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TRES HUERTOS CUENTAN LA HISTORIAUn sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Corintios 15:21-22). |
La muerte física y espiritual vino de Adán. A causa del pecado de Adán todos los seres humanos nacen pecadores. Todos nacemos con una naturaleza pecaminosa. Pero a causa de la justicia de Jesús todos los que son salvos por Él son hechos justos y reciben vida eterna. En el versículo cuarenta y cinco leemos del primer Adán y el último Adán. El primer Adán trajo el pecado y la muerte a la raza humana por su pecado. El último Adán, Jesucristo, trajo la salvación y la vida a aquellos seres humanos que confían en Él en una experiencia de conversión. El pecado y su remedio se pueden representar en tres huertos, que son tipos de pecado y salvación. No puedo pensar en una mejor manera de presentar una imagen clara del pecado y de la salvación que yendo sobre el significado de estos tres huertos.
I. Primero, pensemos por unos minutos en el Huerto del Edén.
La Biblia enseña que Dios creó al primer hombre. La Biblia enseña que había un hombre real que Dios puso en el Huerto del Edén. “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén al oriente; y puso allí al hombre que había formado” (Génesis 2:8). Este hombre fue colocado en el Huerto del Edén, para tener dominio sobre el mundo, y para mantener el Huerto. Se le dio un mandamiento de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
“Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
Pero Satanás entró en el Huerto y tentó al hombre a comer del fruto prohibido. Él lo comió y trajo la maldición de Dios sobre la raza humana. El hombre y su esposa fueron expulsados del Huerto del Edén. El medio ambiente también cayó bajo la maldición de Dios. El mundo se volvió en un lugar hostil para todos los seres vivos como resultado directo del gran pecado de Adán en desafiar a Dios. La muerte pasó de Adán a toda la raza humana. Esto fue manifestado en la muerte espiritual, la separación de Dios, y la ceguera a la verdad, así como la muerte física. El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo:
Toda la historia de la raza humana se puede resumir en términos de lo que ha sucedido a causa de Adán...piensa en toda la miseria y la infelicidad, la descomposición moral, deshonestidad, robo, asesinatos, divorcio, la separación, todas estas cosas. ¿Por qué es así? ¿Y por qué ha sido siempre así? Los libros de historia nos dicen que esto siempre ha sido el patrón de las cosas. El mundo no es diferente hoy de lo que ha sido siempre. Pero ¿por qué es esto así? El Apóstol Pablo responde a la pregunta aquí [en Romanos 5:12-21]. Él dice que todo resulta de Adán, que todo está implicado con lo que Adán hizo, y nuestra relación con él (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Romans – Exposition of Chapter Five, The Banner of Truth Trust, 2003, p. 178).
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La Biblia lo hace muy claro:
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
La muerte que pasó a nosotros por herencia incluye enemistad, hostilidad y amargura contra Dios,
“La mente carnal [no convertida] es enemistad contra Dios” (Romanos 8:7).
Esta muerte Adámica también ciega nuestras mentes humanas a la verdad de la Biblia,
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).
La Biblia de Estudio del Espíritu de la Reforma dice:
La teología reformada ha dependido en gran medida de la realidad histórica de la caída en el pecado...Adán fue creado originalmente en la justicia, pero cayó en un estado de la corrupción y juicio...El relato de la caída ofrece una explicación histórica convincente de la perversión humana y la corrupción de la naturaleza (traducción de Spirit of the Reformation Study Bible, Zondervan Publishing House, 2003, p. 14).
Por lo tanto podemos trazar el pecado, la ceguera y la naturaleza perversa rebelde de la raza humana a la horrible corrupción de Adán en rebeldía contra Dios en el Huerto del Edén, al principio de la historia. El Huerto del Edén es el lugar donde el pecado entró para destruir la raza humana. Podríamos llamarlo “el Huerto de la Muerte”.
Algunos de ustedes aquí esta noche no son convertidos. Dices que quieres confiar en Jesús, pero no puedes hacerlo. ¿Qué es lo que te pasa? ¡Has sido cegado por el pecado de Adán, el cual has heredado en tus genes, y ha envenenado tu alma! La Biblia dice que estás “muerto en pecados” (Efesios 2:5). No puedes ser convertido aprendiendo hechos bíblicos. No puedes ser salvo creyendo en la doctrina de que Jesús murió por ti. ¡No hay esperanza humana para ti porque la negra ira del pecado está en tus venas, el virus canceroso que vino a tu sangre del Edén – ¡el Huerto de la Muerte! Un himno antiguo dice:
¡Oh! Que monstruo es el pecar,
¡Maldición trajo aquí!
La creación gime por ti,
¡Miseria causaste así!
