El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.
Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.
Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.
LA OBRA SECANTE DEL ESPÍRITU DE DIOSpor Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles |
En el seminario liberal nos enseñaron que había dos Isaías. Pero estaban equivocados. Los primeros 39 capítulos hablan de los pecados y del cautiverio que vendría al pueblo. Pero desde el capítulo 40 hasta el final, el profeta habla de su redención. La segunda mitad habla de la salvación a través de los sufrimientos de Jesús.
“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria [esplendor LBLA] como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:6-8).
“Voz que decía: Da voces”. ¿Qué voz fue la que habló al profeta? Era “la boca de Jehová”, mencionada en el versículo cinco. La palabra Hebrea para dar voces” es qârâ. Significa “llamar – [confrontar] a una persona conocida” (Strong # 7121). Es la misma palabra Hebrea usada en Isaías 58:1,
“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado” (Isaías 58:1).
Esa es la manera que predicó Juan el Bautista. Juan el Bautista se refirió a Isaías 40:3. Él dijo: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías” (Juan 1:23, Isaías 40:3). La palabra Griega traducida como “clama” en Juan 1:23 es bǒaō. Significa “gritar...dar voces” (strong). La palabra Hebrea como la palabra Griega dicen que es “clamar” (Isaías 58:1). Significa que el predicador debe hablar en voz alta como el portavoz de Dios... ¡“Gritando y dando voces” a los que están perdidos y confundidos! Los predicadores deben clamar a sus oyentes la Palabra de Dios. Tristemente, este no es el estilo popular de predicar hoy en día. Hay una desobediencia fundamental a la Biblia en la predicación de hoy en día. Los ministros modernos han “parado de predicar y se han ido a la enseñanza”, como dicen los antiguos. Estos ministros modernos no obedecen a Dios. Dios le dijo a Isaías: “Clama a voz en cuello, no te detengas”. La predicación moderna no sigue el ejemplo de Jesús. Jesús “en el templo, alzó la voz” (Juan 7:28), ni tampoco es como Jesús cuando “se puso en pie y alzó la voz” en Juan 7:37. No es como Pedro en el Día de Pentecostés. Él “alzó la voz” y gritó las palabras que Dios le había dado (Hechos 2:14). El Dr. John Gill dijo: “Y alzó su voz, para ser escuchado por toda la multitud...así como para mostrar su celo y favor, de espíritu y fortaleza de la mente; para ser dotado con el Espíritu desde lo alto, no tenía miedo de los hombres” (Una Exposición del Nuevo Testamento, nota sobre Hechos 2:14). Por lo tanto, debo repetir, hay una desobediencia fundamental a Dios en nuestros púlpitos de hoy, una terrible desobediencia en la misma manera y estilo de la predicación. El Apóstol Pablo dio esto como señal de apostasía en los últimos días. Él dijo: “Que prediques la palabra…Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros” (teniendo comezón de oídos, LBLA)” (II Timoteo 4:2, 3). Hay constante “enseñanza” en nuestro tiempo, pero la predicación ha sido olvidada. Todo lo que oímos es enseñanza – “enseñanza” ¡sin urgencia y fuego! ¡Eso es todo lo que aprenden en los seminarios de hoy! ¡Enseñanza seca-como-polvo, verso-por-verso! Nadie es confrontado con el Evangelio ni es perturbado de su sueño espiritual por la “enseñanza”. ¡No puedes “enseñarle” a las cabras a ser ovejas! ¡Deben ser predicados fuera de su pecado y pereza! “Voz que decía: Da voces” (Isaías 40:6). ¡Ese es el estilo de la verdadera predicación del Evangelio! ¡Nada, solo predicación será usada por Dios para mover corazones muertos y mentes lentas! ¡Nada, solo una predicación conmovedora puede hacer eso! Brian H. Edwards dijo: “La predicación de avivamiento tiene poder y autoridad que traen la Palabra de Dios como un martillo al corazón y a la conciencia. Esto es exactamente lo que está ausente de la mayoría de la predicación de hoy. Los hombres que predican en el avivamiento lo hacen sin temor y con urgencia” (traducción de Revival! A People Saturated With God, Evangelical Press, 1997 edition, p. 103) El Dr. Lloyd-Jones fue uno de los más grandes predicadores del siglo XX. Él dijo: “¿Qué es la predicación? ¡Lógica en llamas!...Es la teología en llamas. Y una teología que no toma fuego, es una teología defectuosa...la predicación es la teología que viene a través de un hombre que está en llamas...Yo digo que un hombre que puede hablar sobre estas cosas sin pasión no tiene ningún derecho a estar en un púlpito; y nunca se les debe permitir entrar en uno” (traducción de Preaching and Preachers, p. 97).
