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EL CONFLICTO DEMONÍACO Y LA CONVERSIÓN por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42). |
Debemos preguntarnos a nosotros mismos por qué esta historia se da en los tres Evangelios sinópticos (Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43). Ciertamente esta grabado por inspiración divina para mostrar la impotencia de los Discípulos. Cristo anteriormente los había enviado a echar fuera demonios (Mateo 10:8). Pero ahora no eran capaces de hacerlo. Cristo dijo que la razón de su fracaso era la incredulidad (Mateo 17:20). Esa es la lección que usualmente oímos de este pasaje, un sermón enfocado en la incredulidad de los Discípulos. Por supuesto todo es verdad, pero hay más que eso en ello.
¿Pero qué del joven que estaba endemoniado? ¿No hay sermón que se pueda predicar a cerca de su experiencia? Claro que sí hay. C. H. Spurgeon dio uno bueno, en el cual dijo:
Este muchacho poseído de un espíritu maligno, es el mejor emblema [retrato] de todo hombre que no es convertido… El venir del muchacho a Cristo es un retrato de la fe que salva, porque la fe es venir a Cristo [y] el derribar y sacudir que se menciona en mi texto es un retrato del conflicto de la persona con el enemigo de su alma. “Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió”. Nuestro tema…será el hecho bien conocido, que los pecadores que vienen, cuando se acercan al Salvador, a menudo son derribados por Satanás y sacudidos, de modo que sufren mucho en sus mentes, y están casi listos para rendirse en desesperación (traducción de C. H. Spurgeon, “The Comer’s Conflict With Satan,” The New Park Street Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión de 1981, tomo II, p. 369).
Esa es la manera en que debemos aplicar este texto particular.
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho…” (Lucas 9:42).
El muchacho representa a toda persona que no es convertida. El derribar y sacudir que él experimentó representan el conflicto demoníaco que ocurre en la conversión. El venir del muchacho a Jesús es un retrato de la fe que salva.
I. Primero, el muchacho representa a toda persona que no es convertida.
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió…” (Lucas 9:42).
La gran mayoría de gente que no es convertida no esta poseída por demonios. Pero todos están bajo el poder de Satanás. La Biblia dice que Satanás
“…cegó el entendimiento de los incrédulos”
(II Corintios 4:4).
El Dr. Henry M. Morris dijo de II Corintios 4:4:
Juan nota que “el mundo entero está bajo el maligno [literalmente ‘el maligno’]” (I Juan 5:19). Cuando aun los intelectuales brillantes son incapaces de entender [o] aceptar el evangelio de Cristo que sí es fácil de entender…es porque sus mentes han sido cegadas a estas verdades maravillosas. Debemos orar para que Dios “abra sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios”, Hechos 26:18 (traducción de Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, 1995, p. 1280; nota sobre II Corintios 4:4).
Otra vez, en Efesios 2:2, la Biblia dice:
“En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo…al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).
El Dr. McGee comentó sobre ese verso en Efesios 2:2,
[Satanás] hoy día es poderoso para mentir y engañar y descarriar a la gente (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo V, p. 232, nota sobre Efesios 2:1-2).
El Dr. John Gill dijo que la frase “el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” significa que “sobre estos [hijos de desobediencia] Satanás tiene gran influencia…cuyas mentes y corazones él llena…y se puede decir que en su impiedad andan tras él” (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpreso en 1989, tomo III, p. 70; nota sobre Efesios 2:2).
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió…” (Lucas 9:42).
Satanás utiliza una variedad de métodos para detener a la gente de venir a Jesús. Él te puede decir que no necesitas ser convertido. Esta fue la forma principal en que él engañó a los Fariseos durante el tiempo del ministerio terrenal de Cristo. Ellos “confiaban en sí mismos como justos” (Lucas 18:9). Esa es una gran mentira, a menudo usada por Satanás para detener a la gente de venir a Jesús en nuestro día también. Te puede venir el pensamiento: “Yo soy bueno lo suficiente. Yo vengo a la iglesia. Yo vivo una vida limpia. ¿Por qué necesito algo más?” “Confiaban en sí mismos como justos”. Cuando alguien tiene esa idea firmemente fija en su mente no se le puede ayudar. Al convencerle de que ya es bueno lo suficiente, Satanás ciega su mente (II Corintios 4:4) y lo mantiene como su cautivo prisionero (II Timoteo 2:26).
