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LA HISTORIA DE JONÁS –
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Me encanta el pequeño libro de Jonás. Una razón es porque entiendo a este hombre. Él realmente no es un hombre malo. Él es sólo un hombre muy humano. Dios le dijo que fuera a decirle a la gente de Nínive que se acercaba el juicio. Jonás tendría que haber ido al este de Israel para llegar a Nínive. En vez, se dirigió al oeste en una nave hacia Tarsis, en la costa sur de España. ¿Por qué hizo eso? La Biblia dice que huyó “a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová” (1:3). ¡Él no quería hacer lo que Dios le estaba diciendo!
Rubén era el hijo de un adinerado abogado de corporaciones. Él vivía en una gran mansión en 200 acres de tierra. Pero su padre se fue a la quiebra. Rubén quería ganar mucho dinero. Decidió hacerse abogado. Leyó un libro sobre cómo ser Cristiano, pero tuvo miedo de que Dios lo hiciera un predicador en lugar de un abogado. Así Rubén, como Jonás, escapó “de la presencia de Jehová”. Entró en una universidad a la edad de 15 años. Tuvo muy buen tiempo en la universidad. Era popular con las chicas y disfrutó la vida en la universidad. Alejó todos los pensamientos de hacerse Cristiano. Tenía miedo de que Dios lo hiciera un predicador.
Hacia el final de sus estudios de licenciatura se deprimió acerca de la vida. Una noche soñó que un ángel vino a él, pidiéndole que predicara el Evangelio. Se despertó perturbado en gran medida. Tuvo una idea repentina de cometer suicidio. Se apresuró, medio dormido, a su lava manos y sacó su navaja de afeitar para cortarse la garganta. Pero dejó caer la navaja y se arrodilló junto a la cama. Volviendo a la realidad, oró a Jesús que lo salvara. Él oró: “Líbrame de esta carga – Yo incluso predicaré”. Rubén tenía 18 años de edad. Después de la graduación, unos meses más tarde, ingresó en la Escuela de Divinidad de Yale para prepararse para el ministerio. Él se convirtió en el Dr. R. A. Torrey, un evangelista conocido internacionalmente, y el fundador del Instituto Bíblico de Los Ángeles – ahora conocido como la Universidad de Biola – donde fui convertido el 28 de Septiembre de 1961.
Pero la historia de Jonás fue aún más dramática. Él huyó de la presencia del Señor, y se metió en una nave para ir a España, lejos del lugar que Dios le había dicho que fuera. ¿Por qué huyó lejos de Nínive? Creo que hay dos razones principales. En primer lugar, los Ninivitas eran uno de los pueblos más brutales del mundo antiguo. Nínive era la capital de la nación de Asiria. Ellos eran el enemigo más grande de Israel. Ellos mataban a los hombres Judíos, y esclavizaban a las esposas de ellos. ¡Con qué razón Jonás no quería ir allí! ¡Él era Judío! ¡Es fácil ver porque huyó! ¡Tal vez yo hubiera hecho lo mismo! Esa tierra está ahora bajo el control de “ISIS”. La gente de ISIS son los descendientes de los Ninivitas. Los miembros de ISIS vienen de la gente de Nínive. La gente de Nínive era tan cruel y despiadada como ISIS es ahora. Al igual que ISIS, los hombres de Nínive odiaban a los Judíos. Jonás era Judío. ¿Qué le sucedería a un predicador Judío hoy en día si fuera a predicar a ISIS? ¡No sería bueno! ¡Muy alarmante! ¡No es de extrañar que Jonás escapara del propósito de Dios para su vida!
En segundo lugar, Dios le dijo a Jonás que hiciera algo que nunca le había dicho a ningún otro profeta Hebreo que hiciera. En el Antiguo Testamento, Dios nunca envió a sus profetas como misioneros a otros países. Israel se encuentra donde tres continentes del mundo, Europa, Asia y África se encuentran. Las naciones de ese día viajaban por la tierra de Israel. Dios hizo que el pueblo de Israel construyera un templo como un testimonio al mundo. La invitación era para ir a la casa del Señor y adorarle. Israel testificaba de Dios en el cruce del mundo. La gente como la Reina de Sabá llegó al templo de Jerusalén para aprender acerca de Dios. Israel no envió fuera misioneros. Por lo tanto, al pobre Jonás se le dijo que hiciera algo que Dios nunca había pedido a ningún otro profeta en Israel que hiciera. Dios nunca envió a Elías a predicar en la India. Nunca envió a Eliseo a predicar en Egipto. Así que Dios le estaba diciendo a Jonás que hiciera algo que nadie había hecho nunca.