Entonces Isaías dijo: “¿Qué tengo que decir a voces?” (Isaías 40:6). Un joven me dijo lo que un profesor de seminario dijo. Él dijo que un plan de seis meses de sermones debe ser preparado de antemano. ¡Detesto abiertamente a un hombre que hace tal cosa! ¡Un hombre que hace eso no puede tener sermones reales, dados por Dios! ¡No es posible! Spurgeon fue el predicador más grande de todos los tiempos. Él nunca hizo eso. El verdadero predicador debe pedir a Dios sus sermones, y esperar a que Dios los dé a él. “¿Qué tengo que decir a voces?” Debo decir a voces el mensaje que Dios me ha dado para predicar. Alguien dijo que yo predicaba como Hitler. En cierto sentido, tenía razón. Hitler habló mentiras con gran pasión. ¡Nosotros debemos decir la verdad con gran pasión! Sólo la predicación apasionada puede llevar a los hombres a la acción. ¡Pero las exposiciones Bíblicas las ponen a dormir! El Dr. Lloyd-Jones dijo: “La predicación actual no salva a los hombres. Ni siquiera molesta a los hombres, pero los deja precisamente donde estaban, sin la menor perturbación”. ¡Esto está mal! ¡Tienen que ser perturbados!
“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria [hermosura] como flor del campo…Sécase la hierba, marchítase la flor” (Isaías 40:6, 8).
I. Primero, debo dar voces sobre la brevedad de la vida.
“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo…Sécase la hierba, marchítase la flor” (Isaías 40:6, 8).
Pronto la vida desaparece. Eso sucede muy pronto. Parece como que tu juventud continuará para siempre – pero pasa muy rápido. Estoy escribiendo mi autobiografía. Mi hijo Robert me pidió que lo hiciera. Tendré setenta y seis años en unas pocas semanas. ¡Parece que yo era un hombre joven sólo hace unos meses! ¡Y así será contigo! El sol de verano sale. La hierba se seca. Las flores se marchitan y mueren. La vida es transitoria, fugaz, temporal, breve y de corta duración. El Apóstol Santiago habló de esto. Él dijo:
“Pero el que es rico…en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas” (Santiago 1:10-11).
Muy pocas personas ven eso. Ellos trabajan y acaparan para avanzar en este mundo sin darse cuenta de lo obvio – ¡que terminará antes de lo que piensan! C. T. Studd (1860-1931) fue uno de los pocos hombres ricos en ver eso. Él heredó una gran fortuna, pero él lo regaló todo y se fue como misionero a China – y más tarde fue al corazón de África cuando era peligroso. Y fue C. T. Studd quien dijo:
Solo una vida,
Pronto pasará;
Solo lo que se hace por Jesús
Durará.
¡Ojalá cada joven leyera acerca de C. T. Studd, y lo hiciera uno de sus héroes! ¡Si pudieras ver la verdad de su poema!
Solo una vida,
Pronto pasará;
Solo lo que se hace por Jesús
Durará.
Jesús dijo:
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Marcos 8:36, 37).
“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria [hermosura] como flor del campo…Sécase la hierba, marchítase la flor” (Isaías 40:6, 8).
¡Por lo tanto, debo predicar a menudo sobre la brevedad de la vida! Y tú debes pensar sobre la brevedad de tu vida. La Biblia dice: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12).
II. Segundo, debo dar voces sobre la obra secante del Espíritu Santo.
La palabra “seca” significa marchitarse, desvanecerse, perder su frescura. Isaías 40:7 dice:
“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo” (Isaías 40:7).
