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POR QUÉ HACEMOS LO QUE HACEMOS –
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Hacemos evangelismo de manera diferente de cualquier iglesia que conozco en América. En otras iglesias, los miembros hacen una “oración del pecador” con la gente en la calle y los invitan a la iglesia después de hacer esta “decisión”. Pero lo primero que nosotros hacemos es invitar a las personas a la iglesia. Después los traemos a la iglesia. Cuando vienen, hacen amigos en la iglesia. Ellos escuchan el Evangelio ser predicado. Muchos de ellos se quedan y confían en Jesús. Se convierten en maravillosos Cristianos. Este nuevo método vino de nuestro pastor, Dr. Hymers. Él lo ideó porque se dio cuenta de que todos los demás métodos no lograban que la gente perdida viniera a nuestra iglesia.
Dr. Hymers creó la forma en que hacemos el evangelismo siguiendo lo que Jesús dijo en Lucas 14:23: “Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar”. Primero, traemos a las personas perdidas a la iglesia. Allí escuchan el Evangelio y confían en Jesús. Las iglesias modernas de América lo hacen al revés. Guían a las personas a una “decisión” rápida en la calle. Pero casi ninguno de ellos viene a la iglesia. Su método produce decisiones, no conversiones. Hoy quiero explicar por qué hacemos el evangelismo de forma diferente de lo que ellos hacen.
¿Por qué salimos a buscar nombres e invitar a personas a la iglesia, y no tratamos de salvar a la gente cuando hablamos con ellos?
Primero, porque nuestra manera es Bíblica. Está a través de todo el Nuevo Testamento. Andrés era uno de los doce Discípulos. La Biblia dice,
“Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús” (Juan 1:40-42).
Andrés no sabía mucho. Pero él sabía que Jesús era el Mesías. Andrés no fue a hacer la oración del pecador con la gente. Pero él trajo a su hermano Simón Pedro a Jesús. Pedro se convirtió en Discípulo. Más tarde, Pedro fue convertido y predicó en el Día de Pentecostés cuando tres mil personas confiaron en Jesús. Pero todo comenzó cuando siguió a su hermano y se encontró con Jesús.
El Discípulo Felipe le dijo lo mismo a Natanael. Él le dijo a Natanael: “Ven y ve” (Juan 1:46). Felipe no sabía mucho. Pero él trajo a Natanael a ver a Jesús, y eso hizo toda la diferencia.
Un día Jesús caminó por Samaria y guió a una mujer a la salvación. Ella no sabía la Biblia. Ella no era Judía. Pero ella sí confió en Jesús. Ella no fue a su ciudad y guió a la gente a decir la oración del pecador. Pero ella los invitó a venir y ver a Jesús. La Biblia dice,
“Entonces la mujer [Samaritana] dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” (Juan 4:28, 29).
Todos pueden hacer eso – incluso si aún no eres salvo. No necesitas ir a una clase para aprender la doctrina Bíblica. No estás tratando de responder las preguntas de la gente. No estás tratando de salvarlos en la calle. Simplemente los invitas a venir a la iglesia, hacer amigos y pasar un buen rato. Todos pueden hacer eso – y nosotros lo hacemos.
Segundo, porque nuestro método funciona. Muchas iglesias no hacen evangelismo en absoluto. Pero si lo hacen, salen a hablar con la gente en la calle o en la puerta de su casa. Rápidamente les dan a los perdidos el “plan de salvación” y les piden que hagan la “oración del pecador” allí mismo. Esto es “decisionismo”. La persona que hace una “decisión” se cuenta como un converso. Cuentan a la persona como “salva”. Después de eso, las iglesias hacen “seguimiento” a estas personas – pero casi ninguna de ellas viene a la iglesia. Una vez visité una iglesia Bautista fundamental donde oraron con más de 900 personas en una semana – pero la iglesia se quedó en 125 personas. Los 900 hicieron una decisión, pero nunca vinieron a la iglesia. Hicieron una oración, pero no vinieron a Jesús.
¿Por qué no hacemos lo que esas iglesias hacen? No funciona. Los miembros de la iglesia guían a cientos de personas a hacer la oración del pecador. Pero casi ninguno de ellos vino a la iglesia. Ellos no se hicieron Cristianos. Hicieron una “decisión” pero no fueron convertidos.
¿Por qué no tratamos de convertir a los pecadores en Cristianos en el momento cuando les hablamos? ¡Porque ellos no se hacen Cristianos! En cambio, salimos e invitamos a personas a nuestra iglesia. Les pedimos sus nombres y sus números de teléfono. Nuestros diáconos y líderes los llaman por teléfono y arreglan un transporte para que vengan a la iglesia el Domingo. Los recogemos en nuestros propios autos y los traemos a la iglesia. Hacemos amistad con ellos. Siempre almorzamos después de nuestro servicio los Domingos por la mañana y cenamos después de nuestro servicio de los Domingos por la noche. Hacemos que sean felices en la iglesia. Entonces nuestros diáconos y trabajadores los llaman por teléfono y les invitan a regresar.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? Porque funciona. Nuestro método trae a las personas a la iglesia y adentro de la iglesia. En la iglesia, escuchan la predicación del Evangelio. Algunas personas confían en Jesús de inmediato, pero la mayoría necesita escuchar el Evangelio predicado durante semanas o meses antes de ser convertidos. Luego viven como Cristianos en la iglesia por el resto de sus vidas. ¡El otro método es un truco falso que no gana a nadie!
