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¡EL TEMA PRINCIPAL! ¡EL TEMA INAGOTABLE! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2). |
Yo me gradué de un seminario muy liberal. Fui ahí solamente porque no tenía suficiente dinero para ir a una escuela conservadora. Me propuse apegarme a la Biblia, y no desviarme de ella, sin importarme lo que enseñaran – y eso hice lo mejor que pude. Pero hubo un autor liberal que me confundió. El Dr. Karl Barth dijo: “Predica con el periódico en una mano y la Biblia en la otra”. Eso me pareció una buena idea en aquel entonces. Su idea era esta – para que tu predicación sea de importancia, necesitas relacionarla a las noticias. Pero hoy lamento mucho haber escuchado a su mal consejo. Esto lo dejé hace mucho tiempo. Este sermón te dirá por qué cambié de pensar.
Me sorprende oír a muchos predicadores conservadores hoy tratar de entrelazar casi todas las noticias con la profecía Bíblica. Me parece que hemos adoptado el punto de vista de aquel liberal – sin darnos cuenta. Ahora el único tema de “noticias” sobre el que predico es uno o dos sermones en contra del aborto cada Enero, en la ocasión de la malvada decisión de la Corte Suprema de permitir la matanza de 51 millones de niños indefensos en América. Pero aun al hablar en contra de esta maldad, lo hago para mostrar que América ahora no es una nación Cristiana, y para mostrar la depravación total del hombre – y que la única esperanza del hombre para la salvación del cautiverio del pecado está en Jesucristo, ¡y Él crucificado!
Una razón por la que deje de predicar “con el periódico en una mano y la Biblia en la otra” es porque ¡ya muy poca gente lee los periódicos! La política y el cambio social ya casi no tiene efecto alguno en sus vidas cotidianas. La recesión, los malos presidentes, las guerras, las condiciones del clima, y otras cosas que “capturan los noticieros” hoy, serán olvidados mañana. Parecen importantes hoy, pero pronto dejarán la memoria humana. ¿Quién recuerda lo que hizo Napoleón? ¿Quién está interesado sobre lo que sucedió en la Guerra de los Bóer, o en la Primera Guerra Mundial? Pero dentro de miles de siglos el destino de las almas eternas dependerá del tema de nuestro texto esta mañana – y por eso
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
Aquel malvado, sanguinario Nerón estaba en el trono del Imperio Romano cuando el Apóstol Pablo escribió esas palabras, pero Pablo solo hizo una referencia encubierta a él, ni siquiera mencionando su nombre, sino solamente diciéndole al pueblo de Dios que oraran por “los reyes y por todos los que están en eminencia” (I Timoteo 2:2). Por lo tanto me parece que el predicador debe dejar los temas políticos a la radio y a los noticieros de Fox. Me parece que debemos seguir el ejemplo del Apóstol Pablo y proponernos adherirnos a aquellos grandes temas que la gente no puede oír en ningún otro lugar. Por lo tanto nos hemos “[propuesto] a no saber...cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. Tres frases sobresalen en ese texto.
I. Primero, las palabras “Me propuse”.
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
“Propuse” es la traducción al Español de la palabra Griega “krinō.” Significa “decidir” (Strong). Pablo decidió que su predicación sería Cristo-céntrica – centrada en Cristo. No fue por accidente. Fue una decisión deliberada que él tomó, una decisión de hacer a Cristo y Su crucifixión los temas centrales de su predicación. Albert Barnes lo puso bien cuando dijo:
Esta debe ser la resolución de todo ministro del evangelio. Este es su negocio. No es ser político, ni enredarse en las fricciones y controversias de los hombres…ni ser hombre de gusto y filosofía…ni ser filosofo profundo o un metafísico, sino hacer a Cristo crucificado el gran objeto de su atención, y desear darlo a conocer siempre y en todo lugar. Él no debe en ningún lugar avergonzarse de la humilde doctrina de que Cristo fue crucificado. En eso debe gloriarse. Aunque el mundo mofe, aunque los filósofos desprecien; aunque el rico y el despreocupado se burlen, eso debe ser el gran tema de interés para él, y en ninguna hora, y en ninguna sociedad debe avergonzarse de ello…Aquella [predicación] que tiene en ella mucho [sobre] la misión divina, la dignidad, las obras, las doctrinas, la persona, y la expiación de Cristo, tendrá éxito. Así fue en los tiempos de los apóstoles, así fue en la Reformación; así fue en las misiones Moravias; así ha sido en todos los avivamiento de religión. Hay un poder en la predicación [centrada en Cristo] que la filosofía y la razón humanas no tienen. ‘Cristo es la gran ordenanza de Dios’ para la salvación del mundo; y nosotros encontramos los crímenes y aliviamos los dolores del mundo, solamente en proporción al alzar la cruz designada para vencer al uno, y a verter el ungüento de consolación sobre el otro (traducción de Albert Barnes, Notes on the New Testament, Baker Book House, reimpreso en 1983, nota de I Corintios 2:2).
