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EL DIOS GRANDE Y TEMIBLE – PARTE II por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Dios…grande y temible” (Nehemías1:5). “Dios grande, digno de ser temido” (Daniel 9:4). |
Estos versículos llaman a Dios, el Dios temible, digno de ser temido. Puede que ese no sea tu dios. Pero ese es el Dios revelado en la Biblia. Ya sea que lo creas o no, nuestro Dios es un “Dios grande y temible”. Nuestro Dios es “grande, digno de ser temido”. El Dios revelado en las Escrituras hace los hombres temblar de miedo. Después de haber pecado contra Dios Adán dijo: “Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo” (Génesis 3:10). Cuando Dios confirmó Su pacto con Abram, en la oscuridad de la noche, “el temor de una grande oscuridad cayó sobre él” (Génesis 15:12). Job dijo:
“Cuando digo: Me consolará mi lecho, Mi cama atenuará mis quejas; Entonces me asustas con sueños, Y me aterras con visiones” (Job 7:13-14).
Después de que Dios le advirtió de la llegada del Diluvio, Noé “[se movió] con temor” (Hebreos 11:7). Cuando Dios se reveló a Jacob en Betel, la Biblia dice, “Tuvo miedo” (Génesis 28:17). El Salmista dijo: “Mi carne se ha estremecido por temor de ti, Y de tus juicios tengo miedo” (Salmo 119:120). Cuando Dios hizo conocer Su voluntad a Daniel, dijo: “Me asombré, y me postré sobre mi rostro” (Daniel 8:17). Habacuc profeta Habacuc dijo: “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí” (Habacuc 3:2). Dios habló a Cornelio a través de un ángel, “Mirándole fijamente, y atemorizado” (Hechos 10:4). Y se nos dice que Cornelio era “temeroso de Dios” (Hechos 10:22). Y cuando el Apóstol Pedro habló a la casa de Cornelio, dijo, “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hechos 10:34-35). El Dios revelado en la Biblia hizo que los hombres temblaran del miedo.
El Dr. John R. Rice dijo: “Debemos temer a un Dios temible, terrible. El temor del Señor se lleva a cabo a lo largo de la Biblia, como una de las más grandes de todas las virtudes. Es la fundación del carácter Cristiano y la santidad. Está necesariamente implicado en cualquier arrepentimiento genuino” (traducción de John R. Rice, D.D., “O Great and Terrible God,” en The Great and Terrible God, Sword of the Lord Foundation, 1977 edición, p. 14).
Dios es “Dios grande, digno de ser temido” (Daniel 9:4). Dios es “Dios… grande y temible” (Nehemías 1:5). Los tratos de Dios con toda la raza humana muestran que Él es un Dios temible.
Una vez el primer hombre y mujer vivían en un paraíso de belleza sin enfermedad, sin dolor, sin angustia, donde tenían todo lo que necesitaban. No había animales carnívoros. No había enfermedad. No había espinas o zarzas. Y Dios Mismo caminaba en ese huerto y tenía perfecta comunión con el hombre que había creado a Su imagen. Pero Adán se rebeló y cometió el primer pecado contra Dios. Y pronto Dios sacó al hombre y la mujer del Huerto del Edén en Su furor. Dios pronunció la muerte sobre la raza humana. Adán y Eva ya habían muerto espiritualmente, y ahora es necesario que nazcan de nuevo o vayan al Infierno para siempre, lejos del rostro de Dios.
Debido a su pecado, ahora comenzaron a envejecer. La muerte ya estaba trabajando en sus cuerpos. Ahora empezaron a cansarse. En poco tiempo, las canas comenzaron a crecer en sus cabezas. Sus articulaciones comenzaron a endurecerse. La muerte había pasado a toda la raza humana. Eva concibió, pero fue en dolor y sufrimiento que ella dio a luz a su primer hijo. Y el niño era un pecador maldito, y se convirtió en un asesino y un marginado.
Ahora no era fácil coger fruta de los árboles. Adán tuvo que trabajar duro, con el sudor de su frente, tratando de hacer crecer un poco de comida sobre la tierra reseca. Los animales ahora eran los enemigos del hombre. Ahora había espinas para lastimarlos e insectos para picarlos. Hubo tormentas e inundaciones, con un calor abrasador en otras ocasiones y mucho frío en otras. Ahora había muchas enfermedades, dolores y muerte. ¡Vamos a enfrentar el hecho de que este mundo está bajo una maldición! ¡El Dios grande y temible tiene enojo hacia el mundo y hacia la raza humana!
Cuando Adán vio por primera vez a Eva en el Huerto la amó. Ella vino fresca de la mano de Dios. Había una sonrisa, pureza maravillosa y dulzura en su rostro. Pero ahora le dolía ver su cara arrugada por el dolor, angustia y problemas. Ambos fueron sorprendidos y horrorizados por el asesinato de su hijo Abel. Pronto sus corazones se rompieron por el pecado y la rebelión de su hijo Caín.
