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LA CAIDA DEL HOMBRE – PARTE I

(SERMÓN #20 DEL LIBRO DE GENESIS)

Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emerito
y dado por Jack Ngann, Pastor
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Tarde del Día del Señor, 11 de Septiembre de 2022

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Genesis 3:1-5; p. 7 Scofield).


El tercer capitulo de Genesis es una de las partes más importantes de la Biblia. Muchas cosas se revelan aquí por primera vez en la Palabra de Dios. Satanás aparece hablando a traves de la boca de una bestia. La tentación fue presentada, igual que el primer pecado del hombre, el cual hundió a la raza humana en la depravación. Aquí vemos también por primera vez la convicción de pecado, las excusas humanas, el juicio y la salvación por gracia. Esta tarde comenzaremos una revisión de éste gran capitulo verso por verso. En este analisis veremos seis grandes temas relacionados al pecado y a la salvación. Solamente podré dar el primero hoy.

I. Primero, la tentación.

Mira el verso uno.

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Genesis 3:1; p. 7).

Dios le había dicho claramente a Adán,

“De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Genesis 2:16-17; p. 6).

Un poco despues Adán le dijo a Eva lo que Dios había dicho. Era bien simple: puedes comer cuanto quieras de todo árbol en el Huerto del Edén. Pero no comas de aquel árbol, “El árbol de la ciencia del bien y del mal.” Si comieres de esa fruta ciertamente “ese día” [en la traducción Inglesa] morirás.

Satanás era un arcángel que se había rebelado contra Dios, y fue derrumbado del Cielo a la tierra (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:12-17). En Ezequiel 28:13 se nos dice, “En Edén, en el huerto de Dios estuviste.” Eso claramente señala más allá del “príncipe de Tiro” (Ezequiel 28:2) hacia el “rey de Tiro” (Ezequiel 28:12) – Satanás quien realmente regía Tiro. Y se nos dice que, “En Edén, en el huerto de Dios estuviste.” Eso quiere decir que Satanás ya había sido expulsado del Cielo y ahora estaba en la tierra. Se metió en la serpiente, poseyendola, y diciendole entones esas palabras a Eva, que estaba sola; su esposo estaba en otra parte en el Huerto. En su inocencia recien creada, parece que Eva no se dio cuenta de que las serpientes no hablan. Así que no se sorpendió cuando la criatura le habló. La pregunta que Satanás le hizo en realidad era una tentación a dudar lo dependible de la Palabra de Dios, “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? ¿De veras dijo eso Dios? ¿Te dijo que no podías comer de la fruta de ninguno de los árboles?”

Esta era una tentación muy grande porque la Serpiente cuestionaba la mera Palabra de Dios, y luego torció lo que Dios realmente había dicho, que podían comer de todos los árboles excepto uno. Él implicaba que no podían comer de ningún árbol, haciendo así que Dios pareciera duro e injusto con ellos. Él cambió la palabra de Dios a “No comáis de ningún árbol del huerto” (Genesis 3:1). Esta es la misma tentación que usa hoy. Cuando se predica la Biblia en la iglesia, Satanás hace esto para “pervertir” la Palabra de Dios (Gálatas 1:7), torcer o distorcionar la Palabra (II Pedro 3:16), “y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12). Él usó estas mismas técnicas para persuadir a Eva de que Dios era malo con ellos prohibiendoles el buen fruto del árbol prohibido, insinuando que Dios no quería que comieran de ningún árbol (lo cual era mentira).

La raíz de toda tentación está en que Satanás trata de lograr que no creamos y que dudemos la Palabra de Dios. Si él puede persuadirte a dudar la Biblia, o a no ponerle atención a la clara Palabra de Dios, ha ido muy lejos en tentarte a pecar. Por ejemplo, la Palabra de Dios en II Corintios 6:14-18 te dice que te separes de los pecadores. Los últimos dos versos lo hacen muy claro.

‘Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor... Y seré para vosotros por Padre”
     (II Corintios 6:17-18; p. 1191).

Pero Satanás distorciona ese claro mandamiento de separse de amigos perdidos. Él podrá decirte, “Ellos quieren que te apartes de todos los amigos.” Eso es una torcedura, una distorción de lo que realmente Dios dijo. En II Corintios 6:14-17 Dios simplemente te dice que te separes de involucrarte con amigos perdidos. Cuando la persona duda que Dios está correcto al decirle esto, ya ha caído en una terrible tentación, como Eva, porque Dios no te será “por Padre” a menos que obedezcas cuando Él dice, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” teniendoles de amigos cercanos. Si le escuchas a Satanás en su cuestión, tú entrarás en una tentación más profunda, como Eva. Esto es cierto de todas las tentaciones que Satanás pone en el corazón de la persona para dudar la Biblia. Generalmente todas las tentaciones se pueden trazar a que la persona no cree lo que Dios dice en la Biblia.