Una joven dijo que ella pensaba “que la salvación se tenía que ganar, y con ser bueno era como tú te ganabas tu salvación. Yo [batallaba] por la excelencia en todo lo que hacía…yo estaba segura de que era salva. Yo era obediente a mis padres. Tenía un grupo de amistades decentes e iba a la [iglesia] todos los Domingos…Durante semanas yo escuchaba a Dr. Hymers, pero nunca, nunca en realidad notaba que la pecadora, la persona que es demasiado arrogante para admitir sus pecados…era yo. Yo batallaba”. ¡Ah, que batalla! La batalla en el alma de esa muchacha era si ella creería la mentira de Satanás de que ella era buena lo suficiente sin Jesús!
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió…” (Lucas 9:42).
Otra manera en que Satanás detiene a la gente de venir a Jesús es con decirle que ellos pueden decidir volverse Cristianos después. Una muchacha dijo: “Yo no tenía intenciones de hacerme Cristiana. Yo tenía demasiadas cosas con qué lidiar. Después de todo, la vida llamaba…Muy profundamente yo creía que podía decidir cuando y donde yo confiaría en Cristo”. “La vida llamaba”. ¡Ah, que diabólico pensamiento! “Yo tenía demasiadas otras cosas con qué lidiar”. ¡Ah, qué engaño demoníaco! “Muy profundamente yo…” Ah, sí, “profundamente”. No en la superficie. No lo que le dices a otros. Satanás habla “profundamente” adentro. “Muy profundamente yo creía que podía decidir cuando y donde yo confiaría en Cristo”. ¡Esa es una mentira demoníaca! ¿Qué del muchacho en nuestro texto? ¿Podría él haber venido a Jesús “cuando y donde” él quería? ¡Talvez nunca hubiera venido a Jesús si no lo hubiera hecho en aquel momento, cuando Jesús lo llamó!
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió…” (Lucas 9:42).
Aun otro recurso del Diablo es decirte que puedes “aprender” cómo ser convertido. Otra joven dijo: “Yo estaba desesperada y me preguntaba: ‘¿Cómo vengo a Jesús?’ En ese entonces, no me daba cuenta de que no había ‘cómo’. Pensando que de algún modo yo [podría] venir a Jesús yo misma, leí el librito, Solamente por Gracia, de C. H. Spurgeon…esperando de algún modo ser convertida. Recuerdo buscar por el todo el libro por un modo de venir a Jesús…Yo pensaba que tal vez el libro me daría los ‘pasos’ de cómo confiar en Jesús. Sin embargo, el libro no me ayudó. Antes de dormir esa noche, yo oré a Dios, pidiéndole que me ayudara a venir a Jesús.
¡Oh, qué instructivo e iluminante es su testimonio! “¿Cómo vengo a Jesús?” “Pensando que de algún modo yo [podría] venir a Jesús yo misma, leí el librito, Solamente por Gracia, de C. H. Spurgeon”. ¡Confusión total llenaba su mente! A mi me parece que el titulo mismo del libro, Solamente por Gracia, debía haber corregido la noción falsa de que ella podría venir a Jesús por sí misma! Solamente por Gracia, el titulo mismo debía haber corregido la idea demoníaca, “¡tengo que hacerlo yo misma!” Luego ella dijo: “Recuerdo buscar por el todo el libro por un modo de venir a Jesús…Yo pensaba que tal vez el libro me daría los ‘pasos’ de cómo confiar en Jesús”. ¡Oh, “pasos” de veras! “Pasos” son lo que los “decisionistas” modernos dan. Spurgeon no daba tales “pasos”. “Sin embargo, el libro no me ayudó”. ¡No, ciertamente no le ayudó a aprender “pasos”, porque tales “pasos” no existen! ¿Pero sí podemos estar seguros de que el libro de Spurgeon no le ayudó? Ella dijo: “Antes de dormir esa noche, yo oré a Dios, pidiéndole que me ayudara a venir a Jesús”. ¡Yo creo que Spurgeon le hizo más bien de lo que ella se dio cuenta! En ese pequeño libro Spurgeon dijo:
Los convertidos usualmente dicen que no conocían el Evangelio hasta tal y tal día, y que sin embargo lo habían oído por años. El Evangelio es desconocido no por [falta] de explicación, sino por la ausencia de revelación personal [o sea iluminación]. Esto el Espíritu Santo esta listo a dar, y lo dará a aquellos que lo pidan (traducción literal de C. H. Spurgeon, All of Grace, Pilgrim Publications, reimpresión de 1978, pagina 77).
Esta verdad que salva el Diablo trata lo mejor que puede de esconderla de los perdidos, porque él no quiere que vengan a Jesús y sean salvos.
