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DEJANDO NUESTRA ZONA DE CONFORT –UN SERMÓN DADO EN MI CUMPLEAÑOS No. 75 por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21). |
Voy a hablar esta mañana sobre el tema, “Dejando Nuestra Zona de Confort – Un Sermón dado En Mi Cumpleaños No. 75”. Si sigues de cerca a Jesús vas a sufrir, al menos un poco. Si no sufres para nada significa que no estás siguiendo de cerca a Jesús. Y si sigues a Jesús Él te llevará fuera de tu zona de comodidad. En “zona de confort” me refiero al lugar donde te sientes cómodo y no eres desafiado. Una persona que tiene miedo de salir de su zona de comodidad nunca puede cambiar o enfrentarse a los desafíos de la vida. Una persona tiene que salir de su zona de confort para ser convertido en primer lugar. Después de la conversión, un Cristiano no puede ser fuerte y ser un vencedor sin salir de su zona de comodidad para afrontar nuevos retos. Jesús dejó su zona de comodidad muchas veces y así debemos hacerlo tú y yo.
I. Primero, Jesús dejó Su hogar en el cielo y vino a esta tierra.
Él era igual que Dios el Padre en la eternidad pasada. Sin embargo, Jesús dejó la comodidad del Cielo y bajó a la tierra, a la raza humana, la cual no le conoció. La Biblia dice:
“En el mundo estaba…pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” (Juan 1:10, 11).
Un viejo himno lo dice muy bien:
Fuera de los palacios de marfil,
A un mundo de dolor,
Solo Su gran amor eterno
Hizo ir a mi Salvador.
(Traducción libre de “Ivory Palaces”
por Henry Barraclough, 1891-1983).
Otro himno antiguo pone palabras en la boca de Jesús:
Mi celestial mansión, Mi trono de esplendor
Dejé por rescatar, Al mundo pecador;
Sí, todo yo dejé por ti, ¿Qué dejas tú por Mí?
Sí, todo yo dejé por ti, ¿Qué dejas tú por Mí?
(Traducción libre de “I Gave My Life for Thee”
por Frances R. Havergal, 1836-1879).
Esas canciones conmovieron mi corazón cuando yo era un adolescente. Tomé una decisión deliberada para ir a Hong Kong como misionero. Nunca llegué allí, pero Dios sabe que estaba dispuesto a ir y dejar mi propio país atrás. Dejé la comodidad de una iglesia blanca y me uní a una iglesia China, donde yo era el único joven blanco; solo había otro hombre blanco que era mucho mayor que yo. Era una cultura completamente diferente pero me quedé allí enseñándole a los niños Chinos, pasando muchas horas el Viernes, Sábado y Domingo, mientras trabajaba tiempo completo esclavizado yendo a la universidad por la noche. Por la gracia de Dios sabía que tenía que salir de mi zona de confort para ser un buen Cristiano.
Sí, todo yo dejé por ti, ¿Qué dejas tú por Mí?
Sí, todo yo dejé por ti, ¿Qué dejas tú por Mí?
No soy una persona perfecta, pero puedo decirte esta mañana que probablemente no sería Cristiano hoy si no hubiera salido de mi zona de comodidad para ayudar a esas niñas y niños Chinos hace mucho tiempo. “Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21). ¿Dejarás tu zona de confort para ayudar a que los nuevos jóvenes se sientan como en casa en nuestra iglesia?
II. Segundo, Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores.
La Biblia dice claramente:
“Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (I Timoteo 1:15).
Jesús Mismo dijo:
“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
Jesús trabajó duro para ganar almas. Fue el oficio principal de Su vida. Y nosotros somos llamados a hacer el ganar de almas el objeto principal de nuestras vidas. Jesús dijo: “Venid en pos de mi, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19). Ya que ganar almas era la obra principal de Jesús, ¡debe ser nuestro trabajo principal también!
¿Quién al fiel pastor va a ayudar,
A las perdidas a encontrar?
¿Quién las ovejas va traer,
De la tormenta proteger?
Tráiganlas, tráiganlas,
Tráelas del campo del pecar;
Tráiganlas, tráiganlas,
A Jesús trae las ovejas.
(Traducción libre de “Bring Them In”
por Alexcenah Thomas, siglo 19).
