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LA CAÍDA DEL HOMBREpor Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles |
El Libro del Génesis es el “semillero” de la Biblia. Una de las características más interesantes de Génesis es el hecho de que responde a muchas mentiras modernas. C. S. Lewis, cerca del final de su vida, dijo que la evolución de Darwin “es la mentira central” de los tiempos modernos.
La mentira de la evolución de Darwin es refutada por Génesis de dos maneras. Primero, se nos dice repetidamente que los animales e incluso las plantas fueron creados directamente por Dios. Segundo, Génesis nos dice que todas las plantas y animales solo pueden reproducirse “según su especie”. Los animales y las plantas solo pueden reproducirse dentro de su “especie”. Esto refuta la teoría de evolución, que dice que la reproducción puede ocurrir entre diferentes “especies”. Uno de los argumentos más débiles de la evolución es que puede haber cruce de una “especie” a otra, que una “especie” puede evolucionar a otra. Esto no ha sido probado. ¡Por lo tanto, Génesis muestra que una de las suposiciones básicas de la teoría de la evolución es una completa mentira! Un perro nunca puede convertirse en un caballo. Un águila nunca puede convertirse en un pollo. No hay cruces de una “especie” a otra. ¡Génesis muestra que una de las suposiciones básicas de la evolución es una sucia mentira!
Segundo, la mentira de que los seres humanos son productos de su medio ambiente es refutada por Génesis. Nuestros primeros padres vivieron en un ambiente perfecto. Sin embargo, se convirtieron en pecadores. ¡Y su primer hijo fue un asesino!
Tercero, la idea de que el problema del mal es imposible de comprender es refutada por Génesis. El Huerto del Edén era la sede de mucha actividad demoníaca y satánica. Satanás moraba en la serpiente que tentó a Eva a pecar. Los “nephilim” del capítulo seis eran el producto de hombres poseídos por demonios que cohabitaban con mujeres normales. Por lo tanto, el “problema” del mal es una mentira, inventada por hombres modernos que no toman en cuenta la realidad de Satanás y los demonios.
Cuarto, la teoría uniformitariana de la geología moderna es mostrada ser una mentira por Génesis. La tierra muestra abundantes pruebas de un diluvio universal. Los uniformitarios dicen: “Todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (II Pedro 3:4). Son “voluntariamente ignorantes” del gran diluvio de los tiempos de Noé. La geología moderna no tiene una explicación creíble de cómo aparecieron lugares como el Gran Cañón, o cómo los fósiles de criaturas marinas aparecen en las montañas más altas. Por lo tanto, Génesis refuta la mentira detrás de la geología moderna.
Quinto, la depravación del hombre no se puede explicar con credibilidad, y prácticamente todas las teorías han demostrado ser una mentira, porque Génesis muestra gráficamente cómo el hombre cayó de su rectitud original al salvajismo vicioso que vemos a nuestro alrededor en el mundo moderno, “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:21). Por lo tanto, las diversas teorías de la psicología moderna han demostrado ser una mentira según el Libro del Génesis.
Esta noche nos enfocaremos en esta mentira más detalladamente. Ve a Génesis 3:1-10.
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:1-10).
Arthur W. Pink era un teólogo Británico y comentarista de la Biblia. Pink dijo correctamente que el tercer capítulo de Génesis es uno de los pasajes más importantes de toda la Palabra de Dios. Pink dijo:
Es “la semilla del plan de la Biblia.” Aquí se hallan las fundaciones sobre las que descansan muchas de las doctrinas cardinales de nuestra fe. Aquí trazamos hacia su fuente muchos de los ríos de la verdad divina. Aquí comienza el gran drama que se actúa en la plataforma de la historia...Aquí hallamos la explicación divina de la presente condición caída y arruinada de la raza [humana]. Aquí aprendemos los métodos sutiles de nuestro enemigo, el Diablo...Aquí marcamos la tendencia universal de la naturaleza humana a cubrir su propia vergüenza moral por un artefacto de la manualidad del hombre (traducción de Arthur W. Pink, Gleanings in Génesis, Moody Press, 1981 edition, p. 33).
Este capítulo tres nos dice cómo Satanás entró en el Huerto del Edén, poseyendo y hablando por la boca de la serpiente que todavía no era juzgada. Ahí vemos que Satanás le habló a la mujer, poniendo en duda lo que Dios le había dicho a Adán, torciendo y distorsionando la Palabra que Dios dio, diciéndole a ella “no moriréis” si coméis del fruto de aquel árbol prohibido, “el árbol de la ciencia del bien y del mal.”
