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Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.
CRUCIFICADO CON CRISTOUn sermón escrito por el Dr. R. L. Hymers, Jr., Pastor Emérito y dado por Jack Ngann, Pastor en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles La Tarde del Día del Señor, 19 de junio de 2022 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo” (Gálatas 2:20; p. 1200 Scofield). |
Dr, Hymers ha sido criticado por citar el famoso dicho de Dietrich Bonhoeffer, “Cuando Cristo llama a un hombre, lo llama a que venga a morir” (traducción libre de Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, [El Costo del Discipulado], Macmillan Publishing Company, reimpreso en 1963, p. 7). Cristianos conservadores le han dicho a Dr. Hymers que Bonhoeffer era teológicamente un liberal. En ciertas cosas sí lo era, pero hubo un punto en el cual Bonhoeffer era más fundamental, más fiel a la Biblia que muchos predicadores conservadores, y este es el punto, “Cuando Cristo llama a un hombre, lo llama a que venga a morir.” Yo creo que él quiso decir exactamente lo mismo que Pablo en Gálatas 2:20,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
Yo creo que Bonhoeffer entendió ese versículo. Oh, sí, yo sé que él estudió en un seminario muy liberal cuando él vino a Nueva York desde Alemania. Yo sé que él creía en algunas enseñanzas liberales que él aprendió allí. A Dr. Hymers se le dijo esto sobre Bonhoeffer en el seminario liberal Bautista del Sur al él que asistió. Pero Dr. Hymers también sabía que Bonhoeffer era mejor Cristiano que teólogo. El corazón de él era mejor que su cabeza. Esto se refleja en esa famosa declaración suya, “Cuando Cristo llama a un hombre, le ordena que venga y muera.” Creo que él estaba diciendo, en su manera, lo que dijo el Apóstol Pablo,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
Lo que hace un hombre es la mejor revelación de su corazón. Y Bonhoeffer literalmente vivió ese verso en su propia vida. El regresó de Inglaterra y Nueva York, donde había predicado y estudiado, a la Alemania Nazi bajo Hitler. Él Había firmado la Confesión Barmen, que fue escrita por algunos pastores y teólogos Alemanes contra Hitler. El deliberadamente fue a Alemania para predicar a Cristo bajo la persecución Nazi. Le costó la vida. Él fue arrestado por la Gestapo Nazi y encarcelado por sus predicaciones. Unos días antes del final de la Segunda Guerra Mundial, los Nazis, por orden de Hitler, le ataron una cuerda de piano al cuello y lo ahorcaron. Murió asfixiado, mártir de Cristo, poco antes de que las fuerzas Aliadas liberaran Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial. Él tenía treinta y nueve años. Yo admiro a este predicador Alemán porque el dio su vida como mártir de Cristo, demostrándonos así que su fe era mejor que su teología, y que realmente creía en lo que él dijo, “Cuando Cristo llama a un hombre, lo invita a venir y muere.” Y creo que sus palabras reflejan esa declaración del Apóstol Pablo,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
¿Qué quiso decir el apóstol Pablo con esa declaración, “Con Cristo estoy juntamente crucificado”? Dr. Lenski dijo,
Nótese la fuerza del tiempo perfecto “he sido crucificado”: habiendo sido crucificado una vez, Pablo permanece así; el efecto es permanente. Este estado de crucifixión es el estado de muerte en el que Pablo entró cuando murió a la ley. Sólo estando crucificado con Cristo se muere a la ley. Es la única vía de escape. De lo contrario, la ley nos tiene agarrados del cuello y nos destruirá. Fe…sólo nos une a Cristo crucificado para ser crucificados “con” Él (R. C. H. Lenski, Ph.D., The Interpretation of St. Paul’s Epistle to the Galatians, to the Ephesians and to the Philippians, [La Interpretación de la Epístola de San Pablo a los Gálatas, a los Efesios y a los Filipenses] Augsburg Publishing House, 1961 reprint, page 116).
Yo creo que Pablo quiso decir que el verdadero Cristiano tiene que morir con Cristo, si quiere vivir con Cristo.
