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¡EL OBJETIVO! ¡EL OBJETO! ¡LA PERSONA! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15). |
Como es lo usual, muchos miembros de nuestra iglesia han salido de vacaciones este verano. Como es lo usual, ellos asistieron a otras iglesias creyentes Bíblicas Bautistas cuando salieron. Y como es lo usual, regresaron con un informe malo. No es tanto que sean críticos, sino que están preocupados. Una pareja llevó a sus hijos a cinco diferentes iglesias Bautistas en el este. La esposa me dijo: “Dr. Hymers, ninguno de esos predicadores habló acerca de Jesús o explicó Evangelio”. Mi hijo y su nueva esposa también fueron a dos iglesias, lejos en el Occidente. Él me dijo: “Papa, los pastores enseñaron la Biblia como si todos fueran salvos. Pero ellos no dijeron nada acerca de Jesús o del Evangelio”. Por favor comprende que no estoy diciendo esto solo por buscar defectos. Lo estoy diciendo para animar a predicadores jóvenes a decir más sobre Jesús en sus sermones. Esa es la gran necesidad de esta hora oscura – Jesucristo y Éste crucificado.
Nuestra gente ha sido entrenada por mí a no ser demasiado críticos de otras iglesias. Pero ellos se alarmaron que Jesús Mismo a penas fuera mencionado. ¡Ellos solo se preocuparon porque no oyeron el Evangelio – ni siquiera “pegado” al final de muchos de esos sermones! Una persona me dijo: “¿Cómo pueden esos pastores saber que todos están salvos? Allí había otros visitantes. ¿Cómo saben ellos que son Cristianos?” Otra persona me dijo: “Pastor, de verdad extrañé oírlo predicar sobre Jesús”.
Mi propia teoría de predicar es muy simple – “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2). Ahora eso no quiere decir que evito otros temas. ¡Para nada! Por ejemplo, esta noche en mi sermón hablaré sobre los diferentes puntos de vista de los psicólogos Freud y Jung con respecto al origen de la religión. Luego daré lo que la Biblia dice sobre ello. También hablaré sobre la restauración del pueblo Judío, y la teología de la gracia. ¡Pero todo lo que diga señalará hacia el mensaje central de Jesús y de la Cruz! Como lo puso el Apóstol Pablo:
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios…a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (I Corintios 1:18-24, 29-31).
¡Ese es el enfoque de nuestra predicación!
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
¡“Pero si haces eso, tendrás Cristianos débiles”, dice algún predicador moderno! ¡Tonterías! ¡Pondré a nuestra gente frente a la de él a cualquier hora para comparar! Toda nuestra gente viene el Domingo en la mañana y el Domingo en la noche. Nosotros tenemos tres reuniones principales de oración durante la semana. Todos asisten a al menos una de ellas, y muchos asisten a más de una. Toda nuestra gente sale a ganar almas. Todos diezman. ¡Todos son entusiastas de vivir la vida Cristiana! Así que yo digo con el gran Spurgeon: “¿No es Jesús, y éste crucificado la cosa por qué vivir y por qué morir?...¿Cuando un hombre está deprimido para donde mira? ¿Si es Cristiano, para donde vuela? ¿A dónde sino a Jesús crucificado? (traducción de C. H. Spurgeon, “El Hombre de un Tema”, The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión de 1971, tomo XXI, p. 647).
Spurgeon tuvo la más grande iglesia Bautista en el mundo de su día. Y casi todos sus sermones eran evangelisticos – y cada uno de sus sermones le decía a los pecadores cómo ser salvos por Jesús. ¡Sus sermones siempre estaban centrados en Jesús! ¡Sus sermones siempre enfatizaban el mensaje de la Cruz! ¡Quisiera que tuviéramos más iglesias como esa hoy! ¡Pastor, si quieres saber cómo predicar a Jesús todos los Domingos, lee a Spurgeon! Dr. W. A. Criswell, el gran predicador de Dallas, Texas, dijo:
No podría haber una bendición espiritual u homilética más grande para esta generación presente que publicar otra vez [los sermones de Spurgeon]. Spurgeon fue uno de los más grandes predicadores de todos los tiempos, y su mensaje es importante para todas las generaciones (traducción de W. A. Criswell, Ph.D., forro de cubierta de The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, tomo VII, reimpresión de 1986).
