El propósito de este sitio de Internet es proporcionar manuscritos de sermones gratuitos y videos de sermones a pastores y misioneros en todo el mundo, especialmente en el Tercer Mundo, donde hay pocos, si es que hay, seminarios teológicos o escuelas Bíblicas.
Estos manuscritos de sermones y videos ahora van a casi 1,500,000 computadoras en más de 221 países todos los meses en www.sermonsfortheworld.com. Otros cientos miran los videos en YouTube, pero rápidamente dejan YouTube y vienen a nuestro sitio de Internet. Los manuscritos de sermones se dan en 46 idiomas a casi 120,000 computadoras cada mes. Los manuscritos de sermones no tienen derecho de autor, así que los predicadores pueden usarlos sin nuestro permiso. Por favor, oprime aquí para aprender cómo puedes hacer una donación mensual para ayudarnos en esta gran obra de predicar el Evangelio a todo el mundo.
Cuando le escribas a Dr. Hymers, siempre dile en qué país vives o él no te podrá contestar. El correo electrónico de Dr. Hymers es rlhymersjr@sbcglobal.net.
LAS HERIDAS DE CRISTO por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40). |
Cristo fue clavado a una cruz donde murió en agonía y Sangre. Después que murió, “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante [inmediatamente] salió sangre y agua” (Juan 19:34). El Apóstol Juan estaba allí junto a la Cruz. Vio los clavos traspasar las manos y los pies de Cristo. Vio a Jesús morir. Vio al soldado traspasar el costado de Cristo con una lanza. Juan vio la Sangre y el agua brotar de la herida de Su costado. Juan dijo que “el que lo vio [y] da testimonio” de lo que sucedió (Juan 19:35). Vio a los soldados Romanos sepultar el cuerpo muerto de Jesús en “un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno” (Juan 19:41).
Temprano la siguiente mañana María Magdalena corrió a decirle a Pedro y a Juan que la gran roca que cubría la entrada del sepulcro de Jesús había sido “quitada del sepulcro” (Juan 20:1). Pedro y Juan corrieron al sepulcro vacío. Juan llegó primero. Él miró dentro de la tumba, “y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos [que habían sido puestos en todo el cuerpo de Jesús] allí” (Juan 20:5). Pedro alcanzó a Juan “y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte” (Juan 20:6-7). Entonces Juan siguió a Pedro adentro del sepulcro y vio las vendas, y el sepulcro vacío. Se fueron en un estado de confusión, “Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos” (Juan 20:9). Todo esto ocurrió temprano el Domingo en la mañana.
Más tarde “el mismo día” los Discípulos estaban escondidos en una habitación “por miedo a las” autoridades Judías que habían exigido la crucifixión de Jesús (Juan 20:19). ¡De repente Jesús estaba allí, resucitado de los muertos! Él les dijo: “Paz a vosotros” (Juan 20:19).
“Entonces, espantados y atemorizados [asustados], pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:37-40).
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Las heridas que los clavos hicieron en Sus manos y pies estaban allí para que ellos las vieran en Su cuerpo resucitado. Ellos podían ver la herida de Su costado, una gran herida hecha por la lanza del soldado Romano. Jesus dijo a Tomás:
“Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”
(Juan 20:27).
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Cristo pudo fácilmente haber borrado esas heridas de Su cuerpo. Podría haber eliminado todas esas marcas de Su sufrimiento cuando Él se levantó del sepulcro. Pero no lo hizo. En vez, allí estaban las heridas de los clavos en Sus manos y pies, y allí estaba la herida abierta en Su costado. ¿Cuál fue la razón de esto? ¿Por qué les mostró Él Sus heridas? Les daré tres razones por qué:
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
I. Primero, Jesús les mostró Sus heridas para que nosotros supiéramos
que El era la misma persona que fue crucificada en la Cruz.
Los herejes Gnósticos decían que Jesús realmente no murió en la Cruz. El Corán de los Musulmanes dice que Jesús no murió en la Cruz. Hay mucha gente hoy en día que no cree que Dios dejaría que Su Hijo muriera una muerte tan horrible. Jesús sabía que habría incredulidad acerca de Su crucifixión. Esta es la primera razón por la que:
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Jesús quería que todos supieran que Él realmente sufrió y murió en la Cruz. Por lo tanto, Él dejó que los Discípulos vieran Sus heridas, y hasta las tocaran. El Apóstol Juan, quien fue un testigo ocular, habló de “lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos” (I Juan 1:1). El Dr. Watts dijo:
Ve de Su Cabeza, Sus manos, Sus pies,
Dolor y amor fluyen mezclados:
Alguna vez tanto amor y dolor se juntaron,
¿O espinas hicieron tan rica corona?
(Traducción libre de “When I Survey the Wondrous Cross”
por Isaac Watts, D.D., 1674-1748).
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
(Traducción libre de “Near the Cross” por Fanny J. Crosby, 1820-1915).
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
II. Segundo, Jesús les mostró Sus heridas para que nosotros supiéramos
que Él es el sustituto que sufrió por nuestros pecados.
Juan el Bautista dijo:
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
(John 1:29).
