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Hay ciertas cosas que debemos entender en estos versículos. Primero, el término “los postreros días”. A menudo los eruditos dicen que se refiere al período entero de la era Cristiana, de principio a fin. Pero es claro aquí que el Apóstol habla del mero final de la dispensación Cristiana. Él dice que “vendrán tiempos peligrosos”. El Dr. Henry M. Morris dijo que “los ‘postreros días’ todavía estaban lejos en el futuro en la perspectiva de Pablo” (traducción de The Defender’s Study Bible; nota sobre II Timoteo 3:1).
Mi estimado maestro, el Dr. J. Vernon McGee dijo: “’Los postreros días’ es un término técnico...habla de los últimos días de la iglesia...creo que hoy estamos en esos tiempos ‘peligrosos’ que se describen en esa sección” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo V, pp. 469-470; nota sobre II Timoteo 3:1).
El Apóstol dice: “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos”. La palabra “peligrosos” es una traducción de la palabra Griega “chalepos”. Significa “feroces”. Esa palabra Griega solo se usa una vez más en el Nuevo Testamento – se refiere a los hombres endemoniados que Jesús confrontó en Mateo 8:28. Se nos dice que eran “feroces en gran manera”. Entonces Pablo nos dice que en los postreros días los hombres se volverán peligrosos y violentos en gran manera “al acercarse el fin” (Morris, ibid.).
Sin embargo, Pablo no se enfoca en general en el mundo afuera de la iglesia. Aquí en el tercer capítulo de II Timoteo él habla específicamente del aumento de iglesias apostatadas. Sabemos eso por el versículo 5, que dice que tendrán “apariencia de piedad”. Esto significa que aparentarán por fuera (morphosin = forma exterior) piedad. Otra vez en el versículo 7, dice que están “siempre...aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”. Entonces estos son Cristianos nominales que estudian la religión, pero “nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (II Timoteo 3:7). El Dr. Morris dice que este pasaje entero se refiere a aquellos que tienen “una pseudo-religión...a los humanistas religiosos, a los teólogos liberales...y a la Nueva Edad” quienes practican tales cosas (ibid., nota sobre II Timoteo 3:5). Esta descripción se refiere específicamente a los “Cristianos” nominales inconversos. Y habla más de las iglesias conservadoras que se han llenado de gente inconversa como resultado del “decisionismo.” Cuando las iglesias paran de tener servicios los Domingos por la noche ellas han dado un gran paso hacia la religión Laodicea, nominal de los últimos días.
Ahora nota la segunda parte de nuestro texto: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos”. El Dr. John MacArthur ha dado falsas declaraciones sobre la Sangre de Jesús. Pero está absolutamente correcto al decir que el amor propio, como algo bueno, no apareció como una enseñanza central en la Cristiandad sino hasta en tiempos modernos. Comentando sobre las palabras “amadores de sí mismos”, MacArthur dice: “El concepto de que el amor propio es una característica positiva no entró a la iglesia sino hasta finales del siglo veinte, y...se ha regado rápidamente a grandes porciones del evangelicalismo...la herejía del amor propio continua hallando aceptación entre aquellos que nombran a Jesús” (traducción de John MacArthur, D.D., The MacArthur New Testament Commentary, Moody Publishers, 1995, 2 Timoteo, p. 109; nota sobre II Timoteo 3:2).
Todos los demás errores en II Timoteo 3 fluyen de la herejía del amor propio, teniendo el clímax con las palabras: “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (II Timoteo 3:5).
Te he dado este mensaje en II Timoteo 3 como fondo para lo que voy a decir en el resto de este sermón.
He encontrado más y más jóvenes que simplemente parecen no poder confiar en Jesús. Ellos están buscando un “sentimiento” dentro de sí mismos. Parece que no pueden quitarse de encima su deseo de “sentirse” salvos. Me pregunté por qué Spurgeon nunca tocó este tema en los 63 volúmenes de sus sermones. Me pregunté por qué ni Whitefield ni Wesley jamás hablaron en contra de buscar “prueba interna” en lugar de confiar en Jesús. Finalmente llegué a la conclusión de que estos predicadores clásicos no tuvieron necesidad de hacer frente a este tema. ¡El Dr. Lloyd-Jones dijo algunas palabras sobre este problema, pero muy pocos otros lo han hecho – muy pocos en verdad! Sin embargo, ahora me parece que este es un gran problema. En el pasado el problema “grande” era la justicia propia. La gente pensaba que eran Cristianos porque oraban, asistían a la iglesia regularmente, etc. Así que los predicadores constantemente advertían a la gente de no depender de las buenas obras, sino en Jesús. Pero hoy entre los jóvenes que conozco, ese no es el problema principal. La mayoría de ellos no depende de las buenas obras. Eso es muy raro hoy en día. Los jóvenes de hoy buscan un “sentimiento” o depender de un “sentimiento”. Ellos quieren experimentar una transformación trascendental, mística – lo cual llaman “confiar en Jesús”. Cuando no consiguen este sentimiento trascendental, dicen que no están salvos. Esto es fácil de probar. Les pedimos que se pongan de rodillas y confíen en Jesús. Usualmente les digo: “Confía en Él rápido y luego levántate y siéntate en la silla”. Luego espero – usualmente por un tiempo largo. Finalmente les digo: “¿Confiaste en Jesús?” Usualmente dicen al instante “No”. Les pregunto cómo saben que no confiaron en Jesús. Casi sin variar dicen algo como: “Yo sé que no lo hice”. ¡Esto es una indicación clara – prueba positiva de que buscaban una transformación interior mística – y en realidad no buscaban a Jesús para nada! ¡De hecho, buscaban una experiencia de la “nueva edad”!
