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LA PREEMINENCIA DE CRISTO

por Dr. C. L. Cagan

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
La Mañana del Día del Señor, 8 de Enero, 2012

“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:17-18).


La palabra Griega traducida “preeminencia” significa “ser primero”, “primero en rango o influencia” (traducción de Vine’s Expository Dictionary of New Testament Words, Thomas Nelson Publishers, reimpresión de 1985, p. 482; Strong’s Concordance #4409). Podríamos traducirlo como, “tener el primer lugar” o ser “número uno”.

Pero nuestra sociedad quiere quitar a Cristo del primer lugar. No quieren que sea número uno. Ni siquiera quieren mencionar a Cristo en la Navidad. En los últimos años ellos hablan de “las fiestas” en lugar de “Navidad”. Ahora hablan de “regalos de fiestas” en vez de “regalos de Navidad”, “tarjetas de las fiestas” en vez de “tarjetas de Navidad”, “fiestas de la época” en vez de “fiestas de Navidad”, y “las ventas durante las fiestas” en vez de “ventas de Navidad”. No quieren mencionar a Cristo para nada. El mundo ha quitado a Cristo lo más que puede. ¡No le quieren dar el primer lugar, ni aún en Su cumpleaños!

A menudo los nuevos-evangélicos también son culpables de quitar a Cristo del primer lugar. Con frecuencia reemplazan el símbolo de la Cruz con una paloma, pasando así el Espíritu Santo al primer lugar en su pensamiento, por delante de Cristo.

Pero Cristo es el primero y debe ocupar el primer lugar. ¡Él debe ser número uno! Él es más importante que cualquiera en todo el mundo. Él es más importante que el mundo mismo. Él debe tener la preeminencia. Hoy quiero resaltar tres puntos sobre la preeminencia de Cristo.

I. Primero, Cristo es número uno con respecto a quién es Él.

Los liberales te dicen que Jesús fue un gran maestro humano, pero Él es mucho más que eso. Los Musulmanes te dirán que Él es un profeta, pero Él es mucho más que eso. En quién Él es, Cristo no es menos que Dios. La Biblia dice:

“En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”
       (Colosenses 2:9).

Cristo es deidad en igual medida que Dios, como lo son el Padre y el Espíritu Santo. La Biblia dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3).

Cristo es la Segunda Persona de la Trinidad. Él es el Creador de todas las cosas. Él estaba y es “con Dios”. Él fue y es Dios encarnado, Dios en la carne. Tiene una unión personal y comunión con el Padre más profunda de lo que podemos imaginar. Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Jesús dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58), declarando que era eterno – y que Él era Dios Mismo.

Jesús es “el pan de vida” (Juan 6:35), “la luz del mundo” (Juan 8:12), “la puerta” de la salvación (Juan 10:7, 9), y “la resurrección y la vida” (Juan 11:25). Él dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Todo aquel que cree en Jesús, “no morirá eternamente” (Juan 11:26). Jesús es “el autor y consumador de nuestra fe” (Hebreos 12:2), el “Alfa y Omega” (la A y la Z), “el principio y el fin” (Apocalipsis 1:8), y “el primero y el último” (Apocalipsis 1:11).

¿Ves quién es Jesús? Él es Dios Mismo, una de las tres Personas de la Bendita Trinidad, una de los tres que forman la Deidad. Junto con el Padre y el Espíritu, Jesús legítimamente podría decir a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14). Jesucristo no necesita a nadie más de Su existencia. Él nunca fue creado. Él siempre fue y siempre es y siempre será. Él es “del que es y que era y que ha de venir” (Apocalipsis 1:4). Junto con el Padre y el Espíritu, Él no depende de nadie para Su existencia – Él simplemente existe, Él simplemente Es. “Él es el que Es” y eso es todo. ¿Ves quién es Jesús?

