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ABRAHAM – UN TIPO DE LA CONVERSIÓN VERDADERA (SERMÓN #62 SOBRE EL LIBRO DE GÉNESIS) por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1). |
El Dr. A. B. Simpson (1843-1919) dijo que “La fe de Abraham...es verdaderamente, el prototipo de todos los tiempos. Por lo tanto, el patriarca ha sido llamado ‘el padre de todos los creyentes’, Romanos 4:11” (traducción de A. B. Simpson, D.D., The Christ in the Bible Commentary: Old Testament, Wing Spread Publishers, 2009 reimpreso, p. 78).
Yo estoy de acuerdo con el Dr. Simpson en este punto. Abraham es el “prototipo [el principal tipo y ejemplo] de fe de todos los tiempos”. El Apóstol Pablo habló de esos “que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham” (Romanos 4:12). Ese es mi tema esta noche, “Abraham – un Tipo de la Conversión Verdadera”. Por las “pisadas de la fe”, quiero decir lo que Spurgeon dijo: “Llegamos a la fe poco a poco…usualmente llegamos a la fe por etapas” (traducción de C. H. Spurgeon, Around the Wicket Gate, Pilgrim Publications, 1992 reimpreso, p. 57).
En este sermón daré los tres textos principales en Génesis que muestran la verdadera conversión del patriarca Abraham.
I. Primero, el llamado de Abraham.
Por favor volteen al primer texto de nuevo, y léanlo en voz alta:
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”
(Génesis 12:1).
Dios llamó a Abram “estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré” (Hechos 7:2-3).
Dios llamó a Abram fuera de la oscura, idolatría pagana de Ur de los Caldeos. Pero Abram no había obedecido a Dios en su totalidad. Génesis 12:1 dice: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre...” (Génesis 12:1). En cambio, Abram solo en parte obedeció a Dios. Se fue de Ur, pero no dejó atrás al idólatra de su padre. En vez se llevó a Taré y a su sobrino Lot con él. Y en vez de ir a Canaán, él se detuvo en Harán, y se quedó allí hasta que su padre murió (mira Génesis 11:31-32). Arthur W. Pink dijo: “La llamada de Abram nos muestra el punto de partida de la vida de fe. El primer requisito es la separación del mundo...No hay ningún registro de Abram recibiendo más revelación hasta que la llamada [de Dios] había sido obedecida completamente...No es sino hasta que exista una separación real del mundo que la comunión con Dios [a través de Cristo] es posible” (traducción de Arthur W. Pink, Gleanings in Genesis, Moody Press, 1981 edición, pp. 141, 143, 144).
¡Qué ejemplo es esto para nosotros hoy en día! En El Progreso del Peregrino John Bunyan nos dijo de un hombre no salvo que fue llamado, al igual que Abram, pero él tuvo que salir de la “Ciudad de la Destrucción”, y de su propia familia, en su peregrinación hacia la salvación en Cristo.
Dios “os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (I Pedro 2:9). “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Santiago 4:4). “Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos…Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (II Corintios 6:17-18). Esto, por supuesto, no significa unirse a un monasterio, o no tener ningún contacto con el mundo. Jesús dijo:
“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
Muchas veces vemos a los jóvenes vacilantes, como lo fue Abram. Quieren vivir en dos mundos, con sus amigos perdidos durante la semana, y sus amigos Cristianos los fines de semana. ¡Luego se preguntan por qué siguen siendo no convertidos! La razón es simple. Deben decir con Fanny Crosby (1820-1915), “Toma al mundo y Jesús dame”. ¡Cántala!
Toma al mundo y Jesús dame,
Pues el mundo nada es;
Más Su amor es perdurable,
Por los siglos siempre fiel.
(Traducción libre de “Take the World, But Give Me Jesus”
por Fanny Crosby, 1820-1915).
¡Debes tener esa actitud, “Toma al mundo y Jesús dame”, o nunca serás convertido!
Jesús dijo: “Muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). Sólo los que son eficazmente llamados, al igual que Abram, serán parte de “Un linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (I Pedro 2:9). Para los “muchos” el llamado de Dios cae en oídos sordos. “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos” (Mateo 22:14). Como A. W. Pink dijo: “No hay ningún registro de Abram recibiendo más revelación de Dios hasta que Su llamada había sido obedecida completamente” (Pink, ibíd., p. 143).
