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¡EL ESPÍRITU SANTO GLORIFICANDO
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A veces la gente me pregunta cómo se puede saber si una iglesia o un grupo religioso está correcto o equivocado. Voy a darles la regla que he usado toda mi vida. El espíritu que no glorifica a Jesús no es el Espíritu de Dios. ¡Esa es la clave! ¡Esa es la manera que tú puedes ver la diferencia entre el espíritu de error y el Espíritu de la verdad!
Por alguna razón siempre he sido capaz de notar la diferencia entre el espíritu de error y el Espíritu de la verdad. Debe tener sus raíces en la elección incondicional – ¡porque crecí entre herejes y sectarios! Yo sabía, incluso antes de ser salvo, que la prueba era con lo que decían de Jesús. ¿Ellos glorificaban a Jesús o no?
Jesús dijo esto acerca del Espíritu Santo – “Él me glorificará”. Lamentablemente, la palabra “glorificará” no es usada en conversaciones en Inglés. La palabra Griega traducida “glorificará” significa “estimar, honrar, alabar”. Jesús dijo del Espíritu Santo – “Él me alabará, me estimará y me honrará”.
¡No tienes que ser un estudiante de religiones relativas para ver cuales grupos no hacen eso! Los diversos cultos dicen que Jesús es un ser creado o un espíritu menor. El Corán lo hace mero profeta. Los Mormones lo hacen un ser creado, y hermano de Satanás. El Liberalismo Teológico lo hace un maestro, nada más. ¡Ninguna de estas aberraciones adora a Jesús como el Dios que creó el mundo, la Segunda Persona de la Santa Trinidad, el Salvador de la humanidad! Cada culto, cada religión falsa, y toda desviación Cristiana, retratan a Jesús como menos de lo que realmente es. Entre todos los “espíritus” en este mundo caído, sólo el Espíritu Santo da a Jesús el honor, la alabanza y la estima que Él merece. Por lo tanto, debo decir de nuevo, cualquier espíritu que no glorifica a Jesús como el Dios del tiempo y de la eternidad, no es el Espíritu de Dios. ¡Y aun los que dicen que Él es Dios, pero alaban a el Espíritu Santo más que a Jesús, se acercan peligrosamente al error teológico y la herejía que condena el alma! Porque el Señor Jesucristo Mismo nos dijo:
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
Jesús viene a traernos al Padre. Pero el Espíritu Santo viene a traernos a Jesús. Es por eso que debes tener el Espíritu Santo. Él es el que te invita a Jesús, y Jesús es el que te une al Padre. Las tres personas de la Santa Trinidad son necesarias en la salvación de un pecador. El Padre predestina que seas salvo. El Hijo expía tus pecados en la Cruz. ¡Y el Espíritu Santo te revela al Hijo, y te lleva a Él para limpieza en Su Sangre!
A Dios el Padre celestial;
Al Hijo, nuestro Redentor;
Y al eternal Consolador;
Unidos, todos, alabad. Amén.
(Traducción de “The Doxology” por Thomas Ken, 1637-1711).
Gloria demos al Padre, y al Hijo, y al Santo Espíritu;
Como fue en el principio, Es hoy y para siempre,
Mundo sin fin. Amén, Amén.
(Traducción de “Gloria Patri,” fuente desconocida, principios del siglo II).
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
¡Mira cómo las tres personas de la Trinidad trabajan juntas maravillosamente! El Padre glorifica al Hijo. El Espíritu Santo glorifica al Señor Jesús. ¡Ambos el Espíritu Santo y el Señor Jesucristo glorifican al Padre! ¡Estos tres son Uno en esencia, unidos en sustancia, uniéndose en la salvación de pecadores perdidos!
Esta noche vamos a ver la obra del Espíritu Santo. Él no es sólo un poder o una influencia. Él es Dios. Tenemos que hablar de Él como Dios el Espíritu Santo. Sin Él no podemos conocer a Jesús en una forma verdadera. Quiero que pienses en lo que el Espíritu Santo hace. Jesús dijo: “Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”. El Dr. John R. Rice dijo, de este versículo, que el Espíritu Santo “viene a hablar de Jesús y viene a revelar el Señor Jesús” (The Son of God, A Commentary on John, Sword of the Lord Publishers, 1976, p. 321; nota sobre Juan 16:14).
El Espíritu Santo viene a revelarnos a Jesús. Ese debe también ser nuestro tema principal, como predicadores. ¡Debemos trabajar con el Espíritu Santo para dar a conocer al Señor Jesús! Podemos llegar al Cielo sin saber muchas cosas. Podemos ser salvos sin saber mucho acerca de la profecía Bíblica, o la demonología, o la ciencia o la política. ¡Pero nunca podemos llegar al Cielo sin conocer a Jesús! Me gusta lo que John Wesley dijo a sus primeros predicadores Metodistas, “Dejen las otras cosas. Han sido llamados a ganar almas”. ¡Amén! ¡El Espíritu Santo bendecirá nuestra predicación si nuestro mensaje principal se centra en Jesucristo! Por eso el Apóstol Pablo dijo: “Nosotros predicamos a Cristo crucificado…Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (I Corintios 1:23, 24). “El que se gloría, gloríese en el Señor” (I Corintios 1:31). El Sr. Griffith acaba de cantar esa hermosa vieja canción Alemana “Cuando la Mañana Dora el Cielo” [“When Morning Gilds the Skies”].
