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ORACIÓN EN TIEMPO DE CONFLICTO Y ANGUSTIA

Un sermón escrito or Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emerito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 17 de Marzo, 2024

“¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación” (Lucas 22:46; p. 1066 Scofield).


Los versículos Lucas 22:39-46 son muy importantes. Dan el relato de Lucas de nuestro Señor Jesús orando en el Huerto de Getsemaní. Debemos leer este pasaje con reverencia. Debemos tratarlo como Moisés lo hizo – cuando Dios le dijo: “Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (Éxodo 3:5).

Después de comer la cena de la Pascua, y habían tomado la Cena del Señor –Jesús los llevó fuera del aposento en la oscuridad de la medianoche. Los llevó como de costumbre al lugar donde Él oraba a menudo, al Huerto de Getsemaní. Cuando llegaron al lugar, Jesús les dijo: “Orad para que no entréis en tentación”. Él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra – y comenzó a orar:

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42; p. 1066).

Estoy adaptando en este sermón el mensaje del Obispo J. C. Ryle (1816-1900). John Charles Ryle nació en una familia rica. Lo enviaron a Oxford para obtener su título. Era un niño rico feliz. También fue un atleta, ganando honores en el remo y el cricket. Él planeó entrar en la política, que en ese tiempo era posible gracias a la riqueza de la familia. Entonces, el negocio de su padre quebró y tuvo que entrar en el ministerio de la Iglesia de Inglaterra. Mucho tiempo después, escribió: “Yo no tengo la menor duda, que fue lo mejor. Si no hubiera estado arruinado [económicamente], yo nunca habría sido un clérigo, ni hubiera predicado un sermón, o escrito un tratado o un libro”. En 1880 se convirtió en el obispo de Liverpool. Él construyó iglesias y salas de evangelismo para ganar a los perdidos de esa ciudad. Fue uno de los más grandes evangelistas del siglo 19. El hombre que lo reemplazo en Liverpool dijo: “Él era un hombre de granito con el corazón de un niño”. Fui tan bendecido al leer sus comentarios sobre la oración de Jesús en Getsemaní que decidí compartir sus pensamientos con ustedes en este sermón. Jesús oró:

“Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

I. Primero, vemos el ejemplo de Jesús de lo qué debemos hacer en tiempo de conflicto.

Jesús nos da el ejemplo de qué hacer. Cuando Él entró en el Huerto de Getsemaní la noche antes de ser crucificado, “puesto de rodillas, oró” (Lucas 22:41).

Jesús estaba en conflicto. El peso de los pecados de toda la humanidad estaban empezando a triturarlo. Se encontraba en una profunda agonía. Y Él oró. Toda la Biblia nos da oraciones como el remedio para nosotros en tiempos de conflicto. El Salmo 50:15 dice, “Invócame en el día de la angustia; Te libraré”. Dijo el Apóstol Santiago: “¿Está alguno…afligido? Haga oración” (Santiago 5:13). La oración es el remedio que Job usó cuando su propiedad y sus hijos fueron tomados de él. La oración es el remedio que Ezequías utilizó cuando llegó la carta amenazadora de Senaquerib. Y la oración es el remedio que el Mismo Hijo de Dios no se avergonzó de utilizar en el Huerto de Getsemaní. En la hora de Su agonía, oró.

Tengamos cuidado de usar el remedio de Jesús si queremos consuelo en tiempos de conflicto.

Oh cuantas veces tuve en ti,
     Auxilio en ruda tentación,
Y cuantos bienes recibí,
     Mediante ti, dulce oración.
(Traducción libre de “Sweet Hour of Prayer”
     por William W. Walford, 1772-1850).

La primera persona a la que deberíamos recurrir es Dios. El primer mensaje que deberíamos enviar debe ser a Él. Ninguna depresión de nuestro corazón debe detenernos. Ningún peso aplastante de tristeza debe detener nuestras oraciones. El Diablo te dará falsas razones para no orar. Tengamos cuidado de la tentación de ponernos de mal humor por nuestros problemas. Si no puedes decir nada más, puedes decir: “Padre, ayúdame” (Lucas 22:42)

II. Segundo, vemos que clases de oraciones debemos orar a Dios en tiempos de conflicto.

Una vez más el Señor Jesucristo nos da un ejemplo. Se nos dice que Él dijo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa [de dolor]; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

Las palabras de Jesús muestran exactamente cómo debemos orar cuando tenemos un conflicto. Al igual que Jesús, debemos decirle nuestros deseos a nuestro Padre celestial. Pero como Jesús, debemos orar sometiendo nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Nunca debemos olvidar que Dios puede tener razones sabias y buenas por las que permite que pasemos a través de estos tiempos de conflicto. Debemos decir con cuidado, cuando oramos para que Dios nos libre de nuestros conflictos, “Si es tu voluntad”. Debemos acabar nuestras oraciones “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

Someter nuestra voluntad es una de las gracias más hermosas del carácter de un Cristiano. Es una actitud que un hijo de Dios debe buscar, si desea ser como Jesús. Pero la sumisión de nuestra voluntad es aún más necesaria en un día de dolor. Los que pueden decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” han alcanzado una alta posición en la escuela de Dios.