II. Segundo, la justificación de Abraham.
Por favor volteen a nuestro segundo texto, en Génesis 15:6. Pónganse de pie y léanlo en voz alta:
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”
(Génesis 15:6).
Se pueden sentar. No puedo tomar tiempo en este corto sermón para darte todos los detalles de la vida de Abraham. Solo estoy tomando los tres versículos más importantes en Génesis, para mostrarte “las pisadas de fe de nuestro padre Abraham” (Romanos 4:12).
Aquí, en Génesis 15:6, llegamos al momento en que Abraham fue justificado. Este es un versículo muy importante. Se cita en tres ocasiones en el Nuevo Testamento, en Romanos 4:3, Gálatas 3:6 y Santiago 2:23.
Muchos comentaristas dicen que Abraham fue justificado por creer en la promesa en el versículo cinco. Pero Abram creyó la promesa lo suficiente para obedecer el llamado de Dios mucho antes de Génesis 15:6, porque se nos dice en Hebreos 11:8,
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció [aunque todavía no era salvo] para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Hebreos 11:8).
Sin embargo en Génesis 15:6 se nos dice algo nuevo. Antes de esto, Abram había creído en la existencia del Señor, y que incluso vacilante obedeció al Señor por la tenue luz de la fe que tenía, la cual Spurgeon llamó “la fe antes de la fe” – es decir, la iluminación antes de que uno es en realidad regenerado y convertido.
Sin embargo, en Génesis 15:6 tenemos algo nuevo. Abram no sólo creyó la “promesa”. Más importante, “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). ¡No sólo creyó en la promesa! ¡Oh, no! “Y creyó a Jehová”. C. F. Keil traduce el Hebreo así: “Él creyó en Jehová, y le fue contado por justicia”. El Dr. Keil también dijo que Abram no sólo acentuó lo que Dios dijo, pero confió realmente en el Señor, “con una dependencia firme, interna, personal, de auto entrega a un ser personal... ‘a creer en el Señor’, confiar en Él” (traducción de C. F. Keil, Ph.D., Commentary on the Old Testament in Ten Volumes, William B. Eerdmans Publishing Company, 1973 reprint, volumen I, p. 212).
No es suficiente creer cosas acerca de Dios o Cristo. Actualmente debes creer en Cristo Mismo para ser justificado a la vista de Dios. Como dice el pasaje en Romanos cuatro:
“Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:3-5).
Cuando crees “en aquel” tu fe te es “contada por justicia” (Romanos 4:5).
Esto es lo que Abram hizo ese día, pero no antes de ese día, porque leemos en Génesis 15:18, “En el mismo día [el mismo día ‘que él creyó a Jehová’] el Señor hizo un pacto con Abram.”
En Juan 3:18 leemos estas palabras: “El que cree en él no es condenado” (Juan 3:18). La palabra Griega traducida “en” es “eis”. Que significa “movimiento hacia un lugar o una cosa” (Zodhiates). Tu fe debe ser trasladada a Jesús, a la diestra de Dios en el Cielo. Otra vez la Biblia dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo (Hechos 16:31). La palabra Griega traducida “en” aquí es “epi”, que significa “sobre” (Strong). La idea aquí es que te tires sobre Jesús. Literalmente, “Cree sobre el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Para que tus pecados sean perdonados, y para ser considerado justo, debes ser atraído “a” Jesús (unión con Cristo), y creer “sobre” Él. Lánzate sobre Jesús como un hombre se tira por la ventana de un edificio en llamas “a” y “sobre” la red que los bomberos han extendido por debajo para atraparlo al caer. ¡Lánzate “a” y “sobre” Jesucristo! “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Eso es lo que Abraham hizo ese día. “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6).
Mi fe reposo encontró,
No en credo ni en obrar;
Confío al Eterno yo,
Su llaga abogará.
(Traducción libre de “No Other Plea” por Lidie H. Edmunds, 1851-1920).
