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¿ES LA PREDICACIÓN DE ALMA ARDIENTE UN ARTE PERDIDA? por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (II Timoteo 4:1-3). |
Este es el encargo del Apóstol Pablo, no solo a Timoteo, sino a todo predicador del Evangelio.
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino” (II Timoteo 4:1).
“Te encarezco” significa “testifico solemnemente” (Strong). “Te mando” (McGee). La nota profética en el versículo tres, “vendrá tiempo”, revela que el Apóstol se dirigía a todos los predicadores, incluyendo a aquellos “el tiempo por venir”. ¿Qué mandó el Apóstol a todos los predicadores hacer?
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (II Timoteo 4:2).
1. “Predica la palabra”. No prediques acerca de la palabra. Pero predica la palabra misma. Aplica la palabra a aquellos que están escuchando. La palabra traducida “predica” is “kērussō” en Griego. El Dr. R. C. H. Lenski dijo que significa “una fuerte, proclamación pública”. Esta palabra “predica” está en el modo imperativo. ¡Que significa, hazlo! ¡Predica! El Dr. John Gill dijo que significa hablar “publicamente, en voz alta”.
2. “Que instes a tiempo y fuera de tiempo”. “Adelante, continua” (Lenski). Predica cuando las cosas se ven favorables, y cuando no se ven favorables para nada.
3. “Redarguye, reprende, exhorta”. Esto significa “condena, amonesta, advierte” (Lenski). “Reprende los errores y a los hombres por sus errores y herejías” (Gill). “Redarguye por sus errores” (Vincent). “Reprende, o amonesta [regaña] por el pecado” (Gill). “La palabra sugiere un fuerte, severo regaño” (Vincent). “Exhorta...conforta, como puede ser dada la palabra” (Gill). “Ministros del Evangelio en algunos casos son…hijos del trueno, como en otros casos hijos de consuelo” (Gill). “Con toda esa paciencia”. No pares de hacer esas cosas en tu predicación.
4. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina”. El tiempo que se refería cuando el Apóstol escribió era el futuro. Sin duda se refiere a nuestra edad, “ninguno más que el nuestro” (Gill).
Ahora, eso es lo que el Apóstol mandó a los predicadores que hicieran. Predicar el Evangelio “con una fuerte, proclamación pública” (Lenski). Continúa haciendo eso, aún cuando no es popular. Redarguye errores. Reprende pecados. Conforta a aquellos que vienen bajo convicción de pecado. ¡Ese es el trabajo de un verdadero predicador de la Palabra!
¿Está sucediendo eso en la mayoría de los pulpitos, en la mayoría de nuestras iglesias hoy? ¿O es el próximo verso lo que vemos en la mayoría de las iglesias?
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (II Timoteo 4:3).
“Porque” muestra que la “doctrina” de la que se habla es la que leemos en verso dos. El Dr. Marvin R. Vincent dijo “porque” es “base para...la futura oposición a la sana doctrina” (traducción de Marvin R. Vincent, Ph.D., Word Studies of the New Testament, volumen IV, pág. 320). Hay un énfasis profético aquí, mostrando que esto se aplica aún más “en los últimos días” (II Timoteo 3:1; cf. I Timoteo 4:1). “No sufrirán” significa que no tolerarán sana predicación que redarguye, reprende y exhorta (v.2). En vez ellos “sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros” (II Timothy 4:3). En los últimos días sólo querrán enseñanza suave, no predicación dura, ¡no sana predicación! El Dr. Vicente dio este comentario:
Clemente de Alejandría describió algunos maestros como “haciéndoles cosquillas…a los oídos de aquellos que desean que le hagan cosquillas…En los períodos de la fe inestable… maestros de todas clases eran como un enjambre de moscas en Egipto. La demanda crea la oferta. Los que escuchan invitan y amoldan a sus propios [maestros]. Si las personas desean un becerro para adorarle, un ministro fabricante de becerros se encuentran fácilmente (ibid., pp. 320-321).
Cuando yo era un adolescente en una iglesia Bautista del Sur, ellos solían decir: “Los buenos predicadores son de Tejas”. ¿Pero hoy en día? Oh, oh – ¡Joel Osteen es de Tejas! ¡Cómo han cambiado las cosas! Hoy en día la mayoría de los predicadores solo le hacen cosquillas a los oídos. ¡Que Dios nos ayude!
