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ENTONCES AYUNARÁN

(SERMÓN NÚMERO 4 SOBRE AVIVAMIENTO)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Tarde del Día del Señor, 10 de Agosto, 2014

“Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán” (Lucas 5:35).


Jesus llamo a Mateo a ser Su Discipulo. Entonces Mateo hizo un gran banquete en su casa. “Muchos publicanos y pecadores vinieron” y se sentaron en la fiesta con Jesús y sus Discípulos (cf. Mateo 9:10). Los fariseos lo vieron y preguntaron por qué Jesús comía con publicanos (colectadores de impuestos) y pecadores). Jesús dijo: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9:13). Él quiso decir que Él no vino a llamar a los que pensaban que eran justos. Él vino a llamar a los que sabían que eran pecadores.

Los discípulos de Juan el Bautista vinieron a la fiesta a preguntar a Jesús. Le preguntaron por qué ellos, y los fariseos, a menudo ayunaban – pero Sus propios Discípulos no ayunaban. Jesús le respondió diciendo:

“¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán” (Lucas 5:34-35).

Jesús quiso decir que no era adecuado que Sus Discípulos ayunaran – porque Él todavía estaba allí con ellos. Él se llamó así Mismo “el esposo” y comparó los festejos a una boda Judía. Pero Jesús dijo que pronto sería “quitado” (Lucas 5:35). Él quiso decir que Él ascendería de regreso al Cielo, y entonces ayunarían.

“Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán” (Lucas 5:35).

Ahora, quiero que te enfoques en esa palabras de Jesús,

“entonces, en aquellos días ayunarán” (Lucas 5:35).

El Dr. John R. Rice dijo:

Su tiempo de sufrimiento, de esperar por el poder espiritual y la persecución vendría después de que [Jesús] fuera quitado, entonces ayunarían. [Las palabras “entonces ayunarán”] indican que los discípulos deben haber ayunado durante el tiempo de demora antes de Pentecostés justo después de que Jesús fue quitado (Hechos 1:12-14). Pablo ayunó igualmente, orando por el poder del Espíritu Santo (Hechos 9: 9, 11, 17). Más tarde, Bernabé, Pablo y otros predicadores y maestros ayunaban mientras oraban y esperaban delante de Dios, Hechos 13: 1-3 (traducción de John R. Rice, D.D., King of the Jews, Sword of the Lord Publishers, 1980 edition, p. 144).

La Biblia condena el ayuno hipócrita, pero nunca condena el ayuno sincero. La Biblia nos dice claramente que Jesús Mismo ayunó en el desierto al principio de Su ministerio (Mateo 4:1, 2). Los tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) registran las palabras de Jesús para nosotros, “Entonces, en aquellos días ayunarán”. Todavía estamos viviendo “en aquellos días” – porque es instrucción de Jesús para nosotros en esta presente dispensación – “en aquellos días” que todavía estamos viviendo. El Dr. J. Vernon McGee dijo: “Hoy en día el ayuno tiene un valor verdadero... El ayuno debe ser hecho con la idea de que estamos postrándonos delante de Dios porque estamos en la necesidad de Su misericordia y Su ayuda” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV, p 53; nota sobre Mateo 9:15).

Spurgeon dijo: “La oración y el ayuno tienen un gran poder” (“El Secreto del Fracaso”). Yo sé que es verdad. En el primer avivamiento que vi, la gente estaba tan enfocada en la oración, que se olvidaron de comer. Cientos de personas fueron convertidas en un período de tres años. En el tercer avivamiento que vi, el predicador se vio obligado a ayunar y orar todo el día antes de que Dios enviara avivamiento en el servicio de la tarde del Domingo. Cerca de 500 personas fueron convertidas, empezando esa noche y continuaron durante unos tres meses. Sé por experiencia personal que Spurgeon estaba correcto cuando dijo: “La oración y el ayuno tienen un gran poder”. Pero el Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “Todo este tema [de ayuno] parece haber desaparecido de nuestras vidas y de todo nuestro pensamiento Cristiano” (traducción de Studies in the Sermon on the Mount, Eerdmans, 1987, p. 39). El Dr. John R. Rice dijo: “El ayuno es un arte tan perdido, tan poco practicado, tan poco enseñado, que debemos considerar... cuál es el significado del ayuno” (traducción de John R. Rice, D.D., Prayer – Asking and Receiving, Sword of the Lord Publishers, 1970 edition, p. 216). Estas son algunas de las cosas que el Dr. Rice dijo sobre el ayuno:

1.  Ayunar significa poner a Dios primero. Hay momentos en que debemos darle la espalda a todo lo demás en el mundo y buscar el rostro de Dios. Ese tiempo debe ser tiempo de ayuno y oración.

