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UN GOLPE EN CONTRA DE LA ENSEÑANZA por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en la Iglesia Bautista Calvary Road, Monrovia, California, “La sangre preciosa de Cristo” (I Pedro 1:19). |
No le guardo rencor al Dr. John MacArthur. A veces aun lo cito sobre otros temas. Pero a través de los años las declaraciones confusas del Dr. John MacArthur sobre la Sangre de Cristo me han preocupado profundamente. Por ejemplo, en la Biblia anotada The MacArthur Study Bible, él dijo: “la Sangre se usa como sustituto de muerte” (traducción de The MacArthur Study Bible, Word Publishers, 1997; nota de Hebreos 9:14). En su Comentario de Hebreos el Dr. MacArthur dijo: “No era la Sangre física de Jesús la que nos salva, sino Su morir en nuestro lugar, que es simbolizado por el derramamiento de Su sangre física” (traducción de John MacArthur, D.D., The MacArthur New Testament Commentary on Hebrews, Moody Press, 1983, p. 237). Así, el Dr. MacArthur hace de la Sangre de Jesús solamente una palabra “sustituto”, y un “símbolo” de la muerte de Cristo en la Cruz. ¡No Sangre verdadera, fíjate! Solamente un símbolo, una palabra sustituto. Según él, no hay sangre verdadera. Muchos predicadores jóvenes lo siguen en esto.
¡Pero yo ya estoy muy viejo para ser engañado por habla de doble sentido! Jamás lograrás que esté de acuerdo con esta enseñanza “moderna”. Me suena demasiado como modernismo, solo un nuevo torcimiento en la vieja mentira del liberalismo: Ahora no atacan la Sangre, solamente la desechan con una explicación.
No importa lo que los demás digan o hagan, yo rechazo lo que los liberales sacan a luz. Todavía estoy de acuerdo con el Dr. Martyn Lloyd-Jones, quien nos dijo que:
La mejor forma de probar si un hombre predica verdaderamente el evangelio o no, es ver el énfasis que le pone a “la sangre”. No es suficiente hablar sobre la cruz y la muerte; la prueba es “la sangre” (traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., God’s Way of Reconciliation, p. 331).
“La prueba es ‘la sangre’”.
“La sangre preciosa de Cristo” (I Pedro 1:19).
De nuevo, el Dr. Lloyd-Jones dijo:
Nuestro evangelio es un evangelio de sangre; la sangre es la fundación; sin ella no hay nada (traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., ibid., p. 240).
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
(Traducción de “Nothing But the Blood” de Robert Lowry, 1826-1899).
Podrás decir: “Amen” cuando hablo de cómo el Dr. MacArthur degrada “La sangre preciosa de Cristo”. Pero me pregunto si no haces lo mismo tú. A menos que seas profundamente convicto de pecado jamás verás tu necesidad de “la preciosa sangre de Cristo”. ¿Has sentido el poder del pecado en tu vida? ¿Has pensado sobre tus pecados grabados en los libros de Dios? ¿Has tenido temor del día de la ira, cuando seas “juzgado...por las cosas...escritas en los libros, según [tus] obras”? (Apocalipsis 20:12). ¿Has sido alguna vez convencido de pecado? ¿Has tenido temor de que Dios lea tus pecados de esos libros? Si no, jamás sentirás tu necesidad de “la preciosa sangre de Cristo”. Si no, solamente pensarás sobre “la sangre del pacto” como una cosa común, indigna de tu atención (Hebreos 10:29). La salvación por la Sangre de Cristo te parecerá como una doctrina antigua, no digna de consideración seria en nuestra era “moderna”.
Si los terrores de la ley, y la convicción de pecado jamás han abrazado tu alma, jamás verás tu necesidad de “la sangre de Jesucristo su Hijo [para limpiarte] de todo pecado.” (I Juan 1:7); jamás dirás en tu corazón, con el escritor de himnos: “¿Qué me puede dar perdón? Solo de Jesús la sangre”. Y A menos que seas despertado a las manchas profundas de tu pecado, jamás vendrás a Cristo, ni sentirás el gozo de aquel coro:
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
¡Cántalo de pie!
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
¡Oh, el pecado de tener la preciosa Sangre de Cristo como una cosa cualquiera, inmunda!
“¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que...tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29).
