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ESTA PALABRA LES ERA ENCUBIERTApor Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34). |
Esta es la tercera vez, en el Evangelio de Lucas, que Jesús le dijo a los Discípulos que Él iba a morir (Lucas 9:22; 9:44). En Lucas 18:31-33, Jesús lo hizo muy claro, cuando dijo:
“He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará” (Lucas 18:31-33).
¿Cómo podía estar esto más claro? Aún así, “Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34). Marcos 9:32 dice: “Ellos no entendían esta palabra”. El Dr. A. T. Robertson dio este comentario sobre Marcos 9:32, “Ellos continuaban sin entender. Eran agnósticos [no creyentes] sobre el tema de la muerte y resurrección de [Jesús]” (traducción de A. T. Robertson, Litt.D., Word Pictures in the New Testament, Broadman Press, 1930, tomo I, p. 344; nota sobre Marcos 9:32).
El Evangelio de Jesús fue dado breve y claramente por el Apóstol Pablo:
“Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (I Corintios 15:3-4).
Aún así, en este tiempo, los doce Discípulos no entendían ni creían el Evangelio de Jesús.
“Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34).
Como el Dr. A. T. Robertson dijo: “Eran agnósticos [no creyentes] sobre el tema de la muerte y resurrección de [Jesús]” (ibíd.). ¡Los doce Discípulos todavía no creían el Evangelio! Comentando sobre Marcos 9:30-32, el Dr. J. Vernon McGee dijo: “Esta no es la primera vez que Él les ha anunciado Su muerte y resurrección a ellos, y aún así no entienden” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, volumen IV, p. 201; nota sobre Marcos 9:30-32).
“Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34).
Tres palabras en el texto nos dicen que no creían el Evangelio.
I. Primero, ellos no comprendieron el Evangelio.
“Ellos nada comprendieron de estas cosas”. La palabra Griega traducida “comprendieron” significa “comprender mentalmente” (Strong). Aunque Jesús habló claro y literalmente, los Discípulos no pudieron entender el significado de lo que Él dijo. El texto dice: “Ellos nada comprendieron de estas cosas”. Matthew Poole dijo: “Las palabras eran fáciles de entender” (traducción de A Commentary on the Whole Bible, The Banner of Truth Trust, 1990 reimpresión, volumen 3, p. 258; nota sobre Lucas 18:34), aún así ¡ellos nada comprendieron de estas cosas! Los Discípulos no entendían que Jesús sería “entregado a los Gentiles”. Ellos no entendían que Él sería “escarnecido, y afrentado, y escupido”. Ellos no entendían que Él iba a ser “azotado” hasta que se vieran los huesos de Su espalda. Ellos no entendían que Él sería “matado” en una cruz. Ellos no entendían que Él se levantaría de los muertos al “tercer día”. Como se nos dice en el Evangelio de Marcos:
“El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle”
(Marcos 9:31-32).
La respuesta humana a su ignorancia fue explicada por William MacDonald,
Sus mentes estaban tan llenas de pensamientos de un liberador [político] que los rescataría de Roma, y que les establecería el reino inmediatamente, que rehusaron entretener otro programa (traducción de William MacDonald, Believer’s Bible Commentary, Thomas Nelson Publishers, edición de 1989, p. 1440; nota sobre Lucas 18:34).
Sus mentes tenían prejuicio en contra de creer en un Mesías que sufría (Mesías Ben José) porque la mayoría del pueblo Judío en ese tiempo buscaba a un Mesías que los librara de Roma (Mesías Ben David). Ellos no entendían que los dos Mesías eran uno. Mira mi sermón: “El Miedo de los Discípulos” – oprime aquí para leerlo. Pero hay otra razón por su ignorancia del Evangelio.
Un joven dijo: “Habiendo escuchado el Evangelio tantas veces, volver a oírlo cada Domingo parecía endurecer aún más mi corazón. La simplicidad del Evangelio me frustraba...Seguí pensando que no pasaría nada, que nunca sería salvo, que estaba en mi pecado sin esperanza... Estaba cansado de confiar en mis sentimientos y en mí mismo. Dr. Hymers me dijo una y otra vez que Jesús me amaba. Finalmente estuve dispuesto a hacer cualquier cosa. Hice lo que Dr. Hymers me dijo. Confié en Jesús, porque fue Jesús quien fue clavado en la Cruz, no mis sentimientos. Y Jesús lavó mis pecados con Su Sangre”.
II. Segundo, El Evangelio les era encubierto.
“Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta…” (Lucas 18:34).
