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DAD GRACIAS A ÉL Y BENDECID SU NOMBRE por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles, “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, [dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4). |
Estoy sacando esas palabras, “[dad gracias a él y] bendecid su nombre”, para mi texto esta noche. No voy a hablar mucho tiempo porque sé que tienen hambre – y un gran banquete de Acción de Gracias nos espera arriba en la sala de compañerismo. El Dr. John R. Rice dijo:
Los Padres Peregrinos que habían venido a América para hacer su hogar en tierra silvestre, donde ellos [podían] tener la libertad de adorar a Dios según los dictados de su conciencia, tuvieron la primera cosecha en 1621...en medio de muchos peligros [ellos] apartaron un día para Acción de Gracias a Dios. Ese día ellos festejaron y dieron gracias (traducción de John R. Rice., D.D., “Count Your Blessings,” in Great Preaching on Thanksgiving, Sword of the Lord Publishers, 1987, p. 65).
D. L. Moody agregó este detalle:
Se dice que en un momento de gran desaliento entre los primeros pobladores...se propuso en uno de sus [servicios de iglesia] proclamar un ayuno. Un viejo granjero se levantó [y] habló que ellos provocaban [a Dios] con sus quejas. [Él] mostró que ellos tenían mucho que agradecer, y propuso que en lugar de [tener] un día de ayuno, deberían [tener] un día de acción de gracias. Así se hizo, y la costumbre se ha mantenido desde entonces (D. L. Moody, ibid., p. 128).
Y el Dr. W. B. Riley dijo:
La costumbre del Día de Acción de Gracias se originó con los Peregrinos de Plymouth en 1621...se hizo oficial cuando George Washington proclamó el Jueves, 26 de Noviembre de 1789 como un día nacional de acción de gracias...[y se convirtió en una fiesta nacional anual] cuando en el año de 1863 Abraham Lincoln estableció el último Jueves de Noviembre como la fecha en que la gente debía reunirse reúne en sus iglesias y reconocer la “gracia de Dios” (W. B. Riley, D.D., ibid., p. 229).
Así Acción de Gracias es un día festivo Estadounidense, basado en la tradición de nuestros antepasados Protestantes y Bautistas. Y es una cosa muy Bíblica de hacer, hacer una pausa y dar gracias a Dios. Nuestro texto dice:
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Yo nunca celebro Acción de Gracias sin pensar en mi madre. Era su fiesta favorita. Ella dijo: “Arruinaron la Navidad y el Año Nuevo, pero el buen Día de Acción de Gracias sigue siendo el mismo”. Mi madre no fue salva hasta que cumplió ochenta años de edad. El Dr. Cagan la guió a Cristo. La bauticé el día 4 de Julio de 1993. El himno favorito de mi madre fue la canción que cantamos cada Acción de Gracias, “Bendiciones Tuyas, Cuéntalas”.
Cuando combatido por la adversidad,
Creas ya perdida tu felicidad,
Bendiciones tuyas, enuméralas,
De lo que Dios hizo te sorprenderás.
Bendiciones tuyas, cuéntalas,
Bendiciones cuantas tú verás,
Bendiciones tuyas, cuéntalas,
Lo que Dios ha hecho luego tú verás.
(Traducción libre de “Count Your Blessings”
por Johnson Oatman, Jr., 1856-1926).
Cada vez que cantamos esa canción, mi madre decía, “¡Oh, Roberto, de verdad debemos contar nuestras bendiciones, y nombrarlas una a una! ¡De verdad es sorprendente lo que Dios ha hecho! ”
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Debemos dar gracias a Dios por la Biblia – Su santa Palabra. La Biblia fue dada por inspiración. Las mismas palabras de las Escrituras Hebreas y Griegas fueron “sopladas” por el Espíritu de Dios. Sin la Biblia nunca hubiéramos sabido de la Trinidad, la muerte vicaria del Salvador, el nuevo nacimiento, o cualquiera de las doctrinas fundamentales de la fe Cristiana.
“Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (II Timoteo 3:15-16).
El Dr. B. B. McKinney dijo:
Yo sé la Biblia Dios la envió, la Vieja y Nueva también;
Palabra viva, inspirada fue, cierta es la Biblia, yo sé.
Yo sé, yo sé, que cierta la Biblia es;
Divinamente inspirada fue,
Cierta es la Biblia, yo sé.
(Traducción libre de “I Know the Bible is True”
por Dr. B. B. McKinney, 1886-1952).
¡Gracias a Dios que Él nos dio la Biblia!