Y tan cierto como la Biblia es verdadera, Dios Mismo debe ser responsable de enviar estas maldiciones, lágrimas, vejez y dolor y muerte, que vino como el resultado inevitable del pecado. ¡Dios odia el pecado! ¡Su ira se derrama sobre los pecadores no arrepentidos! Es cierto que las semillas de la muerte están en el pecado, pero Dios es el que castiga el pecado. Es Dios quien es el juez, asegurándose de que los pecadores son castigados. ¡Oh, qué Dios grande y temible es el que arrojó a Adán y Eva del Huerto, y estableció la espada de su ira contra ellos por haber cometido pecado! ¡Oh, Dios grande y temible, Dios digno de ser temido, que envió la muerte a toda la raza humana a causa del pecado!
No nos atrevemos a pensar que hay fuerzas en el mundo que Dios no puede controlar. Simplemente no están allí. No nos atrevemos a pensar que hay eventos que Dios no puede controlar. Simplemente no es verdad. Entonces podemos mirar a las guerras horribles de la historia y decir que prueban la furia de un Dios que está justamente enojado por el pecado y trae el castigo del pecado. Todo el derramamiento de sangre, las lágrimas, todos los llantos, todo el dolor, toda la muerte en el mundo demuestran que hay un Dios temible, digno de ser temido, y que Su ira se derrama sobre el pecado. ¡O temible Dios! ¡O, Dios grande y temible!
La próxima semana vamos a ver cómo Dios fue terrible en castigar los pecados de Israel. Pero vamos a terminar esta noche pensando en el Infierno terrible y espantoso de Dios. Dios es más a menudo odiado por la doctrina del Infierno que por cualquier otra razón. Los ateos como Voltaire, Thomas Paine, H. G. Wells, Robert Ingersoll, odiaban la idea del Infierno y culpaban a Dios por el Infierno. Pero los ateos no son los únicos que odian el Infierno. Cada uno de los cultos modernos rechaza el Infierno eterno del que se habla en la Biblia. ¡Piensa en ello! Cada culto moderno – los Mormones, los Testigos de Jehová, la Ciencia Cristiana, Nueva Era, todos ellos, sin una sola excepción, odian la idea misma del Infierno y ¡el Dios que manda a la gente allí!
Podríamos esperar que los ateos y los miembros de los cultos odiaran y rechazaran el Infierno. Pero hay muchos Cristianos falsos hoy que también rechazan el Infierno eterno y el Dios que envía a los pecadores allí. Es muy difícil conseguir que los miembros de la iglesia crean que muchos de los seminarios evangélicos rechazan el Infierno eterno. Me gradué en un seminario Bautista Sureño y de un seminario Presbiteriano en el que se rechazó al Dios grande y temible de la Biblia, y donde el fuego eterno del Infierno fue ridiculizado y rechazado. Rob Bell se llama a sí mismo un evangélico, pero él ha escrito varios libros que atacan el castigo eterno en el Infierno, y al Dios grande y temible que envía a los pecadores perdidos allí. Rob Bell aprendió a rechazar lo que la Biblia enseña sobre el Infierno, cuando él estudió en el Seminario Teológico Fuller, que se encuentra en Pasadena, California. Cuando yo estaba asistiendo el Seminario Teológico Bautista de Golden Gate en la década de 1970, los profesores nos dijeron que leyéramos y estudiáramos la Biblia del Intérprete [Interpreter’s Bible]. El Dr. George A. Buttrick fue el editor de ese comentario que ataca todas las doctrinas importantes de la fe Cristiana. El editor, el Dr. George Buttrick, atacó el Dios grande y temible de la Biblia. Él dijo: “Tal Dios, sugerimos, se había ganado el veredicto del escéptico Francés [Voltaire]: ‘Tu Dios es mi Diablo’”. Así este liberal, comentarista que rechaza la Biblia, ¡se atrevió a llamar al Dios grande y temible de la Biblia Diablo! El Dr. G. Bromely Oxnam, el obispo liberal Metodista de Washington, D.C., llamó el Dios grande y temible de la Biblia “un sucio abusador”. Oí a liberales no salvos que rechazaban la Biblia decir cosas como estas en el seminario Sureño Bautista y el Presbiteriano de donde me gradué. Al principio pensé que estos profesores estaban confundidos y que podría razonar con ellos y ganarlos con un punto de vista Bíblico. Pero finalmente me di cuenta del hecho de que nunca habían nacido de nuevo. Satanás, el dios de este mundo “cegó el entendimiento de los incrédulos” (II Corintios 4:4).