La preeminencia de Cristo nos dice algo acerca de la grandeza y la profundidad de tu propio pecado. El tamaño del problema se muestra en la importancia del que lo puede arreglar. Si tienes un dolor de cabeza, puedes quitártelo con una pastilla para el dolor que puedes comprar en cualquier lugar. Si tienes un dolor de dientes, puedes ir a un dentista. Pero si tienes un ataque al corazón o un derrame cerebral, tienes que ir al hospital y ser tratado por especialista.

Pero tu pecado es mucho peor que un ataque al corazón o un derrame cerebral. No puedes arreglarlo tú mismo. Ningún maestro humano puede arreglarlo. ¡Tratar con tu pecado requiere a Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad! Nada te puede ayudar. Necesitas a Jesús y solo a Jesús, “Para que en todo tenga la preeminencia”.

II. Segundo, Cristo es número uno con respecto a lo que Él hizo.

Jesucristo no se quedó en el Cielo con Su Padre, como Él tenía todo el derecho de hacer. En su lugar, entregó el honor y la gloria y vino a sufrir y morir por tu pecado.

La Biblia dice que Él “se despojó a sí mismo...y...se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte, la muerte de cruz" (Filipenses 2:7-8). Jesús era el Hijo de Dios. Pero se despojó a sí mismo. Él se convirtió en un don nadie. Dio un paso hacia abajo y se humilló a sí Mismo – por ti.

Por ti, Jesucristo fue tratado como el peor criminal. No era un criminal, pero sufrió en tu lugar, por el verdadero criminal – . Fue azotado con un látigo Romano hasta que la piel fue arrancada de Su espalda. Le pusieron una corona de espinas en Su frente. Por último Jesús fue condenado a ser crucificado.

Morir en una cruz era la forma más humillante y repulsiva de la ejecución. La ley de Roma afirmó que sus propios ciudadanos no podían ser condenados a esa clase de muerte. Pero eso no le ayudó a Jesús. Él no era ciudadano Romano. El gobernador Romano Poncio Pilato lo “entregó...a ellos...para que fuese crucificado” (Juan 19:16). Jesús fue “despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53:3), tratado como “azotado, herido de Dios y abatido” (Isaías 53:4).

Siglos antes, la misma Palabra de Dios dijo que ser colgado en un madero era la muerte de los malditos. La ley del Antiguo Testamento dice: “Maldito por Dios es el colgado” (Deuteronomio 21:23). El Nuevo Testamento, al hablar de la muerte de Cristo, citó ese versículo cuando dijo: “Maldito todo el que es colgado en un madero” (Gálatas 3:13).

Jesucristo fue condenado a ir fuera de la ciudad, como desecho, como basura, a un cerro llamado “el lugar de la calavera” (Marcos 15:22). “Le crucificaron allí” (Lucas 23:33). Clavaron Sus manos y pies y lo colgaron en esa Cruz a morir la muerte de los malditos. Pero Jesús no respondió con ira. En amor oró por ellos, “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

¿Ves cómo Jesús te ama? Algunas personas de fondo Católico creen que Cristo está enojado con ellos. ¿Pero una persona pasaría por eso por ti si estuviera enojado contigo? ¡No! ¡Jesús sufrió por ti porque te ama!

Ese día Jesús derramó Su sangre y murió – como pago por tus pecados. El Hijo perfecto y sin pecado de Dios tuvo una muerte horrible, en tu lugar, “hecho maldición por nosotros” (Gálatas 3:13). ¿Por qué Cristo, la realidad más alta y el sumo Bien, vino a morir por los malvados, por ti y por mí? No lo puedo comprender. Sin embargo la Biblia nos dice que “también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (I Pedro 3:18).

“¿El justo por los injustos?” dices. A la mente no convertida, eso le parece algo puesto al revés. Pero es la verdad más profunda. Y si vas a tener tus pecados perdonados, serán limpiados de esa manera, lavados por la Sangre del sacrificio de Cristo – o nunca serás perdonado para nada. Solamente Cristo puede salvarte, “Para que en todo tenga la preeminencia”.

