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EL MOMENTO DE DIOS VENCE A LAS VIDAS DE HOMBREpor el Dr. Christopher L. Cagan Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (I Corintios 15:51, 52; pág. 1185 Scofield). |
La Biblia dice que los muertos cristianos serán resucitados, junto con los cristianos que están vivos en ese momento. Sucederá en “la final trompeta”. Tanto los muertos como los cristianos vivos serán transformados, resucitados incorruptibles en cuerpos resucitados que nunca morirán.
Algunos de esos cuerpos, incluso los huesos, o sólo una partícula, han estado allí durante siglos, endureciendo lentamente. Si Jesús pospusiera su regreso a la tierra, permanecerían allí durante años sin fin. ¡Alguien podría encontrar huesos como fósiles!
Pero los huesos de los cristianos muertos no se quedarán allí para siempre, endureciendo lentamente, descomponiendo lentamente. Dios resucitará a los muertos en cuerpos resucitados inmortales. La Biblia dice, “los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (I Corintios 15:52).
¿Cuánto tiempo tomará para resucitar a los muertos? ¿Millones de años? Setenta u ochenta años, ¿el lapso de una vida humana? No, sucederá “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos” (I Corintios 15:52).
¿Por qué tan rápido? ¡Porque es Dios quien lo hará! En el tiempo que se tarda en parpadear, todos los muertos cristianos serán resucitados, y todos los cristianos vivos cambiados, llevados al cielo con Jesús en el rapto de los cuerpos resucitados, cambiados para siempre. En el momento más pequeño, Dios puede hacer infinitamente más de lo que la naturaleza o el hombre puede hacer en muchos años. Yo llamo a este sermón, “El momento de Dios vence a las vidas de hombre”, y así es. Quiero contarles más acerca de lo que Dios hace en muy poco tiempo, y luego aplicarlo a nuestra iglesia.
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El hombre puede tropezar con el pecado y el error durante décadas, o siglos, o milenios. ¿Qué más podría hacer un hijo de Adán? Pero Dios puede intervenir en muy poco tiempo, en juicio o en gracia. Ya les he dado el ejemplo de la resurrección de los muertos cristianos. Déjame darte más.
Después de que Adán y Eva pecaron y fueron sacados del huerto de Edén, sus descendientes continuaron durante más de 1.600 años. El clima entonces era mucho mejor de lo que es ahora. La gente vivía mucho más tiempo que hoy en día. Tuvieron muchos hijos. La raza humana creció a millones.
Pero todos eran pecadores depravados. Heredaron su naturaleza de pecado de Adán su antepasado. Adán pecó y arruinó su propia naturaleza. Esa naturaleza del pecado pasó a todos sus descendientes, a toda la raza humana, incluso a ti y a mí hoy.
Los descendientes de Adán expresaron su naturaleza de pecado. Cometieron violencia. Cometieron pecado sexual. Demonios metieron su maldad en la raza humana. Finalmente “vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5; pág. 12). Él decidió juzgar a la raza humana con un diluvio. Dios le advirtió a Noé y le dijo que construyera un arca. Noé y su familia tardaron 120 años en hacer eso. Noé predicó la justicia y el juicio. Pero los otros no lo escucharon, porque el juicio no había llegado todavía. Finalmente, Dios envió juicio. El hombre había estado pecando durante mil seiscientos años y más. Pero Dios se movió en juicio en muy poco tiempo, a partir de un día específico. Voltea a Génesis capítulo 7, versículo 11. Está en la página 13 de la Biblia del Estudio Scofield.
“El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas” (Genesis 7:11).
El Diluvio no ocurrió lentamente más de mil o cien años. ¡No habría habido necesidad de un arca! El diluvio de Dios llegó en un día definido. Pronto toda la tierra fue cubierta de agua. Todos los seres humanos perecieron excepto Noé y su familia, las ocho personas que se refugiaron en el arca. Muy rápido y muy poderosamente, Dios juzgó dieciséis siglos del pecado de millones de hombres. El día único de Dios gana sobre los siglos de hombres. Eso glorificó a Dios. Demostró que es más grande que el hombre.
Así es como Dios obra. Podría darte muchos ejemplos, pero sólo voy a darle uno más. La raza humana ha vivido en la tierra durante poco más de seis mil años, desde la época de Adán. En ese tiempo los imperios han resucitado y caído. En ese tiempo la tierra y todos los seres vivos han sido dañados por la destrucción del hombre. Los científicos nos dicen que la quema de combustibles fósiles como el carbón y la gasolina destruirá el clima de la tierra para siempre y hará casi imposible vivir. El hombre asesinó a su prójimo por millones en la guerra. El hombre ha hecho una maldad horrible. Esto ha durado seis mil años. Esto seguirá adelante, empeorando hasta que Jesús regrese. Finalmente, el pecado del hombre alcanzará su apogeo en un período de siete años llamado Tribulación. Durante ese tiempo toda la tierra será gobernada por un dictador cruel llamado el Anticristo. Las cosas serán tan malas que, si Dios no intervenga, nadie estará vivo. Jesús dijo, “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22; pág. 993). Eso es lo que hace el hombre pecador.
