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CRISTO Y SU HERMANO – UN SERMÓN DE RESURRECCIÓNUn sermón por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emerito “Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles” |
Hay muchas teorías acerca de la resurrección de Jesús. Una de ellas fue dada por el Dr. Hugh Schonfield en un libro [en Inglés] titulado The Passover Plot [El complot de la Pascua]. Recuerdo haberlo leído cuando salió a la venta por primera vez en 1965. Schonfield dijo que Jesús le dijo a José de Arimatea que quitara Su cuerpo de la tumba para que pareciera que Él era el Mesías. Dijo que los aparecimientos de la resurrección de Cristo fueron casos de identidad equivocada – y que la audacia de los Discípulos después fue debido al hecho de que fueron engañados por ellos, y no sabían lo que estaba pasando. El Dr. Norman Geisler señala los errores en esa teoría en su libro [en Inglés] When Skeptics Ask [Cuando los Escépticos Preguntan].
El problema se reduce a “¿Por qué, cuándo y dónde?” ¿Por qué iba él a tomar el cuerpo? José realmente no tenía ninguna razón...¿Cuando pudo haberlo tomado?...Había un guardia Romano puesto delante del sepulcro (Mateo 27:62-66). A la mañana siguiente las mujeres llegaron en la madrugada (Lucas 24:1). Simplemente no hubo oportunidad. Y si se lo hubiera llevado, ¿dónde lo puso? El cuerpo nunca fue encontrado a pesar de que casi dos meses pasaron antes de que los discípulos comenzaran a predicar. Este fue suficiente tiempo para exponer un fraude si lo hubiera habido...No hay motivo, oportunidad, o un método para apoyar esta teoría, y no da ninguna explicación de los aparecimientos de Cristo en Su cuerpo resucitado (traducción de Norman L. Geisler, Ph.D. and Ronald M. Brooks, Th.M., When Skeptics Ask, Baker Books, edición de 2001, págs. 123-124).
El Dr. Geisler también dijo:
La prueba más sobresaliente de que Jesús resucitó de entre los muertos es que Él fue visto por más de 500 personas en doce ocasiones diferentes. Las declaraciones como credo grabadas en I Corintios 15:3-5 son desde muy temprano en la vida de la iglesia, siendo formuladas unos pocos años después de la muerte de Jesús. Por lo tanto, tiene una gran fiabilidad histórica (ibíd., p. 125; vease Gary R. Habermas, Ph.D., Ancient Evidence for the Life of Jesus, Thomas Nelson Publishers, 1984, págs. 125-126).
Una de las evidencias más notables de la resurrección de Cristo de entre los muertos es el hecho de que:
“…apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7).
El comentario del Dr. Gaebelein dice: “El Jacobo mencionado en el versículo 7 no es ciertamente uno de los dos apóstoles con ese nombre...ya que todo el grupo de los apóstoles se menciona a continuación e incluiría a estos dos. En cambio, debe ser el medio-hermano del Señor (Mateo 13:33), que se había, con sus hermanos, unido al grupo apostólico (Hechos 1:14) y se había vuelto prominente en la iglesia de Jerusalén (Hechos 15:13)... Toda esta evidencia (versículos 5-8) fue recibida por Pablo de testigos oculares” (traducción de Frank E. Gaebelein, D.D., General Editor, The Expositor’s Bible Commentary, Zondervan Publishing House, edición de 1981, tomo 10, p. 282; nota sobre I Corintios 15:7).
Así llegamos a la conclusión, prácticamente con todos los comentarios, que el Jacobo que vio a Jesús después de Su resurrección era su medio-hermano.
“…apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7).
¿Qué mejor evidencia podríamos tener de que Cristo resucitó de entre los muertos? Una persona que no conocía a Jesús posiblemente podría haber sido engañada. ¡Pero el propio hermano de Jesús no podía ser engañado! ¡Un hombre conoce a su propio hermano! ¡Después de todo, ellos se criaron juntos y se conocían íntimamente desde la infancia! Más que eso, Jacobo no era creyente, un escéptico que no creía que Jesús era el Mesías. Esto hace que sea aún más intrigante cuando leemos:
“…apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7).
Atravesemos por el relato del testimonio de Jacobo.
I. Primero, Jacobo era un incrédulo.
Las Escrituras hacen claro que Jacobo empezó como un incrédulo. Él no aceptó a su hermano Jesús ni siquiera como un profeta – ¡mucho menos como el Mesías e Hijo de Dios! El Evangelio de Marcos dice que el pueblo de Nazaret, la ciudad de Jesús, lo rechazaba. Dijeron:
“¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”
(Marcos 6:3-6; p. 1011).
