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LA BATALLA MÁS GRANDE DEL CRISTIANOpor Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18). |
He escuchado muchos sermones sobre la armadura del guerrero en Efesios 6:12-17. Pero yo no recuerdo haber oído uno que capte por completo lo que el Apóstol Pablo estaba hablando en esta sección de la Escritura. Puede que haya oído uno, pero yo no lo recuerdo. Para comprender este pasaje, tenemos que ver que nos dice que debemos ponernos la armadura de Dios por una razón específica – “para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11). La palabra “contra” aparece cinco veces en Efesios 6:11 y 12. De nuestro texto aprendemos tres grandes verdades acerca de la oración que derrotará a nuestro enemigo, Satanás.
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I. Primero, la oración constante y persistente es necesaria porque
hay un Diablo.
Se nos dijo estar firmes “contra” el Diablo. Se nos dice que no estamos peleando y luchando “contra” sangre y carne. Estamos luchando “contra” “principados”, “contra potestades”, “contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo”, “contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Estas son las diferentes categorías de demonios que sólo pueden ser derrotados por la oración. Al comentar sobre Efesios 6:12, el Dr. J. Vernon McGee dijo:
Estamos en una batalla espiritual. El Diablo tiene para la batalla a sus secuaces organizados por filas. Se dice que debemos luchar contra ellos. Esto habla del encuentro mano a mano con las fuerzas espirituales de maldad...Hay un mundo demoníaco que nos rodea que se está manifestando en esta hora...Tenemos localizado e identificado al enemigo. Ese enemigo es espiritual. Es Satanás quien dirige sus fuerzas demoníacas. Ahora tenemos que reconocer donde está la batalla. Creo que la iglesia ha perdido en gran parte la visión de la batalla espiritual (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, volumen V, págs. 279-280; nota sobre Efesios 6:12).
Ya sea que lo sepas o no, estamos en una gran batalla contra Satanás y sus demonios. No hay manera de que nosotros podamos ganar esta batalla con nuestras propias fuerzas. Tenemos que ponernos toda la armadura de Dios por fe – y luego salir a luchar en contra de Satanás y los demonios. El Gran Reformador Martín Lutero (1483-1546) tuvo mucho que decir acerca de Satanás. Estoy sacando unas pocas líneas que Lutero escribió sobre el Diablo en su famoso himno:
Con furia y con afán,
Acósanos Satán;
Por armas deja ver,
Astucia y gran poder,
Cual él no hay en la tierra.
Aunque estén demonios mil,
Pronto a devorarnos,
No temeremos porque
Dios sabrá aún prosperarnos...
(Traducción libre de “A Mighty Fortress Is Our God”
por Martin Luther, 1483-1546).
Pero, ¿cómo podemos triunfar contra el Diablo y sus huestes demoníacas? ¡No hay ninguna otra manera excepto por el poder de la oración! ¡La oración es la batalla! ¡Nuestra lucha es contra los demonios y Satanás en la oración!
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11).
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
El enemigo es Satanás y sus demonios. Venimos en contra de ellos en oración. ¡La oración es la batalla!
Enséñame, Señor, a orar;
Es mi anhelo contigo estar;
Quiero cumplir yo tu voluntad;
Enséñame, Señor, a orar.
(Traducción libre de “Teach Me to Pray” por Albert S. Reitz, 1879-1966).
Así, vemos que la oración constante y persistente es necesaria porque hay un Diablo. Satanás es poderoso, y nunca descansa. Si nosotros descuidamos la oración constante el Diablo tendrá éxito deteniéndonos de ganar a los perdidos y conseguir que se queden en nuestra iglesia. Ese es el primer punto – la oración constante es necesaria o nuestro evangelismo no producirá convertidos duraderos en nuestra iglesia.
II. Segundo, la oración constante y persistente es necesaria porque es
la única manera de conseguir lo que necesitamos.
El Apóstol Santiago hizo eso muy claro cuando dijo:
“Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:2).
Estas palabras muestran por qué nuestro evangelismo produce pocos conversos verdaderos que se quedan en la iglesia. ¿Por qué es que solo pocos son convertidos? “Pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.” El descuido a la oración constante y persistente es la razón por la que no tenemos más convertidos que se queden en la iglesia.
Los Apóstoles hicieron la oración la parte más importante de su ministerio. Cuando el trabajo diario de la iglesia estaba presionándolos a ellos, los Apóstoles dijeron:
“Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:4).