¡Ahí lo tienes! ¡La razón que los predicadores de antaño no necesitaban tratar con este problema es porque nuestra cultura en el mundo Occidental no había sido infiltrada aun por las ideas de la nueva edad! La idea de la Nueva edad no enfatiza una fe objetiva que mira afuera de uno mismo hacia Jesús. La Nueva edad mira hacia adentro, dentro de sí mismo, para una “experiencia” religiosa. “Habrá hombres amadores de sí mismos” (II Timoteo 3:2). “Amadores de sí mismos” sale de una palabra Griega “philautos”, que está compuesta de dos palabras Griegas, “philēo” (amor) y “autos” (yo). Cuando alguien piensa en términos de la “nueva edad”, ven dentro de sí mismos por una transformación mística. Como dijo el Dr. MacArthur, “El concepto de que el amor propio es una característica positiva no entró a la iglesia sino hasta finales del siglo veinte, y...se ha regado rápidamente a grandes porciones del evangelicalismo” (ibid.). La meta de la nueva edad es “cultivar una atención propia trascendental”. Uno de la nueva edad dijo: “La visión del mundo entre nosotros se centra únicamente en el yo... Cualquier cosa que lleva a una Xanadu psíquica [una experiencia mística] es permisible...La fascinación que los comunicadores evangélicos parecen tener con el ser interior...con los pasos para conseguir encuentros directos con Dios, debe ser impugnada como sub-bíblica y sub-Cristiana” (traducción literal de Michael S. Horton, Ph.D., Made in America: The Shaping of Modern American Evangelicalism, Baker Book House, 1991, pp. 121-122). El Dr. Michael Horton dijo eso. Y siguió con decir que ejemplos de esto se hallan por todos nuestros himnos nuevos, tales como “Me preguntas cómo sé que vive Él? Él vive dentro de mi corazón” – y “Él me tocó, oh Él me tocó, y oh el gozo que llena mi alma. Algo sucedió y ahora sé, Él me tocó y me completó”. Alguien dijo: “¡Si en verdad Él te ‘tocara’, te volverías cenizas!” (Horton, ibid.). El Dr. Horton dijo: “Hoy la gente tiene hambre no de salvación personal...sino de un sentimiento, la ilusión momentánea del bienestar personal”. Él dijo: “Los Cristianos casi se han vuelto idólatras en su obsesión con el yo” (ibid., p. 134). Y el Dr. Horton dijo:
¿Es la experiencia de Jesús en mi corazón (un asunto que la Biblia ni siquiera toca) toda la defensa que traemos a un mundo moderno que quiere saber por qué insistimos que “Él vive”? Nuestro cambio de una fe racional, objetiva a una anti-racional espiritualidad, subjetiva no es una señal de gran fe frente al racionalismo, sino una falla [un ceder] al existencialismo moderno (de la nueva edad) (ibid., p. 94).
Una de las primeras canciones que expresó este trascendentalismo egoísta fue “En el Jardín”. Es una canción que siempre he odiado, porque sabía que era pagana, y no Cristiana. Dice así:
Vengo al jardín sólo mientras el rocío todavía está en las rosas;
Y la voz que llega a mi oído, revela al Hijo de Dios.
Y Él camina conmigo, y Él habla conmigo, y me dice que Suyo soy;
Y la alegría que compartimos allí, nadie la conoce.
Él habla, y el sonido de su voz es tan dulce que los pájaros callan su canto,
Y la melodía que ha dado a mí corazón está sonando.
Y Él camina conmigo, y Él habla conmigo, y me dice que Suyo soy;
Y la alegría que compartimos allí, nadie la conoce.
(Traducción libre de “In the Garden” por C. Austin Miles, 1868-1946).
