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LA PROVIDENCIA DE DIOS DEBE DIRIGIR por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles, “Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). |
El Dr. Charles L. Feinberg fue el decano del seminario teológico Talbot Theological Seminary por muchos años. Yo lo conocí en persona porque habló varias veces en la Primera Iglesia Bautista China de Los Angeles, cuando el Dr. Timothy Lin era el pastor. El Dr. Feinberg dijo lo siguiente sobre nuestro texto: “El hombre jamás puede dirigir su vida para lograr bendiciones sin la ayuda de Dios…Nadie puede decidir el curso de su vida. Dios tiene la ultima palabra” (traducción literal de Charles L. Feinberg, Th.D., Ph.D., Jeremiah: A Commentary, Zondervan Publishing House, 1982, p. 95; comentario de Jeremías 10:23).
“Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”
(Jeremías 10:23).
Este verso viene después de que Jeremías lamenta tristemente que el pueblo de Judá iba a ser llevado en cautiverio a Babilonia. Jeremías dijo: “Conozco, oh Jehová”. El profeta hablaba del hecho de que él bien sabía – que lo que sucede en este mundo no está bajo nuestro control. Dios es Todopoderoso. Por Su providencia Él rige todo lo que nos sucede. Como lo dijo el viejo himno que el Sr. Griffith cantó:
De Dios el mundo es, yo no olvidaré
Que si el mal parece triunfar, Dios es quien rige aquí.
(Traducción libre de “This is My Father’s World”
por Maltbie D. Babcock, 1858-1901).
Como dijo el Dr. Feinberg, en su comentario de nuestro texto: “Nadie puede decidir el curso de su vida. Dios tiene la ultima palabra”.
“Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”
(Jeremías 10:23).
“Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”. Nosotros podemos decidir hacer algo, pero Dios nos puede detener de hacerlo al ponerle un obstáculo. Tú puedes decidir hacer esto o aquello. Pero aun si eres joven y fuerte, Dios podría hacer imposible que lo hagas. Vimos esto la semana pasada en el ministerio de Pablo y sus asistentes, por la providencia de Dios, fueron forzados a ir a Filipos, cuando guiaron a Lidia a Cristo. Al principio tuve la idea de ir a Hong Kong o Taiwán como misionero a los Chinos. Pero Dios me detuvo por una serie de eventos.
Otra persona podría ser detenida de hacer lo que esperaba por alguna enfermedad, u otro evento que la detenga de hacer lo que había planeado. Cuando comienzas a darte cuenta de que no estás en control de tu vida, dirás con el profeta: “Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.
Una de las razones principales por la que no debemos tratar de controlar nuestras propias vidas es porque nuestros corazones son malvados. Aun después de la conversión no podemos confiar en los sentimientos y pensamientos de nuestros corazones – porque aun hay trazos del pecado que nos engañan. Es por eso que la Biblia dice:
“El que confía en su propio corazón es necio”
(Proverbios 28:26).
En estos días extraños de apostasía a menudo oímos gente decir: “Dios me llevó a hacer esto o aquello”. Todos nosotros que hemos pasado por un tiempo de gran convulsión en nuestra iglesia, oímos a gente decir: “Dios me dirigió a dejar la iglesia”. Lo que quieren decir es que ellos se querían ir. Dios no tuvo nada que ver con eso. “Ni del hombre que camina es ordenar sus pasos”.
La gente que es grandemente bendecida en su vida Cristiana es la que es conservadora en las grandes decisiones de la vida – tal como en donde deben trabajar, con quien deben casarse, y a cual iglesias deben unirse.