“Nosotros persistiremos en la oración”. El Apóstol Pablo dijo que gran parte de su tiempo era usado en oración. Él dijo que pasaba por la iglesia en Tesalónica “orando de noche y de día con gran insistencia” (I Tesalonicenses 3:10). Él le dijo a Timoteo, “sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones” (II Timoteo 1:3).
Por su práctica de oración constante y persistente, el Apóstol Pablo seguía el ejemplo de Cristo. Se nos dice que Cristo.
“Levantándose muy de mañana…salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35).
De nuevo, se nos dice que Cristo,
“...fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6:12).
Las palabras “orar” y “oración” se utilizan al menos 25 veces en el corto registro de la vida de Cristo dada en los cuatro Evangelios. Y Su oración se menciona en varios otros lugares donde las palabras “orar” y “oración” no se utilizan. Jesús dedicó mucho de Su tiempo y energía a la oración. Un hombre o una mujer que no pasa mucho tiempo en oración no está siguiendo el ejemplo de Jesús y del Apóstol Pablo.
Después de que Jesús ascendió de nuevo a la diestra de Dios en el Cielo, comenzó Su gran obra de oración por nosotros. Se nos dice que:
“...puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Cristo puede salvarnos, no sólo porque Él murió en la Cruz, sino también porque Él vive en el Cielo continuamente orando por nosotros. Él vive “para interceder por nosotros”, para orar por nosotros. La oración es lo más importante que Jesús está haciendo hoy en día. Somos salvos porque Él está orando por nosotros. El Apóstol Pablo dijo que Cristo “está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34).
Si tú y yo queremos tener comunión con Cristo también nosotros debemos pasar mucho tiempo en oración. Estoy seguro de que el Cristianismo hubiera desaparecido hace mucho tiempo si Cristo no estuviera orando por nosotros. Sólo había alrededor de un millón de Cristianos en China cuando los Comunistas expulsaron a todos los misioneros extranjeros en la década de 1950. Pero hoy en día hay más de 100 millones de Cristianos en China. A pesar del terror y la persecución que los comunistas usaron para destruir el Cristianismo, ha habido un aumento de 10,000% en el número de Cristianos en China en los últimos 60 años. Esto no podría haber sucedido si Cristo no estuviera viviendo en el Cielo “para interceder por ellos” (Hebreos 7:25). Tenemos informes que nos dicen que el mayor número de Musulmanes en la historia se están convirtiendo en Cristianos hoy en día. Cuando confían en Jesús, estos ex-musulmanes a menudo son torturados y asesinados por su fe. Ellos viven bajo la constante amenaza de persecución, y sin embargo vienen por miles a Cristo. Esto no podría suceder si Cristo no estuviera viviendo en el Cielo “para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Lo que ha ocurrido en China y el mundo Musulmán es el resultado de las oraciones de Cristo, y las oraciones de miles de Cristianos en el mundo libre también. Y Dios nos llama a participar en la comunión con Jesús, y con los guerreros de oración en todas partes, en el ministerio de la oración de intercesión. Si queremos ver más jóvenes convertidos y añadidos a nuestra iglesia tenemos que tomar tiempo, y mucho, para ir a solas con Dios en oración. Debemos convertir en hábito diario orar por la conversión de los que traemos. Ora para que Dios te haga un guerrero de oración, que pases mucho tiempo en oración por las personas perdidas que traemos a la iglesia. Todos los grandes ganadores de almas en la historia han sido hombres y mujeres de oración. Se diferenciaban entre sí de muchas maneras. Pero todos ellos han sido iguales en esto – todos ellos eran hombres y mujeres que pasaban mucho tiempo en oración para que los perdidos fueran salvos.
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
Enséñame lo que es tu verdad,
En este mundo de iniquidad;
Donde las almas se pierden hoy;
¡Ayúdame, Señor, a orar!
¡Cántala!
Enséñame lo que es tu verdad,
En este mundo de iniquidad;
Donde las almas se pierden hoy;
¡Ayúdame, Señor, a orar!
III. Tercero, la oración constante y persistente es necesaria porque es
la manera de recibir misericordia y gracia para ayudarnos en
tiempo de necesidad.