¿Qué hizo a los sermones de Spurgeon “importantes para todas las generaciones”? ¡Fue su continuo énfasis sobre la fe en el Señor Jesucristo – Y Éste crucificado!
La salvación por fe en Jesús tiene que ser recalcada, y repetida continuamente desde el púlpito. Esa es la única manera de tener una iglesia saludable. Los Cristianos necesitan oír el Evangelio repetidamente o se desanimarán y se reincidirán. ¡Nada levanta más el corazón y deleita el alma de un Cristiano que oír un sermón sobre “Jesucristo, y éste crucificado”! Y la gente perdida necesita oír el Evangelio predicado, usualmente muchas veces, antes de ser verdaderamente salva. Yo he hablado con muchos cientos de evangélicos y Bautistas en mis cincuenta y cinco años en el ministerio. A menudo me sorprende su ignorancia acerca de cómo ser salvo. Muchos miembros de iglesia no tienen idea de cómo ser salvos, y los que sí [la tienen] usualmente tienen muchas ideas falsas incluidas.
Una de las razones por esto es el endurecimiento espiritual de los perdidos. La Escritura dice:
“Pero el hombre natural [no salvo] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corintios 2:14).
Otra razón por esta confusión es porque los predicadores no se enfocan en la salvación. Ellos no se especializan en la soteriología (las doctrinas de la salvación). Ellos tratan este más importante de todos los temas con desdeño y negligencia. Ellos le dejan el explicar el Evangelio a algún maestro de Escuela Dominical sin entrenamiento y sin experiencia, mientras ellos se nombran a sí mismos maestros de los “salvos” – ¡aunque muchos de los que ellos consideran que son salvos en realidad están perdidos! ¡Yo se que todos nosotros los predicadores necesitamos enfatizar más el Evangelio!
La fe que salva en Jesús es la joya de la corona de la predicación, el punto más importante de nuestro ministerio. La Fe en Jesús es lo más importante. Es un tema muy simple, y sin embargo es muy complejo. Espero que ayude a muchos de ustedes el oír este sermón sobre el tema de la fe salvadora en Jesús. Y eso nos trae a nuestro texto:
“Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15).
Aquí el Apóstol Pablo le dice a un hombre llamado Timoteo, y también a nosotros, que las Sagradas Escrituras pueden ser usadas por Dios para iluminarnos tocante a la salvación – y que la salvación viene a nosotros cuando ejercemos la fe en Cristo Jesús. El objeto de la fe que salva es Cristo Jesús.
Nosotros usualmente decimos Jesús, o Jesucristo, pero aquí el Apóstol pone Cristo primero – Cristo Jesús – o “el Mesías Jesús”. Esa es la idea. Yo creo que él puso el titulo “Cristo” primero para enfatizar la gran posición que Jesús tiene, como el Salvador ungido de los pecadores. Y, entonces, el Apóstol dijo que somos salvos por “la fe que es en Cristo Jesús” – no fe en la Biblia, sino fe en Cristo Jesús. Y el propósito de la Biblia es “hacernos sabios”, iluminarnos, para ser salvos “por la fe que es en Cristo Jesús”.
Por “fe” él quiere decir confianza, dependencia en. La palabra Griega traducida “fe” es una forma de “pistis”, que significa “dependencia en Jesús” (Strong, número 4102). Entonces, el objeto del confiar que salva es “Cristo Jesús”. Por “objeto” quiero decir el objetivo, la cosa a la que debes apuntar, la misma “cosa” que debes confiar y depender. Y esa “cosa”, ese objetivo, ese objeto es una persona – Jesucristo. Jesús es el único y solo objeto u objetivo, o persona que puede salvarnos – no la Biblia en sí, no el Espíritu Santo, no la oración, sino Jesús – ¡Solo Jesús! Eso está a través de toda la Biblia. En Isaías oímos a Jesús decir:
“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra” (Isaías 45:22).
