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CRISTO – DEVALUADO UNIVERSALMENTE

(SERMÓN NÚMERO 4 DE ISAÍAS 53)

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emerito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 20 de Agosto, 2023

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3; p. 732 Scofield).


El Dr. Edward J. Young dijo:

La incredulidad que retrata Isaías es la misma incredulidad que hallamos a nuestro alrededor hoy en día. Los hombres dicen cosas halagadoras y placenteras sobre [Cristo]. Halagan Sus éticas, Su enseñanza, dicen que era un buen hombre y un gran profeta, el único que tiene las respuestas a los problemas sociales que el mundo enfrenta hoy. Pero sin embargo, no reconocen que son pecadores que merecen el castigo eterno, y que la muerte de Cristo fue un sacrificio vicario, diseñado para satisfacer la justicia de Dios y reconciliar a un Dios ofendido, con el pecador. El hombre no quiere recibir lo que Dios dice tocante a Su Hijo. Hoy también, el Siervo [Cristo] es despreciado y desechado entre los hombres, y el hombre no lo estima (traducción literal de Edward J. Young, Ph.D., The Book of Isaiah, William B. Eerdmans Publishing Company, 1972, tomo 3, p. 344).

Lutero dijo que el capítulo cincuenta y tres de Isaías era el mero corazón de la Biblia. Yo creo que tenía razón. Si aceptas eso, nuestro texto toma una importancia tremenda. Yo creo que este verso es una de las declaraciones más claras sobre la depravación total de la humanidad que se da en la Biblia. Con “depravación” queremos decir “corrupción.” Con “total” queremos decir “completa.” El hombre se volvió completamente corrupto por el pecado de nuestros primeros padres. Como lo pone el Catecismo de Heidelberg, la depravación de la naturaleza humana viene “De la caída y desobediencia de nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el Paraíso. Esta caída ha envenenado nuestra naturaleza de tal modo que nacemos pecadores – corruptos desde la concepción” (The Heidelberg Catechism, séptima pregunta). La total depravación humana se muestra en la hostilidad del hombre contra Dios:

“Por cuanto los designios de la carne son enemistad [hostiles] contra Dios” (Romanos 8:7; p. 1157).

Esa hostilidad se extiende a Cristo, que es Dios el Hijo. La depravación total explica por qué los soldados Romanos que lo arrestaron

“escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza”
     (Mateo 27:30; p. 1001).

La depravación total explica por qué Pilato, el gobernador Romano

“habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado”
     (Mateo 27:26; p. 1001 ).

La depravación total explica por qué la gente le gritaba a Él y lo insultaba mientras Él colgaba en la Cruz.

La depravación total explica por qué aun hoy en día Él es:

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3).

I. Primero, la depravación total causa que la humanidad

desprecie y rechace a Cristo.

“Despreciado y desechado entre los hombres...” (Isaías 53:3).

Esto describe el rechazo general de Cristo que vemos en todo nuestro alrededor hoy en día. Lo vemos en las portadas de las revistas Americanas como Time y Newsweek en época de Navidad y de la Semana Santa. Sin falla estos periódicos ponen una portada sobre Cristo en Diciembre y en Abril. Pero te aseguro que esas historias nunca lo halagan. Siempre escogen una pintura medieval de Jesús para la portada, alguna pintura que haga a Cristo verse raro y viejo para la mente moderna. Por supuesto esto lo hacen a propósito. Sin falla ponen una historia escrita por hombres del liberalismo teológico extremo, hombres que rechazan a Cristo como el Hijo unigénito de Dios, y como el único medio de salvación. Estoy seguro de que este tipo de cosa se imprime también en los periódicos Ingleses, y en revistas a través del mundo. Cristo a menudo es atacado abiertamente en televisión igual que en las películas.

En tu escuela o universidad secular, tú que estudias sabes bien que tus maestros no tienen nada bueno que decir de Jesús o de la Cristiandad. Cristo y Sus enseñanzas son atacados constantemente y puestos de menos por tus maestros.

“Despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53:3).

Tus compañeros de escuela y de trabajo usan el nombre de Cristo como una mala palabra, y hablan mal de Él casi todos los días.

Si tú vienes de un hogar que no es Cristiano, ¡allí tampoco puedes hallar un refugio! Sabes bien que tus padres que no son Cristianos desprecian y desechan al Salvador. Muchos saben cuan difícil es soportar la burla y el ridículo que hacen de Cristo – y de ti por creer en Él y por convertirte en un Cristiano serio en una iglesia Bautista. Todo esto emana del corazón hostil, depravado de la humanidad.

“Despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53:3).

II. Segundo, la depravación total causa el dolor y el quebranto de Cristo.

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto...” (Isaías 53:3).

¿Qué es lo que causa el dolor y el quebranto de Cristo? ¡Qué cosa sino la hostilidad y el rechazo que el mundo perdido tiene hacia Él!

Cuando Él vivía en la tierra los escribas, los Fariseos y los principales sacerdotes eran hostiles contra Él, Lo rechazaron tan fuertemente que en una ocasión Él clamó a gran voz, en gran agonía de alma:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Lucas 13:34; p. 1053).

