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SE OBSTINARON EN SUBIR por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Se obstinaron en subir” (Números 14:44). |
La palabra Hebrea traducida “obstinaron” significa “envanecido, exaltado, levantado” (Strong). Los Israelitas se envanecieron de orgullo y confianza en sí mismos. Ellos pensaron que podían ir a Canaán después de que Dios les dijo que no lo hicieran. El Dr. John Gill (1697-1771) dijo: “De una manera atrevida, audaz y presuntuosa, ellos trataron de subir a la cima del monte, a pesar de las [protestas] de Moisés en su contra…confiados en su propia fuerza [ellos] aventuraron en esta temeraria empresa” (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the Old Testament, The Baptist Standard Bearer, 1989 reimpreso, volumen I, p. 774; nota sobre Números 14:44).
“Sin embargo, se obstinaron en subir a la cima del monte; pero el arca del pacto de Jehová, y Moisés, no se apartaron de en medio del campamento. Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma” (Números 14:44-45).
¡Ah! ¡Qué ceguera y locura mostraron! Primero, rehusaron ir hasta Canaán. Segundo, se les dijo que no subieran. Tercero, después de que Dios les había dicho que no subieran ellos se obstinaron en subir – con una audaz confianza en sus propias fuerzas. Este fue el triste caso de los Israelitas en Cades Barnea, en la frontera de Canaán, donde se suponía que debían entrar y habitar en la tierra prometida.
Que sirva de lección para todas las personas aquí que piensan que se puede ser salvo cuando quieran, que piensan “voy a esperar ahora, y vendré a Jesús después.” ¡Ah! ¡Qué tontería! ¡Qué locura! ¡Aprende de los Israelitas en Cades Barnea la ciega locura de tus pensamientos! Recuerda que “estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros" (I Corintios 10:11).
I. Primero, se les dijo que subieran luego.
Los Israelitas llegaron a la orilla de la tierra prometida. Dios le dijo a Moisés que enviara doce espías a la tierra. Ellos encontraron que era tierra buena, llena de uvas y granadas, que fluía leche y miel. Los espías trajeron la fruta y se la mostraron a todo el pueblo.
Caleb era un hombre de fe, que tenía el Espíritu de Dios, y seguía al Señor (Números 14:24). Caleb dijo:
“Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (Números 13:30).
Pero, junto a Caleb y Josué, los otros diez espías dijeron: “No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros” (Números 13:31).
Ahora la tierra de Canaán es un tipo de la salvación, una ilustración de descansar en Cristo. Hebreos 4:2 dice:
“Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2).
El evangelio fue predicado a ellos en los tipos. Canaán era un tipo de descanso en Cristo. Jesús dijo: “Venid a mí...y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). La invitación del evangelio fue predicado a ellos por Caleb, “Subamos luego, y tomemos posesión de ella” (Números 13:30). ¡Vamos a Cristo luego! ¡Vamos a descansar en Él luego!
Sin embargo el pueblo de Israel rechazó el evangelio, y rehusó entrar a Canaán. ¡Qué ilustración es esta de quienes se niegan a descansar en Cristo por fe! El pueblo rechazó la llamada para entrar a la tierra de descanso. Ellos tenían miedo de lo que les podía pasar si entraban. Ellos dijeron:
“La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura” (Números 13:32).
¿Ves cómo ellos son como algunos de ustedes? Tienes tanto miedo de lo que te pasará si descansas en Cristo. Dices, como ellos dijeron: “Es tierra que traga a sus moradores”. Piensas, “Si yo vengo a Jesús voy a perder algo bueno. Mi vida será consumida.” Ellos dijeron: “Vimos allí gigantes, hijos de Anac” (Números 13:33). ¿Qué gigantes ves que te hacen tener miedo de entrar en el reposo de Cristo? ¿Qué temores te impiden venir a Jesús? ¡Marca tus miedos! ¡Nómbratelos a ti mismo! Se lo suficientemente honesto para decirte a ti mismo por qué tienes miedo de venir a Jesús. ¡El miedo manda más gente al Infierno que cualquier pecado que puedan cometer! Apocalipsis 21:8 enumera ocho pecados que envían gente a “el lago que arde con fuego y azufre” (Apocalipsis 21:8). ¿Puedes adivinar que pecado es el número uno? ¡Temor! ¡El temor está al principio de la lista de los pecados que condenan el alma! “Pero los cobardes… tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8). ¡Si sabes de qué tienes miedo, sabrás por qué no vienes a Cristo!