Le dije a alguien que iba a dar este sermón. Esa persona dijo: “¿A quién le estás hablando?” Le dije: “Yo estoy hablando a dos grupos”. En primer lugar, le estoy hablando a nuestra gente. Ellos necesitan saber por qué yo predico así. Cuando se van de vacaciones y visitan otra iglesia Bautista a menudo escuchan a un pastor que habla como un flojo sacerdote Episcopal, o uno que habla y habla versículo por versículo dando un “Estudio de la Biblia” y lo llama un “sermón”. Así que tengo que explicar por qué hablo como un antiguo predicador Bautista. En segundo lugar, estoy hablando a los miles de pastores que se ven este vídeo. Tengo que decirles que no se vuelvan fotocopias de otra persona. Seamos realistas, la mayoría de nuestros pastores son aburridos. ¡Si no están entusiasmados de lo que están diciendo nadie más se van a entusiasmar! Sí, creo que la predicación debe ser emocionante. John Wesley dijo: “Ponte tu mismo en llamas y la gente vendrá a verte quemar”. ¡Estoy totalmente de acuerdo con él! El Dr. Martyn Lloyd-Jones dijo: “La predicación es la teología que viene a través de un hombre que está en llamas”. ¡Estoy de acuerdo con él! El Dr. Lloyd-Jones dijo: “Un hombre que puede hablar de estas cosas [en el Evangelio] sin pasión no tiene ningún derecho a estar en un púlpito; y nunca se le debe permitir entrar en uno”. ¡Y estoy de acuerdo con él! (traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Preaching and Preachers, Zondervan Publishing House, 1971, pág. 97).
No me gusta tener que usar a Joel Osteen como un ejemplo de “predicación” que cosquillea los oídos. Prefiero centrarme en el Evangelio. Pero tantos son engañados por este joven que me sentí obligado a mencionarlo.
Joel Osteen estuvo en Washington, D.C. el mes pasado para realizar una marcha gigante. Wolf Blitzer lo entrevistó en CNN. Escuché con mis propios oídos, a Joel Osteen decirle a este periodista que los dos candidatos presidenciales son Cristianos. Él dijo: “Los dos dicen que son Cristianos, ¿y quién soy yo para dudar de ellos?” – algo por el estilo. Wolf Blitzer sonrió y felicitó a Joel Osteen. Estoy seguro de que millones de estadounidenses pensaron, “Qué joven tan agradable”. Pero hay un problema – Ninguno de los candidatos presidenciales han dado alguna razón para que él diga que son verdaderos Cristianos. No me malinterpreten. Voy a votar por uno de estos hombres en Noviembre, el menor de dos males. Pero fue una profecía absolutamente falsa decir que estos hombres son Cristianos en cualquier sentido de la palabra. Esta afirmación coloca el señor Osteen de lleno en la categoría de un falso profeta.
Al día siguiente Joel Osteen habló en un estadio repleto de miles de personas en Washington. Mientras lo miré hablar me sentí enfermo del corazón. No mencionó el Evangelio (I Corintios 15:1-4) ni una sola vez en su discurso. Todo era psicología popular. Luego dio una “invitación”. Él le dijo a la gente que se pusieran de pie y que Dios los iba a bendecir. No hubo ninguna mención de la muerte de Cristo para expiar sus pecados, ninguna mención de la Sangre de Cristo, ninguna mención de la resurrección de Cristo para nuestra justificación. En otras palabras ¡no hubo mención alguna del Evangelio! Al final de su discurso le pidió a los que querían ser salvos que se pusieran de pie. Luego dijo que todos los que se habían puesto de pie eran ahora Cristianos. ¡Eso fue todo! Era una “invitación” totalmente centrada en el hombre, ¡sin siquiera una referencia pasajera del Evangelio de Cristo!