III. Tercero, debemos ver en estos versículos el horror del pecado.

Debemos aprender esto en la agonía y sudor de sangre de Jesús – y toda la angustia de cuerpo y mente que Él sufrió. La causa del sudor sangriento y la agonía de Jesús fue el pecado del hombre. Jesús estaba cargando nuestros pecados en Getsemaní. Isaías dijo:

“Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”
     (Isaías 53:6; p. 732).

Debemos creer la vieja doctrina de que Jesús estaba llevando nuestros pecados.

¿Veríamos la perversidad del pecado? ¿Aprenderíamos a odiar el pecado con un odio piadoso? ¿Sabríamos algo acerca de la intensa miseria de almas en el Infierno? ¿Entenderíamos algo del inefable amor de Jesús? ¿Entenderíamos la capacidad de Jesús de compadecerse de los que están en conflicto? Entonces deja que la agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní esté en nuestras mentes a menudo. La profundidad de la agonía de Jesús nos puede dar una idea de nuestra deuda con Él. Entonces vamos a ver que le debemos todo lo que tenemos – nuestra vida, nuestra voluntad, nuestros corazones, nuestros amores, nuestras esperanzas, nuestros sueños y nuestro futuro.

Con llanto nunca pagaré
     La deuda de Tu amor;
Lo único que puedo hacer –
     Es darme a Ti, Señor.
     (Traducción libre de “Alas! And Did My Saviour Bleed?”
     por Dr. Isaac Watts, 1674-1748).

IV. Cuarto, vemos un ejemplo de la debilidad de los mejores santos.

Se nos dice que mientras nuestro Señor estaba en agonía, Sus Discípulos se durmieron. A pesar de que Jesús les había dicho que oraran, con una advertencia contra la tentación, se durmieron. ¡Mientras Jesús sudaba gotas de sangre, Sus Discípulos se durmieron!

“Los halló durmiendo a causa de la tristeza” (Lucas 22:45).

Estas palabras se dan para enseñarnos a ser humildes. El Cristiano que cree que puede estar de pie debe tener cuidado de no caer. El sueño de los Discípulos se da para hacernos ver hacia adelante a la muerte – para hacernos desear ese maravilloso cuerpo resucitado que tendremos cuando Jesús regrese. Sólo entonces seremos capaces de adorar a Dios y orar a Él sin desfallecer – y servirle día y noche en los lugares Celestiales.

Ahora Jesús le dice a Sus Discípulos que duermen: “¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación” (Lucas 22:46). Bengel dice que ponerse de pie cuando oramos es la mejor manera de superar el sueño. Debemos recordar que nuestras vidas Cristianas solo comienzan en la conversión. Tenemos un largo camino por recorrer, y el Diablo está siempre activo para adormecernos. Debemos orar que Jesús nos mantenga fuertes. Sin Su gracia, vamos a tropezar. Incluso el mejor de nosotros no estará a la altura si Jesús no está a nuestro lado y en nuestros pensamientos.

Hermanos y hermanas, no podemos tener éxito en ganar almas perdidas a Jesús sin una gran cantidad de oración. Empieza el día con una oración. Ora antes de comer. Ora antes de ir a dormir. Ora el “Padre Nuestro” en la cama mientras te duermes. Ora por los líderes de nuestra iglesia cada vez que ores. Ora por las personas cuyos nombres agarraste en el evangelismo. Ora por los nuevos que vinieron a la iglesia. Ora por los enfermos. Ora por aquellos que ya son convertidos que sean fuertes. Ora por mí, que sea capaz de terminar mi carrera y deje la iglesia fuerte. Ora por aquellos que todavía están perdidos en nuestra congregación.

Y si eres uno de los que todavía no son salvos, ya hemos orado a menudo para que confíes en Jesús. Como siempre, debo recordarte que Jesús sufrió para salvarte del pecado y el juicio. Él tomó tus pecados sobre Sí Mismo en el Huerto de Getsemaní. Él llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la Cruz, para pagar la pena completa por ellos. Él derramó Su preciosa Sangre en la Cruz para limpiarte de todo pecado. Él se levantó físicamente de entre los muertos para darte vida. Él está orando por ti en el Cielo ahora. Oramos que confíes en Él, creas en Él, entregues tu vida a Él – y Él te salvará ahora, y te mantendrá salvo por toda la eternidad. Amén.