Recuerdo haber llevado un niño pequeño a ver a un elefante. El elefante sacó su trompa para obtener una golosina. Yo le dije al niño que pusiera una golosina en la trompa del elefante. Le dije: “No te hará daño.” Pero él gritaba a todo pulmón de miedo, y apartó su mano con tal rigor que fue imposible que experimentara el tacto suave de la nariz del elefante. ¡Se perdió una experiencia inusual por miedo innecesario! Ahora bien, no es una gran pérdida si uno no toca un elefante. ¡Pero es una pérdida terrible si tienes miedo de venir a Jesús! Tú dices: “¿Qué pasa si cometo un error?” ¡Yo te digo que no cometes un error si vienes a Jesucristo Mismo! Después de que vienes a Él, dirás, “¡Por qué, estaba allí todo el tiempo! ¡Por qué, debería de haber ido a Él hace mucho tiempo!”
“Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (Números 13:30).
Cuando Dios nos llama a venir, somos perfectamente capaces de hacerlo. ¡Sube luego a Jesús con fe simple! ¡Sube luego! ¡Sube luego! Pero no, ellos se negaron a subir. Tenían miedo de subir.
II. Segundo, ellos fueron entregados por Dios.
Cuando el pueblo se negó ir a la tierra, Dios le dijo a Moisés:
“Todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá” (Números 14:22-23).
Ya ves, esta no fue la primera vez que se rebelaron contra Dios. ¡Se habían rebelado contra Él ya diez veces! Ellos tentaron a Dios diez veces después de que salieron de Egipto. ¡Diez veces murmuraron en incredulidad! Y ahora, Dios dijo “no verán la tierra de la cual juré a sus padres, no, ninguno de los que me han irritado la verá…” (Números 14:23).
Spurgeon dijo: “...durante cuarenta años provocaron al Señor. El incidente ante nosotros se refiere a la provocación grande y terrible en el que la paciencia de Dios vino a [su fin]. Enviaron espías a Canaán, y cuando los diez falsos hombres de corazón les informaron que habían gigantes en la tierra, y que no podían capturar los habitantes que habitaban en las ciudades amuralladas, entonces comenzaron a acusar al Señor de acuerdo a su costumbre antigua, negando su poder para cumplir su antiguo pacto, y darles la tierra que fluía leche y miel. Esta vez el Señor levantó su mano y juró que no entrarían en su reposo. Seamos advertidos por este hecho, que hay un límite a la paciencia de Dios, y sobre todo cuando se le pone a prueba con desconfianza. Él puede soportar la incredulidad por un tiempo, y, bendito sea su nombre, durante mucho tiempo, pues él recuerda que somos polvo, pero cuando se trata de voluntariosa perseverancia en la incredulidad, el Señor no será provocado jamás de esta manera. Nos corresponde escuchar las palabras de Pablo: ‘Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado’” (traducción de C. H. Spurgeon, “Mistrust of God Deplored and Denounced,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, volumen 25, págs. 565-566; comentarios sobre Números 14:11). Dios dijo:
“Todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá” (Números 14:22-23).
“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros...” (I Corintios 10:11).
“¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad” (Hebreos 3:18-19).
¡Ellos no pudieron entrar a causa de la incredulidad! Eso es todo lo que te impide entrar a Cristo – la incredulidad. Y llegará un día y una hora, cuando Dios te dirá a ti, como lo hizo con ellos, “por tanto juré en mi ira: No entrarán en mi reposo” (Hebreos 3:11). Como dijo Spurgeon: “Esta vez el Señor levantó su mano y juró que no entrarían en su reposo. Seamos advertidos por este hecho, que hay un límite a la paciencia de Dios…el Señor no será provocado jamás de esta manera” (Spurgeon, ibíd.). El Apóstol dijo: “otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7). “Determina un día.” El Dr. John Brown (1784-1858) dijo: “El Espíritu Santo...fija un período determinado durante el cual los hombres pueden entrar en el reposo de Dios” (traducción de John Brown, Ph.D., Hebrews, The Banner of Truth Trust, 1994 reimpreso, p. 207; comentario sobre Hebreos 4:7).
Dios fija un día determinado. ¡Cuando ese día llega ya es demasiado tarde para que puedas venir a Jesús! En un día determinado, a una hora determinada, Dios dijo: “Por tanto juré en mi ira, No entrarán en mi reposo” (Hebreos 3:11). No sé cuando llegará ese día para ti, pero vendrá para ti, como llegó a ellos. La paciencia de Dios se agotará en ese día – y, en ese día, serás entregado a una mente reprobada, y nunca serás permitido entrar a descansar en Cristo. ¡“Él determinó un día”! “¡Él determinó un día”! Oh, puede ser hoy, si te niegas a venir a Cristo, Dios dirá de una vez por todas, “No entrarán en mi reposo” (Hebreos 3:11).