Debe recordarse que Satanás para aquel entonces ya era un maestro del engaño. La Biblia dice en el Libro de Apocalipsis:
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra…” (Apocalipsis 12:4).
El significado de ese verso se aclara unos cuantos versos después, en Apocalipsis 12:9,
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).
El Dr. Henry M. Morris dijo,
Aquí se identifica al dragón con la serpiente del Edén (Génesis 3:1)...y como el Diablo que probó a Jesús [en el desierto] (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, 1995, p. 1448; note on Revelation 12:9).
Satanás fue expulsado del Cielo por rebelarse contra Dios, y por querer tomar el trono de Dios (Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:13-18). Satanás fue arrojado fuera del Cielo a la tierra, donde se hizo el
“...príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).
¿Pero qué de los ángeles que siguieron a Satanás en rebelión contra Dios? Apocalipsis 12:9 dice,
“Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).
¿Cuántos ángeles se rebelaron con Satanás? ¿Cuántos de ellos fueron “arrojados con él” a la tierra? Apocalipsis 12:4 dice,
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra” (Apocalipsis 12:4).
El Dr. Morris dijo,
Estas ‘estrellas del cielo’ son identificadas como los ángeles de Satanás en Apocalipsis 12:9 (Morris, ibíd., p. 1447).
Así, nosotros creemos que la tercera parte de los ángeles en el Cielo se rebelaron con Satanás líder suyo y fueron arrojados a la tierra, convirtiéndose en los demonios que Jesús tan a menudo encontraba en Su ministerio terrenal.
Satanás le mintió a aquellos ángeles. Sin duda había usado la misma clase de mentira que le presentó a Adán y Eva en el Huerto del Edén, cuando dijo, “seréis como Dios” (Génesis 3:5). Indudablemente esa fue la mentira que destruyó a aquellos ángeles, “Venid conmigo y seréis como dioses.” Ellos creyeron la mentira del Diablo, pero no “se hicieron como dioses.” ¡Oh, no! ¡Ellos se hicieron demonios, monstros inmundos, vagando el mundo con enojo, lujuria e ira!
Y tal como Satanás le mintió a los ángeles tentándoles a pecar contra Dios, así lo hizo de nuevo cuando le mintió al hombre. La misma idea con la que sedujo a aquellos ángeles, que los arruinó, era similar a la idea falsa que usó para tentar a Adán y Eva en el Huerto del Edén. Escucha a Génesis 3:4-5,
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:4-5).
Satanás debió haber usado un argumento similar, una mentira similar, para derrumbar a un tercio de los ángeles del Cielo en aquella gran caída angélica de su posición exaltada en el Cielo.
Y ahora trae esa mentira, y esa distorsión de la Palabra de Dios, a nuestros primeros padres. Y, como los ángeles, nuestros padres en el Huerto también creyeron su mentira y se volvieron condenados como los ángeles que creyeron al “Padre de mentira,” porque eso es lo que el Señor Jesucristo llamó a Satanás cuando Él le dijo a los Fariseos,
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
En ese verso Jesús nos dijo dos cosas importantes sobre Satanás: (1) “Él ha sido homicida desde el principio” y (2) Él es mentiroso, y padre de mentira.
Satanás le mintió a los ángeles cuando los tentó a que lo siguieran. Satanás le mintió a Adán y Eva cuando los tentó a comer del único árbol que era prohibido en el Huerto.
Satanás era “homicida desde el principio.” Por sus mentiras el “asesinó” a los ángeles que lo siguieron, “sus ángeles,” porque fueron arrojados fuera del Cielo a la tierra, donde esperan cierta condena en el Infierno de fuego, “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). “Él ha sido homicida desde el principio,” porque no solamente “asesinó” a un tercio de los ángeles del Cielo, él también asesinó a la raza humana entera por su engaño y mentiras. Jesús dijo:
“Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él…” (Juan 8:44).
Satanás destruyó a un tercio de los ángeles en su caída. Y Satanás “asesinó” a la raza humana entera por atraparlos en este grande pecado que cometieron por desafiar al Dios viviente, y seguir al Diablo a la condena en la caída del hombre, escrita en nuestro texto de apertura Génesis 3:1-10.