Spurgeon dijo: “El Espíritu de Dios, como el viento, debe pasar por el campo de tus almas, y hacer que [tu] belleza sea como una flor que se desvanece. Él debe convencerte [a ti] de pecado...de que [tú] veas [tu] naturaleza caída en la corrupción misma, y que ‘los que están en la carne no pueden agradar a Dios’. [Que podamos sentir] la sentencia de muerte sobre nuestra vida carnal anterior...sólo el enfermo querrá un médico...El pecador despertado, cuando pide que Dios tenga misericordia de él, se asombra al descubrir que, en lugar de una paz rápida, su alma está agobiada por un sentido de la ira de Dios...porque tú nunca valorarías la [Sangre de Jesús] que nos limpia de todo pecado si tú no hubieras sido hecho primero llorar porque tú eres una cosa inmunda” (traducción de “The Withering Work of the Spirit,” pp. 375, 376).
Esa es la obra secante del Espíritu Santo. Es la obra del Espíritu Santo la que seca tus falsas esperanzas, eso te muestra la dureza de tu corazón, eso seca toda esperanza de tu mente, eso te hace ver que tu única esperanza real está en Jesús, quien murió en tu lugar para salvarte del pecado. Cuando el Espíritu Santo “seca” tu alma, entonces verás que tu tal llamada “bondad” no es más que trapos inmundos, que nada de lo que has hecho hasta ahora puede hacerte aceptable a Dios; que todo lo que has hecho no puede salvarte del juicio y del Infierno.
Es por eso que Dios te permite tener una conversión falsa. Él puede permitir que tengas muchas conversiones falsas antes de que Él te dé paz. No significa que Dios te haya dejado. ¡De ningún modo! Dios está usando estas falsas conversiones. Él las está usando para hacerte clamar: “Toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo”. Dios está secando, marchitando tu falsa esperanza de hacer o decir algo para salvarte a ti mismo. John Newton dijo:
Esperaba que en alguna hora favorecida,
En seguida contestara mi petición,
Y por el poder de su amor
Dominara mis pecados y me diera descanso.
En vez de esto, me hizo sentir
Los males ocultos de mi corazón;
Y que los feroces poderes del infierno
Asaltaran cada parte de mi alma.
¡Pregúntale a Ayako! ¡Pregúntale a Danny! ¡Pregúntale a John Cagan! ¡Pregúntame a mí! Todos clamamos a Dios que nos diera descanso – pero en cambio nos hizo sentir como Sheila Ngann. Ella dijo: “Me sentí tan hastiada de mi misma”. Otra joven dijo: “Estoy tan disgustada conmigo misma”. Dr. Cagan y yo le dijimos que debía sentirse más que “disgustada”. Como Sheila, ella debe sentirse “hastiada”. Hasta que sientas que estás totalmente “hastiado” contigo mismo, experimentarás el secamiento, el estar perdido en el interior que es común entre los que realmente se convierten.
La palabra “seca” es muy importante. Debes saber lo que significa para entender lo que te está sucediendo. La palabra “seca” significa “estar avergonzado…secarse (como agua)...estar avergonzado, confundido y marchitado” (Strong # 300).
“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo” (Isaías 40:7).
Eso es lo que debe suceder en tu corazón. El Espíritu Santo debe secar y marchitar tu confianza en ti mismo. Hasta que tu corazón se marchite como una flor moribunda – hasta que te sientas avergonzado de tu propia naturaleza depravada. Como dijo Sheila antes de su conversión, “me sentí tan hastiada conmigo misma”. Eso es lo que sucede en una verdadera conversión.
“La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo” (Isaías 40:7).
Cuando estás hastiado de ti mismo, entonces debemos decirte que confíes en Jesús. Él te limpiará del pecado con Su Sangre, y te salvará del juicio de Dios.
El gran evangelista George Whitefield dijo: “¿Te ha mostrado Dios alguna vez que no tienes fe en Jesús? ¿Has orado alguna vez, ‘Señor, ayúdame a aferrarme a Jesús’? ¿Alguna vez Dios te convenció de tu incapacidad de venir a Jesús, y te ha hecho clamar en oración por fe en Jesús? Si no, no tendrás paz en tu corazón. Que Dios te dé una paz sólida en Jesús, antes de morir y no tengas más oportunidad” (“El Método de la Gracia”). Debes experimentar una intensa lucha con el pecado antes de que tengas una verdadera conversión. Debes sentir algo de lo que Jesús sintió cuando su pecado fue puesto sobre Él en el Huerto de Getsemaní. Tú debes sentir algo de lo que Él sintió cuando clamó: “Mi alma está muy triste hasta la muerte...¡Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa!” (Mateo 26:38, 39).
