú postones venir a Cristo. Tú estás vacilando entre venir a Él o esperando un pocito más. En el nombre de Dios yo te pregunto, ¿Cuánto tiempo tú vas esperar? ¿Cuánto tiempo tú vas a basilar? ¿Cuánto tiempo tú vas bailar este baile de muerte?

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

I. Primero, ¿por qué has descuidado venir a Cristo por tanto tiempo?

Está claro que Dios no condena a los pecadores por no poden venir a Cristo. Ellos son condenados por no estar dispuestos a venir a Él. Ay muchos pecadores en el Infierno. ¿Pudieron ellos venir a Cristo? Hayan podido o no, ¡Dios los castiga por no hacerlo! Jesús dijo, “y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40).

¿Por qué tú no amas a Cristo suficiente para venir a Él? ¿Por qué tú no sientes dolor por el pecado? ¿Por qué tú no sales del mundo – y vienes a Cristo? ¿Por qué tú no lo has hecho ya? No es porque Dios requiera algo difícil o irrazonable. Es más agradable ser salvo que estar perdido. ¡Es más agradable saber que tus pecados están perdonados que seguir preocupándote por ir al Infierno! ¿Por qué entonces tú no has venido a Cristo?

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

¿No es porque nadie no te dijo qué hacer? Yo dudo que alguno de ustedes puedan decir que no se le han dicho que vengas a Cristo. Tú no puedes decir que no se te ha dicho que hay un Cielo y un Infierno. Tú no puedes decir que no te ha dicho que vengas a Cristo para ser purificados en Su Sangre. ¡Tú no puedes decir que no te han advertido que huyes de la ira venidera – que tomes todo tú esfuerzo para evitar las llamas y los tormentos de ella! Tú no puedes decir que el Espíritu de Dios no ha luchado contigo. Tú no puedes decir que no habido alguna convicción en su corazón. Tú no pueden decir que no te han advertido del terrible peligro de resistir los esfuerzos del Espíritu en su corazón.

Tampoco tú no puedes decir que no has sido advertido acerca de la incertidumbre de la vida. Tú no puedes decir que tú no sabías que estás siendo juzgado en esta vida – que tú tienes que venir a Cristo ahora o caerás al Infierno por toda la eternidad. ¡Tú no puedes excusarte diciendo que tú no sabías estas cosas! ¡Tú escuchas estas cosas todos los Domingos! ¿Por qué, entonces, no has venido a Jesús? ¡Seguramente tú no puedes decir que tú no has sido advertido!

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

¿Es porque tú no has tenido tiempo? ¡Piensa! ¡La vida y la muerte se te han sido presentadas sermón tras sermón – durante mucho tiempo! Semana tras semana te han llamado a escoger a Cristo y venir a Él. Tú has encontrado tiempo para pecar. ¿Por qué tú no has tenido tiempo para arrepentirte y venir a Cristo? ¿Qué si tú hubieras muerto ayer – o el mes pasado? ¡Tú no podrías haber dicho que tú no tuviste tiempo para prepararte para la muerte! No –¡la razón por la que tú no has venido a Cristo ciertamente no es porque tú no tuviste tiempo!

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

¿Será porque el tema no es importante? ¡El tema de la salvación es el tema más importante de todos! ¡Nada es más importante que si tú vas al Cielo o al lago de fuego! ¡Comparados con el tema de la salvación, todos los demás temas se reducen a una virtual insignificancia! ¡Piensa! El mundo mismo pronto llegará a su fin. Pero tu alma es inmortal. De todo lo que posees, solo tu alma sobrevivirá cuando el mundo arda en llamas.

“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36; p. 1016).

La vida eterna y la muerte eterna están ante ti. ¿Aún tú piensas que el tema no es importante? Si tú sólo furas condenado al Infierno por 1,000 años, ¿cómo te sentirías? ¡Y sin embargo, la Escritura dice que los tormentos son eternos! ¿Tú no debes estar alarmado?

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

Si un pecador perdido pudiera ser perdonado después de unos años en el Infierno, no sería tan alarmante. No estaríamos tan ansiosos por que se salvara. No lo presionaríamos tanto para que viniera a Cristo ahora. Lo dejaríamos en paz. Pero no es así. Cuando tu alma se va en la muerte – ¡se va para siempre! Nadie puede regresar y ser salvo. Tú tienes que sufrir para siempre. Por lo tanto, la razón porque tú no has venido a Cristo no puede ser porque no es importante.