Cuando Adán pecó no era un hombre ordinario. Él era el cabeza natural de la raza humana entera y la cabeza federal también. Como la rebelión de Satanás afectó directamente a un tercio de los ángeles en el Cielo, así la rebelión de Adán y el pecado en la caída también tuvo grandes consecuencias para otros. La raza humana entera cayó en Adán como cabeza federal de ellos. Un viejo libro Puritano de texto para niños correctamente dijo, “En la caída de Adán, todos nosotros pecamos.” Por creer la mentira de Satanás, y comer del fruto prohibido, Adán trajo la muerte a su descendencia – a la raza humana entera. Como lo puso el Apóstol Pablo,
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre [Adán], y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres …” (Romanos 5:12).
El efecto del pecado de Adán sobre la raza humana es inmenso. Antes de la caída, Dios y el hombre tenían compañerismo. Después de la caída ese compañerismo se terminó. Ellos fueron cortados de Dios. Después de la caída ellos trataron de esconderse de Dios.
Antes de la caída el hombre era inocente y santo. Adán y Eva no tenían naturaleza de pecado. Después de la caída fueron pecaminosos y avergonzados. El Apóstol Pablo dijo,
“El pecado entró en el mundo por un hombre” (Romanos 5:12).
Ese verso no dice que los “pecados” entraron al mundo. Dice el “pecado”, singular. Adán no trajo el pecado al mundo por poner un mal ejemplo. Su acto de pecado trajo un cambio a su misma naturaleza. Su mismo corazón se hizo depravado.
Antes de la caída el hombre pudo haber comido del Árbol de la Vida y vivir para siempre (Génesis 2:9; 3:22). Después de la caída la muerte del cuerpo se hizo parte de la pena por el pecado de Adán. Romanos 5:12 dice,
“El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte...” (Romanos 5:12).
Esto se refiere a ambas muertes, la espiritual y la física. Después de que Adán pecó dijo Dios,
“...pues polvo eres, y al polvo volverás...” (Génesis 3:19).
De ese modo, la muerte física y la espiritual es el resultado del pecado de Adán.
Como resultado de la caída de Adán, el pecado se hizo universal en la humanidad. Ahora todos los hombres nacen con una naturaleza pecaminosa, heredada de Adán, la cabeza federal de la raza humana. La Biblia dice:
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
La naturaleza pecaminosa del hombre caído se da a través de la Biblia.
“No hay hombre que no peque” (I Reyes 8:46).
“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20).
“No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).
“Toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Romanos 3:19).
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (I Juan 1:8).
El pecado de Adán fue imputado a toda su posteridad, o sea, a la raza humana entera. Por la unidad orgánica de la humanidad, Dios le imputa inmediatamente el pecado de Adán a todos sus hijos. Así, la naturaleza que todo hombre posee ahora es la misma naturaleza depravada que Adán poseía después de la caída. Según Romanos 5:12 la muerte (ambas espiritual y física) le fue pasada a todo hombre, porque todos pecaron en Adán, la cabeza natural de ellos.
Eso es lo que queremos decir con la “Depravación Total” de la humanidad. Quiere decir que el hombre en su estado naturalmente depravado no tiene verdadero amor por Dios. Quiere decir que él se prefiere a sí mismo que a Dios, que él se ama a sí mismo más que a su Creador. La Depravación Total también quiere decir que a cada hombre en su estado natural no le gusta Dios, tiene una repulsión o aversión a Él, y está contra Él.
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios” (Romanos 8:7).
Los “designios de la carne” [“mente carnal”] se refiere a “un hombre no regenerado,” no renacido (La Biblia de Geneva, 1955, nota sobre Romanos 8:7).
Así, la caída del Adán, en Génesis capitulo tres, tiene un efecto directo sobre ti. Hayas sido criado en la iglesia o no, tu recibiste una naturaleza que tiene aversión a Dios y Jesús, heredada de tu padre Adán. Nada que tú pienses, aprendas o hagas puede darle revés a la incorrupción interior que heredaste. Por lo tanto, la salvación tiene que venir de una fuente “ajena,” de una fuente completamente fuera de ti mismo. Y esa fuente es Dios Mismo. Dios tiene que despertarte a tu depravación interior. Dios tiene que marchitar tus ideas falsas de salvación, y convencerte de tu depravación interior. Dios tiene que atraerte a Jesús, para ambas, la limpieza y la creación del nuevo nacimiento dentro de ti. Por causa del pecado de Adán, nadie sino solo Jesús, el segundo Adán, puede salvarte. Eso es la salvación por gracia sola, mediante Jesús solo. Eso es lo que creemos y predicamos.
Antes de que Adán cayera, él tenía una relación perfecta con Dios. Él caminó con Dios como un amigo. Pero después de que él pecó, Adán y su esposa se escondieron de Dios en los árboles del Huerto.