En el amanecer, Clama mi corazón:
¡Alabado sea Jesús!
En obra y oración, Siempre a Jesús yo voy:
¡Alabado sea Jesús!
En vida esto será, mi [canto y alabar].
¡Alabado sea Jesús!
Cantar esta canción, por siempre sin cesar:
¡Alabado sea Jesús!
(Traducción libre de “May Jesus Christ Be Praised,”
traducida del Alemán por Edward Caswall, 1814-1878;
alterada por el Pastor).
Entonces, también, el Espíritu Santo revela a Jesús a la gente sencilla. “Tomará de lo mío, y os lo hará saber”. ¡Sí, “a ti”! ¡Viene a aquellos que no están entrenados, que nunca han ido a una escuela Bíblica o a un seminario! ¡He conocido hombres que son altamente preparados, pero no conocen a Jesús Mismo!
En una conversión verdadera, las personas pobres y las personas sin educación, son atraídas a Jesús por el Espíritu Santo. En las conversiones, la gente es atraída a Jesús, uno por uno. ¡En un avivamiento muchas personas son atraídas a Jesús juntos, en poco tiempo!
El Espíritu Santo tomó a doce pescadores pobres, y reveló Jesús a ellos uno a la vez. Ellos eran los Apóstoles. ¡Pero en el Día de Pentecostés, el Espíritu Santo atrajo 3,000 personas a Jesús! ¡Oh, oremos para que diez o quince personas que están viniendo a nuestra iglesia puedan ser atraídas a Jesús, y Jesús sea revelado a ellos, por el Espíritu Santo! Que Él de gloria a Jesús tomando las cosas de Jesús y te las muestre a ti. Entonces podrás cantar:
En obra y oración, Siempre a Jesús yo voy:
¡Alabado sea Jesús!
Además, el Espíritu Santo revela a Jesús como el Salvador. Eso fue algo que me costó mucho entender. No puedo creer que nunca escuché que predicaran sobre la salvación. Pero mi mente estaba nublada. Pensé en Jesús como un mártir. Estaba enojado con aquellos que lo crucificaron. ¿Por qué mataron a este hombre grande y bueno? Pensé en Jesús como que Él era una versión prematura de Abraham Lincoln. Jesús fue un gran hombre que fue asesinado porque era bueno. El asesino de Lincoln en realidad lo mató en un Viernes Santo, el día en que Jesús fue crucificado. Así es como pensaba de Jesús. Él fue un gran maestro, y un hombre sin pecado. Yo habría dicho que Él es el “Salvador”, pero yo no sabía lo que eso significaba. Al igual que los Judíos incrédulos de los que Pablo habló, había un “velo” en mi corazón, ocultando al Salvador de mi mente (II Corintios 3:15). Seguí tratando de ser un Cristiano por ser bueno, y por dedicarme más y más. Recuerdo haber visto al Dr. Tom Dooley ser entrevistado por Jack Paar en el programa “Tonight”. Él era un médico misionero Católico a Laos y Vietnam. Él escribió un libro llamado “La Noche Que Quemaron la Montaña” sobre los comunistas y los Cristianos en las montañas de Vietnam. Recuerdo claramente haber pensado, “Eso es lo que quiero hacer. Yo quiero ser un misionero. Voy a seguir a Jesús como misionero y entonces voy a ser un Cristiano”. No pude sacar eso de mi mente. ¡Llegaría a ser Cristiano por seguir a Jesús en alguna gran obra humanitaria! Yo estaba absolutamente ciego con respecto a Jesús. Yo estaba seguro de que podría salvarme a mí mismo siguiendo el ejemplo de Jesús. El Apóstol Pablo me describió exactamente cuando dijo:
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto” (II Corintios 4:3).
¡Hasta el día de hoy estoy sorprendido de lo ciego que estaba! ¡Pero el Espíritu Santo quitó el velo, y al brillar Su luz, vi a Jesús como el Salvador! ¡Sólo entonces el Evangelio hizo sentido!
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
Y por último, el Espíritu Santo nos muestra el amor y la misericordia de Jesús. Jamás hubiera pensado en el amor y la misericordia de Jesús hacia un pecador como yo, si el Espíritu Santo no me hubiera revelado Su amor hacia mí. Fue entonces cuando vi por primera vez la importancia de Su Sangre. Antes, era la sangre de un mártir, como la sangre de Lincoln, o la sangre del Dr. King, o la sangre de un misionero martirizado. Pero cuando fui iluminado por el Espíritu Santo, yo sabía en mi corazón,
“Y la misma sangre hará expiación de la persona” (Levítico 17:11).
“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28).