¡Observa que no hay una sola palabra en la canción sobre repartir tratados! ¡Observa que no hay una palabra sobre traer nombres y números de teléfono! ¡Ni una sola palabra! El tema del himno está en la segunda estrofa: “¿Quién las ovejas va a traer, de la tormenta proteger?” ¡Ganar almas requiere que dejes tu zona de comodidad y realmente hagas una diferencia en la vida de un joven nuevo! ¿Lo harás? No es fácil alejarte de tus amigos para ayudar a un joven nuevo a entrar, y ser parte de nuestra familia de la iglesia. Pero eso es lo que Jesús requiere de ti. Aléjate de tu zona de comodidad y hazlo – ¡como lo hizo Jesús! La “maquinaria” de la iglesia nunca trae a nadie a que se quede. ¡Tú debes involucrarte con ellos y traerlos a la familia de la iglesia!
Te di una fotografía de nuestra iglesia cuando solo tenía 7 años. Muchos se sorprendieron al ver cerca de 1,200 personas. ¡Pasamos de una persona (yo) a 1,200 en sólo siete años! Trabajábamos todo el día Sábado para traer visitantes. Mi esposa estaba hablando por teléfono desde las 10:00 de la mañana hasta las 10:00 de la noche – ¡todos los Sábados! Entonces yo le traería un poco de pollo frito y alguien la llevaba a casa. Después se sentaba durante dos horas y traducía el sermón al español. Ella no era la única haciendo todas esas cosas. Muchas personas lo hacían. Pero no funcionó. La iglesia se vino abajo. ¿Por qué? Por dos razones. Primero, éramos “decisionistas” en aquel entonces. Les dábamos el folleto de Billy Graham, “Pasos Para Tener Paz Con Dios”. Les hacíamos repetir la “oración del pecador” al final del folleto. Eso era todo. Unas pocas personas fueron convertidas, como Judith Cagan, Dr. Chan, Melissa Sanders, y la señora Salazar. Pero muy pocos de los otros experimentaron la salvación en Jesús. La segunda razón fue porque teníamos mal liderazgo. Los “líderes” querían ser haraganes y esperar que las personas vinieran sin ninguna ayuda. Yo veo ese problema ahora también. Algunos de nuestros jóvenes quieren orar por los jóvenes nuevos sin involucrarse en sus vidas. Ellos quieren tener un pequeño grupo de viejos amigos para hablar – y le dan la espalda a la gente nueva. Ellos no quieren traer una persona nueva a su pequeño círculo. ¡No veo ninguna diferencia entre eso y lo que hicieron los líderes haraganes en la foto que te di ayer por la noche! ¡No va a funcionar! Puedes orar por avivamiento hasta que la nieve se acabe en la montaña Kilimanjaro – pero no habrá ningún avivamiento – ¡ninguno! No importa que tanto oremos. Si todo el mundo está viviendo por sí mismo – y nadie está dispuesto a seguir a Jesús – nunca habrá un avivamiento aquí. Brian H. Edwards dijo: “Los hombres que Dios usa en el avivamiento siempre fueron hombres que tenían…miedo a ser desobedientes” (traducción de Revival: A People Saturated With God, Evangelical Press, 1991, p. 65). “No hay avivamiento sin convicción profunda, incómoda y humillante de pecado [empezando con] los Cristianos”, él dijo. Debemos ver a jóvenes Cristianos seguir el ejemplo de Jesús quien, “En los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas…fue oído a causa de su temor” (Hebreos 5:7). ¡Pero realmente no puedes orar por gente nueva si ni siquiera sabes sus nombres! Debes dejar tu zona de comodidad e involucrarte en sus vidas.
“Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21).
Jesús siempre estuvo involucrado con gente nueva. ¡Sigue Su ejemplo!
III. Tercero, Jesús demanda entrega absoluta y obediencia completa.
Jesús dijo: “Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). El Dr. John R. Rice dijo de ese versículo, “Puedes ser un hijo de Dios sin sufrir por Él, sin renunciar a las cosas por Él. Pero no puedes ser Su discípulo...no puedes caminar en Sus pisadas, no puedes seguirle realmente, excepto renunciando a todo saliendo fuera del muro [con] Él” (traducción de What It Costs to Be a Good Christian, p. 66).
