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¡ÉL VIO HOMBRES COMO ÁRBOLES CAMINANDO!por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo” (Marcos 8:22, 23). |
Jesús vino a Betsaida. Pero él no predicó en Betsaida. Sus Discípulos le trajeron a un ciego en Betsaida. Pero Jesús no sanó al hombre en esa ciudad. Ves, Betsaida fue el lugar donde Jesús alimentó a 5,000 hombres al convertir cinco panes y dos peces en suficiente comida para alimentar a esos 5,000 hombres (Marcos 6:38-44). Jesús caminó sobre el mar allí e hizo muchos otros milagros. Sin embargo, la gente de Betsaida no se arrepintió y no confió en Jesús. Así que Jesús maldijo a esa ciudad y dijo que sería juzgada severamente por Dios en el “Día del Juicio”.
Ahora Jesús y Sus Discípulos llegaron a esa ciudad maldecida.
“Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase” (Marcos 8:22).
Lo que sucede a continuación es una imagen de cómo un joven se convierte en la ciudad pecadora de Los Ángeles.
I. Primero, la ciudad estaba maldecida, ¡pero no el joven ciego elegido!
Los “elegidos” son las personas que Dios escogió para salvar antes de crear el mundo, “los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos” (Romanos 11:7). Aunque la ciudad entera fue cegada, abandonada por Dios, porque rechazaron a Jesucristo – sin embargo, a pesar de que toda la ciudad fue maldecida, había un hombre en la ciudad que era uno de los elegidos, ¡y los Discípulos llevaron a ese hombre a Jesús!
“Elegido” significa seleccionar o elegir. De acuerdo con la Biblia, antes de la Creación, Dios seleccionó de la raza humana a quien Él redimiría.
Este hombre ciego fue uno de los elegidos. Entonces los Discípulos fueron enviados a este hombre, ¡para llevarlo a Jesús!
Ahora toda la ciudad estaba reprobada, juzgada por rechazar a Jesús y abandonada por Dios. Cuando salimos a invitar gente a la iglesia, sabemos que la mayoría de ellos no vendrá. Sabemos que la mayoría de ellos piensan que ya están salvos. ¡Sabemos que la mayoría de las personas en Los Ángeles están bajo tal control por parte del Diablo que odian la idea de venir a la iglesia para escuchar acerca de Jesús! Sin embargo, salimos a invitar a las personas a la iglesia, a pesar de que sabemos que la mayoría de ellos nunca serán salvos, nunca serán salvos porque Dios ya los rechazó. La Biblia dice: “Dios los entregó...Dios los entregó a una mente reprobada... [ellos son] aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres... aborrecedores de lo bueno... amadores de los deleites más que de Dios” (Romanos 1:26-30, II Timoteo 3:3, 4).
Sí, sabemos que nuestra ciudad está llena de hipócritas, fumadores de marihuana, adictos al sexo, vagabundos, desviados y personas que odian a Jesucristo. Lo sé mejor que tú. ¡He pasado sesenta años predicando a esta ciudad sin Dios!
Pero también sé que, en alguna parte, en uno de estos apartamentos, en uno de estos callejones, en una de estas escuelas – sé que en uno de esos lugares hay un hombre o una mujer a quien Dios ha elegido, seleccionado entre los miles de pecadores, elegidos para ser salvados por Jesucristo, ¡¡¡el único Hijo de Dios engendrado!!! ¡Yo creo que tú eres esa persona elegida!
¡¡¡Y ese hombre o mujer joven regresará a la iglesia, será iluminado por el Espíritu, liberado del Diablo y lavado por la Sangre que Jesucristo derramó en la Cruz!!!
¡De Jesús la sangre que a mí me salvó!
Ya estando librado nueva vida tengo,
Al Padre y al Hijo cantémosles hoy,
¡De Jesús la sangre que a mí me salvó!
¡Salvo! ¡Salvo! Borró mis pecados, ¡Mi culpa quitó!
¡Salvo! ¡De Jesús es la sangre que a mí me salvó!
(Traducción libre de “Saved by the Blood” por S. J. Henderson, 1902).
¡Amén! ¡Alabado sea el Señor! ¡Aleluya! ¡Soy salvo por la Sangre del Crucificado!