En mi propia vida jamás tomé una decisión importante basada en un sentimiento. He sido miembro activo de solo tres iglesias. A todas llegué por hechos de la providencia Divina. Permanecí como miembro de la iglesia China por veinticuatro años. Aunque comencé una iglesia cerca de San Francisco, nunca me uní a ella. Solo me uní a esta iglesia a mediados de los ochentas. Mi parecer siempre ha sido de no dejar repentinamente ninguna iglesia de la cual era miembro, o de un modo en que no pueda volver después. Siempre ha sido mi póliza jamás irme de alguna iglesia de la cual era miembro aunque hubiera dificultades o pruebas. Nunca me iría aunque sintiera ganas de irme. Siempre he creído que lo mejor es que el hombre o mujer permanezca en una sola iglesia toda su vida. El matrimonio es un hombre y una mujer juntos para toda la vida. Y el Apóstol Pablo comparaba el matrimonio entre un hombre y una mujer al matrimonio de Cristo y la iglesia. Él dijo:
“Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Efesios 5:32).
Después de años de ver gente tropezar quienes dijeron haber sido “llevados” a dejar su iglesia, me he vuelto muy desconfiado de los que “se van”. El Apóstol Pablo nos exhorta “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera” (Efesios 4:14). Yo creo en la iglesia local. Creo que debemos ser “firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” en nuestra iglesia local (I Corintios 15:58).
En vez de confiar en nuestros propios corazones sobre este asunto, debemos buscar el consejo del pastor y los diáconos. La Biblia dice: “En la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). La Biblia dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas” (Hebreos 13:17). O sea, “obedeced a vuestros líderes”. El Dr. John Gill (1697-1771), comentador Bautista clásico, dijo sobre Hebreos 13:17:
Sus guías espirituales y gobernadores…a estos nos exhorta el apóstol que obedezcamos: constantemente atendiendo a la palabra que ellos predican, y escuchándola…porque una conducta contraria es peligrosa para las almas, y resentida por Dios…y atendiendo sus consejos y exhortaciones…porque son padres espirituales, y los hijos deben obedecer a sus padres…y son pastores del rebaño, a quienes las ovejas deben seguir (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, publicada primeramente en 1809; reimpreso por The Baptist Standard Bearer en 1989, tomo III, p. 489; comentarios sobre Hebreos 13:17).
“Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”
(Jeremías 10:23).
Hasta el día de hoy yo no pienso tomar decisiones importantes sin buscar el consejo de nuestro diácono principal, y a menudo de los otros diáconos en nuestra iglesia también. “En la multitud de consejeros hay seguridad”.
A menudo nos damos cuenta de que la gente que deja su iglesia ha tenido una conversión falsa. El Apóstol Juan dijo:
“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (I Juan 2:19).
El Dr. Gill dijo que I Juan 2:19 habla de aquellos
…que profesaron religión, eran miembros de la iglesia, pero…se retiraron de la iglesia, o iglesias a las que pertenecían…pero no eran verdaderamente regenerados por la gracia de Dios, y aparentemente no eran del número de los elegidos de Dios: pese a su profesar y comunión con la iglesia, eran del mundo, y no de Dios (traducción de John Gill, D.D., ibid., pp. 630-631; nota sobre I Juan 2:19).
Albert Barnes, en su nota de I Juan 2:19, dijo:
Esto afirma, sin ambigüedad o calificaciones, que si hubiesen sido Cristianos verdaderos hubieran permanecido en la iglesia (traducción de Albert Barnes, Notes on the New Testament, Baker Book House, reimpreso en 1983, p. 303; nota sobre I Juan 2:19).
El Apóstol Judas dijo:
“Estos son los que causan divisiones: los sensuales, que no tienen al Espíritu” (Judas 19).
El Dr. Gill dijo que Judas 19 se refiere a aquellos que se separan “de la adoración verdadera, ordenanzas, y disciplina de la casa de Dios…y hacen divisiones y separación entre las iglesias, para fines mundanos, y por orgullo…como si supieran más, y fueran más santos, y más espirituales que otros hombres: cuando ellos…a lo más eran hombres naturales…por lo tanto “no tienen al Espíritu” (traducción de John Gill, D.D., ibid., p. 679; nota sobre Judas 19).
