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ESPERANZA EN ESTOS DÍAS OSCUROS –
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El Señor Jesucristo profetizó que esto sucedería en los “últimos días” – el mismo tiempo en que vivimos. Durante mucho tiempo pensamos que cosas como esta solo sucedían en países paganos – ¡ciertamente no en América! Pero ahora vivimos en los “últimos días” profetizados. La Biblia dice: “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos” (II Timoteo 3:1). Un famoso maestro de la Biblia llamado Dr. J. Vernon McGee dijo: “‘Vendrán tiempos peligrosos’, lo que significa que vendrán tiempos difíciles o desesperados” (Thru the Bible, volume V, p. 409). ¡Cada señal apunta al hecho de que estamos viviendo en los últimos días, ahora mismo, esta noche! El Dr. Thomas Hale dijo, “En los últimos días, las familias serán desgarradas por causa de Jesús. Aquellos en una familia que no creen en Jesús se opondrán a los que sí lo hacen. Estas cosas sucederán antes del fin del mundo. De hecho, estas cosas están sucediendo hoy” (Comentario del Nuevo Testamento Aplicado, nota sobre Marcos 13:12). ¡Pero los Cristianos tenemos esperanza! ¡Jesús viene otra vez! ¡Cuando Jesús descienda del Cielo, Él establecerá la paz en toda la tierra! ¡Él vienen otra vez! ¡Ponte de pie y canta el coro!
Él viene otra vez, Él viene otra vez,
El mismo Jesús que, rechazado fue;
Él viene otra vez, Él viene otra vez,
¡Con poder y gloria, Él viene otra vez!
(Traducción libre de “He is Coming Again”
por Mabel Johnston Camp, 1871-1937).
Pero hasta que Jesús venga, atravesaremos días oscuros. Jesús dijo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28).
“Seréis entregados...por los padres”. ¡Difícilmente podemos imaginar a una madre que traiciona y persigue a uno de sus hijos por convertirse en Cristiano! Y, sin embargo, he conocido a tales madres. Cuando pastoreé una iglesia en el condado de Marín, el condado más rico de California, una joven vino a nuestra iglesia y se hizo Cristiana. No podía creerlo cuando esa dulce niña Cristiana me dijo que su madre la había echado de la casa por su fe recién encontrada en Jesús. Me puse mi traje y corbata y fui a ver a esa madre. Era una casa grande y cara. Llamé a la puerta y la madre respondió. Le dije que era el pastor de su hija. Si podía entrar y hablar con ella. Esa madre me invitó a su lujosa sala de estar y me ofreció un asiento. Pude oler licor en el aliento de esa madre. Le pregunté qué podía hacer para convencerla de que permitiera que la joven regresar a casa otra vez. La mujer me gruñó con una mirada enojada en su rostro. Ella dijo: “Podía aguantarla vagando y teniendo sexo”. Podía soportarla cuando comenzó a tomar drogas”. Entonces los ojos de esa madre se tornaron pequeños y su cara se puso roja. Parecía una madre del Infierno. Ella me gritó: “¡Pero no toleraré que se convierta en CRISTIANA!” Gritó la palabra CRISTIANA como si fuera la cosa más horrible del mundo – ¡peor que el sexo libre! Peor que las drogas y el libertinaje. “¡No toleraré que se convierta en CRISTIANA!” ¡Se levantó y me gritó! Sabía que no tenía sentido razonar con ella. Dejé su costosa casa con gran tristeza. Esa madre nunca dejó que su hija Cristiana volviera a casa. La joven había cometido el pecado “imperdonable” de convertirse en Cristiana. Su pobre hija tuvo que mudarse con otras jóvenes en nuestra iglesia. Ella fue separada de su madre para siempre.
Algún tiempo después, supe que su madre había muerto borracha. Encontraron a esa pobre mujer muerta en la alfombra de su mansión.