Este hombre fue uno de los elegidos de Dios. Y los Discípulos vinieron y lo sacaron de ese agujero infernal de ciudad – ¡así como fuimos y te sacamos! ¡Y trajeron a ese ciego a Jesús! ¡Amén! ¡La ciudad estaba maldecida y condenada, pero no el joven ciego elegido! ¡Lo trajeron a él a Jesús!
II. Segundo, el joven estaba ciego.
Estaba completamente ciego – ¡estaba tan ciego como un murciélago! ¡¡¡Tan ciego como un zopilote sin cabeza!!! ¡Tan ciego como podía estar! Sí, el joven estaba ciego – ¡CIEGO!
Ahora, ¡eso significa algo! Significa que está ciego, ¡sí! ¡Pero significa más que eso en el Nuevo Testamento! Significa, como dice Matthew Henry, “ceguera espiritual”. Y el Evangelio de Lucas nos dice que Jesús cumplió Isaías 61:1 para predicar la “vista a los ciegos” (Lucas 4:18).
Jesús tomó al ciego de la mano, “y le sacó fuera de la aldea” (Marcos 8:23). Esto nos muestra que los pecadores ciegos necesitan separarse de los otros pecadores si quieren que Jesús cure su ceguera. La Biblia dice,
“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos… Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor... Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (II Corintios 6:14, 17-18).
Muchas veces los jóvenes quieren ser salvos, quieren conocer mejor a Dios, pero están bloqueados por amigos pecadores – amigos que no abandonarán por Jesús. Gracias a Dios, Jesús “le sacó fuera de la aldea” antes de que restauró su vista. Tenía que salir de esa compañía infernal. ¡Fuera! ¡Sal! ¡Sal! ¡Tenía que alejarse de amigos malvados que trabajarían para mantenerlo ciego! Jesús lo tomó de la mano “y le sacó fuera de la aldea”. ¡No creo que ese hombre hubiera sido salvo si hubiera mantenido amistad con esas personas malvadas!
III. Tercero, su iluminación fue gradual.
“Y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos” (Marcos 8:23-25). El Libro de proverbios da un buen comentario sobre eso:
“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).
Al principio estás espiritualmente ciego. Vienes a la iglesia, pero no tienes claro la mayoría de lo que escuchas. Entonces empiezas a darte cuenta de que Jesús puede ayudarte. Empiezas a tener esperanza que él puede ayudarte. Pero no puedes verlo, y no puedes sentirlo. Entonces te das cuenta de que “la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
El Apóstol Tomás dijo: “No creeré”. Entonces Jesús vino y Tomás lo llamó: “¡Señor mío, y Dios mío!”. Y Jesús le dijo a Tomás: “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Por dos mil años, Jesús ha salvado a millones de personas que “que no vieron, y creyeron”.
Escucha a John Cagan. Él dijo: “No pude encontrar ninguna forma de paz. Sentí que moría...[entonces] estaba muy claro que todo lo que tenía que hacer era confiar en [Jesús]. No había sensación física, no necesitaba un sentimiento, ¡tenía a Jesús! ¡Miré a Jesús solo! Es solo por fe que sé que Jesús lavó todos mis pecados, y me pregunto cómo sé por mi falta de evidencia concreta, pero...encuentro paz sabiendo después de un cuidadoso pensamiento que mi fe descansa en Jesús. Jesús es mi única respuesta”.