Las palabras del Apóstol en Hebreos 4:16 nos muestran cómo recibir misericordia y gracia para ayudarnos en nuestra obra de evangelismo:
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
Ese verso es tan importante que deseo que lo mires. Es Hebreos 4:16. Se halla en la página 1250 de la Biblia Anotada de Scofield. Por favor léelo de pie y en voz alta.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
Se pueden sentar.
Este verso nos muestra cómo recibir misericordia y gracia “para el oportuno socorro”. Ciertamente éste es un “tiempo de necesidad” en nuestra iglesia. Pronto estaremos a lo que llamamos “La cosecha del Otoño”. Al entrar al Otoño siempre traemos a muchos jóvenes de nuestros esfuerzos del evangelismo. Pero muchos de los que vienen con nosotros a la iglesia nunca se salvan ni entran a nuestra iglesia. Eso es triste. No queremos pensar en eso. Pero eso es lo que sucede año tras año. Solamente unos cuantos se quedan con nosotros cuando acaba la cosecha del Otoño. Si las cosas siguen como siempre, solo unos cuantos de ellos estarán con nosotros en Navidad. Recuerda, la estación Navideña pronto estará aquí – más pronto de lo que piensas. ¡Esas pocas semanas volarán tan rápido que parecerá que fueron solo unos días! Lo creas o no, ¡ya casi llega la Navidad! Solo tenemos estos pocos días para traer personas nuevas a nuestra iglesia. En solo unas cuantas semanas la cosecha del Otoño se acabará.
¿Perderemos a la mayoría de los que traemos? Casi siempre los perdemos. ¿Será lo mismo este año? ¡Sí, si el Diablo se sale con la suya! El Diablo no quiere que estés despierto y alerta. El Diablo no quiere que estés interesado. El Diablo quiere que estés dormido y apagado – para así poder él arrancar a todos los que traigamos en la cosecha del Otoño. Pero Dios te llama a estar despierto. Dios te llama a estar alerta. Dios te llama a un tiempo de oración intensa, constante, persistente por esos jóvenes perdidos. Para derrotar al Diablo debemos obedecer ese verso de la Escritura.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
Este es el tiempo más importante para nuestra iglesia, ¡en todo el año! ¡Este es nuestro “tiempo de necesidad”! ¡Este es el tiempo en que necesitamos la misericordia y la gracia de Dios! ¡Este es el tiempo en que necesitamos la ayuda de Dios! “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia” ¡en oración profunda, constante persistente por los perdidos! ¡No dejes que el Diablo gane esta batalla! Únete a nosotros en la batalla: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18). Yo quiero que estés muy esforzado y muy atento en oración por aquellos que traigamos las próximas semanas. Quiero que digas: “Debo orar, orar, orar. Debo poner toda mi energía y corazón en la oración. ¡Cualquier otra cosa que haga, tengo que orar!” Quiero que pases por lo menos 15 minutos en oración todos los días. ¡Planea ahora pasar al menos 15 minutos en oración por los perdidos todos los días!
Enséñame lo que es tu verdad
En este mundo de iniquidad;
Donde las almas se pierden hoy;
¡Ayúdame, Señor, a orar!
Todos los que se unirán conmigo por lo menos 15 minutos en oración diaria, constante y persistente por los perdidos, durante esta cosecha de Otoño, por favor vengan al frente ahora, y el Sr. Lee vendrá para orar por ti, para que guardes esa promesa de orar diariamente por los perdidos. ¡Vengan ahora, mientras cantamos juntos esa estrofa!
Enséñame lo que es tu verdad
En este mundo de iniquidad;
Donde las almas se pierden hoy;
¡Ayúdame, Señor, a orar!
(Oración) Se pueden sentar.
Ahora tengo una cosa más que decirle a ustedes que son nuevos en nuestra iglesia. Cristo murió en la Cruz para pagar el castigo por tu pecado. Él resucitó físicamente de entre los muertos y ascendió de nuevo al Cielo para orar por ti. Ven a Jesús por fe y Él perdonará tus pecados y te dará vida eterna. Y hagas lo que hagas, ¡asegúrate de volver aquí a la iglesia el próximo Domingo! ¡Que Dios los bendiga! Amén.
EL BOSQUEJO DE LA BATALLA MÁS GRANDE DEL CRISTIANO por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18). (Efesios 6:11) I. Primero, la oración constante y persistente es necesaria porque II. Segundo, la oración constante y persistente es necesaria porque III. Tercero, la oración constante y persistente es necesaria porque |