El “mí” en ese versículo es el Jesús pre-encarnado. “Mirad a mí” – Jesús es el objeto al que debes mirar por fe. “Mirad a mi, y sed salvos”. No hay salvación en ninguna otra parte. Jesús es el único objeto de la fe y el confiar que salva. “Mirad a mí, y sed salvos”. Otra vez, Jesús pre-encarnado dice:
“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).
“Me.” “Me.” “Me.” “Me buscaréis.” “Me hallaréis.” “Búscame a mí.” ¡Ves, Jesús es el objeto de la fe que salva! O toma un texto muy familiar del Nuevo Testamento:
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).
Otra vez, el Señor Jesucristo es en quien creer. Jesús es el objeto de la fe que salva. Otra vez, Jesús dijo:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
Jesús te dice que tengas fe en Él, “Venid a mí”. Él es el objeto de la fe que salva. ¡Solo uno más!
“El que en él cree, no es condenado” (Juan 3:18).
Está por toda la Biblia – como en nuestro texto: “…la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. El objeto, y el único objeto, que puede salvarte es Jesús. Y tú solamente puedes ser salvo por fe, por confiar, en el objeto de la fe que salva, que es Jesucristo Mismo.
Ahora, ¿Por qué necesitas a Jesús? Porque Él murió en la Cruz para expiar por tu pecado – y porque Él resucitó físicamente de los muertos para darte vida eterna! Tú tienes que tener tus pecados perdonados o no podrás ir al Cielo. ¡Tú tienes que tener vida eterna de Jesús o perecerás en las llamas eternas! ¡El objeto de tu fe tiene que ser Jesucristo Mismo!
Ahora es allí donde todos los cultos y religiones falsas tropiezan. Toma por ejemplo a los Adventistas del Séptimo Día. ¿Cuál es el “gran” mensaje de ellos? Tú tienes que guardar el día de reposo (Sábado) no el Día del Señor (Domingo). Uno de ellos vino aquí unas veces no hace mucho tiempo. Kai me escribió una nota y me dijo: “Él cree todo en la Biblia”. Kai pensó que eso era fantástico, pero yo supe mejor. Yo le dije al joven que era bienvenido a asistir a nuestra iglesia, pero que él no debería hablarle a otros sobre el Sábado. ¡Unos cuantos días después él le dijo a Dr. Chan que él no podría seguir asistiendo, porque él tenía que hablar acerca del Sábado! ¿Qué te muestra eso? Muestra que el Sábado es el objeto principal de su fe. A mí no me importaría que él adorara el día Sábado, pero no debe ser el objeto central de fe. Solamente Jesús tiene que ocupar esa posición. Jesús dijo: “Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Jesús no compartirá Su posición como el objeto de la fe que salva. ¡Tiene que ser fe en Jesús solamente!
A Jesús que vea yo, solo a Él quien me salvó,
¡Siempre sea mi canción – de Jesús tan solo!
(Traducción de “Jesus Only, Let Me See”
por Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986).
Y puedes ver eso con los Testigos de Jehová también. El objeto central de su fe es el nombre de Jehová, no Jesús (aunque ellos usan Su nombre). El objeto central de los Mormones es el Libro de Mormón, no Jesús (aunque ellos usan Su nombre). Esta es “la pista” con los Mormones. ¿Confiarán ellos en Jesús sin el Libro de Mormón? ¡No! ¡No lo harán! Ellos tienen que tener el Libro de Mormón. ¡Esto muestra que el Libro de Mormón, no Jesús, es el objeto central de su confianza y de su fe! Jesús, y Jesús solo, tiene que ser el objeto de nuestra fe. Es por eso que el Apóstol Pedro dijo:
“En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Jesús tiene que ser el objeto, y el único objeto, de nuestra fe. Esa es la única manera de ser salvo. Como lo pone nuestro texto: “la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15).