Cuando fui salvo, inmediatamente vi la Sangre gloriosa de Jesús. ¡Me bañé en Su Sangre! ¡Cada día parecía como “Viernes Santo”, porque caminé y viví y canté sobre la Sangre de Jesús! ¡Canté esta antigua canción del Evangelio hasta que me dolió la garganta!
Allí en la cruz donde el Salvador,
Por mi pecado el falleció,
Allí Su Sangre Él me aplicó;
¡A Su nombre gloria! A Su nombre Gloria, A Su nombre Gloria.
Allí Su Sangre Él me aplicó, ¡A Su nombre Gloria!
Oh, bella fuente que me salvó,
Soy tan feliz que adentro estoy;
Jesús me salva y me limpia allí;
¡A Su nombre gloria! A Su nombre Gloria, A Su nombre Gloria.
Allí Su Sangre Él me aplicó, ¡A Su nombre Gloria!
(Traducción libre de “Glory to His Name”
por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
¡Oh, cómo ruego que el Espíritu Santo te muestre la Sangre del Salvador! ¡Nunca vas a dejar de pensar en ella cuando la veas! ¡Nunca vas a dejar de cantar sobre la Sangre de Jesús cuando el Espíritu de Dios te la muestre! ¡Aleluya! El momento en que confíes en el Salvador podrás cantar:
Hay poder, gran milagro y poder,
En la Sangre de Él;
Hay poder, gran milagro y poder,
En la Sangre del Señor.
(Traduccion libre de “There is Power in the Blood”
por Lewis E. Jones, 1865-1936).
Yo sé que hablar sobre la Sangre de Jesús debe sonar insensato y extraño, e incluso raro, a aquellos de ustedes que no son salvos. ¡Pero cuando el Espíritu Santo te atrae hacia Jesús, y tus pecados son lavados por Su Sangre – cantarás acerca de Su Sangre y hablarás de Su Sangre por el resto de tus días! ¡Aleluya!
Yo había planeado decir mucho más en este sermón, pero siento que debo terminar ahora. Hemos estado orando y ayunando para que Dios envíe una ola poderosa del Espíritu Santo en avivamiento. ¿Pero qué es avivamiento? Creo que el Dr. Martyn Lloyd-Jones dio una buena respuesta. Él dijo, “Avivamiento, por encima de todo lo demás, es una glorificación del Señor Jesucristo, el Hijo de Dios. Es la restauración de Él al centro de la vida de la Iglesia” (traducción de Revival, Crossway Books, 1987, p. 47).
Creo que él estaba correcto. “Avivamiento, por encima de todo lo demás, es una glorificación del Señor Jesucristo, el Hijo de Dios”. Nuestro texto dice lo mismo,
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
¡En una conversión, el Espíritu Santo hace que una persona vea a Jesús, y le glorifique, y le magnifique, y se “jacte” de Él, y cante acerca de Él!. En un avivamiento, el Espíritu Santo hace que mucha gente vea a Jesús, y le glorifica, le magnifique, y se “jacte” de Él, y cante acerca de Él, y more en Él – en Su sacrificio en la Cruz, y en Su Sangre, derramada para que nuestros pecados pudieran ser perdonados y limpiados.
¡Casi no ha habido canciones del Evangelio o himnos escritos sobre la Sangre de Jesús por más de cien años! ¿Por qué? Debido a que hemos pasado por un largo período, oscuro sin avivamiento. Ahora los predicadores parecen pensar que el avivamiento se centra en el Espíritu Santo. Pero se equivocan. Nuestro texto muestra que están equivocados.
“Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14).
¡Seguramente hay una necesidad de predicar más sobre Jesucristo Mismo! ¡Seguramente tú necesitas pensar más en Jesucristo Mismo! ¡Ciertamente toda persona no salva necesita ser traída cara a cara con Jesús, porque Él es el único que puede perdonar tu pecado y salvarte de la miseria en esta vida, y el fuego del Infierno en la vida venidera! Ciertamente, nuestras iglesias necesitan más canciones como ésta del Dr. John R. Rice:
De un amor infinito hablamos.
Que el pecador puede perdón tener.
Porque sufrió Jesús hay perdón gratis,
En el Calvario El hizo expiación.
Oh, fluye fuente de misericordia,
De el crucificado Salvador.
Preciosa sangre Él dio por comprarnos,
Gracia y perdón por nuestros pecados.
(Traducción libre de “Oh, What a Fountain!”
por John R. Rice, 1895-1980).
Canta el coro conmigo:
Oh, fluye fuente de misericordia,
De el crucificado Salvador.
Preciosa sangre Él dio por comprarnos,
Gracia y perdón por nuestros pecados.
¡Si no tienes el amor de Jesús, nada más puede ayudarte! ¡Si no tienes la cruz de Jesús, nada más puede consolarte! ¡Si no tienes la Sangre de Jesús, nada más puede salvarte! Ven a Jesús. Confía en Él. ¡Nada más puede ayudarte! “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Dr. Chan, por favor venga y guíenos en oración. Amén.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Juan 16:7-15.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“When Morning Gilds the Skies” (traducida del Alemán por
Edward Caswell, 1814-1878; alterada por el Pastor).