Aunque no estoy de acuerdo con el Dr. John MacArthur sobre el Hijo de encarnación y la Sangre de Jesús, estoy de acuerdo con esta nota sobre Génesis 15:6. Él dijo que cuando Abraham “creyó a Jehová”, “¡Abram fue regenerado [renacido] por fe!” (The MacArthur Study Bible, Word Bibles, 1997, p. 36; nota sobre Génesis 15:6). ¡Él está correcto en esto! Pero hay un punto más que sacar sobre Abram, de nuestro tercer texto en Génesis.
III. Tercero, la santificación de Abraham.
Dios llamó a Abram eficazmente. Dios regeneró y justificó a Abram. Y luego Dios le “apareció” a Abram y le llamó de nuevo a vivir una vida santificada. Por favor pónganse de pie y volteen a Génesis 17:1, y léanlo en voz alta:
“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1).
Se pueden sentar. Spurgeon dio esta explicación de Génesis 17:1. Él dijo:
Nosotros [comenzamos] nuestra exposición de la vida de Abram con su llamado, cuando fue llevado fuera de Ur de los Caldeos, y apartado para el Señor en Canaán. A continuación pasó a su justificación, cuando creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y ahora...seguimos el mismo tema a un paso más allá...En el capítulo ante nosotros [Génesis 17] vemos su santidad hacia el Señor...como un recipiente apto para el uso del Maestro. Todos los [efectivamente] llamados son justificados, y todos los justificados son por el Espíritu Santo santificados…
Permítanme recordarles el orden en que vienen las bendiciones. Si hemos de hablar de la santificación o la consagración, no es como lo primero, sino como una elevación de ser alcanzada poco a poco. En vano los hombres pretenden ser consagrados a Dios antes de ser llamados [por] el Espíritu de Dios...Ellos deben aprender qué significa: “Os es necesario nacer de nuevo”, porque de cierto hasta que los hombres entran en la vida espiritual [por] el Espíritu Santo, todo su discurso sobre el servicio de Dios puede ser contestado por Josué: “No podéis servir al Señor”. Hablo de la consagración, pero no como una primera cosa, ni siquiera como una segunda cosa, porque un hombre debe ser justificado por la fe que es en Cristo Jesús, o no poseerá la gracia que es la raíz de toda verdadera santidad; porque la santificación brota de la fe en Jesucristo. Recuerda que la santidad no es una flor, sino una raíz, no es la santificación la que salva, sino la salvación que santifica. Un hombre no es salvo por su santidad, sino que se hace santo porque él ya es salvo...La consagración a Dios le sigue al llamado y a la justificación (traducción de C. H. Spurgeon, “Consecration to God – Illustrated by Abraham’s Circumcision,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, 1976 reimpreso, volumen XIV, pp. 685-686; sobre Génesis 17:1-2).
Una persona que ha tenido una falsa conversión no puede “caminar ante Dios, y ser…perfecto [recto, sincero, Scofield]”. Tarde o temprano será evidente que él nunca experimentó la verdadera conversión. Solo aquellos que han sido llamados efectivamente, y justificados por una verdadera unión con Cristo, podrán caminar ante Dios, y crecer por la gracia de Dios a hombres y mujeres capaces de vivir para Dios durante sus vidas. Aquellos que solo “tienen las palabras correctas” en sus “testimonios” eventualmente se alejarán, y se convertirán en Cristianos de nombre solamente, o peor que eso. ¡No trates de aprender las “palabras correctas”! Ni siquiera trates de tener los “sentimientos correctos”. ¡Palabras “correctas” o sentimientos “correctos” no te pueden salvar! ¡Para nada! ¡Busca a Jesús Mismo! Solo Jesús Mismo puede justificarte y darte gracia para vivir la vida Cristiana. Nadie hizo eso más claro que el Apóstol Pablo en Romanos 5:1-5:
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:1-5).
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: Romanos 4:1-5.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“No Other Plea” (por Lidie H. Edmunds, 1851-1920).
EL BOSQUEJO DE ABRAHAM – UN TIPO DE LA CONVERSIÓN VERDADERA (SERMÓN #62 SOBRE EL LIBRO DE GÉNESIS) por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). “Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1). (Romanos 4:11, 12) I. Primero, el llamado de Abraham, Génesis 12:1; Hechos 7:2-3; II. Segundo, la justificación de Abraham, Génesis 15:6; Romanos 4:12; III. Tercero, la santificación de Abraham, Génesis 17:1; Romanos 5:1-5. |