Sus propios parientes, incluyendo a Su hermano Jacobo, no creían en Él:
“Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos”
(Marcos 6:6).
Es claro que Jacobo el medio-hermano de Cristo no creía en Él. Se nos dice específicamente en el Evangelio de Juan:
“…ni aun sus hermanos creían en él” (Juan 7:5; p. 1080).
El Dr. John R. Rice dijo de ese verso:
Los hermanos de Jesús – Jacobo, José, Simón y Judas...no fueron salvos antes de la crucifixión (traducción de John R. Rice, D.D., The Son of God, Sword of the Lord Publishers, 1976, pág. 158; nota sobre Juan 7:5).
Luego, una vez más, el capítulo doce de Mateo muestra que Su madre y cuatro hermanos aún no creían en Él.
“Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12:46-50; p. 973).
En esos versos la madre de Jesús y Sus hermanos trataron de interrumpirlo mientras estaba predicando. El Dr. Rice dijo: “Estos hermanos evidentemente no eran convertidos en este momento y no creían en Jesús” (traducción de John R. Rice., DD, The King of the Jews, Sword of the Lord Publishers, 1980, pág. 189). Jacobo habría estado entre ellos – en un estado inconverso. El Dr. Rice dijo que había “una burla en el rechazo de Su proclamación de ser el Mesías” (The Son of God, ibíd.). Así, creemos que Jacobo se burló de y rechazó a Jesús su hermano.
II. Segundo, Jacobo fue convertido.
Cuando Jacobo trató de interrumpir la predicación de Jesús él “estaba afuera” (Mateo 12:46). ¡Pero después que Cristo resucitó de entre los muertos él estaba adentro! “Y entrados [estaban con] María, la madre de Jesús, y con sus hermanos” (Hechos 1:13-14). ¡Jacobo estaba adentro, en la reunión de oración en el aposento alto después de que Jesús resucitó de los muertos! Jacobo estaba allí, uno de “sus hermanos”. ¡Finalmente fue convertido! El Diccionario Ilustrado de la Biblia dice:
Sin embargo, después de la crucifixión de Jesús, Jacobo se hizo creyente. Pablo indica que Jacobo fue testigo de la crucifixión de Jesús (traducción de The Illustrated Dictionary of the Bible, Herbert Lockyer, D.D., editor, Thomas Nelson Publishers, 1986, página 533).
La Enciclopedia Bíblica Estandar Internacional [The International Standard Bible Encyclopedia], dice:
…las semillas de la conversión se estaban sembrando en su interior, ya que, después de la crucifixión, se quedó en Jerusalén con su madre y hermanos, y formó uno de los primeros grupos de creyentes “unánimes en oración y ruego” (Hechos 1:14)...Jacobo fue uno de los primeros testigos de la resurrección, porque, después de que el Señor resucitado se había manifestado a los quinientos, “apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7 AV). Por esto su creencia y expectativa en oración recibió la confirmación (traducción de The International Standard Bible Encyclopedia, Eerdmans, 1976, tomo III, p. 1561).
No sabemos cuando Jacobo vio a Jesús después de Su resurrección. Pero fue después de que Cristo fue visto por “quinientos hermanos a la vez” (I Corintios 15:6).
“Después apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7).
No sabemos cuando pasó eso, pero fue después que 500 personas vieron al Cristo resucitado. Sabemos que Jacobo estaba en el aposento alto (Hechos 1:14) – y fue contado con los 120 discípulos (Hechos 1:15). ¡Jacobo había sido convertido! ¡Vio a su hermano después que Él resucitó de entre los muertos! Si no puedes confiar en el propio hermano de un hombre, ¿en quién puedes confiar?
“Después apareció a Jacobo” (I Corintios 15:7).
III. Tercero, Jacobo se hizo un líder Cristiano y un mártir.
Tan grande fue el impacto de ver a su hermano, resucitado de entre los muertos, que Jacobo se volvió un apóstol, un líder Cristiano, el autor de uno de los libros en el Nuevo Testamento, y un mártir. Jacobo es mencionado como un líder de la iglesia en Jerusalén, en Hechos 15:13 y Hechos 21:18:
“Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos” (Hechos 21:18; p. 1135).
¡Jacobo [que también se traduce Santiago], que había sido un incrédulo, ahora se había convertido en el líder de la iglesia de Jerusalén! ¡Ahora era el pastor de la primera iglesia Cristiana en el mundo!
Pero Jacobo era un hombre muy humilde. En la epístola que escribió en el Nuevo Testamento, no se llamó a sí mismo un Apóstol, aunque era uno. Ni siquiera se llamó a sí mismo pastor, o anciano. Voltee al libro de Santiago [que también se traduce Jacobo], capítulo uno, versículo uno. He aquí lo que escribió Santiago. Leamos ese verso.