Yo he visto esto antes. Hace poco oí a un famoso evangelista predicar un sermón contra el Islam. Lo que dijo acerca de la religión Musulmana era cierto, pero no mencionó el Evangelio. Después dio una invitación para que la gente pasara al frente sin decir una sola palabra acerca de Jesús. El coro cantó un himno, sin hacer mención del Evangelio, mientras la gente pasó al frente. ¡A continuación el orador dijo que todos eran salvos! ¡Ellos fueron “salvos” sin oír una palabra de Jesús! Este es el tipo de predicación sin Cristo que escuchamos a menudo hoy en día. Es dar sermones sin anunciar el Evangelio “con una gran voz”. Sermones sin reprender y reprobar el pecado. Sermones sin exhortar a la gente a creer en el Evangelio y confiar en Cristo. En otras palabras, es exactamente el tipo de sermones que el Apóstol Pablo advirtió cuando dijo:
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (II Timoteo 4:2-3).
El Dr. J. Vernon McGee dio esta aplicación de nuestro texto:
Ellos quieren entretenimiento religioso de artistas Cristianos que haga cosquillas a sus oídos. Tenemos amor por la novedad en las iglesias hoy en día: las películas emocionales, concursos, música [dudosa], luces de colores. El hombre que simplemente abre la Biblia es rechazado, mientras que el actor vacío religioso se convierte en una celebridad...mientras las personas se alejan de la verdad y creen en las fábulas creadas por el hombre (traducción de Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, volumen V, pág. 476; nota sobre II Timothy 4:3).
Una vez más, el Dr. McGee dijo: “...el púlpito moderno es una caja de sonido que se limita a decirle de nuevo a la gente lo que quiere oír” (ibid., p. 475). Eso fue exactamente lo que oí en el “sermón” de Joel Osteen en la capital de la nación. No era nada más que un discurso de motivación, basado en la psicología popular, que no puede salvar a nadie. Él sólo dijo “de nuevo a la gente lo que quieren oír”, como el Dr. McGee lo dijo. El Dr. Michael Horton, dijo, “Todo el mensaje de Osteen representa una distracción de Cristo. ¿Quién necesita a Cristo si éste es el evangelio?” (traducción de Christless Christianity, Baker Books, 2008, pág. 92).
Tengo que decir una cosa más. Gran parte de la “enseñanza” Bíblica versículo por versículo que dan en vez de predicación no es mucho mejor. El hecho de que se enseñe la Biblia no lo hace predicación. Un comentario de la Biblia, que se da en versículos seguido de una invitación, no es predicar el Evangelio “con una gran voz” (Gill). Tal “enseñanza” no “redarguye, reprende, [y] exhorta” ¡como el Apóstol nos mandó a hacer!
No debemos tener miedo de las personas a las que les predicamos. Lo que Lutero (1483-1546) dijo sigue siendo verdad hoy en día, “Es un gran obstáculo para un predicador si mira a su alrededor y se preocupa por lo que la gente le gusta o no les gusta oír, o lo que podría hacerlo impopular o hacerle daño o ponerlo en peligro...él debe hablar libremente y no temer a nadie, aunque él ve muchos tipos de personas y rostros...Pero debe abrir la boca con fuerza y confianza, para predicar la verdad” (traducción de What Luther Says, Concordia Publishing House, 1994 edition, pág. 1112; comentarios sobre Mateo 5:1-2).
El título de este sermón, “¿Es La Predicación Del Alma Ardiente Un Arte Perdida?” Es de un capítulo en el famoso libro de Leonard Ravenhill (1907-1994), Por Qué Se Demora El Avivamiento [Why Revival Tarries] (Bethany Fellowship, 1963 edición, p. 53). Ravenhill citó el Reformador Suizo Oecolampadius (1482-1531) del siglo XVI quien dijo: “Cuánto más unos pocos hombres buenos y fervorosos afectan el ministerio que una multitud que es tibia.” Citó el predicador del siglo XIX, el Dr. Joseph Parker, quien dijo: “La verdadera predicación es el sudor de sangre”. Citó el predicador del siglo XVII, Richard Baxter, quien dijo: “Prediqué como que nunca voy a predicar de nuevo, y como un hombre moribundo a hombres moribundos”. Entonces Ravenhill preguntó: “¿Ha muerto la gran predicación? ¿Es la predicación del alma ardiente arte perdida?” (Ibid., p. 54). Si esas preguntas se hicieron en 1959, cuando su libro fue impreso por primera vez, ¿cuánto más deben ser preguntadas hoy en día? En la introducción al libro de Ravenhill, el Dr. A.W. Tozer dijo:
Hacia Leonard Ravenhill es imposible ser neutral. Sus conocidos se dividen muy claramente en dos clases, los que lo aman y lo admiran...y los que le odian con un odio perfecto. Y lo que es cierto del hombre está seguro de ser el caso de sus libros, de este libro. El lector o bien cerrará sus páginas para buscar un lugar de oración, o lo rechazará con ira, con el corazón cerrado a sus advertencias y apelaciones. No todos los libros, ni siquiera los buenos libros vienen como una voz desde arriba, pero creo que este sí lo es.
