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EL SACRIFICIO DE NOÉ DESPUÉS DEL DILUVIO

(SERMÓN #49 SOBRE EL LIBRO DE GÉNESIS)

Un sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 19 de Marzo de 2023

“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar” (Génesis 8:20; p. 14 Scofield).


Se han descubierto cientos de miles de animales prehistóricos congelados en muchas partes del norte del mundo. Los cuerpos de estos animales fueron ultracongelados rápidamente. Han sido examinados y se ha encontrado que se han ahogado. El Dr. J. E. Shelley dijo,


El ejemplo más llamativo de ello lo encontramos en el caso de los mamuts. Estos elefantes se encuentran enterrados en el limo helado de la tundra, Siberia, a lo largo del continente Asiático y en el Norte de Alaska y Canadá. Se encuentran en manadas en terrenos más altos que no están empantanados en pantanos, en número de cientos de miles...Cuanto más al norte se va, más hay, hasta que el suelo de las islas del Mar Blanco dentro del Círculo Polar Ártico se compone en gran parte de sus huesos. mezclados con los del tigre dientes de sable, el alce gigante, el oso de las cavernas, el buey almizclero y con los troncos de los árboles y los árboles enraizados en el suelo. Ahora no hay árboles en esas regiones, el más cercano está a cientos...de millas de distancia. El mamut no podía comer la vegetación raquítica que ahora crece en esta región durante solo tres meses al año, cien millas cuadradas de las cuales no mantendrían vivo a uno de ellos durante un mes. La comida en sus estómagos es pino, ramas de espino, etc. Estos mamuts fueron enterrados vivos en el limo cuando el limo estaba blando. Ellos y el limo se congelaron repentinamente y nunca se descongelaron. Porque no muestran signos de descomposición. El marfil de mamut se vende en los muelles de Londres desde hace más de mil años. El Museo de Historia Natural compró la cabeza y los colmillos de un mamut en la tienda de marfil de los muelles de Londres. Esta cabeza estaba absolutamente fresca y estaba cubierta con su pelaje original (Dr. J. E. Shelley, citado por J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, [A Través de la Biblia] Thomas Nelson Publishers, 1981, volume I, p. 45).


El doctor Henry M. Morris dijo,



Los datos Bíblicos y científicos, entendidos correctamente, muestran que los grandes cementerios de fósiles de la Tierra deben haber sido enterrados en su mayor parte por el Diluvio y sus efectos posteriores. El registro en las rocas no es un testimonio de la evolución, sino más bien del poder soberano de Dios y el juicio sobre el pecado (Henry M. Morris, Ph.D., The Genesis Record, [El Registro de Génesis] Baker Book House, edición de 1986, página 213).

Un año y diecisiete días después de que Noé y su familia entraron en el Arca, las aguas se habían retirado,

“Entonces habló Dios a Noé, diciendo: Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo”
(Génesis 8:15-17; p. 14).

Noé salió del Arca a un mundo que había sido destrozado y arruinado por el Diluvio. El cielo se veía diferente porque “las aguas que estaban sobre la expansión” (Génesis 1:7) habían bajado, y ya no existía un dosel de vapor de agua alrededor de la tierra. Ahora el Sol brillaba plenamente y las estrellas podían verse claramente por la noche. Se ha pensado que el mismo color del cielo ahora cambió.

Se habían producido cambios bruscos en el clima. El dosel de vapor de agua en el cielo había mantenido un efecto invernadero en todo el mundo. Cuando este vapor de agua cayó, provocó la acumulación de nieve y hielo en las regiones polares. Así, grandes capas de hielo ahora cubrían el norte de Europa y llegaban hasta la parte norte de los Estados Unidos, produciendo en esas áreas una “edad de hielo” de varios cientos de años.

En este mundo radicalmente cambiado y desagradable, Noé y su familia salieron del Arca. Uno podría imaginarse que Noé estaría inmediatamente preocupado por encontrar comida y refugio. Pero su primer pensamiento fue adorar a Dios, que lo había salvado a él y a su familia del juicio del Diluvio.

“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar” (Génesis 8:20; p. 14).

Martín Lutero dijo,

Aquí se menciona por primera vez el holocausto, lo que demuestra que había una ley sobre los sacrificios incluso antes de Moisés. Dios estaba muy complacido con el holocausto de Noé, que hizo de acuerdo con el ejemplo de sus piadosos antepasados (Martin Luther, Th.D., Luther's Commentary on Genesis, [Comentario de Lutero sobre Génesis] Zondervan Publishing House, reimpresión de 1958, volumen I, página 156).

Calvino dijo,

Este pasaje nos enseña que los sacrificios fueron instituidos desde el principio... Por lo tanto, cuando los santos padres, en otro tiempo, profesaron su piedad hacia Dios por medio de los sacrificios, el uso de ellos no fue en modo alguno superfluo. Además, era justo que siempre tuvieran ante sus ojos símbolos, por los cuales serían advertidos, que no podían tener acceso a Dios sino a través de un mediador. Ahora, sin embargo, la manifestación de Cristo ha quitado estas antiguas sombras (John Calvin, Commentaries on the First Book of Moses, Called Genesis, [Comentarios sobre el Primer Libro de Moisés, Llamado Génesis] Baker Book House, reimpresión de 1998, p. 281).