Creo que esos dos puntos son muy ciertos en nuestra propia iglesia, aquí en el centro cívico de Los Ángeles. Se nos ha dado una oportunidad que ninguna otra iglesia tiene. Los sermones predicados en este púlpito salen en 33 idiomas a todas las naciones en la tierra. Y los videos de estos sermones son vistos en todo el mundo en tres idiomas importantes – Chino, Español e Inglés. Por lo tanto nuestra iglesia predica a decenas de miles de personas en todo el mundo. Esto es algo nuevo. Tú estás acostumbrado a ello. Pero debes darte cuenta de que lo que estamos haciendo es “único”. ¡Ninguna otra iglesia lo hace! ¡Ninguna! ¡Y alcanzamos al mundo Musulmán, al mundo Hindú, al mundo Budista, y al mundo Comunista! Nuestros sermones van a donde ningún misionero Occidental se atreve a ir. ¡Esto es verdaderamente maravilloso! ¡Deberías darle gracias a Dios por nuestro ministerio del Internet todos los días! ¡Y ora por ello cada día!
¡Nuestra iglesia se está llenando de vida! Hemos tenido diecinueve jóvenes que esperamos hayan sido salvos este año. Tenemos reuniones de oración poderosas. El próximo mes dos de nuestros hombres jóvenes, John Cagan y Noah Song, estarán predicando todos los Domingos por la mañana por el resto del Verano y el Otoño. ¡Es hora de que nos levantemos y traigamos la mayor cantidad posible de jóvenes para que se hagan parte de esta iglesia! ¡Ora por ello! ¡Dale gracias a Dios por ello! ¡Hazlo! ¡Ora por la presencia de Dios en nuestra iglesia cada vez que ores!
Algunos predicadores son muy duros con Jonás. Pero la experiencia me ha mostrado que debemos ser más gentiles con él. ¡Después de todo, el hombre finalmente sí fue a predicar a los Ninivitas! Pero Dios lo puso a través de una dura experiencia para hacerlo que fuera.
La mayoría de ustedes saben que sentí que Dios quería que fuera misionero a los Chinos. Pasé diez años en una iglesia China, enseñando y predicando allí, y haciendo mucho otro trabajo allí, mientras que obtuve mi licenciatura yendo por la noche, a la Universidad Estatal de Los Ángeles. Fue una experiencia dura, pero Jesús me dio la fuerza para hacerlo. Después de graduarme, fui a un Seminario Bautista al norte de San Francisco. Tenía una novia China en la iglesia en Los Ángeles, y nos escribíamos cartas afectuosas entre sí. Eso fue antes de que tuviéramos computadoras. Su madre encontró mis cartas e hizo un gran alboroto porque yo era un hombre blanco. Me dijeron que no volviera a la iglesia China durante dos años – a pesar de que no había hecho nada malo. ¡Nada! Fue sólo un caso de prejuicio racial contra mí por ser un hombre blanco. Eso me enojó mucho. ¡Me trataron mal solamente por escribirle una carta a una chica! De hecho, no solamente me enojé – ¡eso me hizo odiar a la gente China!
Te puedo decir, francamente, que me puse muy amargado. ¡Estaba amargado, y empecé a odiar a los Chinos! Mantuve mi membrecía en la iglesia China durante otros doce años. Fui allí a predicar muchas veces en los últimos años. Pero todavía estaba enojado y amargado con la gente China en general. Entonces un día Dios le habló a mi corazón con mucha claridad. Me dijo que nuestra iglesia nunca prosperaría a menos que me deshiciera de esa amargura y odio. Mi hijo Leslie recuerda ese día, porque le dije al respecto en ese momento. Me acerqué a mi pastor Chino, y él me pidió que hablara en su funeral. Desde entonces Dios ha bendecido a nuestra iglesia con muchos jóvenes Chinos maravillosos. Se sentía como que una maldición había sido levantada de mi ministerio cuando confesé y dejé el pecado de la amargura.
Queridos amigos, el prejuicio racial es una cosa fea, y es un gran pecado. Cuando llegas a conocer a la gente, todos somos tan parecidos que debemos pasar por alto uno del otro el color de la piel. ¡Estoy muy orgulloso de que tenemos miembros de más de 20 grupos étnicos en nuestra iglesia! Y les digo a ustedes, jóvenes, que pronto estarán dirigiendo nuestra iglesia, ¡por favor, trabajen muy duro para que siga siendo así! ¡Trabajen para hacer que cada persona, de cada raza, sea igual en nuestra iglesia! ¡Esa es la manera de tener la presencia de Dios y las bendiciones de Dios!
Jonás pasó por una experiencia horrible debido a su prejuicio racial contra el pueblo de Nínive. ¡Él fue lanzado al océano y pasó tres días en el estómago de un monstruo marino por su desobediencia a Dios y su prejuicio racial! ¡Nunca dejes que eso suceda en nuestra iglesia! Jonás finalmente aprendió esa lección. Desde el vientre de la criatura del mar clamó:
“Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra” (Jonás 2:8-10).