Yo estaba bajo el fuego por defender a Jesús cuando “La Última Tentación de Cristo”, esa sucia película que degradaba al Salvador, salió. Nadie sino Leonard Ravenhill habló conmigo por teléfono de su casa, y oró que Dios me consolara. Nunca lo olvidaré mientras viva. Fue Ravenhill quien dijo:
¡Oh! ¡Dios, envíanos predicación profética que busca y abrasa! Envíanos una estirpe de predicadores-mártires – hombres agobiados, doblados, inclinados y rotos bajo la visión del inminente juicio ¡y la condenación del infierno sin fin de los impenitentes! (ibid., p. 101).
Fue Leonard Ravenhill quien dijo: “Un sermón impecable en Inglés con una interpretación impecable puede ser tan insípido como una boca llena de arena” (ibid., pág. 102). En su libro America Es Demasiado Joven Para Morir [America is Too Young to Die], Leonard Ravenhill dijo:
Hace un par de días un buen hermano predicador me dijo: “Ya no tenemos grandes predicadores en este país”. Creo que sé lo que quería decir: ningún hombre excepcional, con un “así dice el Señor”, un hombre terrible en expresión bajo la unción del Espíritu. Tenemos buenos predicadores, predicadores con talento...predicadores famosos, predicadores organizadores, pero ¿Dónde, OH dónde están los predicadores que asustaban a la nación con la profecía? Hay un escasez de gran predicación...una escasez de predicación que remueve la conciencia, escasez de predicación desgarradora, una escasez de predicación que desgarra el alma, escasez de la predicación que nuestros padres conocieron que mantenía a los hombres despiertos toda la noche para que no cayeran en el infierno. Repito, “Hay una escasez de la palabra del Señor”. Hay una escasez de fuerte predicación del evangelio (traducción de Leonard Ravenhill, America is Too Young to Die, Bethany House, 1979, pp. 79-80).
¡Que Dios levante una nueva generación de hombres que no tienen miedo de predicar sobre el pecado, juicio, y salvación solo por medio de Jesús!
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (II Timoteo 4:2-3).
¿Cómo puedo terminar un sermón como éste? Si no eres salvo, tengo que redargüir, reprender y exhortarte a ti. Debo reprenderte por tus ideas falsas acerca de la salvación. ¡No, no eres salvo! ¡No, no es un Cristiano! Tengo que reprenderte fuertemente por tu pecado, sobre todo por tu pecado de rechazar a Jesús. Debo exhortarte a confiar en Jesús. Nada te impide confiar en Él, sino la incredulidad. Jesús murió en la Cruz y derramó Su Sangre para expiar tu pecado. Jesús resucitó de entre los muertos para darte vida. Te exhorto a arrepentirte y confiar en Él. Jesús te salvará del pecado y del Infierno. “A Jesús ven, a Jesús ven, y confía en Él. Él te salva, Él te salva, Él te salvará”. Por favor pónganse de pie y canten ese himno. Es el número cuatro en su cancionero.
Oh, alma que en pecado estás, Ven pronto al Señor,
Y si confías hoy en Él, Descanso hallarás.
A Jesús ven, a Jesús ven, y confía en Él.
Él te salva, Él te salva, Él te salvará.
Preciosa sangre Él derramó, Que trae bendición;
Ven hoy al rojo manantial, Y limpio quedarás.
A Jesús ven, a Jesús ven, y confía en Él.
Él te salva, Él te salva, Él te salvará.
Traducción libre de (“Only Trust Him” por John H. Stockton, 1813-1877).
(FIN DEL SERMÓN)
Puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime
“Sermones en Español”.
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: II Timoteo 4:1-5.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“In Times Like These” (por Ruth Caye Jones, 1902-1972).