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

¿Será porque la salvación no se te ofrece gratuitamente? La salvación se te ofrece gratuitamente. Jesús dice,

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28; p. 971).

¡Tú estás invitado, tú tienes la orden de venir a Él! Esto siempre ha sido la verdad. ¡La salvación siempre te ha sido ofrecida gratuitamente! ¡Te es ofrecida gratuitamente incluso ahora, hoy! Ten la seguridad – de que una vez que tú cruces la línea – ya sea en la reprobación o en la muerte – ¡nunca más te será ofrecida!

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

¿Sera porque tú planeas morir sin convertirte? Aunque tú intentes silenciar tus temores y tranquilizar tu conciencia, no siempre podrás lograrlo. Aunque tú dejes de lado tus temores, a veces no puedes evitar pensar que el Día del Juicio está llegando. A veces tú no puedes evitar pensar en la brevedad de la vida – en que tus placeres pronto terminarán y desaparecerán para siempre. “Aun en la risa está triste el corazón.” Las cosas de esta vida se desvanecen rápidamente y pronto desaparecerán para siempre.

Tú sabes que tú tienes que morir e ir a juicio. Sí, tu cuerpo debe desvanecerse y morir. Yo sé que tú tienes la intención de morir como una persona salva. Lo mismo hizo el malvado Esaú – que ahora está en el Infierno. Si tú pudieras hablar con los que ahora están en el Infierno, descubrirías que ninguno de ellos planeaba ir a ese lugar de tormento. Pero ahora estás siguiendo sus pasos – aferrándote a falsas esperanzas, tal como lo hicieron ellos.

Nosotros sabemos que tú no planeas morir sin salvación – porque si tú supieras con seguridad que tú morirás en pocos días y estarás en las llamas del Infierno, tú estallarías en gritos y alaridos de los condenados. Tu corazón estaría lleno de ansiedad y temor. “¿Quién puede habitar con el fuego devorador? ¿Quién puede habitar con las llamas eternas?” Es evidente, entonces, que la razón por la que tú no escoges a Cristo no es porque esperes morir en una condición perdida. ¿Cuál es entonces tu dificultad? El tema de tu salvación es abrumadoramente importante. La salvación es ofrecida gratuitamente por Cristo. ¿Cuál es tu dificultad? Ahora yo te lo diré.

1.

La razón por la que tú no quieres venir a Cristo no es porque tú no puedas, sino porque tú no quieres.

2.

La razón por la que Dios te castigará no es porque tú no puedes, sino porque tú no quieres venir a Cristo.

3.

La razón por la que el poder de Dios es necesario para atraerte no es porque tú no puedes, sino porque tú no quieres venir a Cristo.

El corazón del hombre es tan malvado que necesita el poder de Dios para que haga lo que puede hacer – no lo que no puede hacer. Se han intentado muchas otras formas de explicar esto, pero todas han fracasado. Tu propia conciencia está de acuerdo en que es tu culpa el no haber venido a Cristo.

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”
     (I Reyes 18:21).

II. Segundo, ¿Cuánto tiempo piensas esperar?

“¿Hasta cuándo claudicaréis?” ¿Cuánto tiempo tú vacilaréis entre la salvación y el sufrimiento eterno? ¿Cuánto tiempo tú has pospuesto este tema todo-importante? ¿Cuántos años has tú vivido sin Cristo? ¿Cuántas advertencias has tú descuidado? ¿Cuánto tiempo ha estado el Espíritu de Dios contendiendo contigo? ¿Cuántos años de tu prueba ya se han desperdiciado? Todo ese tiempo Dios te ha estado llamando a ti. ¿Qué? ¿Por qué tú no has venido todavía a Cristo? ¡Ya han pasado tantos meses, y para algunos de vosotros, años, de vuestra prueba y no habéis hecho nada! Se ha gastado gran parte del precioso día de la salvación – y durante todo este tiempo tú sólo has endurecido tu corazón.