La palabra “encubierta” es traducida de una palabra Griega que significa “oculto, escondido” (Strong). Es exactamente la misma palabra encontrada en Juan 8:59 que dice: “Jesús se escondió”. Así, en nuestro texto, “Esta palabra les era encubierta”. Había un elemento sobrenatural envuelto cuando Jesús se escondió, mientras tomaban piedras para arrojárselas en el templo (Juan 8:59). Hay también un elemento sobrenatural en nuestro texto: “Y esta palabra les era encubierta”. Hablando sobre estas palabras en Lucas 18:34, el comentario del Dr. Frank Gaebelein dice: “Lucas atribuye la ignorancia de los discípulos a lo que es aparentemente una retención sobrenatural de entendimiento” (traducción de Frank E. Gaebelein, D.D., editor general, The Expositor’s Bible Commentary, Zondervan Publishing House, 1984 edición, volumen 8, p. 1005; nota sobre Lucas 18:34). Eso es exactamente lo que el texto significa. Fue una retención sobrenatural de entendimiento. “Y esta palabra [el Evangelio] les era encubierta”.
Ahora vemos que los Discípulos no eran grandes santos en este tiempo. Sólo eran hombres. Eran hombres, como todos nosotros, descendientes de Adán. Así, ellos estaban “muertos en delitos y pecados” como yo lo estuve por siete años ya en la iglesia, antes de ser salvo; y como algunos de ustedes todavía permanecen (Efesios 2:1, 5). Como descendientes de Adán, su mente carnal estaba en “enemistad contra Dios” (Romanos 8:7). Como descendientes de Adán ellos sólo eran hombres naturales, y “el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (I Corintios 2:14). Como descendientes de Adán, “porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden” (I Corintios 1:18). Tan cierto como Jesús le dijo a Nicodemo, “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7), así los Discípulos debían “nacer de nuevo”. Ellos no podían nacer de nuevo sólo por dejar sus ocupaciones y seguir a Jesús. ¡Eso sería salvación por obras! ¡Esa es la manera que los Católicos Romanos lo interpretan! ¡Pero la Biblia enseña la salvación por gracia, así que ellos no pudieron haber sido salvos por seguir a Jesús!
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Judas era uno de los doce Discípulos. ¿Fue él nacido de nuevo? Jesús dijo que él era “perdido”, y lo llamó “el hijo de perdición” (Juan 17:12). ¿Fue Tomás nacido de nuevo? Después de la resurrección, Tomás firmemente dijo: “No creeré” (Juan 20:25). Yo sé que Pedro tuvo cierta iluminación de Dios (Mateo 16:17) pero sólo unos minutos después él regañó a Jesús por decirles que Él sería “muerto, y que [iba a] resucitar al tercer día” (Mateo 16:21-22), y Jesús dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no [piensas] en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Mateo 16:23). Claramente Pedro negó el Evangelio, y fue influenciado por Satanás al rechazar la crucifixión y resurrección de Jesús.
“Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra [el Evangelio] les era encubierta...”
(Lucas 18:34).
El Apóstol Pablo dijo:
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos...” (II Corintios 4:3-4).
Sí, había una ceguera “sobrenatural”, una ceguera Satánica de los Discípulos, tanto como una ceguera al Evangelio surgiendo de su propia naturaleza carnal, Adánica. Jesús dijo: “Que si no os [convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). ¿A quién le dijo eso Él? Él le dijo eso a “los discípulos” (Mateo 18:1). Escucha cuidadosamente a Mateo 18:1-3,
“En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis [convertís] y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:1-3).
Los Discípulos querían saber quién de ellos sería el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18:1). Jesús le dijo a los Discípulos: “Que si no os volvéis [convertís]... no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).
“Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra [el Evangelio] les era encubierta...”
(Lucas 18:34).
III. Tercero, ellos no conocían el Evangelio por experiencia.
El fin de nuestro texto dice: “no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34). La palabra Griega traducida “entendían” significa “tener en cuenta, estar seguro, estar consciente de la experiencia” (traducción de George Ricker Berry, A Greek-English Lexicon of New Testament Synonyms, corresponde a Strong, número 1097). La misma palabra es usada en Filipenses 3:10, “A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos...” Los Discípulos no conocían el Evangelio por experiencia. Ellos escucharon las palabras, pero no habían experimentado la realidad del Evangelio. Ahora escucha el pasaje entero. Es Lucas 18:31-34.
“Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía”
(Lucas 18:31-34).
¿Lo ves ahora? “Ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían [por experiencia] lo que se les decía”.