Pablo a veces hablaba sobre la profecía, pero no era su tema principal. Él a veces hablaba sobre el matrimonio y la familia, pero no era su tema principal. Y está claro que él no hablaba de cómo ser próspero, ni de cómo sentirse bien, ni de otros temas que se han vuelto tan populares en la predicación “moderna” que se centra en el hombre. El Dr. Michael Horton, en su libro “La Cristiandad Sin Cristo” [Christless Christianity], dijo que la mayoría de la predicación en América, incluso la predicación evangélica, se basa en lo que él llama “el deismo moralista de terapia”. Él dice que en el deismo moralista de terapia, “la meta central de la vida es ser feliz y sentirse bien sobre uno mismo” (traducción libre de Michael Horton, Ph.D., Christless Christianity, Baker Books, 2008, p. 41). Él dijo que esta meta surge en la predicación Americana, llevando a los pastores a hablar sobre temas como: “Cómo Sentirte Bien Sobre Ti Mismo”, “Cómo Vencer la Depresión”, “Cómo Tener una Vida Plena y Triunfante”, “Aprendiendo a Manejar Tu Dinero Sin que El Te Maneje a Ti”, “Los Secretos de una Vida Familiar Triunfante”, “Cómo Vencer el Estrés”, etc. (ibid., p.49). Estos son verdaderos temas de sermones que él citó del material de promociones de una iglesia Bautista. ¿No parece algo raro que los Apóstoles jamás predicaron sobre estos temas? Sin embargo, ¡los evangélicos modernos los predican constantemente! ¿No le entra en la mente a nadie nunca que esto no es predicación apostólica, que no es predicación Bíblica? Estos temas modernos se centran en el hombre, no se centran en Cristo. Su objetivo es ayuda psicológicamente, no teológicamente. Recuerdo haber leído una declaración del Dr. A. W. Tozer, quien dijo: “Todos los problemas, en el fondo, son problemas espirituales. Todos los problemas son espirituales y si tienes a Dios, todo lo demás hallará su lugar” (traducción de A. W. Tozer, D.D., “Men Who Met God”). Yo estoy de acuerdo con él. Es por eso que el Apóstol Pablo jamás predicó un sermón sobre esos temas modernos, conforme al registro de su predicación en la Biblia. Pablo estaba predicando constantemente sobre “Jesucristo, y éste crucificado”, porque el hombre solamente puede venir a Dios por medio de Cristo, ¡y éste crucificado!
Pablo siempre se “propuso” mantener a “Cristo, y a éste crucificado” en el mero corazón y centro de lo que él predicaba. Fue así desde el principio. En seguida después de ser convertido y bautizado, Pablo
“En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas”
(Hechos 9:20).
Y poco después:
“Y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle” (Hechos 9:29).
A los Corintios, Pablo dijo:
“Nosotros predicamos a Cristo crucificado” (I Corintios 1:23).
A los Romanos, él les dijo:
“Porque no me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16).
¡En verdad, como lo pone Spurgeon, Pablo era ¡“El Hombre de Un Solo Tema”! En aquel sermón, Spurgeon dijo:
Pablo era un hombre bien decidido, y lo que decidía hacer lo hacía con todo su corazón. Déjalo decir “me propuse” y [puedes] estar seguro de un curso de acción vigoroso…no es de asombrarse que al hacerse discípulo del mismo Jesús al que perseguía, él…pusiera todas sus facultades a operar sobre la predicación de Cristo crucificado. Su conversión fue tan marcada, tan completa, que te esperabas verlo…tan convencido en la fe de Jesús [que él entró] a su causa con todo su corazón y alma y fuerza [decidido] a no saber cosa alguna sino a su Señor crucificado (traducción libre de C. H. Spurgeon, “The Man of One Subject,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpreso en 1971, tomo XXI, p. 637).