III. Tercero, Cristo debe ser número uno en tu propia salvación.

Jesús es preeminente. Él es el primero. ¿Quién podría ser mayor que Jesús, el Hijo del Dios viviente? ¿Quién podría hacer algo mejor que lo que Él hizo? Jesús murió en la Cruz para pagar por tus pecados. Él derramó Su sangre para lavar tus pecados. En el tercer día Él resucitó físicamente de entre los muertos para darte vida. Luego ascendió al Cielo para orar por ti a la diestra del Padre. ¿Quién puede hacer más que eso? ¿Por qué alguien pondría su confianza en otro lugar? ¿Por qué alguien se niega a darle el primer lugar en su salvación? Lamentablemente, la gente no convertida hace exactamente eso.

Muchos de ustedes esperan ser salvos por ser mejores personas, renunciando a algunos pecados. Tú dices: “Creo que Cristo murió por mis pecados...pero lo que realmente necesito hacer es ser mejor persona”. Puedes llamarlo algo más, pero en realidad esperas renunciar a un pecado o dos y ser salvo de esa manera. Te engañas a ti mismo pensando que en realidad eres bueno, o que vas a ser bueno, y luego ofrecerás esta bondad a Dios.

Pero Dios sabe lo que realmente eres. Él sabe que en ti “no mora el bien” (Romanos 7:18). Él sabe que tu corazón es “engañoso sobre todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Él ve tus pecados pasados, presentes y futuros, tus pecados externos e internos abiertos ante Él en el Cielo, escritos en Sus “libros” del juicio (Apocalipsis 20:12). Nada de lo que haces por ti mismo puede borrar tu archivo, porque son tus propias “justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6). ¡Cómo te atreves a ofrecer tales trapos inmundos en lugar de la “sangre preciosa de Cristo...un cordero sin mancha y sin contaminación” (I Pedro 1:19)! Lo que haces es realmente un profundo rechazo y desecho de Jesucristo. Al poner tu esperanza en ti mismo, te niegas a darle a Cristo el primer lugar. No le darás a Él la preeminencia.

Alguien más dice: “Yo creo que Cristo murió por mis pecados”, y espera ser salvo por creer esta doctrina. Una joven dijo: “Yo creía eso en China”. Sí, ¿pero viniste a Jesús? No, no lo hiciste. Yo creía “eso” durante dos años antes de venir a Jesús. Dr. Hymers creyó esas cosas sobre Cristo siete años antes de que fuera convertido. ¿No sabes que los demonios “también creen, y tiemblan” (Santiago 2:19)? ¿Cómo creyendo una doctrina sobre Cristo puede pagar por tus pecados? Tú también te niegas a darle el primer lugar.

Alguien más dice: “Yo oré y le pedí a Jesús que me perdone”. Pero, ¿cómo puede tu oración, o “pedir”, tomar el lugar de Jesucristo Mismo? ¡Eso sería poner a Jesús en el interior de la oración! ¡Eso haría a tu oración más grande que Cristo Mismo! Tú también estás pasando por alto a Jesús, rehusando a darle el primer lugar en tu salvación.

Otros dicen: “No sé cómo confiar en Jesús”. Pero estás poniendo “aprender cómo” en frente de Jesús Mismo. Tú haces el “aprender cómo” más importante que Cristo Mismo. ¡Qué vergüenza! Quieres saber “cómo” y contener a Cristo Mismo en el interior de tu “cómo”. ¡Eso pondría lo que sabes antes de Cristo Mismo! Tú también te niegas a darle la preeminencia.

Algunos dicen: “Yo quiero tener un cierto sentimiento y que eso me pruebe que estoy convertido”. Pero no has mencionado a Jesús para nada, sólo tus sentimientos. ¿Para ti tus propios sentimientos son más importantes que Jesucristo Mismo? Estás poniendo tus sentimientos delante de Jesús Mismo. Tú también te niegas a darle a Cristo la preeminencia. Jesús dijo:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Cuando Cristo dijo eso, Él no sólo quiso decir que las personas que confían en Buda o los dioses Hindúes eran perdidos. También quiso decir que las personas que tratan de “subir” por su bondad, o su creencia doctrinal, o sus sentimientos, o su aprendizaje, están perdidos. ¡Él quiso decir que estás perdido! Nunca irás a ninguna parte sino al Infierno a menos que renuncies a tu confianza en esas cosas y vengas a Jesús Mismo.