2.  El ayuno significa dar todo el corazón a la oración y esperar en Dios. Así que el ayuno es realmente poner a Dios primero cuando uno ora, queriendo más a Dios que querer comida.

3.  Ayuno significa persistencia en oración. No hace sentido ayunar como un castigo propio, si no oramos. El ayuno debe ser acompañado por persistente, ferviente oración.

4.  El ayuno demuestra la sinceridad de una persona y la confianza que Dios responderá. La oración es a menudo una cosa superficial y poco sincera. Esa es una razón por lo que muchas oraciones no son contestadas. El ayuno le muestra a Dios que estamos muy serios esperando que Él nos conteste (ibid., pp. 218-220).


Entonces el Dr. Rice dio una lista de cosas que podemos obtener de Dios por oración y ayuno (ibid., pp. 220-227).

1.  Ayuda en tiempo de angustia a menudo viene del ayuno y oración. El tiempo de angustia es buen tiempo para orar. Y si la angustia es realmente grande, entonces es un buen tiempo para ayunar y orar.

2.  Algunas veces debemos ayunar y orar para saber qué está malo, qué es desagradable a Dios.

3.  El ayuno y la oración a menudo conducen a la victoria sobre el pecado. En el primer avivamiento que vi, los jóvenes que buscaban agradar a Dios, incluso confesaron sus pecados abiertamente entre sí. Eso a veces sucede en el avivamiento. Gran victoria sobre el pecado vino a ellos, mientras nosotros ayunamos y oramos.

4.  El ayuno y la oración nos ayuda a interceder por otros. Si estás orando para que otros sean salvos, ora específicamente por una persona a la vez, no sólo una oración en general, “Oh, Dios salve a alguien”. Ayuna y ora por los perdidos por nombre. ¿Quieres orar por alguien? ¡Entonces ayuna y ora por esa persona hasta que la respuesta de Dios llegue! Una vieja canción lo dice bien,

¿Has orado hasta que recibiste respuesta?
Hay una promesa para reclamar en fe;
En el lugar de oración El Señor te espera,
¿Lo encontraste allí, Oraste sin cesar?
¿Oraste sin cesar a Dios?
¿En el nombre de Jesús?
¿Oraste hasta que Dios te contestó?
¿Hasta que la respuesta dio?
   (Traducción libre de “Have You Prayed It Through?”
      por el Rev. William C. Poole, 1875-1949; altereda por el Pastor).

Cuando fui salvo, a principios de 1960, leí el Diario de John Wesley casi todos los días. Es como leer El Libro de Los Hechos. Habla de un gran avivamiento llamado “El Primer Gran Despertamiento”. Yo era sólo un joven, alrededor de 22 años de edad. Yo no sabía que no había habido de esos avivamientos durante cien años. Yo pensé: “¡Si sucedió así en los días del señor Wesley, Dios puede hacerlo ahora!” Mi ignorancia me impedía dudar de que Dios podría enviar un avivamiento a la iglesia China, donde yo era miembro. Yo ayunaba y oraba para que Dios enviara avivamiento. Oré por avivamiento todos los Miercoles en la noche en la reunión de oración, delante de toda la congregación. Una vez Murphy Lum me dijo pidiera la bendición de Dios sobre la comida antes de comer en un banquete. ¡Me levanté y oré por cerca de diez minutos por avivamiento! ¡Me senté sin orar por la comida! ¡Debo de haber sido desagradable orando por avivamiento todo el tiempo! Algunas personas dijeron: “Bueno, él es sólo es un joven. ¡Él lo superará!” Pero una mañana, en el campamento, mientras yo todavía estaba dormido, ¡Dios me respondió! Nunca olvidaré el poderoso avivamiento que sacudió a esa iglesia, con cientos de jóvenes Chinos entrando y siendo salvos.

Con los años me olvidé de lo que había orado. Pero un día el Dr. Lum me dijo: “Bob, ¿te acuerdas cómo orabas todo el tiempo por avivamiento en la década de 1960?” Entonces me recordé. El Dr. Lum dijo: “Bob, ¡obtuviste lo que pediste!” Se llenaron de lágrimas mis ojos cuando me di cuenta, por primera vez, que yo había “orado sin cesar” ¡por ese derramamiento del Espíritu de Dios!