Cuando recien empecé a predicar, la Segunda Venida de Cristo era mi tema principal – porque yo fui convertido durante un mensaje sobre ese tema. Pero al ir envejeciendo, y entre más leo las Escrituras, lo más que yo mismo me
“…propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
II. Segundo, la palabra “Jesucristo.”
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
Me encanta leer al Dr. John Gill. Él escribió un comentario de nueve tomos sobre la Biblia entera – desde Génesis hasta Apocalipsis. Pero tú puedes abrir cualquiera de esos comentarios y, en casi toda página, hallarás las palabras “Cristo”, o “Jesucristo”, o “el Señor Jesucristo”, o “el evangelio”. Pese a los criticismos que la gente “moderna” tenga en contra del Dr. Gill, llamándole “hiper-Calvinista”, lo siguiente es seguro – él exaltaba al Señor Jesucristo, y veía a Cristo en cada página de la Escritura. ¡Ese es el modo en que todo Cristiano debe ver la Biblia – porque el gran tema central de la Biblia es Jesucristo! El tema central de la Biblia no es cómo ser próspero. ¡Absurdo! No es los puntos finos de la profecía, ni es cómo sentirse bien acerca de uno mismo, ni cómo tener un hogar feliz, ni cómo criar a los hijos – ni ninguno de esos temas que le parecen tan importantes a muchos pastores hoy. ¡Jesucristo es el tema central de la Biblia entera, de principio a fin! Fue Cristo mismo quien dijo:
“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” (Apocalipsis 22:13).
¿Cómo podemos agotar el tema de Jesucristo? ¿Cómo podemos cansarnos de oír de Él? ¿Cómo podemos hallar suficiente tiempo para predicar sobre todos los temas que se relacionan a Él? De veras, ¿cómo podemos aun pensar, mucho menos hablar, de algo más aparte de Jesucristo? ¿O por qué debemos, ya que Jesucristo
“…nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (I Corintios 1:30-31)?
Ya que es Jesucristo quien le da a los Cristianos todas estas gracias,
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
El Dr. Gill dijo que el apóstol Pablo hizo a Jesucristo el centro de su predicación,
… en la que tomó gran deleite y placer; dio a conocer las cosas al respecto de la persona de Cristo, de que él era Dios, el Hijo de Dios y verdaderamente hombre, Dios y hombre en una sola persona, las cosas respecto a su puesto, y que él era el Mesías, el mediador, el profeta, sacerdote y Rey, la cabeza, el esposo, el Salvador y Redentor de su iglesia y su pueblo, y las cosas respecto a su trabajo como tal, y las bendiciones de la gracia obtenidas por él; tal como la justificación es por su justicia, el perdón por su sangre, la paz, la reconciliación y la expiación por su sacrificio, y la salvación completa y exclusivamente por él. Su determinación fue de predicar a nadie sino a Cristo (traducción de John Gill, D.D., An Exposition of the New Testament, The Baptist Standard Bearer, reimpreso en 1989 de la edición de 1809, tomo II, p. 607; nota sobre II Corintios 2:2).
El Dr. Gill dio suficientes temas respecto a Jesucristo para llenar un año de predicación los Domingos – ¡No, lo más probablemente, para toda la vida! Hace unos años prediqué siete sermones seguidos sobre Cristo en el Huerto de Getsemaní. ¡Sin embargo siento que apenas toqué el tema! En 2007 prediqué catorce sermones seguidos sobre Jesús, el Siervo sufriente de Dios, de Isaías 52:13 hasta Isaías 53:12. ¡Sin embargo estoy seguro de que hay varios sermones más sobre Jesucristo que podrían sacarse de ese pasaje de la Escritura! ¡No hay nada más maravilloso, o significativo, o útil para nosotros que escuchar predicación sobre Jesús, leer acerca de Jesús, y pensar acerca de Jesús! Estoy totalmente de acuerdo con Samuel Medley, quien escribió las palabras de ese himno que el Sr. Griffith cantó hace un momento,
¡Jesús! Grábalo en mi corazón,
Que Tú eres el único necesario:
Yo podría apartarme de todas las cosas,
¡Pero nunca, nunca, de Ti Señor!
(Traducción libre de “Jesus! Engrave It On My Heart”
por Samuel Medley, 1738-1799; a la melodía de “Just As I Am”).
Les he dado ese texto, I Corintios 2:2. Si no describe a algún predicador que admiras, no puedo hacer nada al respecto. Ahí está el texto. Sólo he dado lo que dice el Apóstol. ¡Ahí está, en la página de la Escritura! ¡Haz lo que quieras – pero ahí está!
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
Pero hay una última parte del texto que debemos considerar esta mañana.