Cristo estaba tan quebrantado con dolor y pena, tan cargado con el pecado del hombre, que en el Huerto de Getsemaní, la noche antes de que lo crucificaran:

“Era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44; p. 1066).

Cargó allí mi Dios mi culpa;
     por la gracia esto creed;
Los horrores que Él sintió,
     muchos son para entender.
¡Nadie puede penetrarte,
     oh triste Getsemaní!
¡Nadie puede penetrarte,
     oh triste Getsemaní!
(traducción de “Gethsemane” por Joseph Hart, 1712-1768;
     alterada por Dr. Hymers; al son de “Come, Ye Sinners”).

¿Qué causó que Cristo experimentara esta agonía en Su cuerpo y alma, sino tu pecado? ¿Qué causó Su dolor y quebranto, sino la hostilidad y la enemistad de tu naturaleza depravada, que llevó el juicio de Dios sobre Él, haciendo necesario que Él cargara tus pecados de Getsemaní a la Cruz?

De dolores el varón,
¡Oh, qué nombre al que murió,
Para darnos salvación!
¡Aleluya! ¡Jesús salva!

Vituperios aguantó,
Condenado en vez de mi;
Con Su sangre me compró,
¡Aleluya! ¡Jesús salva!
     (Traducción de “Hallelujah! What a Saviour!”
     por Philip P. Bliss, 1838-1876).

Y ¿qué hay en tu naturaleza interior hoy que le causa a Jesús dolor y quebranto, mientras Él te mira desde el Cielo? Él está en dolor y quebranto por el hecho de que tú, tú mismo lo desprecias y desechas. Puedes decir que lo amas. Pero el hecho de que te niegas a confiar en Él muestra que en verdad lo desprecias y lo rechazas. ¡Se honesto contigo mismo! Si tú no lo desprecias y rechazas, ¿qué otra razón podría ser la que te detiene de confiar en Él? Tu rehúso de confiar a Él le causa a Él gran dolor y quebranto esta tarde.

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isaías 53:3).

III. Tercero, la depravación total causa que la humanidad
esconda de Cristo el rostro.

Mira la tercera parte del texto:

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro...” (Isaías 53:3).

El Dr. Gill dijo: “y como que escondimos de él el rostro; como repugnante y abominable, como teniéndole aversión a Él, aborreciéndolo, sin querer verlo, que no vale la pena notar” (traducción libre de John Gill, D.D., An Exposition of the Old Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpreso en 1989, tomo I, pp. 311-312).

En su estado natural de depravación, los hombres esconden el rostro de Cristo. Pueden, como dijo el Dr. Young, “decir cosas buenas y halagadoras sobre Él...[Pero] sin embrago, no reconocen que son pecadores, que merecen el castigo eterno, y que la muerte de Cristo fue un sacrificio vicario, diseñado para satisfacer la justicia de Dios y reconciliar a un Dios ofendido con el pecador. Ellos no recibirán lo que Dios dice tocante a Su Hijo” (Young, ibid.).

Las religiones que no son Cristianas rechazan a Jesús por completo, o lo degradan a posición de solo “profeta” o “maestro.” De ese modo, rechazan al Cristo verdadero, revelado en la Biblia. Los cultos también rechazan al Cristo verdadero. Ellos rechazan la Cristiandad ortodoxa y sustituyen, en lugar del Cristo verdadero “otro Jesús que el que os hemos predicado” (II Corintios 11:4). Jesús profetizó esto cuando dijo, “se levantarán falsos Cristos” (Mateo 24:24). El único Cristo verdadero es el que se ha revelado en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Todas las demás ideas de Cristo son “falsos Cristos,” o como dijo el Apóstol Pablo, “otro Jesús que el que os hemos predicado.” Los Mormones tienen a un Cristo falso. Los Testigos de Jehová tienen a un Cristo falso. Los Musulmanes tienen a un Cristo falso. Muchos evangélicos también tienen un falso “Cristo-Espíritu” hoy, un Cristo gnóstico, como explica el Dr. Michael Horton en su libro [La Cristiandad Sin Cristo] Christless Christianity (Baker Books, 2008). Al creer en un Cristo falso ellos esconden su rostro del Cristo verdadero revelado en las Santas Escrituras.

Tristemente esto es cierto a menudo entre los Cristianos evangélicos. El Dr. A. W. Tozer, autor evangélico muy respetado, hizo ese punto muy claro cuando dijo:

Hay muchísimos Cristos [falsos] entre nosotros [los evangélicos] estos días. El viejo Puritano, John Owen, le advertía a la gente de su tiempo: “Tú tienes un Cristo imaginario y si estás satisfecho con un Cristo imaginario debes estar satisfecho con una salvación imaginaria”...Pero hay solamente un Cristo verdadero, y Dios ha dicho que Él es Su Hijo...Aun a aquellos que reconocen la deidad de Cristo les falta reconocer Su humanidad. Estamos prestos a decir que cuando Él anduvo en la tierra Él era Dios con el hombre, mas no vemos una verdad igualmente importante, que donde Él está ahora sentado en Su trono de mediador [en el Cielo] Él es Hombre con Dios. La enseñanza del Nuevo Testamento es esa ahora, en este mismo momento, hay un hombre en el cielo compareciendo ante la presencia de Dios por nosotros. Él seguramente es hombre como lo eran Adán o Moisés o Pablo. Él es hombre glorificado, pero su glorificación no le deshumanizó. Hoy Él es un hombre verdadero, de la raza de la humanidad.
La salvación no viene por “aceptar la obra consumada” ni por “hacer una decisión por Cristo” [la salvación] viene por creer en el Señor Jesucristo, el Señor completo, vivo, victorioso que, como hombre con Dios, peleó nuestra batalla y la ganó, aceptó nuestra deuda [de pecado] y la pagó, tomó nuestros pecados y murió bajo ellos y resucitó para dejarnos libres. Este es el Cristo verdadero, y nada más (traducción libre de A. W. Tozer, D.D., “Jesus Christ is Lord,” Gems From Tozer, Christian Publications, 1969, con el permiso de Send the Light Trust – 1979, pp. 24, 25).

La depravación natural del corazón humano causa que la gente no salva esconda su rostro del Cristo verdadero.

“Y como que escondimos de él el rostro” (Isaías 53:3).

IV. Cuarto, la depravación total causa que la humanidad devalúe a Cristo.

Mira el final de nuestro texto, en el verso tres. En voz alta la última parte, comenzando con las palabras: “Fue menospreciado...”

“Fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3).

Hablando sobre las palabras “no lo estimamos,” Spurgeon, “el príncipe de los predicadores,” dijo:

Esta debe ser la confesión universal de la raza humana. Desde el más grande monarca hasta el más pobre campesino, desde el intelecto más alto hasta la mente más degradada, desde el hombre admirado por todos hasta el más insignificante, debe venir esta confesión: “No lo estimamos”...Hasta el más santo de los santos...aun ellos una vez “no lo estimaron”...en algún tiempo “no lo estimaron [antes de ser convertidos]” (traducción literal de C. H. Spurgeon, “Why Christ is Not Esteemed,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1978, tomo LIII, p. 157).

En ese mismo sermón titulado “Por Qué Cristo No Es Estimado,” Spurgeon dio cuatro razones por las que este mundo no aprecia a Cristo, por qué la gente inconversa no ve el valor de Cristo, no piensa muy bien de Él, no lo estima ni adora. Spurgeon dijo que la gente que no es salva no lo estima a Él por estas cuatro razones:

(1) El hombre no valora a Cristo porque se considera ser gran cosa. “La estima propia,” dijo él: “mantiene a Jesús afuera…y mientras más crece nuestra estima propia, más cerramos la puerta contra Cristo. El amor propio detiene el amor al Salvador.”

(2) El hombre no valora a Cristo porque considera que el mundo es gran cosa. Spurgeon dijo: “No lo estimamos porque amamos la tierra y todas sus tonterías.”

(3) El hombre no valora a Cristo porque no Lo conoce. Spurgeon dijo: “Hay una gran diferencia entre saber sobre Cristo y conocer a Cristo mismo… Aquellos que piensan erróneamente sobre Cristo nunca lo han conocido...‘no lo estimamos’...porque no lo conocimos.”

(4) El hombre no valora a Cristo porque el hombre está muerto espiritualmente. Spurgeon dijo: “No nos sorprendamos de que no estimamos a Cristo, porque estábamos muertos espiritualmente… estábamos ‘muertos en delitos y pecados,’ y como Lázaro, en su tumba, nos estábamos corrompiendo más y más con cada momento que pasaba.”

Estas son las razones que daba Spurgeon por el rechazo de la humanidad hacia el Salvador, por el hecho de que no ven valor en Él. Me pregunto, ¿ese texto se te aplica a ti?

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3).

¿Te han hecho pensar las palabras de este sermón sobre tu depravación, sobre la resistencia terca de tu corazón hacia Jesús? ¿Has sentido un poco la corrupción de tu corazón que rechaza a Cristo y no lo valora? Si sientes algo de esa terrible corrupción en ti mismo, te puedo asegurar que es solo por la gracia de Dios que lo haces. Como lo pone John Newton:

¡Sublime gracia que salvó
     Tan vil ser como yo!
Fui ciego mas hoy miro yo,
     Perdido y Él me halló.

Su gracia me enseñó a temer,
     Mis dudas ahuyentó;
¡Oh cuan preciosa gracia hallé,
     Cuando mi alma creyó!
(Traducción de “Amazing Grace” por John Newton, 1725-1807).

Si sientes que tu corazón terco está contra Cristo, y sientes en cierto grado tu propia depravación miserable en rechazar a Cristo, ¿te someterás a Él? ¿Confiarás a Cristo, a quien el mundo desprecia y rechaza? Oro que Dios Mismo te atraiga a Jesucristo Su Hijo amado. Cuando confíes en Jesús serás instantáneamente salvo del pecado y del Infierno por Su sangre y justicia. Amén.