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LA EXALTACIÓN DE CRISTO por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11). |
El Sr. Lee leyó los versículos del cinco al ocho hace unos minutos. Estos versículos nos dan el fondo de nuestro texto. Ellos nos dicen que Jesús “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7).
Si pensamos en Jesús solo como un hombre estas palabras no significarán mucho. Pero si nos damos cuenta de que Él era “Dios verdadero de Dios verdadero” son sorprendentes. La Biblia enseña que Jesús era Dios, la Segunda Persona de la Santa Trinidad. Así fue el Hijo de Dios quien “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo”. Así que fue Dios el Hijo quien se humilló a sí Mismo para ser “hecho semejante a los hombres”. Dios el Hijo, quien creó el universo, se “despojó a sí mismo”, como un siervo, como un simple ser humano. Bajó de Su posición exaltada en el Cielo, y nació en un establo frío y sucio, y fue colocado en la paja que los asnos comían. La siguiente declaración es aún más sorprendente:
“Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).
Dios el Padre lo envió a la tierra, en un cuerpo humano. Y en ese cuerpo físico, Jesús “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. El Hijo de Dios bajó del Cielo en un cuerpo físico. En obediencia a Dios permitió que Su cuerpo fuera clavado en una cruz. ¡Dios el Hijo clavado en una cruz! ¿Quién podría creer tal cosa si no fuera revelado a nosotros en las Sagradas Escrituras? ¡Escupieron en el rostro del Dios el Hijo! Empujaron una corona de espinas sobre Su cabeza, haciendo la sangre correr hacia los ojos de Dios el Hijo. Le azotaron la espalda hasta que la Sangre corría por Sus piernas. Ellos clavaron Sus manos y Sus pies a una cruz de madera. ¡Esta fue la forma en que humillaron y asesinaron al Hijo de Dios! Nadie lo ilustró mejor que Joseph Hart.
Ved, cuan paciente está Jesús,
¡Con todo insulto en el local!
Al poderoso ataron,
Al Creador escupieron.
Espinas rasgaron Su piel
De todo el cuerpo Él sangró:
Su espalda duro golpearon,
Pero se hirió Su corazón.
Clavado desnudo a la cruz,
Expuesto a todo mundo y ser,
Retrato de sangre y dolor,
¡Demostración de herido amor!
(Traducción libre de “His Passion” por Joseph Hart, 1712-1768;
alterada por el Pastor).
A Jesús, mirad, sufrir,
¡Sudando sangre en dolor!
¡Tan profundo ese amor!
¡Oh, qué amor el del Señor!
(Traducción libre de “Thine Unknown Sufferings” por Joseph Hart,
1712-1768; alterada por el Pastor).
La humillación y el sufrimiento de Cristo es el telón de fondo de su exaltación. La humillación de sí Mismo hasta la muerte en la cruz es lo que lo exalta como nuestro texto deja en claro:
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11).
Aquí encontramos tres grandes verdades respecto al Cristo resucitado.
I. Primero, Dios le exaltó hasta lo sumo.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo...” (Filipenses 2:9).
Por lo cual es la forma de la Reina Valera de decir “por lo tanto”. Porque Jesús voluntariamente permitió ser humillado, “por lo tanto” Dios le exaltó hasta lo sumo. El mundo no lo exalta. El mundo lo desprecia y lo rechaza. Jesús dijo: “Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). ¡El mundo odia eso! El mundo grita: “¿Cómo se atreve a decir que nadie llega a Dios sino a través de Él?” “Hay muchos caminos hacia Dios”, dicen. “¿Cómo puedo ser Él tan estrecho?” Ellos pueden aguantar con el niño Jesús en un pesebre, pero ellos desprecian y rechazan a Cristo como su único Señor y único Salvador. No, el mundo no exalta, ni alaba a Jesucristo. “Despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53:3). No, los hombres y mujeres de este mundo presente no exaltan, ni alaban al Salvador.