Lutero dijo que el sacrificio de Noé se hizo “según el ejemplo de sus piadosos antepasados.” Calvino dijo “que los sacrificios fueron instituidos desde el principio.”

I. La primera mención de un sacrificio.

La primera sugerencia de un sacrificio ocurre en Génesis 3:21. Por favor, voltea a allí y lea el versículo en voz alta.

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21; p. 8).

El Dr. W. A. Criswell dijo,

Este fue el primer sacrificio en expiación por el pecado del hombre, prefigurando la muerte de Cristo en la Cruz para “cubrir” o propiciar los pecados del hombre…Este versículo presenta el evangelio en simbolismo: (1) la declaración inicial de la necesidad del “derramamiento de sangre” (Hebreos 9:22, nota) y (2) una preciosa ilustración de sustitución, es decir, la muerte del inocente por el culpable. Para obtener las pieles para vestir a Adán y Eva, los animales deben ser sacrificados y su sangre derramada. El Señor proporcionó las pieles...para cubrir la vergüenza del hombre (W. A. Criswell, Ph.D., The Criswell Study Bible, [La Biblia de Estudio de Criswell,] Thomas Nelson Publishers, 1979, nota sobre Génesis 3:21).

Así, el primer sacrificio dio una imagen de lo que Cristo haría en la Cruz,

“A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre…” (Romanos 3:25; p. 1151).

“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos” (Romanos 4:7; p. 1152).

Dios proveyó las pieles para cubrir los pecados del hombre. Este era un tipo, prefigurando, presagiando la Sangre de Cristo, que propicia la ira de Dios y cubre los pecados de los que vienen a Cristo.

¿Eres tú lavado hoy,
¿En la sangre que el Cordero derramó?
¿Son tus ropas blancas? Cual la nieve son?
¿Te ha lavado la Sangre de Jesús?
(“Are You Washed in the Blood?” [“¿Te Ha Lavado la Sangre?”] por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

II. La segunda mención de un sacrificio.

La segunda mención de un sacrificio ocurre en Génesis 4:3-5. Por favor, lea estos tres versículos en voz alta.

“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante” (Génesis 4:3-5; p. 9).

Una vez más, los comentarios del Dr. Criswell son muy valiosos.

En este primer acto registrado de adoración formal, la ofrenda de Abel fue una de “las primicias de su rebaño”...a ofrenda de Abel fue aceptable, y la ofrenda de Caín no fue aceptable (v. 5). El enfoque en este capítulo no es solo sobre los hombres mismos sino también sobre la diferencia en sus ofrendas. La ofrenda de Caín fue (1) incruenta (cf. Hebreos 9:22), (2) obra de sus propias manos (cf. Tito 3:5), y (3) producto de la tierra maldita (cf. 3:17). Abel, por otro lado, presentó “más excelente sacrificio” (Criswell, ibid., nota sobre Génesis 4:4).

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín…” (Hebreos 11:4; p. 1257).

El Dr. J. Vernon McGee dijo, “La diferencia entre Caín y Abel no fue una diferencia de carácter en absoluto, sino que la diferencia estaba en las ofrendas que trajeron” (McGee, ibid., p. 29). ¿Qué fue más excelente en el sacrificio de Abel? ¡Fue un sacrificio de sangre! La ofrenda de Caín no era un sacrificio de sangre, por lo que fue rechazada. Este fue un cuadro tremendo que prefiguró la Sangre de Cristo,

“Sin derramamiento de sangre no se hace remisión”
(Hebreos 9:22; p. 1255).

¿Eres tú lavado hoy,
¿En la sangre que el Cordero derramó?
¿Son tus ropas blancas? Cual la nieve son?
¿Te ha lavado la Sangre de Jesús?
(“Are You Washed in the Blood?” [“¿Te Ha Lavado la Sangre?”] por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

III. La tercera mención de un sacrificio.

Entonces, vemos que cuando Noé construyó un altar y ofreció esos animales, no estaba haciendo algo nuevo. Estaba haciendo lo que la gente piadosa había hecho desde el principio de los tiempos.

“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar” (Génesis 8:20).

¡Es muy interesante y útil saber que Moisés ofreció el mismo tipo de sacrificio antes de que se diera la ley levítica! Moisés le dijo al faraón,

“Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios” (Éxodos 10:25; p. 78).

Esto muestra claramente que los sacrificios se llevaron a cabo desde antes de la época de Noé hasta la época de Moisés, antes de que se instituyera el sistema legal del sacrificio, más adelante en el Libro del Éxodo, y dado en detalle en el Libro de Levítico.

Entre Noé y Moisés, Abraham también ofreció sacrificios a Dios.

“Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos” (Génesis 22:6-8; p. 31).