En otra ocasión, había varios jóvenes en el seminario orando en mi dormitorio para que Dios convirtiera a los profesores incrédulos o los removiera. Muchos de nosotros estábamos ayunando y orando para que eso sucediera. La última vez que esa reunión de oración semanal se celebró, más de 100 estudiantes llenaron mi recamara, con muchos en el pasillo, y otros fuera de la ventana. Cerca de 35 años pasaron, y me olvidé de cómo ayunamos y oramos. Entonces un día me enteré de que el último profesor liberal se había ido – y cada uno de los nuevos profesores creía la Biblia, ¡y la mayoría de ellos eran Reformados! ¡Los jóvenes que vinieron a mi habitación a orar cada semana habían orado sin cesar! ¡Y Dios respondió a nuestras oraciones mucho más allá de lo que jamás habíamos esperado!

¿Oraste sin cesar a Dios?
¿En el nombre de Jesús?
¿Oraste hasta que Dios te contestó?
¿Hasta que la respuesta dio?

Había esperado durante muchos años por una esposa. Ahora yo tenía más de cuarenta años de edad. No conocía a nadie que podía ser la esposa de un pastor. Así que oré y oré por una esposa. ¡Sí, oré y ayune! Entonces una noche miré al otro lado de la habitación y vi a Ileana. Y Dios parecía decir: “¡Ella es por la que oraste!” Algunas personas dijeron: “No te vas a casar con esa joven, ¿verdad?” Pero lo hice. Y ella ha sido la esposa perfecta de un pastor – ¡absolutamente perfecta! Yo había orado sin cesar – y Dios contestó.

Te diré tres más. Nadie pensaba que mi madre sería salva. Ni yo pensé que lo sería. Continué orando por ella, pero parecía que no había esperanza. Sin embargo, yo oré y oré. Frecuentemente oré y ayuné para que mi madre fuera convertida. Ella ya iba a cumplir 80 años, y no parecía ni un poco más cerca de ser salva. Ileana y yo estábamos en Nueva York, donde yo estaba predicando en unas reuniones especiales. Recuerdo exactamente dónde estaba. Estaba ayunando y orando por el servicio esa noche. En un momento, comencé a orar por mi madre para que fuera salva. De repente Dios me habló. No era una voz audible, pero casi parecía como que lo era. Dios me dijo: “Tu madre se salva ahora”. Con lágrimas en mi rostro, llamé por teléfono al Dr. Cagan aquí en Los Ángeles. Le dije: “¿Doctor, podrías ir y guiar mi madre a Jesús?” Él dijo, “¡Oh, yo no puedo hacer eso!” – o algo así – porque mi madre se enojó con él cuando le había hablado a ella anteriormente. Le dije: “Ve Doctor, Dios me acaba de decir que ella va a ser salva ahora”. Para no hacerla larga, ¡él fue a ver a ver a mi madre y con bastante facilidad la guio a Jesús! ¡Mis muchachos pueden decirte que la vida de ella cambió por completo! ¡Ella estaba aquí en la iglesia conmigo todas las noches, hasta el final de su vida! ¡Yo había orado sin cesar por mi madre! ¡Por la gracia de Dios, yo había orado hasta que llegó la respuesta!

Aquí hay uno más. Por cierto, todos estos fueron tiempos de oración y ayuno. ¡Sí, el ayuno fue muy importante en todos ellos! Cuando mi esposa estaba embarazada, tuvimos un doctor muy malo. Después él perdió su licencia para practicar medicina. Fuimos con él para hacer un ultrasonido para ver el bebé. Cuando llegó el ultrasonido, el médico nos hizo sentarnos y nos dijo que el bebé estaba gravemente deformado. Pero iba a tomar otra foto y nos daría la respuesta final el Lunes. Nos fuimos a casa ese Viernes por la tarde y me sentí casi histérico ante la idea de un bebé deforme. Pero, por costumbre, ayuné y oré para que no fuera cierto. Esa noche Dios vino a mí en un sueño. ¡Esto es absolutamente cierto, pregúntale a mi esposa! Dios vino a mí en un sueño y dijo: “Robert, tu esposa va a tener gemelos – y eso confundió al doctor”. Cuando nos despertamos la mañana siguiente, le dije a Ileana, “No te preocupes. Vas a tener gemelos”. El Lunes volvimos, y el doctor nos dijo que nos sentáramos. Le dije: “Yo no necesito sentarme. Ella va a tener gemelos”. Él dijo: “¿Cómo lo sabes?” Le dije, “Dios me lo dijo en un sueño la noche del Viernes”. Y así estos dos hijos nos fueron dados, completos y sanos, en respuesta a la oración.