Pero no reveló exactamente cómo Jesús quitaría nuestros pecados. No fue hasta que Jesús resucitó de los muertos que los Discípulos entendieron que Jesús:
“…llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (I Pedro 2:24).
Fue sólo después de ver las marcas de los clavos en Sus manos y pies que supieron,
“También Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (I Pedro 3:18).
Esa es la segunda razón por la que:
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Él quería que nosotros supiéramos con certeza que Él sufrió y murió en la Cruz para pagar la pena por nuestro pecado, para que pudiéramos ser salvados del pecado y del Infierno. El quería que viéramos las marcas de los clavos en sus manos y pies para que supiéramos que la ira de Dios cayó sobre Él en la Cruz, para que conozcamos
“…la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre”
(Romanos 3:24-25).
Es por eso que,
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
¡Canta el himno del Dr. Watts!
Ve de Su cabeza, Sus manos, Sus pies,
Dolor y amor fluyen mezclados:
Alguna vez tanto amor y dolor se juntaron,
¿O espinas hicieron tan rica corona?
“En la Cruz.” ¡Cantala!
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
III. Tercero, Jesús les mostró Sus heridas para que nosotros supiéramos
que Él es el Salvador a través de los siglos.
Cristo tomó Sus heridas y Su Sangre con Él al Cielo para obtener una redención eterna para nosotros.
“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:11-12).
“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:24).
Sentado a la diestra de Dios en el Cielo, las heridas de Jesús son siempre y por siempre un recordatorio a Dios y los ángeles que:
“Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”
(I Juan 2:2).
Sin embargo la mayoría de personas en el mundo hoy en día rechazan a Jesús. La mayoría de personas quieren ser salvas por sus propias buenas obras y sus propias creencias religiosas. Así que rechazan a Jesús, que es la provisión de Dios para la salvación. Yo no lo dije. Fue Jesús Mismo que dijo:
“Nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Jesús es el único camino a Dios porque Él es el único que sufrió y murió para pagar por nuestros pecados. ¡Ningún otro líder religioso hizo eso – ni Confucio, ni Buda, ni Mahoma, ni Joseph Smith, ni nadie más! Sólo de Jesucristo puede decirse:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
Sólo de Jesús puede decirse:
“Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores”
(I Timoteo 1:15).
Sólo de Jesús puede decirse:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9).
Es por eso que:
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
¡Canta el himno del Dr. Watts otra vez!
Ve de Su cabeza, Sus manos, Sus pies,
Dolor y amor fluyen mezclados:
Alguna vez tanto amor y dolor se juntaron,
¿O espinas hicieron tan rica corona?
“En la Cruz.” ¡Cántala de nuevo!
En la cruz, en la cruz,
Siempre sea mi gloria;
Hasta que el río al cruzar
Mi alma descanse.
Aún cuando Jesús venga la segunda vez, todavía llevará las marcas de la crucifixión en Sus manos y pies. Cristo dijo, por medio del profeta Zacarías,
“Y mirarán a mí, a quien traspasaron, afligiéndose por él”
(Zacarías 12:10).
Aquellos que no se vuelvan a Cristo en vida, llorarán con dolor por toda la eternidad en el Infierno. El gran Spurgeon dijo: “Aquellas manos abiertas y aquel costado traspasado serán testigos contra ti, aun en contra tuya, si mueres rechazándolo, y entras a la eternidad como enemigo de Cristo, por obras malvadas” (traducción de C. H. Spurgeon, “The Wounds of Jesus,” The New Park Street Pulpit, Pilgrim Publications, tomo V, página 237).
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Pero de nuevo, Spurgeon dijo:
Pobre pecador...¿Tienes miedo de venir [a Jesús]? Entonces, mira sus manos – mira sus manos, ¿no te induce eso?...Mira su costado, hay un acceso fácil a su corazón. Su costado está abierto. Su costado está abierto [para ti]... ¡Oh pecador, que puedas ser ayudado a creer en Sus heridas! Ellas no pueden fallar; las llagas de Cristo tienen que sanar a los que ponen su confianza en él (ibid., página 240).
“Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40).
Evangeline Booth, del antiguo Ejercito de Salvación, lo dijo bien:
Las heridas de Cristo están abiertas,
Pecador, fueron hechas por ti;
Las heridas de Cristo están abiertas,
Huye a refugiarte allí.
(Traducción libre de “The Wounds of Christ”
por Evangeline Booth, 1865-1950).
(FIN DEL SERMÓN)
Tú puedes leer los sermones de Dr. Hymers cada semana en el Internet
en www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español”.
La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Juan 20:24-29.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“The Wounds of Christ” (por Evangeline Booth, 1865-1950).
EL BOSQUEJO DE LAS HERIDAS DE CRISTO por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Les mostró las manos y los pies” (Lucas 24:40). (Juan 19:34, 35, 41; 20:1, 5, 6-7, 9, 19; I. Primero, Jesús les mostró Sus heridas para que supiéramos que II. Segundo, Jesús les mostró Sus heridas para que supiéramos que III. Tercero, Jesús les mostró Sus heridas para que supiéramos que |