Otra vez, el Diablo puede traer un temor a tu mente. ¿Tienes temor de venir a Jesús? Si lo tienes, puedes estar seguro que es un temor que viene de Satanás.
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió…” (Lucas 9:42).
II. Segundo, el venir del muchacho a Jesús es un retrato de la fe que salva.
Por favor de pie, y lea el texto entero, Lucas 9:42.
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42).
Se pueden sentar.
Tú no debes pensar que todo el conflicto en la conversión es Satánico. Mucha de la tribulación que los pecadores inconversos sienten es del Espíritu Santo, cuya obra principal es “convencerá al mundo de pecado… De pecado, por cuanto no creen en mí [Jesús]” (Juan 16:8, 9).
¿Cómo podemos ver la diferencia entre la convicción del Espíritu Santo y el “sacudir” del Diablo? Spurgeon dio una explicación clara de la diferencia:
Ahora le daré al pobre pecador un modo de detectar a Satanás, para que pueda saber si sus convicciones son del Espíritu Santo, o solamente el rugir del infierno en sus oídos. En primer lugar, siempre puedes estar seguro de que lo que viene del diablo te hará verte a ti mismo y no a Cristo. La obra del Espíritu Santo es voltear nuestros ojos de nosotros mismos hacia Jesucristo, pero la obra del enemigo es lo opuesto. Nueve de diez de las insinuaciones del diablo tienen que ver con nosotros mismos… “Tú no te arrepientes suficiente” – eso es el yo. “Tú te aferras a Cristo débilmente” – eso es el yo. Así el diablo empieza a agujerearnos; mientras que el Espíritu Santo quita el yo del todo, y nos dice que no “somos nada”, pero que “Jesucristo es todo en todo”. Satanás trae el cadáver del yo y lo arrastra, y porque es corrupto, nos dice que por seguro no podemos ser salvos. Pero recuerda, pecador, no es tu aferrarte de Cristo lo que te salva – es Cristo [Mismo]. Por lo tanto, no mires tanto a tu mano con la que agarras a Cristo, como a Cristo [Mismo]; no mires a tu esperanza, sino a Cristo [Mismo], la fuente de tu esperanza; no mires a tu fe, sino a Cristo, el autor y consumador de tu fe, y si haces eso, diez mil demonios serán incapaces de derribarte, pero mientras sigas mirándote a ti mismo, el menor [más pequeño] de esos espíritus malignos te pisoteará bajos sus pies…Recuerda, Jesucristo puede salvar aún a ti. Cree en su nombre, pecador convencido, cree en Cristo (traducción literal de C. H. Spurgeon, “The Comer’s Conflict With Satan,” The New Park Street Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión de 1981, tomo II, pp. 374-376).
“Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42).
Una de las muchachas que mencioné dijo en su testimonio:
Finalmente el Domingo me sentí enferma, no físicamente, sino enferma de mis pecados. Me sentí tan avergonzada y culpable…Fui al cuarto de consejo ese Domingo y estaba tan avergonzada aun de mirar en la cara a Dr. Cagan…Me sentí tan asqueada de mí misma…Entonces Dr. Cagan me preguntó: “¿Vendrás a Cristo?”…Yo me arrojé a Jesús ese día. Yo me rendí completamente a Él. Ese día Jesús me salvó. Él me aceptó sin importar cuanto yo le había rechazado en el pasado. Jesucristo me abrazó completamente. Ese día Jesús lavó mis pecados.
¡Ojalá que tú también experimentes la conversión verdadera en Jesucristo! Él te librará de todo engaño Satánico y salvará tu alma. ¡Que Dios te dé la fe para agarrar a Jesús y ser salvo!
(FIN DEL SERMÓN)
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Puedes enviar en correo electronico al Dr. Hymers en Ingles a rlhymersjr@sbcglobal.net – o
puedes escribirle a P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015, Estados Unidos.
Llamale por
telefono a (818)352-0452.
La Escritura Leída por el Sr. Abel Prudhomme Antes del Sermón: Lucas 9:37-43.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Then Jesus Came” (letra de Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986;
música por Homer Rodeheaver, 1880-1955).
EL BOSQUEJO DE EL CONFLICTO DEMONÍACO Y LA CONVERSIÓN por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre” (Lucas 9:42). (Mateo 17:14-21; Marcos 9:14-29; Lucas 9:37-43; I. Primero, el muchacho representa a toda persona que no es convertida, II. Segundo, el venir del muchacho a Jesús es un retrato de la fe que salva, |