Les he dado exactamente lo que sucedió “les acontecieron como ejemplo” (I Corintios 10:11). Se habían negado a creer en Dios. Diez veces le habían provocado de frente. Pero el día en que se negaron ir a Canaán – en ese mismo día – Dios dijo: “No verán la tierra” (Números 14:23). Ese mismo día Dios los entregó. “Él determinó un día.” ¿Qué pasa si ese día es hoy? ¿Qué pasa si hoy te niegas a venir a descansar en Jesús hoy? ¡Ah, mi amigo, este puede ser el día en que Dios determinó, que Dios fijó. Este puede ser el día en que Dios te de por entregado y te de “una mente reprobada” (Romanos 1:28).
Rechazando a Jesús una línea cruzáis,
El Espíritu Santo se va,
Y alocado al placer de este mundo corréis;
¿Lo que cuesta, lo que cuesta sabéis?
Lo que cuesta sabéis si tu alma perdéis,
¿Aunque el mundo entero ganéis?
Y podría ser que ya cruzaste el lumbral,
¿Lo que cuesta, lo que cuesta sabéis?
(Traducción libre de “Have You Counted the Cost?” por A. J. Hodge, 1923).
“Rechazando a Jesús una línea cruzáis, el Espíritu Santo se va”. Eso nos lleva de vuelta a nuestro texto en Números 14:44,
“Se obstinaron en subir.”
Ellos se negaron a subir a Canaán. Ellos fueron entregados por Dios. Y eso nos lleva al último punto.
III. Tercero, ellos se obstinaron en subir de todos modos.
“Se obstinaron en subir” (Números 14:44).
Moisés les dijo a esos rebeldes que ahora ya era demasiado tarde para subir. Moisés dijo:
“No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos” (Números 14:42).
¡No subas! ¡Es demasiado tarde! Pero no escucharon.
“Se obstinaron en subir” (Números 14:44).
La palabra Hebrea traducida como “obstinaron” significa "envanecido, exaltado”. Los Israelitas estaban envanecidos de orgullo y confianza en ellos mismos. ¡Tales son las emociones del hombre! Primero tenían miedo de subir. Pero ahora estaban envanecidos. “De una manera atrevida, audaz y presuntuosa, trataron de subir…” (Dr. John Gill, ibíd.).
¡Pero ya era demasiado tarde! Dios ya no estaba con ellos.
“Y descendieron el amalecita y el cananeo que habitaban en aquel monte, y los hirieron y los derrotaron, persiguiéndolos hasta Horma” (Números 14:45).
¡Cómo me recuerdan al pobre Sansón!
“Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” (Jueces 16:20).
Sansón había pecado más allá de la gracia de Dios. Él se levantó como en otras ocasiones, y pensó que estaba bien, pero no sabía que el Señor se había apartado de él. ¡Y los Filisteos se lo llevaron y le sacaron los ojos, y lo hicieron un esclavo! ¡Y eso es exactamente lo que sucedió a los Israelitas presuntuosos!
“Se obstinaron en subir,”
¡pero el Señor ya no estaba con ellos!
¡No pienses que puedes subir a Jesucristo en cualquier momento! ¡No pienses que puedes ser salvo otro día! ¿Cómo sabes que Dios te dará otro día? ¿Cómo sabes que vas a estar habilitado por Dios para venir a Jesús la próxima semana, o mañana, o incluso esta noche? “Él determinó un día” (Hebreos 4:7). “Por lo cual…Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto” (Hebreos 3:7-8).
Jesús murió en la Cruz para pagar el castigo por tu pecado. Jesús derramó Su Sangre para limpiarte de todo pecado. Él está vivo ahora, a la diestra de Dios. Ven a Él. Él te salvará de tus pecados. Ven a Él hoy – ya que no tienes la seguridad de otro día. “Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestros corazones”.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Hebreos 3:18-4:7.
El Solo Cantado Antes del Sermón por Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Have You Counted the Cost?” (por A. J. Hodge, 1923).
EL BOSQUEJO DE SE OBSTINARON EN SUBIR por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Se obstinaron en subir” (Números 14:44). (Números 14:44-45; I Corintios 10:11) I. Primero, se les dijo que subieran luego, Números 14:24; 13:30, 31; II. Segundo, ellos fueron entregados por Dios, Números 14:32-33; III. Tercero, ellos se obstinaron en subir de todos modos, |