Pero la tentación de nuestros primeros padres era muy grande. Satanás distorcionó el mandato de no comer de un solo árbol, él trató de probar que Dios no estaba siendo bueno con ellos. Lutero dijo, “[Satanás] atacó la misma imagen (divina) [en el hombre] y la potestad que había en la naturaleza [todavía] incorrupta [del hombre]. En verdad el quería quitar la más grande adoración de Dios que él mismo tenía [antes de ser arrojado fuera del Cielo]” (traducción literal de Martin Luther, Th.D., Luther’s Commentary on Genesis, Zondervan Publishing House, 1958, tomo I, p. 66).

Satanás trata de hacer lo mismo hoy. Él tienta a la gente a pecar para que no honren a Dios en sus vidas. Ahora, fíjate lo que Satanás hizo cuando la tentó, en los versos cuatro y cinco.

“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”
     (Genesis 3:4-5; p. 7).

Aquí vemos cómo Satanás la engañó. Ella había citado mal a Dios cuando añadió “ni le tocaréis” y cuando ella dijo “para que no muráis” (v. 3). Así ella distorcionó el mandato de Dios, “porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Genesis 2:17). Al cambiar las palabras que Dios había dicho, ella titubeaba entre la fe y la incredulidad. Esto le dio a Satanás la oportunidad de tentarla más aún, y de decirle “no moriréis” si desobedecía Dios.

Así le mintió Satanás. Esa mentira le trajo la muerte a Adán y Eva. Ellos murieron espiritualmente el momento en que comieron del fruto, y la muerte física también fue implantada en ellos ese momento. Es por eso que Jesús dijo de Satanás,

“El ha sido homicida desde el principio...porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44; p. 1083).

Satanás también mintió cuando dijo, “y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (v.5). El Dr. Morris dijo, “Los engaños de Satanás son siempre más efectivos cuando tienen cierta verdad in ellos. Al comer el fruto prohibido, Adán y Eva en realidad iban a saber ‘el bien y el mal’ pero no ‘como Dios’” (traducción literal de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishers, 1995, note on Genesis 3:5).

Cuando Satanás miente hoy, Él usa el mismo método. Él tuerce la Palabra de Dios en la mente de la gente. Él les dice que no morirán si continuan en el pecado. Él les dice que Dios está tratando de que no tengan algo bueno. Así, Satanás cambia la duda a incredulidad total. Lutero dijo,

De esto aprendemos cuan terrible cosa es cuando Satanás comienza a tentar a una persona. De un mal los lleva a otro y de pecados que parecen pequeños a otros aún más grandes. De veras estuvo mal que Eva se volteara de Dios y de Su Palabra y le escuchara al Diablo. Pero fue una ofensa aún mayor que ella cediera a Satanás y considerara a Dios un mentiroso, porque siguiendo a Satanás, ella ahora había comenzado a despreciar a Dios, a negar Su Palabra, y a confiar en el padre de mentiras contra el mandato [de Dios]. Esto nos enseña cuan débil es el hombre, porque si esto sucedió estando el hombre todavía en un estado de justicia y perfección, ¿qué nos pasará a nosotros ahora que somos pecadores? (Traducción literal de Lutero, ibid., p.70).

Debemos concluir nuestro estudio de Genesis capitulo tres sobre ese punto esta tarde. Recuerda que hay un Diablo. Su propósito es el mismo – alejarte de Dios en Cristo, hacerte dudar la Palabra de Dios, la Santa Escritura, apartarte de Dios hacia el pecado. Él todavía dice, “No moriréis” si pecas. Jesús dijo,

“Y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12; p. 1042).

El Dr. M. R. DeHaan dijo,

Las tácticas de Satanás no han cambiado ni un poquito...La Biblia dice que eres un pecador, y a menos que te arrepientas y creas en el Señor Jesucristo estarás perdido para siempre, y pasarás la eternidad en el lago de fuergo, en las tinieblas de afuera, saparado de Dios y de Su amor, por toda la eternidad. Dios dice que eso es cierto. Y el mismo engañador viene y dice, ‘No lo creas, no es tan así de mal. Dios no te castigará en el Infierno eterno. No moriréis. No te alarmes. No eres tan malo como dice la Biblia.’ Escuchame amigo mío, es la misma vieja mentira del Diablo la cual dijo en el Huerto del Edén y el resto es lo mismo. Es la palabra de Dios contra la del Diablo y el sentido común en sí debe decirte quien está en lo correcto, porque el Diablo es mentiroso desde el principio... ¿A cual le creerás? ¿A la Palabra de Dios – o la del Diablo? (Traducción literal de M. R. DeHaan, M.D., Genesis and Evolution, Zondervan Publishing House, 1962, pp. 130-132).