¡Pero Dios lo exalta! “Por lo cual”, porque Él ha sufrido para salvar a la humanidad, por lo tanto “Dios también le exaltó hasta lo sumo”. ¡Amén! El mundo no lo honra,
“Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra...” (Hebreos 2:9).
“[Dios] resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies...” (Efesios 1:20-22).
Vituperios aguantó,
Condenado en vez de mí;
Con Su sangre me compró;
¡Aleluya! ¡Jesús salva!
Levantado Él murió,
“Consumado es”, declaró;
Todo el Cielo lo exaltó;
¡Aleluya! ¡Jesús salva!
(Traducción libre de “Hallelujah, What a Saviour!”
por Philip P. Bliss, 1838-1876).
II. Segundo, Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9).
Antes de que Jesús naciera en Belén, el ángel del Señor le dijo a José:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
El nombre “Jesús” es del Hebreo “Yehoshua”, que significa “Jehová libera” o “Jehová salva”. En el Nuevo Testamento es contraído simplemente a “Yeshua”. El nombre de Jesús nos dice que Él es Dios el Hijo, que vino a salvarnos y liberarnos de nuestros pecados. “Y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9).
Dios dice que el nombre de Jesús es sobre todo nombre, porque Jesús es el único Salvador de nuestra raza pecadora. Jesús Mismo dijo:
“El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
El Apóstol Pablo dijo:
“Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (I Timoteo 1:15).
Jesús prometió salvar a todos los que vienen a Él. Él dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Los hombres rompen sus promesas, pero Jesús nunca lo hace.
Cuando yo era un niño muy pequeño un amigo de mi tío vino a nuestra casa. Él se estacionó enfrente en la entrada. Más tarde, él retrocedió su camioneta y pasó por encima de mi triciclo. Me rompió el corazón porque el triciclo era nuevo. El hombre me vio llorando y me prometió comprar uno nuevo. Esperé, esperé, y esperé – pero nunca cumplió su promesa. Me dio mucha tristeza por mucho tiempo, porque era nuevo, y nunca tuve otro. Esa fue la primera vez que me enteré de que la gente suele romper sus promesas.
¿Alguna vez alguien ha roto una promesa que te ha hecho? Casi todos nosotros lo hemos hecho. Tal vez por eso algunos de ustedes no han confiado en Jesús. Es posible que tengas miedo de que Él no cumplirá Su promesa de salvarte. Pero Jesús no es como el hombre que pasó sobre mi triciclo. Jesús siempre cumple Sus promesas. Él dijo: “Venid a mí...y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Él prometió hacer eso, y Él cumplirá Su promesa cuando vengas a Él y confíes en Él. ¡Él no es un hombre pecador que te dirá una mentira! ¡Confía en Él! ¡Ven a Él! ¡Él te salvará de tus pecados!
“Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).
¡Él te salvará! ¡No hay duda acerca de ello! ¡Él no es un hombre pecador que te diga una mentira! ¡Su mismo nombre indica que Él te salvará! Es por eso que Dios “le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9).
Cuando fui salvo en 1961 yo salía a predicar en las calles del centro de Los Ángeles casi todas las tardes, después de salir del trabajo. En una esquina, un hombre y su esposa, y tres o cuatro de sus hijas venían a predicar. Todos estaban vestidos muy simples. Creo que eran Menonitas. El hombre tocaba la guitarra, y su esposa e hijas cantaban. Todavía me acuerdo de una dulce y antigua canción que esas chicas cantaron,
Toma el nombre de Jesús,
Niño lleno de dolor;
Gozo y consuelo te dará,
Tomalo donde tú estés.
¡Cuán precioso el nombre es!
Gozo y esperanza es Él;
¡Cuán precioso el nombre es!
Gozo y esperanza es Él;
(Traducción libre de “Take the Name of Jesus With You”
por Lydia Baxter, 1809-1874).
“¡Cuán precioso el nombre es! ¡Gozo y esperanza es Él!” ¡Amén! Dios ha dado a Jesús “un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:9). ¡Su mismo nombre indica que él salvará a todos los que confían en Él!
