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LUCHANDO DE NUEVO POR AVIVAMIENTOpor el Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15). |
El pasado Domingo por la noche, mientras ustedes comían fui a mi oficina y lloré. ¡Habíamos fallado de nuevo! En lugar de avivamiento tuvimos caos. Algunas personas se rebelaron. Unas personas corrían de un lado a otro antes de que el servicio empezara jalando sillas, nerviosamente haciendo una cosa extraña tras otra. La iglesia se sentía impotente y confusa. La iglesia se sentía bajo el control de Satanás y sus demonios. Me senté en mi oficina y lloré. Quería rendirme. Habíamos tratado tan duro y fracasado tan miserablemente. Le pregunté a varios líderes qué debería hacer. Me dijeron que cambiara de tema y me olvidara de predicar por avivamiento. Me pareció que Dios había dicho: “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro” (Oseas 5:15). Por supuesto sé que estas palabras fueron dadas al profeta concerniente a Israel, pero presentan una verdad que se aplica a nosotros hoy. Así que me senté toda la noche en mi estudio y escribí este sermón.
I. Primero, ¿qué fue nuestra ofensa?
Mientras pensaba en lo que pasó el Domingo pasado, empecé a darme cuenta que estuvo mal. Comenzó el Domingo por la mañana. John Cagan predicó un fuerte sermón sobre “El Diablo y el Avivamiento”. John dijo: “El Cristianismo verdadero está en guerra.
‘Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales’ (Efesios 6:12 LBLA).
En Estados Unidos, el Diablo está jugando su mayor truco… El Diablo engaña a la gente a creer que su lugar en el mundo es limpio y seguro, y así no se preparan para la guerra espiritual. Pero Dios nos dice que el Diablo es real. Dios nos dice que el Diablo está en guerra con nosotros. Dios nos dice que debemos prepararnos para una pelea.
En nuestra iglesia de Los Ángeles, estamos en el epicentro del poder del Diablo. Estamos rodeados por multitudes de demonios. Los demonios esclavizan a la gente de esta ciudad no con evidentes manifestaciones de poder, sino con la ceguera de la incredulidad. Por lo tanto, en nuestra iglesia de Los Ángeles, no podemos permitirnos sentir que estamos en un lugar normal y limpio. Estamos en la línea de frente del campo de batalla con el enemigo…El Diablo no quiere que nuestra iglesia experimente avivamiento. El Diablo hará todo lo que esté a su alcance para evitar que nuestra iglesia experimente avivamiento…El Diablo quiere que creamos que no podemos tener avivamiento. Pero no pertenecemos al Diablo. No estamos esclavizados en el ejército del Diablo. A través de la sangre de Jesús, estamos en el ejército de Dios… Estamos llamados a resistir al Diablo, en combate espiritual...Por lo tanto, creamos, oremos, confesemos, perdonemos e invitemos el espíritu de Dios a nuestra iglesia. ‘¿No volverás a darnos vida, Para que tu pueblo se regocije en ti?”’ (Salmo 85:6).
¡Un aplauso tremendo siguió el mensaje elocuente y poderoso de John! ¡Sí, fue un gran mensaje, y yo también aplaudí! ¡Pero nos olvidamos del sermón de John el Domingo por la noche y esa fue nuestra ofensa! Olvidamos que nuestra iglesia está en el epicentro del poder del Diablo. Olvidamos que estamos rodeados de tropas de demonios. Olvidamos que el mayor truco del Diablo es cegarnos a su realidad. Nos olvidamos que el Diablo hará todo lo que esté a su alcance para evitar que nuestra iglesia experimente avivamiento. Y así nos precipitamos a la iglesia sin preparación para la batalla. ¡Incluso los que estaban orando se levantaron de la oración, y se precipitaron en el poder de Satanás sin preparación! Estábamos tan desprevenidos como los Discípulos en el Huerto de Getsemaní. ¡Se levantaron de la oración y abandonaron a Jesús, huyendo de los soldados que vinieron a arrestar al Salvador! ¡Esa fue nuestra ofensa! Olvidamos que Satanás estaba aquí para matar el servicio. Estábamos como Pedro con su espada, en la oscuridad, totalmente desprevenidos, completamente confundidos, enredados y derrotados. El Diablo ganó y fuimos derrotados. Corrí a mi oficina y lloré. Pensé: “¡Nunca tendremos avivamiento!” Me sentía como un viejo derrotado, dispuesto a huir en la oscuridad. Me sentí abandonado por Dios.
“Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15).
