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¡EL FRUTO DE UN CONVERSO VERDADERO! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:20). |
“El sembrador es el que siembra la palabra” (Marcos 4:14). Esto se refiere a Cristo durante Su ministerio terrenal, y ahora a aquellos que predican Su palabra (Romanos 10:14). El “sembrar” se refiere a la predicación de la palabra de Dios, y especialmente la predicación del Evangelio de Jesús, el Verbo vivo, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). Ahora, hay cuatro respuestas a la predicación del Evangelio de Cristo.
I. Primero, aquellos que tienen la palabra quitada enseguida por Satanás.
“Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones” (Marcos 4:15).
Este tipo de persona no es conmovida ni se preocupa por causa de la predicación. Es indiferente y desinteresada. Satanás “enseguida” arranca la palabra que fue sembrada en su corazón. Entonces se va y jamás la volvemos a ver.
II. Segundo, aquellos que son de corta duración, porque tropiezan y caen cuando surgen problemas.
“Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan” (Marcos 4:16-17).
Ellos reciben la palabra con gozo (“con gozo”, Lucas 8:13). Yo creo que William MacDonald tenía razón cuando dijo: “Sería mejor si la recibiera con profunda… contrición…Pero es solamente un acuerdo mental”, una emoción (William MacDonald, Believer’s Bible Commentary, Thomas Nelson Publishers, edición de 1995, p. 1330; nota sobre Marcos 4:16-17). Cuando experimenta problemas o “persecución” por profesar a Cristo “tropieza”. Lucas agrega: “son de corta duración” creen [solo mentalmente] porque cuando viene la tribulación tropiezan”. “Tropiezan” según Reinecker es “se marchan, se retiran” (Fritz Reinecker, A Linguistic Key to the Greek New Testament, Zondervan Publishing House, edición de 1980, p. 161; nota sobre Lucas 8:14). Ellos “se marchan, se retiran” de su iglesia local. Podrán irse a otra iglesia por algún tiempo para calmar sus conciencias, pero no durarán allí tampoco porque “no tienen raíz en sí” (Marcos 4:17), o sea, son inconversos; nunca han sido “arraigados y sobreedificados…en él” (Colosenses 2:7).
Si fueron criados por padres Cristianos en la iglesia, se podrán quedar mientras sus padres paguen por todo lo demás, pero más tarde cuando se valen por sí mismos “tropiezan” cuando las cosas se ponen un poco duras para ellos.
De todos los que se hallan en esta posición se puede decir: “Dice ser Cristiano mientras es popular hacerlo, pero la persecución descubre su falta de realidad” (traducción William MacDonald, ibid.; nota sobre Marcos 4:17). Nuestro diacono, Dr. Cagan dijo que esta clase de persona: “Estará de acuerdo con las palabras del Evangelio, y sonreirá – y luego volverá a ser exactamente como era antes. No podrá captar la verdad de ello, ni vivirla en su vida”.
III. Tercero, aquellos que son ahogados por los afanes de este mundo y su deseo de ganar más dinero.
Léelo en voz alta.
“Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Marcos 4:18-19).
William MacDonald dijo: “Estas personas tienen un principio prometedor. Según las apariencias exteriores, parecen ser creyentes verdaderos. Pero luego se envuelven en negocios, con preocupaciones mundanas, con la codicia de volverse ricos. Pierden el interés en las cosas espirituales, hasta que al fin abandonan toda profesión de ser Cristianos” (traducción de MacDonald, ibid.; nota sobre Marcos 4:18-19).
El Dr. McGee dijo: “¡No son creyentes para nada! Han oído la palabra y solamente han profesado recibirla” (traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson Publishers, 1983, tomo IV, p. 73; nota sobre Mateo 13:22). La vida misma muestra que esta clase de persona nunca ha sido convertida. A menudo los niños criados en hogares Cristianos aparentan ser convertidos. Pero cuando “se valen por sí mismos”, pagando sus cuentas porque ya tienen trabajo, y ya no son mantenidos por sus padres Cristianos, “los afanes de este siglo” y el deseo de ganar más dinero, “ahogan la palabra” y, como Dr. McGee dijo, esto muestra que “¡No son creyentes para nada!” (ibid., nota sobre Mateo 13:22). Ellos sabían las palabras del Evangelio, pero las tribulaciones de la vida y el deseo de tener una mejor carrera, con más y más dinero, “ahogan la palabra”, mostrando que nunca fueron nunca realmente convertidos.