1. Jesús comenzó a morir en el Jardín – bajo el peso del pecado del hombre. Entonces, tú tienes que pasar por la experiencia de Getsemaní antes de que tu puedas ser crucificado con Él y convertirte en un verdadero Cristiano.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
2. Jesús pasó por una gran agonía en el Huerto de Getsemaní. Entonces, tu tienes que pasar por la agonía de la convicción y el tormento interior por tu pecado antes de que puedas ser crucificado con Cristo y convertirte en un verdadero Cristiano.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
3. Jesús fue arrestado en Getsemaní, golpeado y burlado por los sumos sacerdotes – así tú tienes que pasar por el menosprecio y el dolor de los incrédulos antes de que tu puedas ser crucificado con Cristo y convertirte en un verdadero Cristiano.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
4. Jesús fue azotado bajo Poncio Pilato. Este azote parte del pago por tu pecado. Entonces, tú tienes que ser azotado con Cristo por el Espíritu de Dios, hasta que tu corazón se ablande y tu sientas tu necesidad de Cristo lo suficientemente fuerte como para querer a Cristo.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
5. Jesús fue clavado en una cruz para morir por tus pecados. Entonces, tú tienes que ser crucificado con Cristo. Tú tienes que morir con Cristo al encanto del mundo.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
6. Sólo entonces tú puedes decir con el Apóstol,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
Estas son las marcas de una conversión real: el sufrimiento de la convicción por el pecado (como Cristo lo hizo por ti, así debes experimentarlo al estar convencido de tu pecado). Tú tienes que pasar por la agonía del alma, como lo hizo Cristo en el Jardín, antes de que el peso del pecado te agobie hasta el punto de la consternación. Tú tienes que pasar por el menosprecio y el desprecio de antiguos amigos. Como hizo Jesús, tú tienes que perder a tus amigos más queridos (todos lo abandonaron a Él y huyeron). Tu tienes que ser azotado tan fuerte por el Espíritu de Dios que te sientes desgarrado por dentro. Como sintió Jesús cuando lo azotaron, tú tienes que sentir la azotaina de tu propia alma por tus pecados internos y externos. Más que eso, tú tienes que ir a la Cruz con Jesús y unirte a Él en Su agonía por tu pecado. En resumen – tú tienes que estar “crucificado con Cristo.” Solo cuando tu vengas a Jesús, que tu puedes ser crucificado con Él. Y es sólo cuando tú has muerto con Él, en verdadera conversión, que tú puedes decir,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
George Bernard Shaw una vez dijo,
Las personas están tan inoculadas en la infancia con pequeñas dosis de Cristianismo que rara vez se contagian del Cristianismo real (citado por Richard Wurmbrand, In God's Underground, [En el Secreto Subterráneo de Dios], Living Sacrifice Books, reimpresión de 2004, p. 120).
Si tú has estado mucho tiempo en la iglesia en un estado perdido, es dudoso que tu seas convertido, porque has sido “inoculado con pequeñas dosis de Cristianismo”.
Los que sufren por Cristo como mártires verdaderamente han sido crucificados con Cristo. Ellos no están “inoculados con pequeñas dosis de Cristianismo.” Ellos han cogido la cosa real. Ellos pueden decir,
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
Pastor Wurmbrand dijo,
Yo estuve en condena solitaria en esta celda durante dos años. Yo no tenía nada para leer ni materiales para escribir; Yo solo tenía mis pensamientos como compañía, y yo no era un hombre meditativo, sino un alma que rara vez había conocido la quietud...
¿Creí yo en Dios? Ahora la prueba había llegado. Yo estaba solo. No había salario que ganar, ni opiniones doradas que considerar. Dios me ofreció solo sufrimiento – ¿seguiría yo amando a Él?
Lentamente yo aprendí que del árbol del silencio cuelga el fruto de la paz. Yo empecé a darme cuenta de mi verdadera personalidad y me aseguré de que pertenecía a Cristo. Yo descubrí que incluso aquí mis pensamientos y sentimientos se volvían hacia Dios, y que yo podía pasar noche tras noche en oración, ejercicio espiritual y alabanza. Ahora yo sabía que no estaba actuando. YO CREÍ (Wurmbrand, ibid.).
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”
(Gálatas 2:20).
Tú tienes que pasar por una noche oscura del alma. ¡Tú tienes que sentir tu pecado, sentir el látigo de la ley, sentir los clavos, morir con Cristo y nacer de nuevo – unido a Cristo en Su muerte y resurrección, lavado de tus pecados por la Sangre de Él! Amén.