¿Qué le pasó a su hija? Ella creció para ser una mujer Cristiana fuerte. Ella se casó con un buen joven Cristiano. Salieron como misioneros a Europa. Tienen hijos hermosos y son una pareja feliz, compartiendo el Evangelio de Jesús con jóvenes perdidos en Europa. Esta iglesia envía dinero a esa maravillosa pareja de jóvenes misioneros en nuestra misión cada mes. Recientemente me envió un correo electrónico en el que me agradecía por llevarla a Jesús y por apoyarlos en el gran trabajo Cristiano que están haciendo con los jóvenes en Europa.
Esa fue la primera vez que escuché de una madre que echó a su hija por ser Cristiana. He sido predicador por más de sesenta años. En la década de 1950, cuando comencé a predicar, cosas como esa nunca sucedieron. Pero cada vez es más frecuente a medida que avanzamos hacia los “últimos días” profetizados por Jesús. Hace solo unas semanas, otra joven de nuestra iglesia fue expulsada de su casa por padres enojados que estaban furiosos porque ella vino a nuestra iglesia y se hizo Cristiana.
Eso es difícil de entender para mí. Soy padre de dos hijos y abuelo de dos hermosas niñas. Les he dicho varias veces que siempre pueden venir a casa. Mis hijos no son perfectos. Pero ambos están aquí conmigo y mi esposa en la iglesia todos los Domingos. También mis nietas. No importa lo que les pase, saben que si oigo un golpe en la puerta a la medianoche y dicen: “Papá, ¿puedo ir a casa esta noche?” mi esposa y yo siempre estaremos allí para ayudarlos. Claro, les digo cuando están equivocados. Y obedecí la Biblia y a veces les di nalgadas al portarse mal cuando eran niños como el Dr. John R. Rice nos dijo que hiciéramos en su libro “El Hogar: Noviazgo, Matrimonio y los Hijos”, en Inglés [“The Home: Courtship, Marriage and Children”]. Pero nunca los “echaría” por tratar de ser buenos Cristianos.
Es mi oración que cada madre y padre aquí esta noche hagan lo mismo con sus hijos. ¿Qué los atrae a nuestra iglesia? A medida que envejecemos tendemos a olvidar lo solitario que es para los jóvenes de hoy. Cuando en el hogar no se sienten bienvenidos, los jóvenes buscan un lugar alternativo para aliviar su soledad. Lo sé. Mis padres se divorciaron en la década de 1950 cuando el divorcio era menos común. Me obligaron a vivir en casas donde no me querían. Estaba consumido por la soledad. Mi amigo estaba tan solo que se suicidó. Si no hubiera entrado en la iglesia y no me hubiera convertido en Cristiano, dudo mucho que estuviera vivo hoy. La iglesia se convirtió en mi segundo hogar. Y el Señor Jesucristo me salvó del pecado y de una vida perdida. Me gradué de la universidad y tengo tres doctorados. Le daré a todos los padres que están aquí esta noche una copia de mi autobiografía para que puedan leer mi historia.
Tal vez no comprendas por qué tus hijos quieren estar aquí en la iglesia con tanta frecuencia. Les hago un llamado – ¿no es mejor para ellos estar aquí que salir con otros jóvenes y tomar drogas? ¿No es mejor para ellos estar aquí varias noches a la semana que salir con un grupo de borrachos y tener sexo libre? El sentido común te dirá que tengo razón.
Si no comprendes por qué a tus hijos les encanta estar aquí en la iglesia, ¿por qué no los acompañas a nuestra iglesia el próximo Domingo? ¡Puede que llegues a amar a Jesús tanto como tus hijos! Jesús dijo:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Ofrecemos, no solo a tus hijos sino a ti – el maravilloso descanso y la paz que Jesús da. Él murió en la Cruz para perdonar nuestro pecado. Él se levantó de entre los muertos para darnos una nueva y mejor vida. ¿Por qué no vienes con tus hijos el próximo Domingo? ¡Podría cambiar tu vida entera y darte paz y alegría que te va a satisfacer y te dará esperanza en estos días oscuros!
Dios te bendiga y ¡gracias por venir esta noche! Padre, por favor bendice a cada persona aquí esta noche. Y por favor bendice la comida que vamos a comer. En el nombre de Jesús, Amén.
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“In Times Like These” (por Ruth Caye Jones, 1902-1972).
“The Love of God” (por Frederick M. Lehman, 1868-1953).