Aquí está el último. Podría dar muchos más, pero sólo tenemos tiempo para esto. Era la última noche de una gran conferencia Bíblica en la costa este. La iglesia estaba llena, y algunos de los predicadores más famosos del mundo estaban allí. El pastor me había pedido que diera el último sermón el Domingo por la noche. Todo lo que tenía conmigo era un sencillo sermón evangelístico. Esa mañana le pregunté a un joven que era miembro de esa iglesia qué pensaba él que debía predicar esa noche. Él dijo, “Lo que sea que hagas, no prediques un sermón evangelístico. El pastor predica sermones evangelísticos todos los Domingos, y todos los que van a venir esta noche son salvos. ¡Así que hagas lo que hagas, no prediques un mensaje de salvación esta noche!”.

Volví a nuestro motel y le dije a Ileana que llevara a los niños a algún lugar para que pudiera pasar la tarde solo. Todo lo que tenía conmigo era un simple sermón evangelístico. Caminé de un lado a otro. Sudé. El Diablo me dijo que iba a parecer como un tonto delante de todos esos predicadores famosos. Caminé de un lado a otro. ¡Sin necesidad de decirlo yo estaba ayunando! Traté de preparar otro sermón, pero no pude. Parecía claro que yo tenía que predicar ese simple sermón evangelístico. Entonces oré a Dios para que dos o tres personas vinieran “al frente”. Dije: “¡Por favor, Dios, no me deje ser avergonzado delante de todos esos grandes predicadores!” Entonces Dios parecía decir: ¿Estás predicando para ellos, o para mí?” Así que dije: “Dios, voy a predicar para usted, no para ellos. No me importa si hago el ridículo, voy a predicar sólo para usted”.

En ese momento Ileana y los muchachos regresaron. Todavía estaba temblando de ansiedad cuando llegamos a la iglesia. Yo temblaba y sudaba mientras se cantaban los himnos. Entonces el pastor me presentó, ¡y de repente yo estaba tan tranquilo como si hubiera estado en mi propia iglesia! Yo prediqué el sermón con toda la fuerza que había en mí.

Para no hacerla muy larga, unas 75 personas pasaron al frente para ser salvos esa noche, incluyendo el hijo del pastor – que era un hombre perdido tratando de ser un predicador – y un anciano, que gateó hacia el frente de la iglesia clamando, “¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido! ¡Estoy perdido!” Tres adolescentes se levantaron para cantar en un trío. Ellas rompieron a llorar y confesaron que también estaban perdidas. Ese servicio se prolongó hasta casi hasta las 11:00 PM. Nadie se movió. Ellos sintieron que esto era algo inusual. El hijo del Dr. Ian Paisley le dijo a mi esposa y mis hijos, “Nunca he visto nada igual”. Él es el hijo de un famoso predicador. Avivamiento había llegado a esa iglesia. Más de 500 personas fueron salvas y se unieron a la iglesia en las próximas semanas.

El Diablo había hablado por medio de aquel joven que había dicho: “Hagas lo que hagas, no prediques un sermón evangelístico”. Pero Dios había anulado al Diablo y había enviado avivamiento en respuesta a mis oraciones de esa tarde, mientras ayuné y busqué el mensaje de Dios.

Queridos amigos, sí podemos tener un avivamiento. Sí es posible. ¡Dios puede hacer en pocos minutos lo que no hemos podido hacer en años! ¡Llévate el manuscrito de este sermón a casa! Léelo varias veces la semana que viene. ¡Aumentará tu fe! Únete a nosotros para un día de ayuno y oración el próximo Sábado. ¡Ora y ayuna para que Dios baje entre nosotros y exalte Su santo nombre!

¡Jesús murió en la Cruz para pagar la pena completa por tu pecado! ¡Él derramó Su Sangre en la Cruz para limpiarte de todo pecado! ¡Él resucitó corporalmente de entre los muertos para darte vida! ¡Confía en Jesús por fe y Él te salvará – por todo el tiempo y toda la eternidad! Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Abel Prudhomme: Mateo 9:10-15.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Have You Prayed It Through?” (por Rev. William C. Poole, 1875-1949;
alterada por el Pastor).