Por muy nebulosamente que esos hombres hayan entendido el sacrificio venidero de Cristo, representado en estas ofrendas, en verdad sabían que en el futuro “Dios se proveerá de cordero para el holocausto.” Aunque Abraham entendió lo que eso significaba en ese mismo momento, parece seguro que tenía una visión más amplia en mente cuando dijo: “Dios proveerá una ofrenda.” Dios proveyó una ofrenda ese día, y esto representó la preciosa ofrenda de Jesús, el Cordero de Dios, a quien el Señor proveería como ofrenda por los pecados de todo el mundo.

Un cumplimiento perfecto de estos tipos en Génesis y Éxodo ocurrió cuando Jesucristo tomó el pecado de toda la humanidad sobre Sí mismo en el Huerto de Getsemaní, y llevó el pecado del hombre a la Cruz al día siguiente, cuando crucificaron al Cordero de Dios sin pecado, el Señor Jesucristo, quien pagó nuestra deuda e hizo posible ser limpiados por Su Sangre santa y sin pecado. Ahora nosotros, que hemos venido a Jesús por fe, podemos decir con perfecta seguridad,

“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
(I Juan 1:7; p. 1277).

El sacrificio de Cristo en la Cruz se convirtió en el cumplimiento de esas imágenes de sacrificio en Génesis y Éxodo. Por eso Juan el Bautista, cuando vio venir a Jesús, exclamó,

“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29; p. 1072).

El sacrificio sangriento hecho por Dios para vestir a Adán y Eva hablaba de la venida de Cristo que cubriría nuestros pecados con Su propia Sangre y nos vestiría con Su propia justicia. El sacrificio de sangre que hizo Abel proporcionó la aceptación de Dios, y señaló la venida de la Cruz de Cristo, que haría aceptables a todos los que se acercaran a Él a los ojos de Dios, a través de la eficacia de Su Sangre, derramada en la Cruz. El cruento sacrificio que hizo Noé propició la ira de Dios por el pecado del hombre, así como Cristo,

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (I Juan 2:2; p. 1278).

La larga línea de sacrificios, desde la piel de Adán hasta la ofrenda de Abel, desde el sacrificio de Noé hasta el sacrificio de Abraham, e incluso el sacrificio anterior a la ley de Moisés, se transmitieron de generación en generación como la forma de agradar a Dios en los tiempos del Antiguo Testamento. porque estos sacrificios apuntaban hacia Cristo, quien cumpliría todos estos sacrificios típicos y proporcionaría todas las bendiciones de las que se habla en ellos.

Otra cosa. ¡Cada uno de estos primeros sacrificios fue un sacrificio de sangre! Algunos ahora dicen que la Sangre de Cristo es simplemente otra palabra para la muerte de Cristo. Esto se demuestra erróneo por los mismos sacrificios que hemos estudiado de las Escrituras esta tarde. En todos estos sacrificios el cuerpo que fue inmolado y la sangre que fue derramada eran dos cosas diferentes, no la misma cosa. Pero puedes ver fácilmente que no eran lo mismo, que el cuerpo y la sangre eran dos cosas separadas en cada uno de estos sacrificios al comienzo de la historia.

Todo eso es importante, porque tú necesitas tanto el cuerpo como la Sangre de Jesús. La muerte de Su cuerpo paga la pena por tus pecados. La Sangre que Él derramó limpia tu pecado,

“Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7; p. 1278).

Entonces, mi pregunta para ti esta tarde es esta: ¿tú has sido vestido de la justicia de Cristo, justificado por la fe en Él? ¿Tú has venido a Jesús para que te limpie en Su Sangre? No hay otra manera de ser limpiado a los ojos de Dios. Noé lo vio nebulosamente por la fe cuando ofreció todos esos animales después de salir del Arca.

Yo espero que tú también veas la importancia de la Sangre de Cristo. Tú tienes grandes pecados en tu registro. No pueden ser cubiertos y limpiados de otra manera sino por la preciosa Sangre de Cristo.

Todos y cada uno de ustedes en un estado inconverso deben venir a Jesús y ser lavados por Su Sangre, y justificados a los ojos de Dios por Su muerte en la Cruz. Y por eso yo te digo de nuevo,

¿Eres tú lavado hoy,
¿En la sangre que el Cordero derramó?
¿Son tus ropas blancas? Cual la nieve son?
¿Te ha lavado la Sangre de Jesús?
(“Are You Washed in the Blood?” [“¿Te Ha Lavado la Sangre?”] por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

Tú tienes que venir a Jesús y confiar en Él, o estas marcas negras en tú registro nunca podrán ser cubiertas, limpiadas o eliminadas por la Sangre de Jesús. Oro para que vengas a Él con fe sencilla hoy y seas salvo a través del gran sacrificio que Él hizo por ti en la Cruz del Calvario.

¿Eres tú lavado hoy,
¿En la sangre que el Cordero derramó?
¿Son tus ropas blancas? Cual la nieve son?
¿Te ha lavado la Sangre de Jesús?
(“Are You Washed in the Blood?” [“¿Te Ha Lavado la Sangre?”] por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).