Por favor, pónganse de pie y canten el himno número 10, “Venid, Pecadores”.
Venid, pecadores viles, Que en quebranto os encontráis;
Jesús quiere ya salvaros, Compasivo y fuerte es;
Jesús puede, Jesús puede, y Él quiere, ¡no dudéis!
Jesús puede, Jesús puede, y Él quiere, ¡no dudéis!
Ven cansado y cargado, Un caído infiel;
No esperes mejorarte, O jamás vendrás a Él;
¡No al justo, no al justo, Al impío llama Él!
¡No al justo, no al justo, Al impío llama Él!
Dios en carne ascendido, Con Su sangre ruega allá;
En Jesús solo aventura, Solo en Él debes confiar;
Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar.
Jesús solo, Jesús solo, puede al pecador salvar.
(Traducción libre de “Come, Ye Sinners” por Joseph Hart, 1712-1768;
alterada por el Pastor).
Ahora escucha las palabras de un posible converso. Aquí está el testimonio de una persona joven.
Estaba buscando una manera de salvarme a mí mismo. Estaba lleno de orgullo, era demasiado orgulloso para admitir mi orgullo. Todavía recuerdo cómo luché contra Dios para no confiar en Jesús...empecé a leer la Biblia, a “practicar” la oración todos los días, a estar más involucrado con las actividades de la iglesia. Pero no encontré paz interior en mí mismo. En el fondo, sabía que todavía estaba perdido pero era demasiado orgulloso y demasiado cobarde para enfrentarlo. Me escondí del pensamiento de que era un pecador. Hice todo lo que pude para quitar ese pensamiento, para distraerme. Busqué excusas para justificar mi fe, para hacerme sentir mejor de mi naturaleza pecaminosa. Y entonces Dios abrió el cielo y envió el avivamiento, y una vez más, mi orgullo era demasiado grande para admitir que necesitaba a Jesús para ser salvo...En este momento, estaba mentalmente agotado. Comencé a ver que no importaba lo que hiciera, no podía salvarme de mi pecado, mi pecado de no confiar en Jesús, mi pecado de creerme que era justo. Yo estaba desamparado. Yo estaba luchando dentro de mí tratando de confiar en Jesús, pero mi orgullo no me dejaba...Abandoné toda esperanza, renuncié a mí mismo. Sentí que mi pecado presionaba todos mis pensamientos, todos mis sentidos. Me sentía harto de estar vivo. Y en ese momento, por un milagro, Jesús vino a mí, y por primera vez en mi vida, confié en Él. Yo estaba tratando de ir a Jesús pero no pude, y Jesús vino a mí cuando pensé que nunca sería salvo. Cuando Jesús vino a mí, fue tan fácil confiar en Él...Jesús me aceptó y me lavó con Su Sangre...Toda bondad en mí es porque Jesús me salvó. No puedo detener mis lágrimas cuando pienso en Jesús, lágrimas de alegría, lágrimas de agradecimiento por lo que Él ha hecho por mí. Con todo el amor que Jesús tiene por mí, no puedo amarlo lo suficiente, no puedo agradecerle lo suficiente. Todo lo que puedo hacer es dar lo mejor de mí, mi vida por Jesús, mi Salvador.
CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.
(FIN DEL SERMÓN)
tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.sermonsfortheworld.com.
Oprime en “Sermones en Español”.
Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
sin la autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de
Dr. Hymers, y todos los otros sermones en video de nuestra iglesia, sí tienen
derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.
El Solo Cantado Antes del Serrmón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Come, Holy Spirit, Heavenly Dove” (por Dr. Isaac Watts, 1674-1748;
a la melodía de “O Set Ye Open Unto Me”).
EL BOSQUEJO DE LA OBRA SECANTE DEL ESPÍRITU DE DIOS por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:6-8). (Isaías 40:5; 58:1; 40:3; Juan 1:23; Juan 7:28, 37; I. Primero, debo dar voces sobre la brevedad de la vida, Isaías 40:6; II. Segundo, debo dar voces sobre la obra secante del Espíritu Santo, |