III. Tercero, Dios dijo que toda rodilla se doblará ante Jesús, y toda lengua confesará que Él es Señor.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11).
¡Alabado sea Dios! ¡Aleluya! Cuando empecé una iglesia cerca de San Francisco en la década de 1970, los jóvenes solían cantar este pequeño coro:
Eres Señor, eres Señor.
Tú has resucitado
Y eres Señor.
Todos se arrodillarán, y todos confesarán,
¡Que Cristo es el Señor!
¡Canta ese coro conmigo!
Eres Señor, eres Señor.
Tú has resucitado
Y eres Señor.
Todos se arrodillarán, y todos confesarán,
¡Que Cristo es el Señor!
Ahora eso no significa que todos serán salvos. El Dr. J. Vernon McGee dijo que esto no se refiere a la salvación de aquellos en el Infierno. El Dr. McGee dijo: “Está claro que aquellos en el infierno que se inclinan a Jesús solo están reconociendo Su señorío...Es interesante que incluso en el infierno deben reconocer el señorío de Jesús, el cual, creo, aumenta su angustia” (traducción de J. Vernon McGee, Th. D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo V, pág 306; notas sobre Filipenses 2:10, 11).
Cuando Jesús bajó del Cielo entró en un mundo de pecado. Aquí Él era pobre y humilde. No tenía riqueza, ni casa, ni propiedad. Él murió en una cruel cruz. Entonces creo que Dios dijo: “Él ha sufrido suficiente. Voy a darle un trono. Voy a exaltar su nombre sobre todo nombre”.
Cuando Jesús regresó al Cielo Dios lo puso en un trono real a Su diestra. Entonces los habitantes del cielo dijeron, “a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5:12). Entonces, el Apóstol Juan dijo:
“Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13, 14).
Entonces una corona será colocada sobre Su cabeza, mientras un grito resuena por los pasillos del Cielo, “Dios...le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. “Loores Dadle a Jesús”. ¡Cántala!
¡Loores dadle a Jesús!
Las huestes ante Él;
Su real diadema traed,
Y coronadle Rey;
Su real diadema traed,
Y coronadle Rey.
(Traducción libre de “All Hail the Power” por Edward Perronet, 1726-1792;
alterada por John Rippon, 1751-1836).
Un Domingo por la mañana la Reina Victoria (1819-1901) asistió a la iglesia y escuchó un sermón sobre la Segunda Venida de Cristo. Después de ese servicio la buena mujer le dijo al ministro que deseaba que Cristo volviera cuando ella aún estaba en el trono. El ministro le preguntó por qué deseaba eso. Ella dijo: “Porque me gustaría poner mi corona a Sus benditos pies”.
Cómo oramos que vengas a Jesús ahora, y pongas tu vida a Sus pies. ¡Confía en Él como tu Salvador! ¡Corónalo Él el Señor de tu vida! No esperes a que Él venga otra vez. ¡Inclínate ante Él y confía en Él hoy! Él perdonará todos tus pecados. Él te dará vida eterna. ¡Ven a Jesús! ¡Confía en el Salvador! ¡Hazlo ahora! “Oh, Que Con Reverencia A Él”. ¡Cántala!
Oh, que con reverencia a Él
¡Caigamos a Sus pies!
Sabréis entonces la canción,
Y coronadle Rey;
Sabréis entonces la canción,
Y coronadle Rey.
(FIN DEL SERMÓN)
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write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.
La Escritura Leída Antes del Sermón por el Sr. Kyu Dong Lee: Filipenses 2:5-11.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Take the Name of Jesus With You” (por Lydia Baxter, 1809-1874).
EL BOSQUEJO DE LA EXALTACIÓN DE CRISTO por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9-11). (Filipenses 2:7, 8) I. Primero, Dios le exaltó hasta lo sumo, Filipenses 2:9a; Juan 14:6; II. Segundo, Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre, III. Tercero, Dios dijo que toda rodilla se doblará ante Jesús, y toda lengua |