Una mujer que conocí utilizaba esta canción como un arma en contra de asistir a la iglesia y confiar en Jesús. Ella me dijo: “Esta es mi religión. Voy a mi jardín a encontrarme con mi dios. No necesito la iglesia”. ¡Yo odié esta canción aún más cuando me enteré de que ella entró en su jardín y se suicidó bebiendo veneno! Ahí es donde el dios del trascendentalismo de la nueva era la llevó – ¡al Infierno! ¡Que Dios nos ayude!
La mayoría de jóvenes hoy no piensa como la mayoría de mi generación (y las anteriores) pensaban. Cuando pensábamos en hacernos Cristianos, pensábamos en nuestro pecado, y nuestra necesidad de que Jesús perdonara nuestro pecado a la vista de un Dios santo. Pero tu generación piensa en tener una experiencia mística trascendental, un sentimiento de tranquilidad interna. Para ti “sentir es creer”.
Nietzsche (1844-1900) fue uno de los primeros en proclamar un “nuevo Budismo”. En el Budismo esta experiencia interior se llama “nirvana”. En el Hinduismo se llama “moksha” – una unión con lo divino, la experiencia de felicidad en el corazón. Tú buscas sentir y tocar a un dios – no confiar en Jesús y ser perdonado de tu pecado objetivamente, a la vista de un Dios santo que odia el pecado. Como lo puso el Dr. Horton: “No hay pecado, no hay razón para la culpa”. Él dijo: “Los hippies de la década de 1960...trajeron su Trascendentalismo con ellos” (ibid., p. 119). El pensamiento de la nueva edad está en muchas de las últimas canciones de los Beatles, como “My Sweet Lord” [Mi Dulce Señor]. Dice: “Quiero verte. Quiero conocerte. Mi dulce Señor. Aleluya. Hare Krishna. Hare Krishna. Aleluya. Mi dulce Señor. Quiero verte. Quiero conocerte. Hare Krishna. Hare Krishna”. Los hippies tomaban drogas psicodélicas para producir una experiencia trascendental interior. Meditaban, practicaban yoga – cualquier cosa para entrar en contacto con el mundo espiritual. Esto no fue un deseo de conocer al Dios de la Biblia. Era el deseo de tener una unión con el mundo de los espíritus, “una unión con lo divino, la experiencia de felicidad en el corazón”. No había ninguna idea de pecado, “no razón para la culpa”.
Las ideas de los hippies se han infiltrado a nuestra cultura – y están muy evidentes entre los evangélicos, como el Dr. Horton señaló. Tu generación busca “el sentimiento, la ilusión momentánea del bienestar personal...y seguridad psíquica” (ibid., p. 134). El grupo de rock Británico “The Who” cantó una canción que hicieron famosa en Woodstock. Habló de los deseos religiosos de esa generación. La canción fue inspirada por el guru de nueva edad Meher Baba, un líder Hindú al cual seguía el autor de la canción.
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname.
Escuchándote, siento la música,
Mirándote, agarro el calor.
Siguiéndote, subo el monte,
Yo me excito a tus pies.
Atrás de ti, a millones veo,
En ti, veo la gloria.
De ti, consigo opiniones,
De ti, consigo la historia.
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname,
Veme, siénteme, tócame, sáname.
(Traducción libre de “See Me, Feel Me” por Peter Townshend, 1945-,
escrita en 1969).
Esa canción expresa el propósito principal de la religión para muchos jovenes hoy.
¿Cómo escapas de este engaño de la nueva edad? En primer lugar deja de buscar algún “cambio” en tu propio corazón. Piensa en tu pecado a los ojos de un Dios santo que aborrece el pecado. Piensa profundamente acerca de tu corazón egoísta, egocéntrico. Reconoce que tu corazón es “engañoso sobre todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17: 9). Cuando estés bien “disgustado” contigo mismo, como una muchacha lo puso – entonces mira fuera de ti mismo a Jesús. Ven a Él, que murió en la Cruz para salvarte de tu pecado. Aparta la vista de tus propios sentimientos a Jesús, que está en el Cielo, “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1: 5). Clama a Jesús y confía en Él solo – no en tus propios sentimientos y emociones.
El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “Cualquier hombre que es despertado y es convencido de pecado debe estar perturbado por esto. ¿Cómo puede él morir y enfrentar a Dios?” (Traducción de Assurance – Romans 5, The Banner of Truth Trust, 1971, p. 18). Entonces podrás decir con Toplady,
Roca de la eternidad, deja que me esconda en Ti;
Agua y Sangre que fluyó, de tu costado en dolor,
Limpie el gran pecado en mi, y la culpa quite así.
(Traducción libre de “Rock of Ages” por Augustus M. Toplady, 1740-1778).
Dr. Chan, por favor guíenos en oración. Amén.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: II Timoteo 3:1-5.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Rock of Ages” (por Augustus M. Toplady, 1740-1778).