Al vil hombre arruinó
Desde que el mundo comenzó.
(Traducción libre de “Much We Talk of Jesus’ Blood”
por Joseph Hart, 1712-1768).
II. Segundo, pensemos en el Huerto de Getsemaní.
Jesús comió la cena de Pascua con Sus Discípulos. Era tarde en la noche cuando terminaron de comer. Ellos cantaron un himno y salieron. Ellos siguieron a Jesús a un huerto de olivos al lado del Monte de los Olivos. Este lugar fue llamado el Huerto de Getsemaní. Jesús dejó a ocho de Sus discípulos a la orilla del Huerto. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan más profundamente en la oscuridad del Huerto. Ahora estaba en gran agonía “triste” – “en gran angustia” – “muy triste, hasta la muerte” (Marcos 14:33, 34) – “profundamente entristecido al punto de la muerte” (NVI). Entonces Él oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa” (Lucas 22:42). ¿Qué era “esta copa”? La mayoría de los comentaristas dicen que fue una referencia a Su muerte en la Cruz al día siguiente. Pero este punto de vista contradice Hebreos 12:2, que nos dice que Jesús “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio”.
Spurgeon preguntó: “¿Cuál fue la causa del dolor peculiar en Getsemaní?” Él dijo que no vino de dolor corporal. Él dijo que no vino por temor a ser burlado y crucificado al día siguiente. Señaló que muchos mártires fueron alegremente a la muerte. Él dijo: “Nuestro Maestro no debe ser considerado inferior a [los mártires], no puede ser que él temiera donde ellos fueron valientes”. También dijo que la agonía de Jesús no vino de un ataque de Satanás. Dijo que la verdadera razón de la agonía de Jesús en el Huerto fue esta: “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado” (Isaías 53:10). Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6).
El Dr. R. C. H. Lenski dijo: “La agonía de Getsemaní permanecerá siempre llena de misterio para nosotros...el pecado del mundo había, de hecho, sido asumido por Jesús durante toda su vida, pero aquí en Getsemaní el momento supremo de esa suposición había llegado” (traducción de R. C. H. Lenski, Ph.D., The Interpretation of St. Luke’s Gospel, Augsburg Publishing House, 1946, p. 1074).
Creo que Jesús tomó nuestros pecados sobre Él en el Huerto de Getsemaní. Y casi lo mató – porque “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Aplastado por dentro y por fuera por nuestros pecados,
“Y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).
Él tomó nuestros pecados desde Getsemaní hasta la Cruz, y los expió allí al día siguiente
¡Espera! ¡No estoy presentando una doctrina Mormona! Algunos de ustedes saben que los Mormones enseñan que la Sangre que Él derramó en Getsemaní nos perdona. Bruce McConkie, un teólogo Mormón, dijo: “El perdón está disponible porque Cristo el Señor derramó grandes gotas de sangre en Getsemaní” (traducción de Bruce R. McConkie, The Promised Messiah, Deseret Book Company, 1978, p. 337). ¡Pero eso no es lo que dije! Dije que yo creo que Jesús tomó nuestros pecados sobre Él desde Getsemaní hasta la Cruz, y los expió allí. Ese es el primer punto del Evangelio, “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (I Corintios 15:3). La Biblia dice que Jesús “haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:20) – ¡no a través del sudor como gotas de sangre en el Huerto! Nuestra salvación sólo viene a través de la Sangre que Cristo derramó en la Cruz, no la sangre que salió de Su dedo cuando se lo cortó. Ni siquiera del sudor como gotas de sangre en el Huerto. ¡Sólo la Sangre que derramó en la Cruz puede limpiarnos del pecado! Por lo tanto, mi posición es la misma que la de Spurgeon, el teólogo reformado Dr. J. Oliver Buswell, y el Dr. John R. Rice. . Oprime aquí para leer lo que el Dr. Buswell y el Dr. Rice escribieron sobre Getsemaní. Las citas están en mi sermón, “El Horror de Getsemaní”.
¿Fue una coincidencia que el pecado del hombre comenzó en un Huerto y Jesús tomó nuestro pecado sobre sí Mismo en otro Huerto? Puede ser – y sin embargo el gran Spurgeon se preguntaba al respecto. Él dijo:
¿No podemos concebir que, en un Huerto, la auto indulgencia de Adán nos arruinó, y así en otro huerto las agonías del segundo Adán deben restaurarnos? Getsemaní suministra la medicina para los males que siguieron a la fruta prohibida del Edén” (Traducción de C. H. Spurgeon, “The Agony in Gethsemane,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, volume XX, Pilgrim Publications, 1971, p. 589).
Pero esto nos lleva al tercer huerto, y los tres juntos ilustran la caída de la humanidad y su restauración en Cristo Jesús.