II. Segundo, ¿qué debemos hacer ahora?
Admito que estaba listo para rendirme cuando llegué a casa el Domingo por la noche. Me sentía cansado y viejo, sin esperanza, acabado y listo para retirarme y desaparecer. Pero entonces recordé lo que el Presidente Nixon dijo: “Un hombre no está acabado cuando es derrotado. Está acabado cuando él se rinde” ¡Y yo no me rindo!
En su introducción a mi autobiografía, John Cagan dijo esto acerca de mí: “Su misma identidad está relacionada con la vida de esta iglesia. Él tiene una mente única para la causa de Jesús y esta iglesia que es como la de atletas superestrellas, políticos poderosos y conquistadores. Él sabe que la iglesia es la esposa de Jesús, y por lo tanto ora, lucha y predica por el bien de esta iglesia...Dr. Hymers cree y lucha por el cristianismo vivo...Dr. Hymers sigue luchando por nuestra iglesia y por Dios”.
Hay jóvenes buenos que me observan. Hay mujeres jóvenes maravillosas y fuertes que me observan. No debo decepcionarte. ¡Y no te defraudaré! Más importante aún, ¡Dios me está observando! ¡Y yo tampoco lo decepcionaré a Él! Escribí este sermón en mi oficina el pasado Domingo por la noche después de las 3:00 AM. Entonces dije, y digo ahora, ¡que no renunciaré a la batalla por verdadero avivamiento en nuestra iglesia! Estaré en este púlpito y predicaré por avivamiento hasta que las estrellas caigan de sus órbitas. ¡Yo predicaré por avivamiento en este púlpito hasta que el sol se queme y los cielos se vuelven negros y la tierra se queme en el fuego del juicio de Dios! Y mis sermones sobre el avivamiento seguirán y seguirán a través de los siglos en el Internet – ¡mundo sin fin!
Y les pido a cada uno de ustedes que me sigan una vez más. Me siguieron a través del desierto del gran quebrantamiento de la iglesia. Me siguieron para pagar dos millones de dólares por este edificio. Algunos de ustedes me siguieron incluso cuando sus propios hijos volvieron al mundo. Algunos de ustedes, como Nieves Salazar, Juana Arteaga y Rose Chenault-Quinn, me siguieron hasta la muerte y la tumba. ¡Gracias a Dios por ellos! Y ahora te pido que me sigas en una batalla más. ¡Sígueme en la batalla por avivamiento, y hazlo ahora!
Fuimos derrotados por el Diablo el Domingo pasado. Pero una derrota no determina el resultado de una guerra. Vamos a luchar hasta que, en el buen tiempo de Dios, Él abra el Cielo y descienda en una poderosa ola de poder en nuestra iglesia. Vamos a orar hasta que Dios nos conteste. Vamos a defender nuestra iglesia, sea cual sea el costo. Oraremos en las playas, oraremos en los terrenos, oraremos en los campos y en las calles, oraremos en las colinas, nunca nos rendiremos al Diablo y sus fuerzas. ¡Vamos a orar una y otra vez, hasta que Dios nos responda enviando Su Santo fuego en cada uno de nuestros corazones y vidas! – ¡Y reviva nuestra iglesia en poder y amor!
“Espíritu de Dios, movednos con amor,
Con celestial poder sopladnos hoy”.
¡Cántala conmigo!
“Espíritu de Dios, movednos con amor,
Con celestial poder sopladnos hoy”.
(Traducción libre de “Old-Time Power”
por Paul Rader, 1878-1938).
“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:11-13).
Ven, mi ser, pleito haced,
Pues Jesús pide que oréis;
La oración ama contestar,
Él, pues, no te lo negará,
Él, pues, no te lo negará.
Vienes tú ante un Rey;
Peticiones grandes traed;
Tal es Su gracia y poder
Nunca mucho le pediréis,
Nunca mucho le pediréis.
(Traducción libre de “Come, My Soul, Thy Suit Prepare”
por John Newton, 1725-1807).