Si no cometieras ningún otro pecado, ¡el pecado de descuidar de la preciosa sangre de Cristo sería suficiente para condenarte! Oh, ¿has cometido tú ese pecado? ¿Has desatendido la preciosa sangre de Cristo! Y si lo has hecho, el Dr. Lloyd-Jones dijo de ti:
No hay mayor pecador en el universo que aquel hombre que jamás ha visto su necesidad de la sangre de Cristo (traducción de D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Assurance, p. 291; estas tres citaciónes fueron tomadas de Tony Sargent, Ph.D., Gems from Martyn Lloyd-Jones, Paternoster, 2007, pp. 164-165).
¡Piénsalo! “No hay mayor pecador en el universo que aquel hombre que jamás ha visto su necesidad de la sangre de Cristo”. ¡De pie, canta aquel coro otra vez!
¿Qué me puede dar perdón?
Solo de Jesús la sangre;
Y un nuevo corazón?
Solo de Jesús la sangre.
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
Con esta instrucción, vamos directamente a las palabras de nuestro texto:
“La sangre preciosa de Cristo” (I Pedro 1:19).
I. Primero, el Apóstol Pedro hablaba de la Sangre de Cristo.
No es la sangre de cualquier otro. No es sangre ordinaria. Es la Sangre de Cristo de la que él habla. Es la Sangre de Dios en carne, la Segunda Persona de la Trinidad. Es la Sangre de Dios hombre.
“…y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:1, 14).
Es la Sangre del Señor Jesucristo, completamente Dios y completamente hombre por la unión hipostática. Es la Sangre que no fue manchada por el pecado de Adán, porque es Sangre que fue formada en las venas del Santo Niño Jesús, puesto en el vientre de la virgen por el Espíritu de Dios.
Como el Ángel le dijo a María:“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35).
Así, “la preciosa sangre de Cristo” no es como ninguna otra sangre humana, porque Jesucristo era “sin pecado” (Hebreos 4:15). Esta es la Sangre de Él:
“Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores”
(Hebreos 7:26).
Además, ésta Sangre de Cristo no es de poca importancia; no es una doctrina secundaria. El gran Spurgeon dijo:
Constantemente te encuentras con la mención de “sangre” por toda la Santa Escritura. “Sin el derramamiento de sangre no se hace remisión”. “La sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”. “Fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo”. La palabra “sangre” está registrada vez tras vez, y si alguien se queja del predicador que usa esta expresión a menudo, [yo] no me disculpo por ello; [yo] estaría avergonzado de mí mismo si no hablara a menudo de la sangre (traducción de C.H. Spurgeon, “Blood Even on the Golden Altar,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1975, tomo 40, p. 325).
¡Canta la canción otra vez!
¿Qué me puede dar perdón?
Solo de Jesús la sangre
Y un nuevo corazón?
Solo de Jesús la sangre.
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
De nuevo, esta Sangre de Cristo fue derramada de las venas de Cristo durante las horas de Su Pasión. En el Huerto de Getsemani Su agonía comenzó:
“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).
Los soldados vinieron y lo arrestaron a El allí, cuando oraba y “era su sudor como grandes gotas de sangre”. Lo llevaron al gobernador Romano Poncio Pilato, quien mandó azotar Sus espaldas. Cortado hasta el hueso por un cruel látigo Romano, Su Sangre fluyó libremente. Luego fue arrastrado hacia Gólgota, el lugar de la crucifixión. Clavaron Sus manos y pies a la cruz. La Sangre fluyó de aquellas heridas. Él murió en la Cruz. Luego, el Apóstol Juan dijo:
“Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua” (Juan 19:34).
¡Esta es la Sangre de la que hablamos! ¡Esta es la Sangre del Santo e inocente Hijo de Dios! Esta es la “preciosa sangre de Cristo” (I Pedro 1:19)!
Soportando vergüenza y burla,
En mi lugar condenado estuvo;
Sellando mi perdón con Su sangre;
Aleluya, Jesús salva!
(Traducción de “Hallelujah! What a Saviour!” de Philip P. Bliss, 1838-1876).
Cántala otra vez:
¿Qué me puede dar perdón?
Solo de Jesús la sangre
Y un nuevo corazón?
Solo de Jesús la sangre.
II. Segundo, el Apóstol Pedro hablaba de lo precioso de la Sangre de Cristo.
Él la llamó “la preciosa sangre de Cristo” (I Pedro 1:19). El Dr. Strong nos dice que la palabra Griega traducida “preciosa” significa “valiosa, costosa, estimada, amada, honorable, y preciosísima” (Strong #5093).