Escucha a Philip Chan. “Recuerdo haber pensado que nunca sería convertido. Incluso empecé a dudar si la conversión era real...[Entonces] Dr. Hymers predicó sobre cómo Satanás ciega a aquellos que no tienen a Jesús. Dijo que una de las formas en que Satanás lo hace es trabajando dentro de la mente de una persona perdida y haciéndole pensar que debe tener un sentimiento de seguridad. Entonces Dr. Hymers dijo que debo confiar en Jesús y solo en Él. Nadie más, nada más. Justo antes [mi mente] se arremolinaba en dudas y autoanálisis...Ahora Jesús estaba allí. ¡Ahora el Salvador estaba esperando para tomarme en Sus brazos! ¿Cómo podría aferrarme a mi pecado y no mirar a Jesús, el que amaba mi alma? En ese momento me arrodillé y confié en Jesucristo Mismo. No esperé a experimentar un sentimiento. No esperé a escuchar las mentiras de Satanás. Tenía que ir a Jesús para ser limpiado de mi pecado. ¡No debo esperar! Los pensamientos de encontrar seguridad habían desaparecido. Confié en Jesús. Jesús [Mismo] se convirtió en mi seguridad y esperanza ese día. Jesús se llevó mi pesada carga de pecado. Limpió mi registro con Su propia Sangre. Ahora recuerdo himnos como “Jesús, Amante de mi Alma”, y recuerdo que tengo un amigo en Jesús. ¡Alabado sea Dios por haber dado a Su Hijo, Jesús, para perdonar mi pecado con Su Sangre!”
Ahora aquí están las palabras de una joven que rechazó a Jesús por muchos años. Ella dijo: “Tenía una profunda convicción de mis pecados y me sentía completamente desesperada. Oré y ayuné casi todos los días. Leí todos los manuscritos de sermones todos los días. No ayudaron porque todavía estaba esperando por más sentimientos y más fe. Le dije al Dr. Cagan que tenía una mente confusa, así que no podía ir a Jesús. Dr. Cagan dijo, ‘¡Entonces ven a Jesús con tu mente confusa!’ Poco antes de mi conversión, el Sr. Griffith cantó, ‘Si esperas hasta que estés mejor, nunca vendrás’. [Sabía que] mis sentimientos y [emociones] nunca son confiables, por lo tanto, nunca puedo confiar en ellos de todos modos. Cuando confié en Jesús, Él me perdonó y me limpió de todos mis pecados. Él me limpió y lavó todos mis pecados con Su preciosa Sangre. ¡Jesús me libró de Satanás y me liberó! Prefiero ser un esclavo de Jesús que me ama y se preocupa por mí, que continuar siendo esclavo de Satanás, que me destruirá y al final me enviará al Infierno”. Es el número 16 en tu cancionero. ¡Cántalo de pie!
Oh, Jesús quien me ama a mí,
A Tu seno volaré,
En el agitado mar,
En lo peor del huracán:
Escóndeme, Oh Señor,
De la tempestad voraz;
En Tu puerto Salvador;
¡Mi alma al fin recibirás!
(Traducción libre de “Jesus, Lover of My Soul”
por Charles Wesley, 1707-1788).
Se pueden sentar.
¡Sé que quieres que tus pecados sean limpiados por Jesús! ¡Sé que quieres que Jesús te salve! No esperes ser perfecto. Solo espera que Jesús te salve de tu culpa y tu pecado. La perfección vendrá después. Ahora escucha las palabras de Jesús. Estas palabras vinieron de la misma boca de Jesús.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”. A menudo te sientes muy pecaminoso y perdido cuando vas a la cama por la noche. Te vas a la cama por la noche preocupado por tus pecados. ¿Por qué ir a la cama preocupado otra vez esta tarde? Jesús dice:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
No necesitas seguridad. Necesitas descanso. Descanso para tu alma. Voltea al himno número 14 en tu cancionero.
Te escucho, oh Jesús,
Llamándome a mí
Para que limpio pueda ser,
Hoy en Tu sangre así.
Vengo ya Jesús, vengo hacia ti,
Lávame en tu sangre que
Fluyó, Jesús, por mí.
(Traducción libre de “I Am Coming, Lord” por Lewis Hartsough, 1828-1919).
Si quieres hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor ven y siéntate en las primeras dos filas.
CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.
(FIN DEL SERMÓN)
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Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
sin la autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de
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derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“I Am Coming, Lord” (por Lewis Hartsough, 1828-1919).
EL BOSQUEJO DE ¡ÉL VIO HOMBRES COMO ÁRBOLES CAMINANDO! por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo” (Marcos 8:22, 23). I. Primero, la ciudad estaba maldecida, ¡pero no el joven ciego elegido! II. Segundo, el joven estaba ciego. Lucas 4:18; Marcos 8:23; III. Tercero, su iluminación fue gradual, Marcos 8:23-25; Proverbios 4:18; |