El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.
Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.
Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.
A JACOB AMÉ, por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo de Los Ángeles “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” |
Hemos estado leyendo el Libro de Génesis en nuestro estudio diario de la Biblia. Recientemente hemos leído el relato de Jacob y Esaú. Ellos eran los hijos gemelos de Isaac y Rebeca. Leemos en el libro de Malaquías: “¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí” (Malaquías 1:2, 3). En el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo cita a Malaquías. Él dijo: “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Romanos 9:13). ¿Por qué Dios amó a Jacob y a Esaú aborreció? En cierto modo Jacob era realmente peor pecador que Esaú. Jacob era un mentiroso y un ladrón. Sin embargo Dios amó a Jacob y a Esaú aborreció. ¿Por qué fue así? Pablo nos dice, que teológicamente, Jacob era uno de los elegidos, y Esaú no (Romanos 9:11). Pero, ¿cómo pasó esto en sus vidas? Si nos fijamos en el relato de Jacob y su hermano Esaú, vemos la diferencia principal entre estos dos hombres.
I. Primero, Esaú era una persona que no pensaba acerca de Dios.
Si tú lees la vida de Esaú en el Libro de Génesis, descubrirás que él no menciona a Dios ni una sola vez. Hebreos 12:16 llama a Esaú un “profano”. La palabra Griega traducida como “profano” es "bebēlos”. W. E. Vine, dijo que esta palabra significa alguien que “carece de toda relación o afinidad [o conexión] con Dios”. Esaú nunca pensó en serio acerca de Dios. Dios no estaba en sus pensamientos.
Esaú era un cazador, lo que podríamos llamar un “amante de la naturaleza”. Al regresar de un viaje de caza un día vio a Jacob cocinando un guiso. Jacob ofreció un plato del guiso a Esaú a cambio de su primogenitura ya que Esaú era el hijo mayor. Esaú menospreció la primogenitura y se la dio a Jacob a cambio de un plato de comida. Moody dijo: “Ninguna comida excepto el fruto prohibido ha sido [cara] como la de este guiso”. Esaú quería satisfacer su apetito físico, por lo que perdió su bendición espiritual y la de sus descendientes.
Varios años pasaron. Isaac estaba ya muy viejo y ciego. Llamó a Esaú y le pidió que fuera de cacería y le hiciera el guiso que a él le gustaba comer. Mientras Esaú iba de caza, la madre de Jacob cocinó un cabrito y le hizo a Isaac la vianda que a él le gustaba comer. Jacob tomó la carne para su padre y se hizo pasar por Esaú. Él engañó a su padre ciego y viejo, Isaac bendijo a Jacob, creyendo que era Esaú. La bendición fue profética, y literalmente se cumplió, porque Isaac habló por inspiración.
Cuando Esaú regresó de la caza, se enteró de que Jacob le había robado la bendición. Esaú buscó esta bendición también, pero ya era demasiado tarde. El Libro de Hebreos dice:
“No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreos 12:16-17).
Ten en cuenta que Esaú buscó la herencia y la bendición, pero no buscó a Dios. Él “la” buscó con lágrimas pero él no buscó a Dios. Él buscó “la bendición” con lagrimas, pero nunca buscó a Dios. Ya ves, Esaú nunca pensó mucho acerca de Dios. Dios no estaba en sus pensamientos. Y, así, Dios dijo: “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Romanos 9:13).
Ese fue su fracaso. ¡Esaú nunca pensó en Dios! Esaú nunca mencionó a Dios en el Libro de Génesis. Piensa en ello – Esaú nació y se crió en la casa del Patriarca Isaac – ¡y sin embargo él nunca mencionó el nombre de Dios!
Puedes crecer en la iglesia y sin embargo nunca piensas en Dios cuando estás solo. Pero recuerda, ¡que es sólo cuando estás solo que cuenta! De lo contrario “Dios” es sólo una palabra que utilizas en la iglesia, que no tiene ningún significado real en tu vida. La Biblia dice: “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (Salmo 10:4). Podríamos traducirlo: “En todos sus pensamientos no hay lugar para Dios”. ¿Piensas en Dios cuando estás solo? ¿Oras a Dios cuando estás solo? ¿Alguna vez cuando estás solo piensas en que has ofendido a Dios? ¿Alguna vez cuando estás solo te sientes culpable, porque Dios ha visto tu pecado? “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (Salmo 10:4) – ¡en todos sus pensamientos no hay lugar para Dios!