¡Sí! ¡Sí! Nosotros hablamos de aquella “valiosa, costosa, estimada, amada, honorable, y preciosísima sangre de Cristo” ¡Sí! ¡Sí! Si quieres ser limpiado del pecado solamente puede ser por la preciosa sangre de Cristo!
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
Cántala de nuevo, suavemente:
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
Dr. Lloyd-Jones, ¡Gracias! ¡Gracias estimado Doctor! “El Doctor” lo dijo muy bien. Escucha los comentarios extensivos, inclusive la cita de dos líneas de himnos famosos. El Dr. Lloyd-Jones dijo:
Todas las soluciones del mundo no son suficientes para deshacerme de mis pecados, pero aquí está la sangre del Hijo de Dios, sin mancha, sin culpa, y yo siento que esto es poderoso.
Hay poder, poder, prodigioso poder
En la preciosa sangre del Cordero.
Su sangre limpia al ser más vil,
Su sangre es eficaz para mí (Charles Wesley).
Eso [dijo “el Doctor”] es nuesto consuelo y consolación (D. Martyn Lloyd-Jones, M.D., Fellowship With God, p. 144 – citado en Gems From Martyn Lloyd-Jones, ibid., p. 164).
¡Esa es “la preciosa sangre de Cristo”!
Oh, qué fuente de misericordia ,
Fluye del Salvador crucificado.
Preciosa la sangre que El derramó,
Gracia y perdón para nuestros pecados.
(Traducción libre de “Oh, What a Fountain”
de Dr. John R. Rice, 1895-1980).
Antes de cerrar este sermón, puedo preguntarte, ¿Es la Sangre de Jesús preciosa para ti? ¿Has visto Su valor? ¿Has venido a Jesús? ¿Has sido lavado limpio de todos tus pecados por “la sangre preciosa de Cristo”? ¿Puedes decir honestamente que has sido lavado de tus pecados por Su Sangre? ¿Puedes unirte a nosotros que decimos:
“Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”? (Apocalipsis 1:5).
¿Puedes tú cantar aquel coro con nosotros – y decirlo en verdad?
¡Precioso es el raudal
Que limpia todo mal!
No hay otro manantial,
Solo de Jesús la sangre.
Si te serás salvo del castigo de tus pecados, tienes que ser lavado limpio de aquellos pecados por “la preciosa sangre de Cristo”. Si la Sangre de Cristo no ha limpiado tus pecados, tendrás que ser castigado por ellos a través de la eternidad.
Te ruego, te suplico, te exhorto a “huir de la ira venidera” (Mateo 3:7). ¡Huye del juicio venidero! Huye a Cristo. Sé lavado de tus pecados por Su Sangre que limpia todo antes de que sea demasiado tarde, antes de que Dios te entregue, antes de que el Espíritu Santo te deje con los ojos secos e impenitente, antes de que seas entregado a una mente reprobada, antes de que la boca del Infierno se abra y te caigas al abismo sin fondo de fuego y condenación.
¡Oh, te ruego, Ven a Jesús y sé lavado de las suciedades, de tus transgresiones, de tus muchísimos pecados! Ven a Jesús y sé limpiado del pecado por “la preciosa sangre de Cristo” (I Pedro 1:19). Canta “Vengo ya Jesús”.
¡Vengo ya Jesús! ¡Vengo hacia Ti!
Lávame en la sangre que
Fluyó Jesús por mi.
(Traducción de “I Am Coming, Lord” de Lewis Hartsough, 1828-1919).
¡Cántala!
¡Vengo ya Jesús! ¡Vengo hacia Ti!
Lávame en la sangre que
Fluyó Jesús por mi.
Ojalá que hagas exactamente lo que cantaste. Ojalá que vengas a Jesús y seas limpiado de tu pecado por Su Sangre preciosa. Amen.
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída Antes del Sermón por Dr. Hymers: I Pedro 1:18-19.
El Solo Cantado Antes del Sermón por Benjamin Kincaid Griffith:
“Nothing But the Blood” (de Robert Lowry, 1826-1899).
EL BOSQUEJO DE UN GOLPE EN CONTRA DE LA ENSEÑANZA por Dr. R. L. Hymers, Jr. “La sangre preciosa de Cristo” (I Pedro 1:19). (Apocalipsis 20:12; Hebreos 10:29; I Juan 1:7) I. Primero, el Apóstol Pedro hablaba de la Sangre de Cristo,
II. Segundo, el Apóstol Pedro hablaba de lo precioso
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