III. Tercero, concluyamos pensando en el huerto que contenía la tumba del Salvador.
“Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús” (Juan 19:40-42).
El cuerpo de Jesús fue colocado en esta tumba en el huerto anexo al Calvario, donde fue crucificado. Cerraron la entrada de la tumba con una piedra, y lo sellaron con un sello Romano. Pusieron guardias para vigilarlo a través de la noche.
Temprano en la mañana del Domingo María Magdalena y otra María fueron al sepulcro en el huerto con especias, para embalsamar el cuerpo. Cuando se acercaron hubo un violento terremoto. Un ángel bajó y removió la piedra de la entrada de la tumba. Él les dijo a las dos mujeres:
“No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo” (Mateo 28:5-6).
Cuando ellas iban a decirles a los Discípulos, Jesús les salió al encuentro. “Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron” (Mateo 28:9). Él dijo que deberían ir y decirle a los Discípulos.
La resurrección de Jesús de entre los muertos es una de las dos doctrinas más importantes del Cristianismo. Su muerte como pago por nuestros pecados, y Su resurrección corporal para darnos vida son las dos partes del Evangelio. La palabra “Evangelio” significa “buenas nuevas”. Es una buena noticia saber que Jesús resucitó físicamente de entre los muertos “para nuestra justificación” (Romanos 4:25). Su resurrección de entre los muertos lleva a la justificación y la vida a aquellos que están unidos a Él por la fe. El Jesús resucitado salva a los que vienen a Él de la maldición del pecado y de la condenación eterna.
“Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán [Jesús], [que da vida] espíritu vivificante” (I Corintios 15:45).
El primer Adán hundió a la raza humana en el pecado y la muerte por su desobediencia a Dios. El último Adán, Jesús, vino a deshacer la maldición del pecado y darnos la vida. Como Spurgeon dijo, “¿No podemos concebir que en un Huerto [el pecado] de Adán nos arruinó, y así en otro huerto el [último] Adán debe restaurarnos?” (Ibíd.). Y Jesús, el postrer Adán, se levantó de entre los muertos en el tercer huerto – de la tumba del huerto.
“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Corintios 15:21-22).
Allí tienes una visión general de las doctrinas del pecado y de la salvación, que se nos da en la forma de los tres huertos – ¡el huerto del pecado, el huerto del sufrimiento, y el huerto de la vida nueva!
Esta es la bella y verdadera teología. Pero, ¿qué tiene que ver contigo? Nada si no eres nacido de nuevo. Vas a vivir y morir e ir al Infierno. Y estas palabras que yo te he dado de la Biblia te perseguirán, y te atormentarán, por toda la eternidad. Oro que eso no te suceda. No te va a suceder si te lanzas a Jesús y confías en Él en tu corazón.
Piensa qué gran cosa Jesús hizo cuando bajó del Cielo para sufrir, sangrar y morir para salvarte de tus pecados. ¿Dejarás de pensar en ti mismo y pensarás sólo en Él? ¿Dejarás de examinarte a ti mismo y mirarás hacia fuera de ti mismo hacia Jesús? ¿Confiarás en Él y no en tus propios sentimientos o tu propia mente? El viejo himno estaba correcto cuando dijo: “Al Salvador mira y vive”.
Oh, Alma cansada y turbada,
¿Sin luz en tu senda andarás?
Al Salvador mira y vive,
¡Del mundo la luz es su faz!
En Jesús pon tus ojos,
Tan lleno de gracia y amor;
[Dudas y temor] sin valor serán,
A la luz del glorioso Señor.
(Traducción libre de “Turn Your Eyes Upon Jesus”
por Helen H. Lemmel, 1863-1961; alterada por Dr. Hymers).
Yo oro que tu confíes a Jesús pronto. Amen.
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Jack Ngann:
“Turn Your Eyes Upon Jesus” (por Helen H. Lemmel, 1863-1961;
alterado por el Pastor).
EL BOSQUEJO DE TRES HUERTOS CUENTAN LA HISTORIA Un sermón escrito por Dr. R. L. Hymers, Jr. y predicado por Dr. C. L. Cagan “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (I Corintios 15:21-22). I. Primero, pensemos por unos minutos en el Huerto del Edén, Génesis 2:8, 17; Romanos 5:12; 8:7; I Corintios 2:14; Efesios 2:5 ;II. Segundo, pensemos en el Huerto de Getsemaní, Marcos 14:33, 34; Lucas 22:42; Hebreos 12:2; Isaías 53:10, 6; Lucas 22:44; I Corintios 15:3; Colosenses 1:20. III. Tercero, concluyamos pensando en el huerto que contenía la tumba |