Eres un hijo de Adán. ¡Es por eso que tu pensamiento acerca de Dios está todo equivocado! En lugar de confiar en Él, te rebelas contra Él y te escondes de Él, tal como lo hizo tu antepasado Adán. Es por eso que cometes un error tras otro cuando intentas confiar en Jesús. Y esa es la razón por la cual tu mente va en círculos – cometiendo los mismos errores una y otra vez, y otra, y otra vez, sin fin.
Testimonio De Un Estudiante Universitario
Tuve una conversión falsa tras otra. Pensé que necesitaba tener un sentimiento en la conversión. Tener conversiones falsas fue un tiempo terrible para mí.
Cuando venía a ser aconsejado, intentaba pensar en algo que decir. Traté de recordar lo que se dijo en el sermón, para poder repetir algo de eso. Pero mis palabras nunca tuvieron ningún significado. Intenté copiar el testimonio de conversión de otra persona. ¡Qué locura!
Empecé a orar solo y a pensar en mi propio pecado. Entonces la predicación del Evangelio se hizo muy clara para mí. Vine a Jesús como un pecador miserable sin esperanza en mí mismo – pero mi esperanza estaba en Jesucristo. Lo más importante para mí fue venir a Jesús y tener mis pecados lavados por Su Sangre. Confié en Su Sangre.
Testimonio De Una Mujer De Edad Universitaria
Satanás no dejaba de decirme: “Estas personas están equivocadas”. Eres perfecta como eres. No necesitas a Jesús”. Luego vine a la iglesia y supe que estaba equivocada. Estaba llorando y no pude parar. Dr. Cagan me preguntó: “¿Vendrás a Jesús? Respondí “Sí, Vendré a Él”. Vendré a Él”. Me arrojé sobre Jesús ese día. Me entregué por completo a Jesús. Jesucristo me abrazó y mis pecados fueron lavados en Su Sangre.
Testimonio De Un Joven
Ya no podía ignorar el hecho de que mi corazón era feo, rebelde, lleno de maldad y en contra de Dios. Mi corazón ya no podía engañarme haciéndome pensar que era una buena persona. No estaba bien y no había bondad en mí. Sabía que si moría en ese instante iría directamente al Infierno. Merecía ir al Infierno. Yo era un pecador. Pensé que podría ocultar a las personas mis pecados. Pero no pude esconderlos de Dios. Dios vio todo mi pecado. Me sentí como Adán cuando trató de esconderse de Dios después de que comió la fruta prohibida. Me sentí completamente sin esperanza. Todas mis buenas obras no pudieron salvar a un pecador miserable como yo. Jesús solo me salvó. Su Sangre me cubrió y lavó todos mis pecados. Jesús me vistió en Su Sangre. Él me vistió en Su justicia. Su sangre lavó mi corazón pecaminoso. Mi fe y seguridad están solo en Jesús. Yo era un pecador – pero Jesús me salvó.
Testimonio De Una Joven Universitaria
Entré a la iglesia y mi corazón estaba pesado. Sentí que era pecadora. Ya no podía ignorar el hecho de que mi corazón era feo, rebelde, lleno de maldad contra Dios. Luego, cuando el sermón estaba llegando a su fin, escuché el Evangelio por primera vez. Nunca antes había significado algo para mí. Jesús murió en mi lugar en la Cruz, para pagar mi pecado. ¡Murió en la Cruz por mí! ¡Su Sangre fue derramada por mí! Necesitaba desesperadamente a Jesús. Mis ojos se alejaron de mí. Miré hacia Jesús por primera vez, ¡y en ese momento Jesús me salvó! Ahora entendí a lo que se refería John Newton: “¡Sublime gracia! ¡Que salvó a un vil ser como yo! Fui ciego, mas hoy miro yo,
Perdido y Él me halló”. Era un pecador, y Jesucristo me salvó de mi pecado.
No vi ni sentí a Jesús. No tuve una experiencia religiosa divina. Simplemente confié en Él. En el momento en que confié en Jesús, Él lavó mi pecado con Su Sangre.
Escucho a mi Salvador llamándome, escucho a mi Salvador llamándome,
Escucho a mi Salvador llamándome, iré con Él, ¡con Él hasta el fin!
(Traducción libre de “Where He Leads Me” por Ernest W. Blandy, 1890).
Vengo ya Jesús, vengo hacia Ti;
Lávame en Tu Sangre que fluyó Señor por mí.
(Traducción libre de “I Am Coming, Lord”
por Lewis Hartsough, 1828-1919).
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“I Am Coming, Lord” (por Lewis Hartsough, 1828-1919).