“La altivez de su rostro” se refiere a una mirada de burla, de escarnio. En mi mente puedo ver el rostro de uno de los jóvenes que pasaron por nuestra iglesia hace mucho tiempo. Puedo ver su rostro burlador, sin Dios, aunque hace tiempo que he olvidado su nombre. He visto ese tipo de cara muchas veces a través de los años en varias iglesias. Fueron rostros “profanos”, rostros que mostraron que carecían de toda relación o conexión con Dios. Hace unos días alguien me mostró una fotografía de algunas personas que una vez asistieron a nuestra iglesia. ¡Fue una imagen impactante! Estas eran personas que en un tiempo vinieron aquí todos los Domingos. Pero, uno a uno, se fueron de la iglesia. Cuando estaban aquí se veían bien. Pero ahora, en esta foto, se miran diabólicos. Sus caras estaban retorcidas de una manera alarmante. Parecían diabólicos infernales, como las personas que te asustarían si los encuentras en una calle oscura. Puedes estar seguro de que nunca piensan en Dios ahora. “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” – ¡en todos sus pensamientos no hay lugar para Dios!
Cuando yo tenía trece años de edad mis vecinos me llevaron a una iglesia Bautista en Huntington Park, California. Al principio pensé que todos los jóvenes en esa iglesia eran Cristianos. Pero, cuando llegué a conocerlos mejor, me di cuenta de que se burlaban del pastor cuando estaban solos. Descubrí que contaban chistes sucios y se burlaban de los himnos que cantábamos. Después de un tiempo me enteré de que algunos de ellos estaban “besuqueándose” e incluso tenían relaciones sexuales. Recuerdo que pensé: “¿Cómo puede esta gente decir que solo ellos son salvos, y todas las demás personas en el mundo van al Infierno?” Después de todo, “habían pasado al frente”. Después de todo, habían dicho la “oración del pecador”. Después de todo, ¡habían sido bautizados!
Cuando prediqué mi primer sermón, lo dirigí a ellos. El líder de los jóvenes me llevó a otro lugar y me dijo que estaba equivocado, que nunca debía predicar así de nuevo. Yo estaba triste. Pero poco después ese líder de los jóvenes fue expulsado de la iglesia por tener relaciones sexuales con algunos de ellos. Dios parecía decirme: “¡Continúa, Roberto. Tú predicas para mí, y no te preocupes por lo que la gente malvada dice!”. Esa ha sido mi norma durante 53 años – ¡y yo no voy a cambiar! Ezequiel es mi ejemplo. Él dijo:
“Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor… no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde. Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes” (Ezequiel 2:4, 6-7).
Alguien dijo: “Ocúpate de lo tuyo”. ¡Eso es asunto mío! ¡Eso es lo que Dios me llamó a hacer! ¡Mi negocio es decirte que eres tan impío como Esaú! ¡Mi negocio es decirte que no eres un Cristiano! Mi negocio es decirte que vas al Infierno – ¡a arder en las llamas para siempre! ¡Y para siempre! ¡Y para siempre! ¡Y para siempre! ¡Y para siempre! ¡Eso es asunto mío! ¡Es mi negocio decirte que sólo puedes ser salvo por Jesucristo! ¡Eso es asunto mío! ¡Si no eres limpio por la Sangre de Jesucristo, te quemarás en agonía para siempre en el Lago de Fuego! ¡Eso es asunto mío! Si tú eres tan ateo como Esaú, entonces no hay esperanza para ti – ¡ya sea en este mundo, o en el mundo por venir!
“A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Romanos 9:13).
Esaú era una persona que no pensaba en Dios. Él nunca mencionó a Dios aunque sea una vez en el Libro del Génesis. ¡En todos sus pensamientos no había lugar para Dios!
Ahora, te pregunto, ¿Alguna vez piensas tú en Dios cuando estás solo? ¿Alguna vez Dios se apoderó de tu mente y corazón? En los últimos meses dos mujeres jóvenes del mundo han venido a nuestra iglesia. Sus familiares no son Cristianos. Nunca habían escuchado predicación de este tipo en toda su vida. Pero se dijeron así mismas, “Esto está bien. Esto es lo que Dios dice en la Biblia. Esta es la verdad”. Ambas vinieron a Jesús rápidamente y fueron salvas de sus pecados por Él. Ahora pueden decir: “¡Nuestros pecados están lavados por la Sangre de Jesús! ¡Jesús nos ha salvado!” ¡Oh, cuánto oramos que esta sea tu experiencia también! Pero esa nunca será tu experiencia a menos que estés consciente de Dios, y pienses en Dios. Algunos de ustedes están tratando de ser convertidos. Estás muy triste porque no eres convertido. ¿Pero estás pensando realmente en Dios? ¿Estás pensando que has pecado contra Dios – o solo estás tratando de ser convertido – sin pensar en Dios? ¿Podría ser ese tu caso? Y eso nos lleva al segundo punto.
II. Segundo, Jacob era una persona que sí pensaba acerca de Dios.
Y Dios dijo:
“A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Romanos 9:13).