Ahora, ¿qué de ti? ¿Qué estás tratando de creer? ¿Qué estás tratando de confiar? Tú dices: “Yo creería si sintiera esto o aquello. Yo creería si pudiera tener una prueba a través de un cierto sentimiento dentro de mí”. ¡Ah, nunca serás salvo de esa manera! ¡El objeto de tu fe es un sentimiento – no Jesús Mismo! Puedes esperar por un sentimiento el resto de su vida – y hasta puedes incluso conseguir un sentimiento (de Satanás o de tu naturaleza Adánica) – ¡pero si descansas en ese sentimiento irás al Infierno! ¡Sólo Jesús puede salvarte! ¡Jesús tiene que ser el objeto de tu fe, no un sentimiento! ¡Tú tienes que confiar en Jesús solo!
A Jesús que vea yo, solo a Él quien me salvó,
¡Siempre sea mi canción – de Jesús tan solo!
Otra persona dice: “Sí, yo creo. Creo que Jesús murió por mí”. “¡Oh, oh! ¡La palabra “que” es el objeto de tu fe – no Jesús Mismo! Tú dices: “¡yo creo que!” ¡Pero “Que” nunca salvó a nadie! “Que” es una doctrina seca, muerta. “Que” ¡es Sandemanianismo! Yo hasta me pregunto si puede haber un demonio llamado “que”. Tú dices: “Yo creo que Jesús murió por mí”. ¡Yo digo: “Deja de creer que! ¡Cree en Jesús Mismo! Deja de confiar una doctrina, o un demonio llamado 'que'”.
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).
¡Tengo que volver y decir una vez más, que los cultos no se enfocan en Jesús y lo que Él hizo en la Cruz! Los herejes nunca se enfocan exclusivamente en Jesucristo Mismo, y lo que Él hizo para pagar la pena del pecado en la Cruz. Ninguna religión falsa hace eso. Se enfocan en los sentimientos de las religiones Orientales. Se enfocan en alguna doctrina superficial en cultos Occidentales. Nunca ponen su confianza exclusivamente en Jesucristo y Éste crucificado por nuestro pecado.
¡Oh, aléjate de los herejes! ¡Cree y confía solamente en Jesucristo y Éste crucificado! Afuera con los sentimientos y con doctrinas sin importancia. “La salvación [es] por la fe que es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15).
A Jesús que vea yo, solo a Él quien me salvo,
¡Siempre sea mi canción – de Jesús tan solo!
¡Para de buscar un sentimiento! ¡Mira a Jesucristo y a Éste crucificado! ¡Mirale a Eel en el Cielo a la diestra del Padre! ¡Afuera con los sentimientos y emociones! ¡Mira a Jesús y a Éste crucificado! Para de creer “que” Él te puede salvar. “Que” jamás salvó a nadie. Afuera con “que”. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”. Él está allí para ti. Mira a Él. Ven a Él. ¡Cree en Él! ¡Confía en Él!
Te escucho, oh Jesús,
Llamándome a mí
Para que limpio pueda ser,
Hoy en Tu sangre así.
Vengo ya Jesús, vengo hacia ti,
Lávame en tu sangre que
Fluyó, Jesús, por mí.
Yo vil y débil soy,
Tu fuerza me darás;
Completamente puro y,
Sin mancha me harás.
Vengo ya Jesús, vengo hacia ti,
Lávame en tu sangre que
Fluyó, Jesús, por mí.
(Traducción de “I Am Coming, Lord” por Lewis Hartsough, 1828-1919).
Si estás listo para confiar en Jesús Mismo, deja tu asiento ahora mismo y camina a la parte de atrás del auditorio. Dr. Cagan te llevará al cuarto de consejo. Ve ahora. Dr. Chan, por favor ore que alguien confíe en Jesucristo Mismo. Amén.
(FIN DEL SERMÓN)
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Puedes enviar en correo electronico al Dr. Hymers en Ingles a rlhymersjr@sbcglobal.net – o
puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015, Estados Unidos.
Llamale por
telefono a (818)352-0452.
La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: John 3:16-18.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“I Am Coming, Lord” (por Lewis Hartsough, 1828-1919).
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