Dr. Rice es uno de mis héroes. Yo no sabía nada de él hasta que fui a la universidad en el seminario. En el seminario liberal odiaban al Dr. Rice – sí, ¡lo odiaban literalmente! Pensé que estaba loco – que era muy raro – por lo que dijeron aquellos profesores Sureños Bautistas. Entonces alguien me dio la biografía del Dr. Rice, llamada “Hombre Enviado de Dios”, por el Dr. Robert L. Sumner. Me senté a leerlo una noche. ¡Me quedé despierto toda la noche y leí ese libro entero de principio a fin! El Dr. Rice hizo exactamente lo que dijo. Literalmente dejó todo y se fue fuera con Jesús. Dios lo usó para obtener miles de personas salvas porque él dejó su zona de comodidad.
En mi tercer año en el seminario, después de clase se me acercó el Dr. Green, el profesor de predicación. Me advirtió que dejara de corregir a los profesores que atacaban la Biblia. Él dijo, “Hymers, eres un buen predicador. Tendrás una buena iglesia y tendrás una buena vida, pero estás agarrando una mala reputación de problemático. Si no paras de crear problemas nunca obtendrás una iglesia”. Le dije: “¡Si eso es lo que cuesta no quiero una!”
Usaron cada truco sucio para manchar y arruinar mi reputación. Pero yo empecé mi propia iglesia en el Condado de Marín – y cuarenta iglesias han salido de ella – ¡por todo el mundo! ¡Eso sucedió porque yo dejé mi zona de confort!
Tenía una bonita novia China cuando yo estaba allá en el seminario. Ella fue la primera novia que tuve, porque yo vivía como un monje cuando estaba en la universidad durante todos esos años. Su madre encontró una carta que le escribí y la echó de su casa porque yo era un hombre blanco. Llamé al Dr. Timothy Lin y él envió a alguien para llevarla a su casa. Pero el Dr. Lin me dijo que no podía volver por unos dos años. Todavía era miembro de la Iglesia China, pero no podía volver. Permanecí como miembro de allí por muchos años después de este evento. Un par de años después, el Dr. Lin me pidió que predicara cada año en reuniones evangelísticas allí. Aún más tarde, cuando él tenía más de noventa años, me hice amigo cercano del Dr. Lin. Nunca antes mencioné a esa joven en un sermón, solo algunas veces en conversaciones privadas. Está bien decirlo ahora que más de cuarenta años han pasado. Allí estaba yo solo, cerca de San Francisco, en ese seminario horrible, frío, liberal. Caminé las calles por la noche – solo. ¡Yo no había hecho nada malo! ¡Nada malo! Fue sólo una dulce carta a una joven a quien yo le agradaba, después ella fue a verme al seminario. No hablé con ella por más de cuarenta años. Entonces sonrió y dijo: “Está bien, Bob”, lo que me hizo sentir mejor. Pero allí estaba yo en esas calles solitarias y oscuras en Mill Valley. Había perdido a la joven y a todos mis amigos allá en Los Ángeles. Yo estaba aplastado. Caminaba solo por la noche como un hombre muerto. El poeta Robert Frost dijo:
He sido uno de esos que saben qué es la noche.
He salido bajo la lluvia; y bajo la lluvia he vuelto.
He ido más allá de la luz más lejana de la ciudad.
Mi vista ha descendido por el más triste callejón.
He pasado al lado del sereno que hacía su ronda
Y he bajado la vista, sin ganas de explicar.
Me he quedado quieto, deteniendo el ruido de los pies,
Cuando de lejos un grito sofocado
Llegaba, por sobre las casas, desde otra calle,
Pero no para hacerme volver ni para decirme adiós;
Y aun más lejos, a una fantástica altura
Un reloj luminoso contra el firmamento
Proclamaba que el tiempo no era bueno ni malo.
He sido uno de esos que saben qué es la noche.
(“Acquainted With the Night” de Robert Frost, 1874-1963
Versión castellana de Enrique L. Revol, Bs. As.,
Corregidor, 1979).
Traje un trozo de madera a mi habitación una noche. Lo cogí por la orilla del mar cerca del seminario. Lo he guardado en un estante en la oficina en mi casa para recordarme de ese tiempo frío y solitario cuando salí de mi zona de confort de nuevo. ¡Fue un momento crucial en mi vida, cuando dejé el antiguo cómodo camino y me convertí en un hombre más fuerte para Jesucristo!
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21).