No me malinterpreten. Jacob era un pecador. Le mintió a su padre Isaac. Robó la primogenitura de su hermano. Él era un mentiroso y un ladrón. Pero mediante la gracia tuvo conciencia de Dios, y Jesús lo salvó. No al principio, claro está. Tuvo que huir de su casa para escapar de la ira de su hermano. Tenía miedo de que Esaú lo matara por haberle robado su primogenitura. Se escapó y estuvo solo en el desierto. Durmió en el suelo con almohada de piedras bajo su cabeza. Dios vino a él en un sueño. Y Dios le dijo: “Yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres” (Génesis 28:15). Y Jacob “despertó de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” (Génesis 28:16-17).
Él “despertó de su sueño” ¡y al fin supo que Dios era real! ¡Qué ilustración de “despertamiento”! Cómo oramos que tú también te despiertes del sueño de la muerte y te des cuenta, al fin, que “el Señor está en este lugar”. Jacob no fue convertido allí, pero finalmente se dio cuenta de que Dios es real. Sin embargo siguió llamando a Dios “el Dios de mi padre.” Él dijo: “El Dios de mi padre ha estado conmigo” (Génesis 31:5). Finalmente sabía que Dios era real, pero Él era “el Dios de mi padre”. Eso no es suficiente. Dios no debe ser el Dios de tu padre, o el Dios del pastor, o el Dios de alguien más. ¡Él tiene que ser tu Dios!
Jacob tuvo que pasar por muchas experiencias terribles antes de que el Dios de su padre se convirtiera en su Dios. Por fin, después de mucho tiempo de miseria en un país extranjero, él regresaba a su casa. Sin embargo todavía tenía miedo de que su hermano Esaú lo matara. Él envió a su familia de vuelta a casa delante de él, y la Biblia dice, “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba” (Génesis 32:24). El Dr. John Gill (1697-1771) dijo que el “hombre” con quien Jacob luchó fue el Cristo pre-encarnado. Jacob estaba solo cuando por fin encontró a Cristo. Nadie puede ir contigo cuando eres convertido. Aún en el cuarto de consejo tienes que ir solo a Jesús.
Después de luchar con Cristo toda la noche, Jacob fue convertido. Jesús dijo: “Esforzaos a entrar” (Lucas 13:24). La palabra Griega traducida “esforzaos” es “agonizomai”. De allí sale la palabra “agonía” en Español. Jacob pasó por la agonía aquella noche. Jacob luchó para encontrar la bendición de Cristo. Él le dijo a Cristo: “Yo no te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26). Cristo lo pudo haber matado fácilmente en esa lucha, pero en vez Jesús lo bendijo y lo salvó y le cambió el nombre de Jacob a Israel (príncipe de Dios). “Y llamó Jacob el nombre del lugar Peniel [la cara de Dios], Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (Génesis 32:30).
Oh, ¡algunos de ustedes han estado luchando con Jesús! ¡Qué confusión ha causado en tu mente y tu corazón! Agarra a Jesús. Dile a Jesús: “No te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26). ¡Jesús te bendecirá! Te salvará de tu pecado. La Biblia dice: “Y lo bendijo allí” (Génesis 32:29). ¡Agarra a Jesús y Él te bendecirá, también! Él murió en la Cruz para pagar por tu pecado. Él derramó Su Sangre para lavar tus pecados. Él se levantó de entre los muertos y está vivo en este momento para bendecirte y para salvarte. Cuando te encuentres con Jesús por fe, verás que todo Él es precioso. Entonces podrás cantar esa canción con el Sr. Griffith,
Hubieron nombres que gustaba oír,
Más nunca nombre que amé tanto así
Como Su nombre divino es a mí,
El nombre de Jesús precioso.
El nombre más dulce es Jesús,
Y cual Su nombre es tan dulce Él,
Y por eso yo le amo tanto a Él;
Oh, sé el nombre más dulce es Jesús.
(Traducción libre de “Jesus is the Sweetest Name I Know”
por Lela Long, 1924).
Canta el coro conmigo. Podrás cantarlo de verdad cuando vengas a Jesús y seas salvo por Él. Los que son salvos, cántenlo conmigo ahora.
El nombre más dulce es Jesús,
Y cual Su nombre es tan dulce Él,
Y por eso yo le amo tanto a Él;
Oh, sé el nombre más dulce es Jesús.
(FIN DEL
SERMÓN)
Puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime
“Sermones en Español”.
You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.
La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Malaquías 1:1-3.
El Solo Cantado Antes del Sermón por Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Jesus is the Sweetest Name I Know” (por Lela Long, 1924).
EL BOSQUEJO DE A JACOB AMÉ, por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Malaquías 1:2, 3; Romanos 9:11) I. Primero, Esaú era una persona que no pensaba acerca de Dios, II. Segundo, Jacob era una persona que sí pensaba acerca de Dios, |