¡Pero alabado sea Dios, esos días se acortarán! Al final de los siete años, Jesús regresará para establecer su Reino y gobernar sobre la tierra. Voltee a Apocalipsis, capítulo 19, versículos 11 a 16. Está en la página 1305 de la Biblia del Estudio de Scofield. El Apóstol Juan dijo:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apocalipsis 19:11-16).
¿Quién es el Rey de Reyes y el Señor de los Señores? ¡Ese es el Señor Jesucristo, regresando a la tierra desde el Cielo! Ahora mira el versículo 20.
“Y la bestia [Anticristo] fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre” (Apocalipsis 19:20; pág. 1306).
¿Cuánto tiempo tardará Jesús en regresar del Cielo? ¿Cuánto tiempo le tomará condenar al Anticristo? ¿Cien años? ¿Un año? ¡No, Jesús regresará en un solo día! En ese día, en tiempo muy corto, Jesús va a deshacer lo que el Anticristo lo hizo en siete años y lo que toda la raza humana tardó seis mil años en hacer. ¡El hombre puede hacer lo peor, pero Jesús revolcara todo con una sola palabra!
Sí, cuando todo se pierda, Jesús regresará en un solo día para gobernar la tierra. Cuando es imposible para el hombre para restaurar el mundo, Jesús lo hará. En un solo día, “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo” (Apocalipsis 11:15; pág. 1296).
Podría seguir, pero el punto es claro. Dios puede hacer en un día, en un momento, lo que no podríamos hacer incluso si tuviéramos un sinfín de edades . El momento de Dios vence a las vidas del hombre.
Ahora permítanme aplicar esta verdad a ustedes que están aquí. Nuestra iglesia ha vagado por el desierto de la ciudad interior y su cultura durante más de cuarenta años. Hemos obrado duro para ganar almas y edificar una iglesia. Sólo unos pocos se quedaron y confiaron en Jesús. Hemos intentado y hemos fallado.
Vamos a iniciar una nueva iglesia en el Valle de San Gabriel. Gracias a la visión de nuestro pastor fundador, el Dr. Hymers, edificaremos la nueva iglesia de nuevas maneras. Obraremos con personas orientales, chinas, japonesas y coreanas. Haremos evangelismo de una manera diferente. Tú mismo traerás a una persona. Quédate con él y cuídalo hasta que se salve. Si ganas una sola alma, harás algo que muy pocos cristianos hagan.
Edificar esta nueva iglesia requerirá mucho obra y oración. ¡No hay duda de ello! ¿Pero tomaremos 40 años o más para poner en marcha esa iglesia? La Biblia dice que no tiene que ser así. Lo vimos con la resurrección de los muertos, con el Diluvio y con la segunda venida de Jesús. El momento de Dios vence a las vidas del hombre.
No digo que la victoria será instantánea. Ciertamente no será automático. Este no es un momento para el exceso de confianza. Pero no descuentes a Dios. Puede tomar uno o dos o unos pocos años, pero Dios si puede. Dios puede superar la debilidad humana. ¿Por qué pasar treinta o cuarenta años? ¿Por qué tenemos que fallar? No debe ser, ya sabes. Hermanos y hermanas, esperemos con ansias la nueva iglesia. Oren por eso. Piense de eso. Cuando los pastores te hablen de un nuevo método, hazlo con todas tus fuerzas. Trabaja para ganar un alma. Haga su parte para que esa iglesia sea un éxito. Y, con la ayuda de Dios, ¡eso es exactamente lo que será!
Algunos de ustedes no están convertidos. No has confiado en Jesús. Puedes seguir durante semanas, meses o años y aun así estar perdido. Has pasado tu vida en pecado. Pero te digo que el momento de Dios le puede vencer tu vida. Si te vuelves a Jesús y lo confías, tú serás salvo en un solo momento. Todo tu pecado y fracaso serán olvidados para siempre. Recuerdo el segundo o dos cuando confié en Jesús y me salvó. La Biblia dice, “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45:22; p. 754). Si estás agobiado y cansado por tu pecado, mira a Jesús. Sólo toma un momento confiar en Él. Si confías en Jesús por un momento, Él perdonará tu pecado y lo lavará para siempre. Si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor venga y párese al frente de la sala ahora. Amén.