Escucha el testimonio de C. H. Spurgeon. Él creció en la casa de un pastor que predicaba el Evangelio – su padre. Él pasaba los veranos en la casa de su abuelo, quien era también un predicador del Evangelio. Él escuchó el Evangelio ser predicado cada Domingo, durante toda su vida. Aún así él no era convertido igual que los Discípulos antes de la resurrección. Spurgeon dijo:
Yo había oído hablar del plan de salvación por el sacrificio de Jesús desde mi juventud, pero yo no sabía nada más sobre esto en el fondo de mi alma que si hubiera nacido [en una tierra pagana]. Vino a mi como una nueva revelación, tan fresco como si yo nunca hubiera leído las Escrituras...[entonces] entendí y vi por fe que Él, quién es el Hijo de Dios, se hizo hombre y, en Su propia persona bendita, llevó mi pecado en Su cuerpo sobre el madero [en la Cruz]...¿Alguna vez has visto eso? (traducción de C. H. Spurgeon, How Can a Just God Justify Guilty Man?, Chapel Library, Pensacola, Florida).
Spurgeon sabía de Jesús. Él había escuchado el plan de salvación, Pero él “nada [comprendió] de estas cosas, y esta palabra [del Evangelio le] era encubierta, y no [entendía] [por experiencia] lo que se [le] decía”. El Evangelio le vino a él de repente, con tal fuerza, que él dijo: “Vino a mi como una nueva revelación, tan fresco como si yo nunca hubiera leído las Escrituras”.
Esa es la conversión verdadera – cuando tu alma siente el peso de tú pecado – y eres atraído al Jesús resucitado. Alguien me dijo: “¿Dónde enseña la Biblia que los Discípulos fueron convertidos cuando se encontraron con el Jesús resucitado?” La respuesta es simple – al final de los cuatro Evangelios – en Mateo 28; en Marcos 16; en Lucas 24 (especialmente claro aquí, en versículos 36-45); y en Juan 20:19-22. El Dr. J. Vernon McGee, el maestro Bíblico más conocido en América, dijo acerca de Juan 20:22, “Yo personalmente creo que en el momento que nuestro Señor sopló en ellos, y dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’, estos hombres fueron regenerados [nacidos de nuevo]. Antes de esto, no había morado en ellos el Espíritu de Dios” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, volumen IV, p. 498; nota sobre Juan 20:21). Puedes escuchar al Dr. McGee en el Internet en www.atravesdelabiblia.org.
Ahora, es nuestra oración que tengas convicción del Espíritu Santo por tu pecado, y que el Espíritu de Dios abra tu corazón, y te lleve a Jesucristo, el resucitado Hijo de Dios, para que te limpie del pecado con Su preciosa Sangre.
Una joven dijo: “Era egoísta, llena de envidia, enojada con los demás. Ya no podía lidiar con lo que sentía. En mi naturaleza pecaminosa estaba rechazando a Jesús. Tuve una conversión falsa porque confiaba en mis propios pensamientos y no en Jesús Mismo. Yo quería salvarme a mí misma. Cuanto más trataba de salvarme, más me sentía perdida. Entonces supe que Jesús pasó por una tortura infernal en la Cruz por mí. ¿Cómo podría rechazar Su amor por mí? Ahora tengo a Jesús, que me ama más que nadie...Ahora confiaré en Él por el resto de mi vida”.
Cada uno de los programas del Dr. McGee termina con este himno, “Lo Pagó Jesús”. Es el número¬ 9 en tu cancionero. Cántenlo de pie.
Me dice el Salvador, “No tienes fuerza en ti,
Hay que velar y orar, Todo encontrarás en mí”.
Lo pagó Jesús, Se lo debo yo;
Del pecar la mancha en mí, Su Sangre me lavó.
Señor, encuentro ya Que sólo Tu poder,
La lepra sanará, Y ablandará mi ser.
Lo pagó Jesús, Se lo debo yo;
Del pecar la mancha en mí, Su Sangre me lavó.
Nada bueno hay en mí Que gane Su favor –
Mi manto lavaré, en la Sangre del Señor.
Lo pagó Jesús, Se lo debo yo;
Del pecar la mancha en mí, Su Sangre me lavó.
Y ante el trono ahí, Completo en Él seré,
“Jesús murió por mí”, Aún lo repetiré.
Lo pagó Jesús, Se lo debo yo;
Del pecar la mancha en mí, Su Sangre me lavó.
(Traducción libre de “Jesus Paid It All” por Elvina M. Hall, 1820-1889).
Amén.
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“In Christ Alone” (por Keith Getty and Stuart Townend, 2001).
EL BOSQUEJO DE ESTA PALABRA LES ERA ENCUBIERTA por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18:34). (Lucas 18:31-33; Marcos 9:32; I Corintios 15:3-4) I. Primero, ellos no comprendieron el Evangelio, Lucas 18:34a; II. Segundo, el Evangelio les era encubierto, Lucas 18:34b; Juan 8:59; III. Tercero, ellos no conocían el Evangelio por experiencia, |