IV. Cuarto, aquellos que son verdaderamente convertidos.
“Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:20).
“Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra”. ¿Qué es esa “buena tierra”? Lucas agrega que es aquellos que oyen y reciben la palabra “con corazón bueno y recto” (Lucas 8:15). El Dr. McGee dijo: “Estos son los oyentes que son genuinamente convertidos” (J. Vernon McGee, Th.D., ibid., tomo IV, p. 281; nota sobre Lucas 8:15).
Antes de la conversión nadie tiene un corazón “bueno y recto”. El profeta Jeremías dijo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). El Dr. Gill dijo: “Un corazón bueno y recto; que nadie tiene naturalmente; ni nadie puede volver su corazón así: esta es la obra de Dios, y se debe a su gracia eficaz… este es un corazón nuevo y recto…así que si retiene la palabra que oye, entiende y recibe con toda fidelidad y honestidad: [y lleva fruto, Marcos 4:20] el fruto llevado, y traído por tal oyente, es el verdadero fruto de la gracia y la justicia, y es todo de Cristo, bajo la influencia del Espíritu…y dado en la gloria de Dios; y aunque no es dado en la misma cantidad en todos, sí es de la misma calidad; y es dado, como dice Lucas con paciencia; constantemente y continuamente…y permanece hasta el final” (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpreso en 1989, tomo I, pp. 147-148; nota sobre Mateo 13:23).
Así, creemos que la persona que verdaderamente es convertida tiene un cambio de corazón, o como lo puso Richard Baxter: “un cambio de afecto”. Dios dijo por el profeta Ezequiel:
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra” (Ezequiel 36:26-27).
Cuando una persona es verdaderamente convertida, “da fruto” (Marcos 4:20). Este cambio de corazón incluye el “fruto del Espíritu”:
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:22-24).
Este cambio de corazón también incluye lo que el Dr. John R. Rice llamaba “el fruto de un Cristiano” – el fruto de traer almas perdidas a Cristo (vea John R. Rice, D.D., A Verse-by-Verse Commentary on the Gospel of John: The Son of God, Sword of the Lord Publishers, edición de 1976, pp. 294-300). Jesús dijo:
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8).
Nosotros que el Dr. Rice estaba correcto, que los discípulos verdaderos “llevan mucho fruto” (Juan 15:8). Jesús hablaba de recoger fruto:
“¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega” (Juan 4:35-36).
Y ese es el fruto de almas traídas a Cristo del que se habla en “La Gran Comisión”:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:19-20).
“Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23).
La persona que es verdaderamente convertida tendrá una nueva naturaleza, una nueva naturaleza que desea profundamente no solamente “oír y recibir” la palabra – sino también “dar fruto” (Marcos 4:20). El verdadero convertido tendrá un nuevo interés por los perdidos, un nuevo celo en el evangelismo, un nuevo interés en oración por los perdidos, un nuevo deseo de ayudar a los perdidos a sentirse bienvenidos en la iglesia – ¡y un nuevo asombro cuando un alma perdida sea convertida!
“Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:20).
“El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio” (Proverbios 11:30).
Por favor de pie canten: “¡Salid a Evangelizar!” de Dr. Oswald J. Smith.
Para el tiempo lema dad, que sea excitante, con poder,
Grito de guerra, con ardor para morir o conquistar.
Palabra que nos de excitación, para obedecer al Salvador.
Es la llamada; alzaos hoy, ¡Evangeliza, el lema es!
El evangelio proclamad, en su nombre id por doquier;
Se oye por todos los cielos ya, ¡Salid a Evangelizar!
A moribunda raza el don del Evangelio traed;
Al tenebroso mundo ya, ¡Salid a Evangelizar!
(“Evangelize! Evangelize!” Letra del Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986;
cantada al son de “And Can It Be?” de Charles Wesley, 1707-1788).
Ahora canta el coro de “Tráiganlas”.
Tráiganlas, tráiganlas, tráiganlas del campo del pecar;
Tráiganlas, tráiganlas, a Jesús trae las ovejas.
(“Bring Them In” de Alexcenah Thomas,19th century).
(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE EL FRUTO DE UN CONVERSO VERDADERO por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:20). (Marcos 4:14; Romanos 10:14; Juan 1:14) I. Primero, aquellos que tienen la palabra quitada enseguida por
II. Segundo, aquellos que son de corta duración, pero tropiezan y
III. Tercero, aquellos que son ahogados por los afanes de este mundo y
IV. Cuarto, aquellos que son verdaderamente convertidos, |