Todas las advertencias que tú has oído no han tenido ningún efecto en ti. A veces, como Félix, tú has empezado a pensar en las terribles realidades de la eternidad. Por un momento tú has estado casi al punto de rendirte a Cristo. Pero cada vez que te vas, tú te olvidas de todo. Las reuniones han terminado y tú no has sido salvo – sólo te has endurecido más que nunca.

Tú nunca has escogido a Cristo. ¿Hasta cuándo tiempo vas tú seguir así? Nosotros te llamamos a que tú salgas de entre ellos y que vengas a Cristo ahora, antes de que Dios os retire la gracia de Él para siempre.

Si no hay nada en el Cristianismo, ¡entonces abandónenlo lo por completo! Si la Biblia no es verdad, ¡entonces tírenla a la basura! Pero si es verdad, como tú dices que lo es, ¿por qué tú dudas en someterte a Cristo? Puesto que la Biblia es verdad – y es tremendamente verdad – ¡el mundo estará en llamas! ¿Hasta cuándo claudicaréis?

Todavía tú estás vacilando, dudando entre dos opiniones. Por un lado, tú tienes miedo de que tú perderás algo que es precioso y parece importante en este mundo. Tú estás avergüenza que la gente piense que tú te preocupas por tu alma. Tú te avergüenza salir del mundo y declarar abiertamente tu fe en Cristo. Tú tienes miedo de lo que alguien pueda decir. Tú estás esperando a ver si alguien más se acerca a Cristo. ¿Por qué? ¡Porque tú te avergüenzas de Cristo! Es por eso que tú no te acercas a Él.

Tú sabes que tu vida pronto terminará y se irá para siempre – que tú debes morir e ir al juicio. Tú sabes que el Espíritu de Dios no siempre luchará contigo – que tu día de gracia es limitado – que pronto Dios te entregará a una mente reprobada. A veces estos pensamientos te alarman. ¿No es así? ¿Hasta cuándo correrás el riesgo de perder tu alma? ¿Hasta cuándo tú jugarás con las realidades eternas? Tu indecisión es lo que hace que tu caso sea tan alarmante. Estás en el camino de la perdición – es el camino que han seguido todos los malvados, que fueron al Infierno antes que tú. Ellos siguieron adelante, vacilando entre dos opiniones y dándose un falso consuelo, hasta que resbalaron y cayeron en el fuego del Infierno. ¿Y no estás tú siguiendo los pasos de ellos?

Tú debes escoger. Dios requiere todo tu corazón. Si Él no tiene tu corazón, no te tendrá a ti en absoluto. Tú eres requerido confesar y abandonar tus pecados – que salgas del mundo – de los falsos profesantes de la iglesia – que tomes la cruz y sigas a Cristo como lo hizo Simón de Cirene. Si tú quedas estancado en esto, nunca encontrarás la salvación. Si tú quedas estancado en esto, Cristo no tendrá nada que ver contigo. Él será avergonzará de ti en el juicio.

Quizás tú pienses que tú puedes obtener las bendiciones de Dios dándole parte de tus servicios – es decir, comprometiéndote con Dios. Pero eso nunca sucederá. “Nadie puede servir a dos señores.”

Por ser compromiso, tú puedes obtener una falsa esperanza, pero tú no conseguirás salvación. Dios despreciará todo lo que tú hagas. Él dirá que “todas tus justicias son sólo trapos de inmundicia.” Si tú no estás dispuesto a entregarte por completo a Cristo, más vale que te quedes donde estás. El camino al Cielo es demasiado estrecho. Incluso los justos “son salvas con dificultad.”

¿Temes tú el reproche de tus amigos perdidos? ¿Eres tú tan débil y tan tímido? ¡Piensa! ¿Qué es la burla de los amigos perdidos comparada con el aliento ardiente del Todopoderoso? Yo te exhorto a que tú no te esperes más. La vida y la muerte están ahora ante ti.

“¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?”

Si los gozos del Cielo no parecen importantes – si el Salvador sangrante no parece importante – si las advertencias del Infierno no te aterrorizan – sigue adelante – deshazte de tus temores – pisotea al Hijo de Dios – resiste las convicciones del Espíritu de Dios – desafía los truenos del Todopoderoso. Pero recuerda que tu juventud pronto se desvanecerá. Cuando tu vida termine, caerás en la tumba y tu alma caerá en las manos de un Dios airado.