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Debemos dar gracias a Dios por Su providencia. Yo hablé sobre eso esta mañana – como la providencia de Dios llevó a Lidia de Tiatira a Filipos y luego llevó a Pablo a Filipos, donde predicó a Cristo y ella fue convertida. Pareció que por accidente Pablo fue a Filipos y encontró a Lidia allí. Pero no fue accidente. ¡Fue la providencia de Dios! La Sra. Cook dio un testimonio esta mañana. Ella nos contó que estaba asistiendo a USC, pero por “alguna razón”, tomó una clase que realmente no necesitaba en otra escuela, en UCLA. Uno de los hombres en esa clase era de nuestra iglesia. Él la invitó a venir. Ella dijo que podía sentir la presencia de Dios cuando ella entró en la iglesia. Yo prediqué y ella fue convertida inmediatamente – ¡la primera vez en su vida que había oído un sermón sobre el Evangelio de Cristo! ¡Ella fue a una clase en UCLA por la providencia de Dios! Por cierto, tú estás aquí esta noche por la providencia de Dios. Alguien te invitó, y de alguna manera has venido. ¡Pero no fue por casualidad! ¡No fue por accidente! Tú estás aquí esta noche por la providencia de Dios.
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Debemos dar gracias a Dios por enviar a Su Hijo a esta tierra. El hombre pecó en el Huerto del Edén. Toda la raza humana fue arruinada y perdida. Dios podría muy justamente haber dejado ir a toda la humanidad al Infierno. Pero Dios envió a Su Hijo, el Señor Jesucristo, a este viejo mundo arruinado por el pecado para salvar a todos aquellos que confíen en Él. ¡Jesús fue a la Cruz para pagar el castigo por nuestro pecado, para que podamos ser salvos eternamente y para siempre! El verso más querido en la Biblia es Juan 3:16. Dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Cuando el pecar entró al hogar,
De Adán y Eva en Edén;
Dios les sacó más prometió,
Un Salvador también.
¡O amor de Dios! Brotando está,
Inmensurable eternal,
Por las edades durará,
Inagotable raudal.
(Traducción libre de “The Love of God”
por Frederick M. Lehman, 1868-1953).
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Podría mencionar muchas otras cosas por las cuales dar gracias. Debemos dar gracias a Dios por nuestras familias. Le doy gracias a Dios por mi esposa, Ileana. Ella es un regalo de Dios para mí. Yo pienso que ella es la mejor esposa de pastor en América. La amo con todo mi corazón. Doy gracias a Dios por mis hijos. Me da gusto que ellos están conmigo en la iglesia cada Domingo. Me gusta verlos y pasar tiempo con ellos. Estoy muy agradecido por esta iglesia. Doy gracias a mi Dios cada vez que pienso en las treinta y nueve personas que salvaron nuestra iglesia en un tiempo de gran adversidad. Doy gracias a Dios por todas las nuevas personas jóvenes que están entrando en esta iglesia. Le doy gracias a Dios por nuestros diáconos y otros líderes. Le doy gracias a Dios por las personas que cuidan nuestro edificio y nuestro estacionamiento. Le doy gracias a Dios por los que compran la comida y preparan dos comidas para nuestra iglesia todos los Domingos. Le doy gracias a Dios por nuestros ganadores de almas. Le doy gracias a Dios por nuestros traductores que ponen nuestros sermones en quince idiomas, leídos por miles de personas en todo el mundo en más de 160 países.
“[Dad gracias a él y] bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Pero me estoy centrando en las cosas más importantes. ¡Doy gracias por la Sangre de Jesús nuestro Salvador! ¡Hay un error mortal saliendo de algunas iglesias hoy en día que la Sangre de Cristo ya no existe! Con mis propios oídos oí un prominente maestro Bíblico decir: “La sangre de Cristo cayó en la tierra y pereció”. Si eso es verdad, amigos míos, no tenemos ninguna esperanza de ser limpiados del pecado. Pero, doy gracias esta noche que el maestro Bíblico está equivocado – ¡completamente equivocado! Doy gracias que, “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7). Doy gracias que en el Cielo vamos a cantar alabanzas “al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5).
Y si aún no eres salvo, te ruego que vengas a Jesús. Él está sentado a la diestra de Dios en el Cielo. Él te ama. Él murió y resucitó de entre los muertos para salvarte. Ven a Jesús, y Él lavará todos tus pecados con Su preciosa Sangre – y te dará vida eterna. Y oro que regreses aquí a la iglesia el próximo Domingo para escuchar más acerca de Jesús, y experimentar la alegría y el amor del pueblo de Dios. Amén y Amén!
(FIN DEL SERMÓN)
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You may email Dr. Hymers at rlhymersjr@sbcglobal.net, (Click Here) – or you may
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Salmo 100:1-5.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Love of God” (por Frederick M. Lehman, 1868-1953).