Toma por ejemplo el extraño caso de Daniel P. Fuller. Su padre fue el conocido evangelista Charles E. Fuller. Pero su padre era un “decisionista”. Su propio hijo levantó la mano, dijo una oración, y fue bautizado cuando era pequeño, sin una verdadera conversión. Cuando comenzó el Seminario Fuller, Charles Fuller amaba a su hijo más que la Palabra de Dios. Dejó a su hijo ir a Basilea, Suiza para estudiar con liberales como Karl Barth. Daniel Fuller volvió, se unió a la facultad del seminario de su padre, y abrió el camino para que se hiciera liberal (véase Harold Lindsell, Ph.D., “The Strange Case of Fuller Theological Seminary,” The Battle for the Bible, Zondervan Publishing House, 1976, pp. 106-121).
“Un pecador destruye mucho bien” (Eclesiastés 9:18).
El liberalismo del Seminario Fuller tiene sus raíces en la mente ciega de Daniel P. Fuller. Un hombre que no ha sido humillado y convictado y convertido sólidamente por Dios fácilmente es llevado hacia el liberalismo, el rechazo de la infalibilidad de la Escritura, y una aversión hacia el Dios grande y temible que envía a los pecadores al Lago de Fuego. ¡Por lo tanto no debemos dejar que los jóvenes de nuestra iglesia “pasen” como conversos a menos que sean humillados por Dios, convictados de pecado, y regenerados por el Espíritu Santo a una fe viva en el Señor Jesucristo!
El Dios grande y temible envía a los pecadores no convertidos a las llamas eternas del Infierno. Pero el Infierno es tan terrible que debe hacer toda persona que piense temblar de miedo. El Infierno es una señal de la furia de un Dios terrible, temible que aborrece el pecado y que debe castigarlo.
El Dr. Rice dijo: “Es horrible que el Infierno sea un lugar de fuego. Leí de un accidente de avión. Un piloto fue atrapado en el avión que chocó y se incendió. Poco a poco el fuego quemó al piloto que gritaba y lloraba...que le pidió a la gente que le disparara hasta que por fin un oficial [policía] le dio un balazo en el cerebro para detener el sufrimiento del hombre que no pudieron salvar, ¡no pudieron rescatar! Estaba tan horrorizado con la idea de la tortura de ese hombre que se quedó conmigo durante varios días. Pero Dios grande, temible, digno de ser temido, ¡cómo será en el Infierno, donde hay un lago de fuego y azufre ardiendo para siempre!... ¡El tormento continúa! ¡El fuego sigue ardiendo! Los hombres todavía recuerdan sus oportunidades perdidas, su rechazo de Cristo, ¡su gran pecado! Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos [Apocalipsis 14:11]. Ellos no tienen descanso durante el día. La noche no trae la paz y el ciclo interminable de tormento continúa. No hay esperanza de reconciliación con Dios, no hay oportunidad de futuro para el arrepentimiento. De hecho, ni siquiera hay tendencia hacia el arrepentimiento...en el Infierno. Qué Dios terrible, que establece un castigo para los pecadores impenitentes” (Rice, ibíd., p. 27).
Les digo esta noche que este es el Dios grande y temible de la Biblia. Y este es el Dios del que no has pensado en profundidad. De hecho, casi nunca piensas en él cuando estás solo en la noche. ¿Estoy tratando de asustarte? ¡Sí, por supuesto! Porque si nunca te asusta el Dios de Jacob, Moisés y Pablo, no hay esperanza para ti en lo absoluto. La Biblia dice: “Teme a Jehová, y apártate del mal” (Proverbios 3:7). Que el temor de Dios te mueva a buscar a “Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre” (Romanos 3:24-25). A menos que encuentres a Cristo, tus pecados no serán limpiados por Su sangre, y enfrentarás la ira y la furia del Dios grande y temible. Como un viejo himno del segundo Gran Despertamiento dice:
Un Dios airado – un Juez severo –
¡Qué justo, que santo en el Señor!
Mientras los Cristianos esperan con humilde temor,
Que los pecadores tiemblen de Su Palabra.
Su ley condena al impío ahora,
Y [juicio] sella su terrible condena;
Pero ira, aunque lenta y no se ve,
explotará, y quemará en el más allá.
(Traducción libre de “God Angry With the Wicked” por L. M. Lee, no fecha;
de Village Hymns for Social Worship, compilado por
Dr. Asahel Nettleton, 1997 reimpresión, International Outreach,
P. O. Box 1286, Ames, Iowa 50014).
Por favor pónganse de pie y canten himno número 4, “Jehová Cargó en Él”, al son de “Sublime Gracia”.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por el Dr. Kreighton L. Chan: Apocalipsis 14:9-12.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“God Angry with the Wicked” (por L. M. Lee, no fecha).