Y yo estoy completamente de acuerdo con John Cagan cuando dijo: “Dios quiere avivarnos para que podamos regocijarnos en Él. Dios no quiere que nuestra iglesia se caracterice por un gran esfuerzo y sólo un pequeño éxito. Dios no quiere que nos desanimemos. Dios quiere usar nuestra iglesia como un faro de luz para el mundo. Dios quiere que seamos un refugio seguro para las almas del mundo. Dios quiere que nuestra iglesia sea Su casa, donde Dios pueda venir y estar presente con Su gente. Pero Dios no puede estar presente con Su gente donde hay hipocresía y rechazo. Dios no estará presente con personas que no se aman verdaderamente. Dios no estará presente con personas enfermas de celos y malos sentimientos. Dios no estará presente en un lugar de amargura y desacuerdos. Dios no quiere estar presente con personas egoístas. Dios no quiere estar presente con personas que se preocupan principalmente por sí mismas. Dios quiere estar con gente [que confiesa uno a otro su pecado, y ora uno por el otro par ser sanados]. Es por eso que Dios dice, ‘Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados’ (Santiago 5:16). Dios puede enviarnos avivamiento. Confiesa tus faltas y pecados para que podamos regocijarnos en Él. ¡Confiesa tus pecados para que Él pueda sanarte y darte gozo!” ¡Cité a John porque no podría haberlo dicho mejor yo mismo! ¡John tenía razón, y estoy totalmente de acuerdo con él! ¡Oremos por avivamiento hasta que Dios descienda entre nosotros!
“¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti” (Isaías 64:1-3).
Pero hay algo más que debemos hacer, junto con la oración. Jesús dijo en repetidas ocasiones: “Velad y orad”. El pasado Domingo por la noche oramos, pero muchos de nosotros no “velamos”. Los muchachos que estaban golpeando las sillas no estaban velando. Los hombres que sentaron a la gente en el lugar equivocado no estaban velando. Muchos otros hicieron una cosa tonta tras otra porque no estaban velando. Jesús dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Marcos 14:38). ¡Fuimos derrotados el pasado Domingo por la noche porque no velamos al Diablo! Les pido que velen cuidadosamente lo que hacen este Domingo por la noche. No sirve de nada orar por avivamiento si no velamos atentamente lo que hacemos en el servicio. Vengan en silencio, siéntese y oren. ¡No corras como si no supieras qué hacer! Vela y ora.
“En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15). Hemos estado afligidos. Pero no nos rendimos. Ven el Domingo por la noche en oración y velando. ¡Piensa en lo que necesitas confesar a Dios, y a quién debes ir a confesar y por quien orar! Entonces el Diablo no ganará. Entonces Dios será glorificado y Él nos enviará el avivamiento que tan desesperadamente necesitamos. Dios puede enviar avivamiento. Confiesa tus pecados para que podamos regocijarnos en Él. Oremos para que Dios abra nuestros corazones para confesar nuestras faltas el uno al otro, para que podamos regocijarnos en Él. ¡Confiesa tus pecados para que Dios pueda darte gozo!
No voy a pedir que confiesen sus faltas el uno al otro esta noche. Pero lo haré el Domingo por la noche. Esta noche quiero que oren dos o tres para que Dios te muestre a ti y a los demás lo que necesitas confesar el Domingo por la noche. Mientras nuestra hermana toca “Enséñame a Orar” Quiero que oren juntos para que Dios derrita los corazones y pecados sean confesados el Domingo por la noche.
Ahora ponte de pie y canta: “Enséñame a Orar”. Es la número 2 en tu cancionero.
Enséñame, Señor, a orar; Es mi anhelo contigo estar;
Quiero cumplir yo tu voluntad; Enséñame, Señor, a orar.
Dame poder en la oración, En este mundo de iniquidad;
Donde las almas se pierden hoy; ¡Dame poder, Señor, a orar!
Enséñame, Señor, a orar; Tus instrucciones quiero escuchar
Ahora y siempre me sostendrás; Enséñame, Señor, a orar.
Ahora canta la número 18, “Compártelo”.
Un fuego enciendes con una sola chispa,
Y pronto del calor del fuego muchos gozan,
Así es el amor de Dios, tú al recibirlo,
A todos extiendes Su amor, lo quieres compartir.
Que maravilloso tiempo Es la primavera,
Las aves cantando, las plantas floreciendo,
Así es el amor de Dios, tú al recibirlo,
Quieres cantar, te refresca, lo quieres compartir.
Deseo par ti, este gozo que encontré,
Puedes de él depender, no importa en donde estés,
Desde los montes gritaré, al mundo le diré,
A mi llegó el Señor de amor, lo quiero compartir.
(Traducción libre de “Pass It On” por Kurt Kaiser, 1969
alterada por el Pastor).
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(FIN DEL SERMÓN)
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El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“O Breath of Life” (por Bessie P. Head, 1850-1936).
EL BOSQUEJO DE LUCHANDO DE NUEVO POR AVIVAMIENTO por el Dr. R. L. Hymers, Jr. “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15). I. Primero, ¿qué fue nuestra ofensa? Efesios 6:12; Salmo 85:6. II. Segundo, ¿qué debemos hacer ahora? Lucas 11:11-13; Santiago |