Entonces ¿qué debes hacer? La respuesta es clara como el agua – ¡si sólo tu comprensión espiritual estuviera abierta para recibirlo! Nuestro texto dice: “Que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:18). La respuesta es Jesucristo Mismo, quien salva a todos los que vienen a Él. Él dijo: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Si vienes a Cristo, Él no te rechazará. El perdonará tus pecados y salvará tu alma.

En Cristo Mismo tú encontrarás la respuesta a cada pregunta y cada necesidad. La Biblia dice:

“Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén”
       (II Corintios 1:20).

Él es la respuesta. Él es el “Sí”. Todas las respuestas, todo lo que necesitas, está en Jesús. Él no sólo tiene la respuesta, ¡Él es la respuesta!

¡Oh, que alguien deje de buscar respuestas y venga a Él que es la respuesta! ¡Oh, que alguien deje de tratar de aprender cómo, que dejen de tratar de tener el sentimiento correcto, que dejen de tratar de subir a su manera! Renuncia a tus esperanzas vacías y ven a

“Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (I Corintios 1:30).

No es sólo que Jesús tiene sabiduría, justificación, santificación y redención, así como la justicia y todo lo demás que necesitas. Es mucho más que eso. El versículo dice que Cristo Jesús “nos ha sido hecho…sabiduría, justificación, santificación y redención”. El versículo no dice que Cristo te enseñará algo. No dice que Cristo te hará sentir de cierta manera. Significa algo mucho más profundo, que Cristo Mismo va a ser algo para ti. De hecho, ¡Él será todo para ti! Si vienes a Jesús, ¡Él es tu sabiduría, justificación, santificación y redención – y todo lo demás!

¿Has oído eso? ¡Jesús ES sabiduría, justificación, santificación, redención, justicia, y todo lo demás! ¡Jesús ES todo lo que tú necesitas! ¡Jesús es tu respuesta! ¿Te falta justicia? ¡Jesús es tu justicia! ¿Necesitas redención? ¡Jesús es tu redención! ¿Necesitas el perdón ante Dios? ¡Jesús es tu perdón! ¿No puedes encontrar salida del pecado y culpa hacia la conversión y el nuevo nacimiento? ¡Él es tu salida! ¡Él – Jesús –ES todo lo que necesitas! ¡Él ES tu salvación! ¡Jesús y solo Jesús! “Para que en todo tenga la preeminencia”.

Que Dios use este sermón para despertar la mente y abrir el corazón de alguien aquí hoy. Que Dios atraiga a alguien a Jesucristo Mismo. Oro para que así sea. Amén.

(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.

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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Colosenses 1:15-18.
El Solo Cantado Antes del Sermón por Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Jesus, Only Jesus” (por Dr. John R. Rice, 1895-1980).


EL BOSQUEJO DE

LA PREEMINENCIA DE CRISTO

por Dr. C. L. Cagan

“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:17-18).

I.   Primero, Cristo es número uno con respecto a quién es Él,
Colosenses 2:9; Juan 1:1-3; 10:30; 8:58; 6:35; 8:12; 10:7, 9; 11:25;
Juan 14:6; 11:26; Hebreos 12:2; Apocalipsis 1:8, 11; Éxodo 3:14;
Apocalipsis 1:4.

II.  Segundo, Cristo es número uno con respecto a lo que Él hizo,
Filipenses 2:7-8; Juan 19:16; Isaías 53:3, 4; Deuteronomio 21:23;
Gálatas 3:13; Marcos 15:22; Lucas 23:33, 34; I Pedro 3:18.

III. Tercero, Cristo debe ser número uno en tu propia salvación,
Romanos 7:18; Jeremías 17:9; Apocalipsis 20:12; Isaías 64:6;
I Pedro 1:19; Santiago 2:19; Juan 14:6; 6:37; II Corintios 1:20;
I Corintios 1:30.