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UNA VERDADERA SEÑAL DE UNA CONVERSIÓN REAL(SERMÓN NÚMERO 7 SOBRE AVIVAMIENTO) por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:1-3). |
El Dr. Peter Masters ha sido el pastor de Tabernáculo de Spurgeon en Londres desde 1970. Durante 44 años ha predicado el Evangelio allí, y su iglesia ha sido un fuerte testimonio de Jesús en todo el mundo. El Dr. Masters escribió un libro titulado Siete Señales Seguras de una Conversión Verdadera [Seven Certain Signs of True Conversion] (Sword and Trowel, 2009 edition). Yo iba a dar las siete señales que el dijo que aparecerían en una persona que está verdaderamente convertida. Pero decidí solo dar el primero punto.
Conversiones verdaderas ocurrieron a unas 3,000 personas en el Día de Pentecostés. Fue el primer avivamiento en la historia del Cristianismo.
El Dr. Joel Hawes, un famoso pastor de Nueva Inglaterra a principios del siglo 19, dio una buena definición de avivamiento. El dijo:
La teoría de los avivamientos es muy simple. Es sólo el aumento, y la extensión a un número de pecadores al mismo tiempo, de aquella influencia del Espíritu Santo, que se emplea en la conversión de cada pecador individual... (traducción de Joel Hawes, D.D., quoted in Lectures on Revivals of Religion por Dr. William B. Sprague, The Banner of Truth Trust, edición de 2007, p. 290).
Estoy totalmente de acuerdo con esa afirmación. Lo que sucede a un pecador en una conversión individual le sucede a un número de pecadores en un avivamiento enviado por Dios. Por lo tanto el uso del Dr. Masters del avivamiento de Pentecostés para mostrar señales de conversión es correcto. Aquí está el primer, y más importante, punto del Dr. Masters sobre lo que sucede en una conversión verdadera: convicción de pecado, y perdón por la Sangre de Jesús. En Pentecostes, Pedro dijo:
“A este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36).
“Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37).
La primera señal de gracia en este pasaje es la convicción de pecado. Ellos fueron “compungidos de corazón” – o “cortados en el corazón” como el texto original Griego dice. Las conversiones se producen cuando el Espíritu de Dios crea sentimientos fuertes, haciendo al converso preocuparse profundamente por su pecado, y buscar fuertemente ser perdonado. No todo el mundo siente la más profunda vergüenza y dolor que Bunyan, Whitefield y Spurgeon sintieron. Pero tiene que haber algún sentido de pecado y tristeza o se llevará a cabo ninguna conversión verdadera.
Hace poco alguien me preguntó si yo pasé por la convicción de pecado que tuvo Whitefield. Pensé en eso durante un rato. Entonces me di cuenta de que mi experiencia fue, en muchos aspectos, muy similar a la suya. Pase meses bajo tal pena y dolor que yo estaba, por fin, dispuesto a hacer casi cualquier cosa para deshacerme de mi pecado en la vista de un Dios santo. Entonces oí el himno de Charles Wesley (1707-1788), “Grandioso amor, como es que fue, que tú mi Dios murieras por mí”. ¡Dios me mostró el amor de Jesús, muriendo en mi lugar, para perdonar mi pecado, y limpiarlo con Su Sangre! ¡En un momento confié en Jesús! Me fui a casa cantando, “¡Grandioso amor, como es que fue, que tú mi Dios murieras por mí!”
Pero la convicción por sí sola no es una señal de conversión. ¡Oh, no! ¡La conversión es convicción de pecado seguida por la fe en la Sangre expiatoria de Jesús! ¡Convicción que es sorbida o tragada por Jesús! ¡Convicción que es ahogada en Su Sangre preciosa! ¡Eso es lo que sucede en una conversión real! ¡Cuando eso te sucede a ti, cambia tu vida! Jesús ya no va a parecer un juez. ¡Oh, no! Vas a gritar con el Conde Zinzendorf, el líder de los misioneros Moravos, que dijo:
¡Los Cristianos son el pueblo de Dios, engendrado de Su Espíritu, obedientes a Él, encendidos por Su fuego; Su sangre es su gloria!
¡Su Sangre es su gloria! ¡Su Sangre es su gloria! ¡Su Sangre es su gloria!