Hay otras historias que podría contarte. Cuando tienes 75 años de edad puedes recordar un montón de cosas; casi una historia para cada situación. Te podría decir de la vez que un diácono Chino me gritó, y perdí varios millones de dólares. ¡Historia verdadera! Te podría decir acerca de la noche que bajé de mi oficina en la librería de Hollywood y vi una impresionante y hermosa chica de Guatemala – y la invité a tomar un café la misma noche que la conocí. A pesar de que hablaba muy poco Inglés, y yo hablaba sólo unas pocas palabras en Español, y ella era 22 años más joven que yo – dejé mi zona de confort y le pedí que se casara conmigo – no la primera noche, pero más tarde le pedí que se casara conmigo y ella dijo “no” – la primera vez que le pregunté. Después, ella dijo “sí” ¡y suspiré de alivio! Hemos estado casados por casi treinta y cuatro años. ¡Estoy contento que dejé mi zona de confort por Ileana, mi maravillosa esposa!
O podría decirte cómo empecé la segunda iglesia – esta iglesia – en mi apartamento, en ese tiempo localizado en la esquina suroeste de los Bulevares Westwood y Wilshire. Y yo podría decirte cómo esa pequeña iglesia creció en sólo siete años a 1,200 personas en asistencia. Y entonces perdimos a la mayor parte de ellos. ¡Pero esta vez vamos a hacerlo bien! Vas a tener que esperar por otro sermón para escuchar esas otras historias. Es suficiente decir esta mañana que “Sé que es la noche”. Y si te enojas conmigo, y te pierdo, voy a tratar de asegurarme de que nadie me vea llorar, ¡porque siempre he odiado perder un amigo como tú!
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21).
Jesús era un hombre fuerte, pero a menudo lloró por pecadores. Por favor canta la última canción en tu cancionero.
La senda parece estrecha,
Lo que tuve se perdió;
Mis planes y ambiciones,
Cual ceniza yacieron.
El fuego de Dios al altar
De mi corazón prendió;
No pararé de alabarle,
¡Gloria, gloria a Su nombre!
¡Yo le alabo!
Al cordero muerto para el pecador;
Denle gloria todo el pueblo,
Manchas Su sangre puede lavar.
(Traducción libre de “I Will Praise Him”
por Margaret J. Harris, 1865-1919).
Jesús derramó Su Sangre en la Cruz para limpiarte de todo pecado. Se levantó físicamente de entre los muertos para darte vida eterna. Ahora está en el Cielo a la diestra de Dios. ¡Oro para que confíes en Jesús y seas salvo del pecado y el juicio por Él esta mañana! Dr. Cagan y John Cagan irán al fondo del auditorio ahora. Si deseas hablar con nosotros acerca de confiar en Jesús, por favor síguelos a la parte de atrás del auditorio. Amén.
A Dr. Hymers le gustaría saber de ti si este sermón te bendijo. CUANDO LE ESCRIBAS A DR. HYMERS DEBES DECIRLE DE QUE PAÍS LE ESTÁS ESCRIBIENDO O ÉL NO PODRÁ CONTESTAR TU CORREO. Si estos sermones te bendicen por favor envía un correo electrónico a Dr. Hymers y díselo pero siempre incluye de qué país estás escribiendo. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net (oprime aquí). Puedes escribirle a Dr. Hymers en cualquier idioma, pero escribe en Inglés si es posible. Si deseas escribirle a Dr. Hymers por correo postal, su dirección es P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Puedes llamarle por teléfono al (818) 352-0452.
(FIN DEL SERMÓN)
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en www.sermonsfortheworld.com.
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Estos manuscritos de sermones no tienen derechos de autor. Pueden ser usados
sin la autorización de Dr. Hymers. Sin embargo, todos los mensajes de video de
Dr. Hymers, y todos los otros sermones en video de nuestra iglesia, sí tienen
derechos de autor y solo pueden ser usados con autorización.
La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón:
El Salmo favorito de Dr. Hymers, Salmo 27:1-14.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith, Antes del Sermón:
“If I Gained the World” (por Anna Olander, 1861-1939).
EL BOSQUEJO DE DEJANDO NUESTRA ZONA DE CONFORT – UN SERMÓN DADO EN MI CUMPLEAÑOS No. 75 por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (I Pedro 2:21). I. Primero, Jesús dejó Su hogar en el cielo y vino a esta tierra, II. Segundo, Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, III. Tercero, Jesús demanda entrega absoluta y obediencia |