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¡PORTER, CECELIA Y JESÚS!(UN SERMÓN DEL DÍA DE LA MADRE) por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles |
Esta noche les hablo a las madres. Le hablo a cada madre en esta iglesia. También les hablo a madres de todo el mundo. Dondequiera que estés viendo – en Internet, o en YouTube, o leyendo el manuscrito – te hablo a ti. Este es su día especial en Estados Unidos. Hoy es el Día de la Madre. Este es un día especial, un día muy especial, porque eres una persona especial. Eres la madre de una persona joven esta noche. Y para esa persona eres especial. Y porque eres especial para ellos, también eres especial para nosotros. Porque ningún hombre es una isla para sí mismo. Todos somos parte del todo. Y porque estamos conectados con el todo, tú eres nuestra madre, así como la de ellos.
Pero para algunos jóvenes, tú y sólo tú, eres única. Les diste a luz a ellos. Más que eso, los alimentaste con tu propia sangre, y los protegiste en tu propio vientre, y los alimentaste con tus propios pechos. ¡Eso te convierte en una madre muy especial para tu hijo! Lo sé porque mi propia madre fue absolutamente excepcional y de una importancia única al principio de mi vida. Es difícil para mí darme cuenta de que murió hace veinte años. Cuando entro en su habitación, parece que acaba de dejarla, y pronto regresará, porque todavía está en mi memoria y en mis pensamientos. Ella fue mi maestra más importante, y yo puedo decir sin dudar que estoy de acuerdo con Winston Churchill, cuando ese gran hombre dijo: “Mi mejor maestra fue mi madre”. Y sé que cada joven aquí esta noche podría decir lo mismo que dijo Churchill. Joven – es verdad, ¿no? ¡Tu madre también puede ser tu mejor maestra!
Ella modeló tus pensamientos de muchas maneras. Ella te enseñó a ser bueno y amable. Ella te enseñó a ser honesto y justo. Ella te enseñó lecciones de vida que recordarás como parte de tu naturaleza inherente, tan estrechamente entrelazado está su corazón con el suyo que vivirá dentro de tu alma para siempre. Mientras dure la Gran Pirámide – el amor de tu madre también se mantendrá. Mientras el sol brille a través de tu ventana, su cuidado y reflexión conmoverá lo más íntimo de tu corazón. Y es a tu corazón, más que a tu cerebro, que tu madre viene a ti en sueños. Mucho antes de que el Doctor Martin Luther King lo dijera, mi madre me enseñó a no juzgar a un hombre o a una mujer por el color de su piel – ¡sino por el contenido de su carácter! Mi madre lo imprimió en mi corazón. En los viejos tiempos los vaqueros marcaban el ganado con un hierro candente. Del mismo modo, el amor de mi madre, como un rayo láser de fuego líquido, marcó esa gran verdad en mi alma. Y fue mi madre quien presionó el hierro de marca de la moralidad sobre mi corazón y mi cerebro. Y es por eso que tenemos en nuestra iglesia treinta grupos étnicos distintos.
El héroe favorito de mi madre fue Abraham Lincoln. Hablaba de él como si fuera un miembro de nuestra familia. En mi última conversación con ella antes de morir, mi madre habló de Lincoln. Lágrimas vinieron a mis ojos porque sabía que probablemente estaba escuchando esa lección por última vez. Hablando más sobre Lincoln mi madre dijo, “Él era un hombre maravilloso, Robert. ¡Libertó a los esclavos!” Yo sé que se burlan de él en su escuela hoy. No te preocupes. Sólo recuerda que los viejos hippies que fuman mota se burlan de todo el mundo. ¿No es así? ¡Me gustaría ver a uno de ellos hacer la mitad de lo que Lincoln hizo! Cuando uno de tus profesores en la universidad se burle de Lincoln, ¡levántate y limpia la escupida de la cara de él! Dile a ese profesor: “¡Me gustaría verle a usted hacer la mitad de lo que Lincoln hizo!” ¡Pero está preparado para que baje tus notas! A veces es bueno hacer eso de todos modos.
Mi madre me enseñó a no tener miedo – a pedir perdón cuando estoy mal. Pero no olvides de levantarte y hablar en contra de lo que está mal. Alguien que me conoce bien podría decir: “¡Bueno, te acabas de describir a ti mismo!” ¡Sí! Mi madre fue mi mejor maestra. Pero mi madre no se hizo Cristiana hasta que tuvo 80 años. Después de confiar en Jesús, dijo: “¡Oh, Robert, debería haberlo hecho hace mucho tiempo!”