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
(Traducción libre de “Near the Cross”
por Fanny J. Crosby, 1820-1915).
¡Cántala!
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
El Conde Zinzendorf dijo:
La sangre de Jesús no sólo es el remedio soberano para el pecado; también es el alimento principal de la vida cristiana.
Cerca de la cruz, Jesús,
Sus escenas tráeme;
Ayúdame a andar,
Cubierto en su sombra.
¡Cántala!
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
¡Esa es la marca de una conversión verdadera – la convicción de pecado y la salvación por la Sangre de la Cruz de Cristo! ¡Número 6 en tu cancionero! ¡Cántala!
¿Qué me puede dar perdón? Solo de Jesús la sangre;
¿Y un nuevo corazón? Solo de Jesús la sangre.
Precioso es el raudal que limpia todo mal;
No hay otro manantial, Solo de Jesús la sangre.
Veo para mi perdón, Solo de Jesús la sangre;
Ruego que me limpie hoy, Solo de Jesús la sangre.
Precioso es el raudal que limpia todo mal;
No hay otro manantial, Solo de Jesús la sangre.
Nada puede perdonar, Solo de Jesús la sangre;
No por bien que hice yo, Solo de Jesús la sangre.
Precioso es el raudal que limpia todo mal;
No hay otro manantial, Solo de Jesús la sangre
Es mi esperanza y paz, Solo de Jesús la sangre;
Toda mi justicia es, Solo de Jesús la sangre.
Precioso es el raudal que limpia todo mal;
No hay otro manantial, Solo de Jesús la sangre.
(Traducción libre de “Nothing But the Blood” por Robert Lowry, 1826-1899).
Esa es la primera señal de una verdadera conversión – ¡la convicción de pecado y la limpieza por la Sangre de Jesús! ¡El que se gloríe, gloríese en la Sangre de Jesús! ¡El que se gloríe, gloríese en la Cruz! El que testifica, testifique sobre
“...Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:24-25).
“Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9).
¡De Jesús la sangre que a mí me salvó!
Ya estando librado nueva vida tengo,
Al Padre y al Hijo cantémosles hoy,
¡De Jesús la sangre que a mí me salvó!
¡Salvo! ¡Salvo! Borró mis pecados, ¡Mi culpa quitó!
¡Salvo! ¡De Jesús es la sangre que a mí me salvó!
(Traducción libre de “Saved by the Blood”
por S. J. Henderson, 1902).
Tu obra, O Jesús,
Mi pecar quitará;
Tu sangre sola, O Señor,
La paz me puede dar.
(Traducción libre de “Not What These Hands Have Done”
por Horatius Bonar, 1808-1889).
Esa es la primera señal de una verdadera conversión - ¡la convicción de pecado y la paz por la sangre! El viejo Moody solía decir,
¡Arruinado por la Caída,
Redimido por la Sangre!
Jesús, libró,
Su Sangre a mi me compró;
Jesús, libró,
¡Su hijo por siempre yo soy!
(Traducción libre de “Redeemed” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).
¡Cántala!
Jesús, libró,
Su Sangre a mi me compró;
Jesús, libró,
¡Su hijo por siempre yo soy!
¡Lo siento! ¡El Dr. Masters dio siete señales de la verdadera conversión! ¡Pero yo no puedo pasar de la primera! ¡Cántala!
Jesús, libró,
Su Sangre a mi me compró;
Jesús, libró,
¡Su hijo por siempre yo soy!
(Traducción libre de “Redeemed” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).
El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo,
Vas a encontrar eso en cada período de avivamiento, sin excepción, ha habido un tremendo énfasis en la sangre de Jesús...Sé perfectamente cuando digo cosas así que estoy diciendo algo que es inusual y no popular en este tiempo. Hay predicadores Cristianos que piensan que están siendo ingeniosos al poner en ridículo esta teología de la sangre. La rechazan con desprecio... Por supuesto que [hacen] eso. Y es por eso que la iglesia está como está. Pero en períodos de avivamiento [las iglesias] se glorían en la cruz, se glorían en la sangre...Porque como el autor de la epístola a los Hebreos dice, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo, y eso es sólo por la sangre de Jesús (véase Hebreos 10:19). Esto es lo que el Santo [Espíritu] honra...El centro y el corazón, del evangelio Cristiano es: “A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:25)…no veo ninguna esperanza de avivamiento mientras los hombres y mujeres nieguen la sangre de la cruz (traducción de Martyn Lloyd-Jones, M.D., Revival, Crossway Books, 1987, pp. 48, 49).