III. Tercero, las palabras “y a éste crucificado”.
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
No era un fantasma “espíritu-Cristo”, del que el Apóstol predicó. ¡Era el verdadero Jesucristo de carne y hueso que fue clavado en la Cruz! No era el Espíritu Santo, ni el ejemplo de Cristo, ni aun era la Segunda Venida de Cristo, lo que ocupaba el mensaje central de Pablo. Por favor escúchame con cuidado – ni siquiera era el Cristo del que leemos en las páginas de la Biblia – el Cristo que Pablo predicó era una persona real, no un personaje de ficción descrito en meras palabras. Jesús Mismo dijo:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
Pablo predicó sobre el verdadero Jesucristo, que realmente sufrió tus pecados puestos en Él en el Huerto de Getsemaní – que realmente – en la oscuridad de ese Huerto [tuvo],
“sudor…como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).
¡Era el Jesús verdadero que fue azotado por Pilato, y clavado en una cruz entre dos ladrones, de quien el Apóstol hablaba!
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
La crucifixión de Jesús no es algo en que debemos pensar solamente cuando tomamos la Cena del Señor. No es un tema que se relega a la Pascua solamente. ¡No! ¡La crucifixión de Jesús es el centro mismo del Cristianismo verdadero! Es por eso que la crucifixión de Cristo se describe en detalle en los cuatro Evangelios. ¡Es por eso que la crucifixión de Cristo fue mencionada en varias ocasiones por los Apóstoles en el libro de Los Hechos, y en las Epístolas! La crucifixión de Jesucristo fue el primer punto del Evangelio dado por el Apóstol Pedro, en su sermón en el día de Pentecostés:
“Éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole” (Hechos 2:23).
Y el Apóstol Pablo dijo:
“Nosotros predicamos a Cristo crucificado” (I Corintios 1:23).
El Dr. John MacArthur, que ha estado extrañamente equivocado acerca del tema de Cristo, negando por años que Él es Hijo Eterno, y la realidad eterna y la eficacia de Su Sangre, estuvo correcto cuando dijo: “La predicación de la cruz fue tan dominante al principio de la iglesia que los creyentes fueron acusados de adorar a un hombre muerto” (traducción de The MacArthur Study Bible, Word Bibles, 1997; nota de I Corintios 2:2). Dudo que se pueda decir eso de la gente en la mayoría de nuestras iglesias hoy en día, incluso en la de él.
¡Hermanos y hermanas, ayunemos y oremos que se pueda decir de nosotros – ¡lo que se dijo de aquellos grandes santos y mártires en aquel entonces! ¡Ora para que aquellos en nuestra iglesia siempre estén pensando en Jesús, el Dios-hombre, que murió en la Cruz por nuestros pecados!
¡Los hombres no convertidos no quieren pensar sobre Cristo crucificado! Los hombres carnales piensan que sus propios sentimientos y pensamientos son lo más importantísimo. Ellos piensan en la crucifixión de Cristo sólo como una curiosidad mórbida! ¡Pero están equivocados! ¡Es una cuestión de vida o muerte! ¡Es el tópico central de la Biblia – y el tema más vitalmente importante con el cual cualquier hombre o mujer puede llegar a ser confrontado – en esta vida o en la próxima! Escucha esto, porque la salvación de tu alma depende de ello,
“Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9).
Jesucristo murió en tu lugar, para pagar por tus pecados en la Cruz. ¡Capta esa verdad, y voltéate de tus propios pensamientos a Jesús, y tus pecados te serán perdonados, ¡y serás salvo! ¡Capta esa verdad, y aférrate a Él, y Jesucristo te llevará a través de las tormentas y las penas de la vida – ¡y te llevará a salvo al Reino de Dios! Por eso,
“Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2).
¡Entonces la única cosa necesaria es mi [Cristo] mi Rey!
Tú nombre eternamente cantaré;
Sea la gloria y alabanza siempre para Él,
¡La única cosa necesaria, es Jesús!
(Traducción libre de “Jesus! Engrave It On My Heart”
por Samuel Medley, 1738-1799; alterado por Dr. Hymers;
a la melodía de “Just As I Am”).
(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.
La Escritura Leída Antes del Sermón por el Dr. Kreighton L. Chan: Lucas 23:32-36.
El Solo Cantado Antes del Sermón por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith:
“Jesus! Engrave It on My Heart” (por Samuel Medley, 1738-1799).
EL BOSQUEJO DE ¡EL TEMA PRINCIPAL! ¡EL TEMA INAGOTABLE! por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (I Corintios 2:2). (I Timoteo 2:2) I. Primero, las palabras “me propuse,” I Corintios 2:2a; II. Segundo, la palabra “Jesucristo,” I Corintios 2:2b; III. Tercero, las palabras “y a éste crucificado,” I Corintios 2:2c; |