En este tiempo, cuando el Cristianismo Americano se está deslizando hacia el liberalismo, necesitamos madres que hagan una diferencia en su vida Cristiana. Pero eso requeriría una madre Cristiana, ¡no una hippie anciana fumando marihuana! ¡Eso requeriría una madre Cristiana, no una mujer suelta que corre tras los hombres por la noche! ¡Eso requeriría una madre que habla suave, no una borracha que bebe vodka y fuma cigarrillos!
Todos esos atributos se muestran en las madres de Israel cuando Jesús caminó por sus calles. Eran buenas mujeres, pero no eran Cristianas. Tenían sabiduría mundana. Tenían moralidad mundana. Tenían oraciones y ayuno. ¡Tenían todo menos a Jesús! Se estaban forzando a ser buenas, mujeres normales. Pero dentro de su corazón eran tan inicuas e impías como los ángeles de Satanás. No podían cambiar por sí mismas. Cuanto más intentaban, más imposible parecía.
Entonces Jesús vino y se paró entre ellas. Y Jesús les preguntó: “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?” (Mateo 22:42). No pudieron responderle. ¿Podrías tú responderle? “¿Qué piensas del Cristo? ¿De quién es hijo?” (Mateo 22:42). Jesús es el que tu madre necesita conocer. Las mujeres con las que Jesús hablaba eran las mejores personas del mundo – en el mundo entero. Ellas creían la Biblia. Ellas creían en Dios. Vivían vidas buenas y limpias. Tenían buenas familias. Sólo faltaba una cosa – no conocían a Jesús, ¡y Él es la respuesta que necesitaban!
Jesús es la respuesta para el mundo hoy,
Aparte de Él no hay otro,
Jesús solo Él.
¡Una vez más!
Jesús es la respuesta para el mundo hoy,
Aparte de Él no hay otro,
Jesús solo Él.
Tenía un tío llamado Robert Porter Elliott. Él estuvo en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Él era un viejo tosco. Me encantó la generación de él, ¡de verdad! Pero Porter me daba miedo. Se sentaba después de la cena y leía un libro de bolsillo, y fumaba un cigarrillo tras otro. Pensaba que era malo y aterrador.
Luego, un Domingo, mi madre trajo al tío Porter y a su esposa a la iglesia. Después de unas semanas su esposa lo mantuvo en casa. Una semana más tarde me sorprendió verlo de nuevo. Entró por la puerta de la iglesia solo. Luego venía todos los Domingos. Su esposa intentó detenerlo. Él dijo: “Durante años he hecho todo por ti. ¡Ahora, esto es para mí! ¡Quiero esto!” Me pidió libros. Le traje cajas de libros para leer. Los leyó todos, como un hombre deshidratado en el desierto del Sáhara, leyó esos libros Cristianos por toneladas. Ustedes jóvenes hoy no leen libros. Pones tu ignorancia juntamente en YouTube o en el Internet. Pero los viejos GI leyeron libros, y eran inteligentes, y él obtuvo a Jesús, y tuvo una cara feliz – ¡por primera vez en su vida! Bauticé al tío Porter ese verano en el océano, cerca del muelle de Santa Mónica. Estaba tan feliz como un niño pequeño. Por primera vez desde que lo conocí, él era un hombre contento.
Ustedes saben que la gente no tiene gozo en sus corazones si ellos no conocen a Jesús. Espero ver pronto al tío Porter en el Cielo. ¿Tú no? Ya he hablado de él antes. ¿Tú no quieres conocerlo? Es mejor que confíes en Jesús para que puedas ir al Cielo conmigo – y conocer a Abraham Lincoln, Porter Elliott – y lo mejor de todo – a Jesús Mismo. Cuando confías en Jesús de una manera nueva, Él perdona todos tus pecados y los lava con la Sangre que derramó sobre la Cruz para salvarte. Amén. Canta conmigo.
Jesús es la respuesta para el mundo hoy,
Aparte de Él no hay otro,
Jesús solo Él.
Cántala de nuevo. Amén.
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(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Noah Song: Mateo 22:41-46.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“No One Ever Cared For Me Like Jesus” (por Charles F. Weigle, 1871-1966)/
“Jesus is the Answer”.