¡Deja que esta iglesia esté siempre abierta y sea amante de todas las razas y todos los linajes de la tierra! ¡Qué esa sea nuestra visión! Pónganse de pie y canten el himno número 7.
Mi visión llena, oh, Salvador, Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar, Tu Gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús, Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mí.
Mi visión llena, todo desear, Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor, Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús, Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mí.
(Traducción libre de “Fill All My Vision”
por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).
Se pueden sentar.
Ahora mira a Jonás, capítulo 3:1-8.
“Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos” (Jonás 3:1-8).
El pueblo de Nínive se arrepintió al escuchar la predicación de Jonás. El Dr. J. Vernon McGee llamó a esto: “el avivamiento más grande en la historia del mundo...Lo que pasó en Nínive hace que el día de Pentecostés se vea muy pequeño. Unos pocos miles de personas se volvieron a Dios en el día de Pentecostés, pero había varios cientos de miles de personas en la ciudad de Nínive, que se volvió a Dios. Nunca ha habido nada que se le parezca – ¡una ciudad entera se volvió a Dios!...No obstante, el avivamiento más grande, la mayor conversión a Dios, está en el futuro” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., A Través de la Biblia; nota sobre Jonás 3:1).
Creo que bien podemos ver un avivamiento en nuestra iglesia. Hemos tenido muchas conversiones este año – algunas de ellas muy milagrosas. Debemos orar para que Dios esté presente en todos los servicios. ¡Ora por la presencia de Dios en nuestros servicios cada vez que ores! Y pídele a Dios que un día abra el Cielo y descienda entre nosotros en un mayor derramamiento del Espíritu Santo – para convencer de pecado, y hacer conocer a Jesucristo a las personas que vengan.
Pero cuando llegue el avivamiento no va a ayudar a algunas personas. Conozco a un predicador que vio un avivamiento poderoso, ¡pero luego se convirtió en un hombre amargado y alcohólico! Eso fue lo que le pasó a Jonás. Vio toda la ciudad de Nínive salva en un gran avivamiento. Sin embargo, se nos dice en Jonás 4:1 que “Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó” (Jonás 4:1). ¿Qué le pasaba a él? ¡No amaba a las personas que fueron salvas!
No importa cuán grandes cosas Dios haga en nuestra iglesia – no importa cuánta gente es salva – no tendremos gozo nosotros mismos a menos que amemos a las personas que vienen. Nosotros nos reuniremos con nuestro propio grupo pequeño de amigos y no alcanzaremos a los otros nuevos que entran. Tenemos que trabajar en ello. Tenemos que aprender deliberadamente los nombres de los nuevos. Tenemos que cuidar de ellos, amarlos, y orar por ellos por nombre. Algunos de nosotros somos como el viejo híper-Calvinista que oraba:
Señor, bendígame a mí y mi esposa,
Mi hijo Juan y su esposa,
Nosotros cuatro y no más. Amén.
Si pensamos de esa manera, nunca tendremos gozo, no importa qué bendiciones el Señor derrame sobre nosotros. Ese es el mensaje de Jonás – ¡que sea la visión de nuestra iglesia – para traer a los perdidos, guiarlos a Jesús, y amarlos con todo nuestro corazón! ¡Ese es nuestro mensaje, ese es nuestro tema, y esa es nuestra visión! Por favor, pónganse de pie y canten la última estrofa del himno número siete.
Mi visión llena, que nada vil, Oscurezca la luz interior.
Que vea solo Tu bella faz, Susténtame con Tu gracia eternal.
Mi visión llena, bello Jesús, Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mí.
¡Canta las primeras dos estrofas también!
Mi visión llena, oh, Salvador, Que solo vea a Jesús hoy;
Aunque el valle me guíes pasar, Tu Gloria sin fin me rodeará.
Mi visión llena, bello Jesús, Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mí.
Mi visión llena, todo desear, Sea por Tu gloria; inspírame
Con Tu perfección, Tu santo amor, Mi senda inunda con celestial luz.
Mi visión llena, bello Jesús, Haz que Tu gloria brille en mí ser.
Mi visión llena, que vean todos, Tu imagen santa reflejada en mí.
Queridos amigos, Jesús murió en la Cruz para pagar el castigo por tu pecado. Jesús derramó Su Sangre en la Cruz para limpiarte de todo pecado. Jesús está ahora en el Cielo, en otra dimensión. Deja tu pecado y confía en Él. ¡Jesús te salvará! Él te salvará ahora. Ve a la parte de atrás de este auditorio si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús. Dr. Cagan, John Cagan, y Noah Song te llevarán a una habitación tranquila en donde podemos hablar y orar. Amén. Dr. Chan, por favor guíenos en oración.
A Dr. Hymers le gustaría saber de ti si este sermón te bendijo. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Mateo 12:38-41.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Fill All My Vision” (por Avis Burgeson Christiansen, 1895-1985).