Hace mucho tiempo, un misionero de Moravia contó lo que un anciano jefe Indio en América dijo después de que fue salvo. El anciano jefe Indio dijo:
Una vez un predicador vino a nosotros, deseando [enseñar] a nosotros, y comenzó demostrándonos que había un Dios. Le dijimos, “¿Crees que somos ignorantes de eso? ¡Vete!” Otro predicador vino y nos dijo, “No debes robar, ni beber licor, ni mentir”. Le respondimos: “¿Crees que no sabemos eso? Ve y dile eso a tu gente. Los hombres blancos son más borrachos, ladrones y mentirosos que nosotros”. Así que también le dijimos que se fuera. Más tarde, uno de los misioneros de Moravia vino a mi cabaña, y se sentó a mi lado. Él me dijo: “Yo vengo a ti en el nombre del Señor de los Cielos y la Tierra. Él quiere que te diga que Él te salvará a ti, y te rescatará de tu condición miserable. Para salvarte Él se hizo un hombre, y derramó Su Sangre para limpiarte del pecado”. Entonces el misionero se acostó en mi cabaña y se durmió, porque estaba muy cansado de su largo viaje. Pensé dentro de mí mismo, “¿Qué clase de hombre es éste? Allí yace y duerme dulcemente. Lo podría matar y arrojar su cuerpo en el bosque. ¿Quién sabría o a quien le importaría? Pero él está preocupado por mi alma”. No podía sacar sus palabras de mi mente. Cuando me fui a dormir soñé la Sangre que Jesús había derramado por mí. Yo pensé: “Este es un mensaje nuevo, muy extraño para nosotros”. Fui y le dije a los otros Indios las palabras del misionero. Entonces, por la gracia de Dios, el avivamiento entre nosotros tuvo lugar. Les digo a ustedes misioneros, “Hermanos, prediquen Jesús a los paganos, Jesús y Su Sangre y muerte por sus pecados, si desean producir una bendición entre ellos” (traducción adaptada de John Greenfield, When the Spirit Came: The Moravian Revival, Strategic Press, n.d., pp. 36, 37).
Cerca del final de su vida, a más de 90 años de edad, el Apóstol Juan comenzó a escribir el Libro de Apocalipsis. Comenzó hablando de Jesús y dijo:
“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).
El Apóstol Juan había sido Cristiano por más de 70 años – aún pensaba mucho sobre el amor de Jesús, y la importancia de Su Sangre, la cual derramó en la Cruz para salvarnos, que esto fue lo primero que habló cuando comenzó a escribir el Libro de Apocalipsis. El anciano jefe Indio soñó con la Sangre de Jesús. El anciano Apóstol Juan pensó en la sangre de Jesús durante más de 70 años. Oh, que tengas convicción por tu pecado, y luego confíes en Jesús y seas lavado de tus pecados “en su propia sangre”. ¡Serás salvo en el momento que confías en Jesús y seas limpiado de todos tus pecados por la Sangre que Él derramó en la Cruz! ¡Esa es la verdadera señal de una conversión real! Entonces podrás cantar en voz alta,
¡Salvo! ¡Salvo! Borró mis pecados, ¡Mi culpa quitó!
¡Salvo! ¡Salvo! ¡De Jesús es la sangre que a mí me salvó!
Dr. Chan, por favor guíenos en oración.
(FIN DEL SERMÓN)
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Puedes enviar un correo electrónico a Dr. Hymers a rlhymersjr@sbcglobal.net
(Oprime Aquí) – o puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Ángeles, CA 90015,
Estados Unidos. O llámarle por teléfono a (818)352-0452.
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La Escritura Leída por Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Hechos 2:37-38.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamín Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Saved by the Blood” (por S. J. Henderson, 1902)/
“Not What These Hands Have Done” (por Horatius Bonar, 1808-1889).