Hace unas semanas fui a África con mi hijo John Cagan y nuestro diácono Noah Song. Predicamos en iglesias en Uganda, Kenia y Ruanda. En Kenia, hablamos en una conferencia para pastores. Ya en tarde la reunión terminó. Les dije a los pastores: “Salgamos y busquemos nombres”. John, Noah y yo fuimos por las calles de Nairobi, Kenia, con los pastores traduciendo al Swahili. Hablamos con personas y obtuvimos sus números de teléfono. Los invitamos a la iglesia. Los pastores los llamaron por teléfono y arreglaron que vinieran. ¡Tuvieron cinco visitantes al día siguiente! Después de que volamos a Ruanda, los pastores lo hicieron de nuevo y ¡tuvieron cinco visitantes más el Domingo!
Los predicadores estaban emocionados. ¡Encontraron un método que funciona! Nos dijeron a John y a mí que habían hecho un tremendo esfuerzo y gastado mucho dinero para tener reuniones donde la gente tomaba decisiones, pero ninguno de ellos vino a la iglesia. Los pastores pensaron que esa era la única forma de hacer evangelismo. Estaban felices de aprender nuestro método, que en realidad trae a las personas a la iglesia.
Tercero, nuestro método es bueno para ti, no solo para aquellos que invitamos. Te hará un Cristiano más fuerte si haces evangelismo con regularidad. Y fortalecerá tu fe al ver personas que invitaste venir a la iglesia, permanecer en la iglesia y confiar en Jesús. Hay una gran alegría al ver a alguien a quien invitaste a la iglesia. Hay una mayor alegría al verlos ser salvos. ¡Te deseo esa alegría!
¿Por qué no repartimos tratados? Algunas personas lo hacen. Tal vez no sabes qué es un tratado. Un tratado es un pedazo de papel, generalmente doblado, que se distribuye en grandes cantidades a quien lo tome. Un tratado cuenta una historia y da el plan de salvación. Al final le dice a una persona que confíe en Jesús diciendo una oración o que firme su nombre en el tratado.
Muchas iglesias hacen que su gente reparta tratados. Creen que están trayendo personas a Jesús. Pero los tratados no llevan a las personas a Jesús. No los traen a la iglesia. ¿Dónde están esas personas? Los tratados son una pérdida de tiempo y dinero. Es por eso que no los usamos.
¿Como sabemos? Lo intentamos. Distribuimos millones de tratados. Yo mismo pasé miles de ellos. La gente los leyó. ¡Pero ninguno de ellos vino a la iglesia! No fueron convertidos cuando leyeron ese papel. Ese método no es Bíblico. La Biblia nunca les dice a los Cristianos que distribuyan tratados. ¡Pero la Biblia dice que salgamos y forcemos a los pecadores a entrar, a la iglesia local! Y eso es lo que hacemos.
¿Por qué salimos de dos en dos? Porque Jesús envió a Sus Discípulos de esa manera. La Biblia dice que Jesús “llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar” (Marcos 6:7). De nuevo, la Biblia dice que “[escogió] el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos ante de sí, a cada ciudad y lugar” (Lucas 10: 1).
Por supuesto, puedes salir solo para hacer evangelismo. La Biblia nunca lo prohíbe. No hay nada de malo en eso. ¡Pero salir de dos en dos es Bíblico y funciona!
Ir de dos en dos trae más gente a la iglesia. En Los Ángeles y otras grandes ciudades, la gente es desconfiada. No quieren hablar con alguien que no conocen. Los jóvenes desconfían de las personas mayores. Las chicas desconfían de los chicos. Hacer que dos personas salgan juntas calmará sus temores y traerá más nombres.
Ir dos en dos es bueno para ti. Al ir con un Cristiano con más experiencia, aprenderás cómo invitar a las personas a la iglesia y te sentirás más cómodos haciéndolo. Al principio, puedes sentir miedo. Tú no sabes que hacer. Pero yendo con alguien más, aprenderás cómo hacerlo. ¡Pronto traerás los nombres tú mismo!
Tendrás un buen compañerismo Cristiano. Hacer una obra para Jesús te acerca a los Cristianos con los que trabajas. El “compañerismo de la obra” es, de hecho, excelente compañerismo.
¿Cómo sabemos que la otra manera no funciona? ¡Lo probamos por años! Fuimos de puerta en puerta y guiamos a las personas a través del plan de salvación con un tratado de Billy Graham. Lo hice. Hicimos la oración del pecador con ellos en la puerta de su casa o en la calle. Lo hice. Distribuimos millones de tratados. Lo hice. Pero la gente no vino. No fueron convertidos. Esa manera no funciona.
¡Pero nuestro método funciona! Tenemos una iglesia en el centro de Los Ángeles. Los Ángeles es una ciudad impía y malvada. Todo tipo de pecado sucede aquí. La gente está ocupada con el trabajo, la escuela, la familia y los amigos. Hay muchas distracciones, con televisión, Internet, iPhones y todo lo demás. Muy pocas personas van a la iglesia. Muy pocos son verdaderos Cristianos. Intentamos guiar a la gente en una oración en la calle. Pero eso no construye una iglesia. No gana personas para Jesús.
Aprendimos de la experiencia. Salimos e invitamos gente a la iglesia. Luego los trajimos a la iglesia donde pudieron encontrar amigos y escuchar el Evangelio. En nuestra iglesia tenemos gente perdida todos los Domingos. Ellos no vienen de otras iglesias. No vienen de hogares Cristianos. Vienen del mundo con todo su pecado. Y muchos de ellos se convierten en maravillosos Cristianos. Es por eso que nuestra iglesia es espiritual y viva. ¡Nuestro método produce verdaderos Cristianos, y agradecemos a Dios por ellos! Amén.
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Bring Them In” (por Alexcenah Thomas, 19th century).