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud” (Santiago 1:1; p. 1262).
Ahí está esa gran descripción Cristiana de sí mismo: “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo”. Observa que él llamó a Jesús “el Señor Jesucristo”. Nadie sabría eso mejor que Santiago. ¡Después de todo Jesús era su propio hermano! Y Santiago simplemente se llamó a sí mismo “siervo” de Jesús. ¿Cómo se produjo esta gran transformación en su vida?
“Después apareció a Jacobo…” (I Corintios 15:7).
Santiago vio a su hermano después de que Él resucitó de entre los muertos. Hasta el final de su vida Santiago proclamó que había visto al Cristo resucitado, a quien llamó “El Señor Jesucristo” (Santiago 1:1).
¿Podemos creerle a Santiago? ¿Es él un testigo de la resurrección de Cristo digno de confianza? Sí es – porque Santiago renunció a su propia vida proclamando que Jesús había resucitado de entre los muertos. ¡Él era testigo ocular de la resurrección de su hermano!
Eusebio era un historiador que vivió en el cuarto siglo. Eusebio llamó a Santiago, “Santiago el Justo”. En su historia de la iglesia temprana, Eusebio nos dice cómo Santiago murió. Eusebio está citando de Clemente, que vivió aún antes, en el primer siglo. Eusebio cita a Clemente sobre Santiago:
Porque dicen que Pedro, Santiago y Juan después de la ascensión de nuestro Salvador, como también preferido por nuestro Señor, no peleó por honor, sino que optó por ser el obispo Santiago el Justo de Jerusalén... El Señor después de su resurrección impartió conocimientos a Santiago el Justo y a Juan y Pedro, y ellos se lo impartieron al resto de los apóstoles, y el resto de los apóstoles a los setenta, de los cuales Bernabé era uno...[Santiago] fue arrojado desde el pináculo del templo y fue muerto a golpes con un garrote (traducción de Eusebius, c. 260-340 A.D., “The Church History of Eusebius” en The Nicene and Post-Nicene Fathers, Eerdmans, reimpreso 1982, tomo I, p. 104).
He aquí una descripción de la muerte de Santiago de La Nueva Enciclopedia de Mártires Cristianos [The New Encyclopedia of Christian Martyrs]:
Llevaron a Santiago hasta el frente de una gran multitud y le exigían negar a Cristo. Para su sorpresa, Santiago se mantuvo en calma y mostró tranquilidad ante esta inesperada multitud hostil. Santiago declaró abiertamente que nuestro Salvador y Señor, Jesús, era realmente el Hijo de Dios...
Clemente nos dice que se apoderaron de Santiago, lo arrojaron fuera de un parapeto [del templo] y luego le apalearon hasta la muerte...
Los Escribas y Fariseos obligaron a Santiago a pararse sobre el parapeto de Santuario y le gritaban: “Justo, cuyo testimonio tenemos que aceptar, estás llevando a la gente por mal camino y alentándolos a seguir a Jesús, el que fue crucificado...” Santiago respondió: “¿Por qué me preguntan acerca del Hijo del Hombre? Se sienta en el cielo a la diestra del Gran Poder, y volverá en las nubes celestiales”.
“Muchos en la multitud [abajo] fueron persuadidos por las palabras de Santiago, y gritaron: “¡Hosanna al Hijo de David”.
Los Escribas y los Fariseos se dieron cuenta que habían cometido un...error al permitir que Santiago testificara acerca de Jesús...Así que [lo] arrojaron por encima del parapeto, y luego lo apedrearon, ya que la caída no lo mató. Santiago... oró: “Señor Dios y Padre, te ruego, perdónalos, no saben lo que están haciendo”. Así que el Justo fue martirizado. Fue sepultado donde cayó y su lápida permanece allí (traducción de The New Encyclopedia of Christian Martyrs, Baker, 2001, pág. 23).
Él dio su vida por Jesús porque:
“Después apareció a Jacobo…” (I Corintios 15:7).
Hasta el final de su vida él fue:
“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo”
(Santiago 1:1).
¿Crees que este hombre realmente vio a Cristo después que resucitó de los muertos? ¿Puedes confiar en el testimonio de este hombre quien dio su vida por Jesús? ¿Puedes creer que vio a su hermano, Jesús, después que Él resucitó de entre los muertos? Y si puedes confiar en el testimonio de Santiago, confiarás en Jesús Mismo? ¿Confiarás en Jesús como lo hizo Santiago? “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:31). ¡Cómo oramos para que tú, también, te encuentres con el Cristo resucitado – y seas salvo!