Para evitar tal apostasía, recordemos, “Ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Si Dios te trajo aquí por Su providencia, oramos que te atraiga a Jesús por Su gracia. Y cuando seas convertido oramos que te quedes y seas un pilar en esta iglesia local.
Hace poco oí de otro pastor cómo el Tabernáculo de Spurgeon en Londres, fue salvado. El pastor me dijo que el Dr. Peter Masters habló allí hace cuarenta años, cuando solo quedaban 35 familias allí. Ellos le pidieron al Dr. Masters que fuera a ser su pastor. Me dijeron que el Dr. Masters aceptó con una condición que aquellas 35 familias prometieran quedarse con él por el resto de sus vidas. Mi amigo pastor me dijo que, de las 35 familias, los que no han muerto todavía siguen en la iglesia cuarenta años después. Es una iglesia de ciudad central, como la nuestra. No es fácil quedarse en la ciudad central. Aquellas 35 familias se podían haber jubilado y partido al campo. Pero sacrificaron para quedarse en el Tabernáculo de Spurgeon. Hoy esa iglesia tiene más de 1,200 miembros, y evangeliza a dos universidades cercanas. Muchos jóvenes han ido a esa iglesia de aquellas universidades y han sido salvos por fe en Jesús. Y yo les digo a todos esta noche – “¡Id y haced lo mismo!” Amén. De pie, por favor y canta el himno numero ocho en tu hoja de canciones.
Para el tiempo lema dad, que sea excitante, con poder,
Grito de guerra, con ardor para morir o conquistar.
Palabra que nos dé excitación, para obedecer al Salvador.
Es la llamada: Alzaos hoy, ¡Evangeliza, el lema es!
El Evangelio proclamad, en su nombre, ir por doquier;
Se oye por todos los cielos ya, ¡Salid a evangelizar!
A moribunda raza el don del Evangelio traed;
Al tenebroso mundo ya, ¡Salid a evangelizar!
(Traducción de “Evangelize! Evangelize!”
por Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986;
al son de “And Can It Be?” por Charles Wesley, 1707-1788).
Se pueden sentar.
No puedo cerrar este servicio sin explicar el Evangelio de Cristo a aquellos que todavía no han sido convertidos. La raza humana se hundió en el pecado cuando Adán cayó en el Huerto de Edén. Rápidamente las tinieblas y la mala religión se esparcieron por toda la tierra. Dios llamó a la Nación de Israel a ser una luz para los Gentiles. Pero Israel falló en su misión, volviendo a la idolatría. Al fin Dios envió a Jesús, Su Hijo unigénito, del Cielo. Jesús fue a la Cruz, y murió para pagar la pena de nuestros pecados. Él derramó Su Sangre preciosa para limpiarnos de todo pecado. Él fue sepultado en un sepulcro prestado. La puerta del sepulcro fue sellada, y guardias Romanos fueron puestos para vigilarla. Pero el tercer día Jesús resucitó físicamente, carne y huesos, de entre los muertos. Jesús apareció a Sus seguidores vez tras vez por cuarenta días. Finalmente Él ascendió al Cielo, donde está sentado a la diestra de Dios el Padre.
Para ser salvo tú tienes que voltearte de tu pecado y mirar a Jesús. Venir a Jesús. Confiar en Jesús. Creer en Jesús. Él te salvará del juicio de tu pecado. Él te limpiará de tu pecado con Su propia Sangre. “Solo confía en Él, Solo confía en Él, solo confía en Él ahora. Él te salvará, Él te salvará, Él te salvará ahora”. ¡Amen!
(FIN DEL SERMÓN)
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en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.
You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
write to him at P.O. Box 15308, Los Angeles, CA 90015. Or phone him at (818)352-0452.
La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: I Juan 2:15-19.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“This Is My Father’s World” (por Maltbie D. Babcock, 1858-1901).