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PENTECOSTÉS Y AVIVAMIENTO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Miércoles por la Tarde, Septiembre 9, 2009

“Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hechos 2:16-18).


Joel 2:28 es citado en Hechos 2:17. Pero el Hebreo en Joel 2:28 dice “después” en lugar de “los postreros días”. Pedro citó de la traducción Griega Septuaginta en Joel 2:28, en lugar del Hebreo. La traducción Griega Septuaginta dice “los postreros días” en vez de “después”. Esa es la manera que los setenta rabinos que tradujeron el Hebreo lo pusieron en la Septuaginta. ¿Tenían razón? Si creemos en la inspiración verbal plenaria del Nuevo Testamento tenemos que decir que estaban en lo cierto – o bien el Espíritu Santo no nos hubiera dado “en los postreros días” en Hechos 2:17. El Espíritu Santo nos demuestra que los setenta rabinos estuvieron correctos al traducir la palabra Hebrea “después” como “en los postreros días”. En este verso ellos, así como el autor del Libro de los Hechos, escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo, aunque esto no se puede decir de toda la Septuaginta. La incorporación de estas palabras en el Nuevo Testamento pone el sello de inspiración de la palabra Griega traducida “en los postreros días”. Eso es lo que Joel quiere decir con “después”. Después de ese tiempo, en el que vivió Joel; después de esto, en los postreros días, Dios iba a hacer esto.

Entonces están las palabras “en los postreros días”. Cuando tú ves estas palabras, tienes que ver el contexto en el cual se dan. Por ejemplo, las palabras “en los postreros días” en II Pedro 3:3 se refiere al fin de la edad, porque en ningún otro período lo hombre en general creyeron en uniformismo, que “todas las cosas continúan como eran desde el principio”. Esta opinión no se hizo prominente hasta Lyall y Darwin. Así, está claro en Pedro 3:3 que “los postreros días” se refiere al final de esta edad. Pienso que también es verdad de II Timoteo 3:1, “en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”. Aunque los siguientes versos en II Timoteo 3 describen cosas que han sido verdad a través de la historia de la Cristiandad, son descritas como que se juntan con tanta intensidad que causen “tiempos peligrosos” (tiempos “furiosos, violentos”) en “los postreros días”. Esta es una ilustración del tiempo en que estamos viviendo hoy. Pero en otro lugar, en Hebreos 1:2, el termino se refiera a toda la era Cristiana, que Dios

“En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo”
       (Hebreos 1:2).

Así, tenemos que ver al contexto para ver a qué período se está refiriendo por la frase “los postreros días”.

Esta regla de interpretación es aplicada con más dificultad en Hechos 2:16-21. Pedro definitivamente dijo

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel” (Hechos 2:16).

Pero, tomándolo literalmente, como lo hago yo, ¿cómo podemos escribir los eventos registrados por Joel, que son dados en versos 19 y 20? Algunos dicen que estos fenómenos ocurrieron cuando Cristo fue crucificado, el sol se oscureció, y un terremoto destruyó el Templo. Sí, esas cosas pueden verse como presagio al los eventos del fin del mundo, pero difícilmente se puede decir que son del “gran y notable día del Señor”. Y estos eventos ocurrieron cincuenta días antes de Pentecostés, no ese mero día. “El día del Señor” está muy claro en el futuro de acuerdo a las Escrituras. Eso es lo que a veces hace a algunos buenos hombres tropezarse. Tú sabes que yo grandemente admiro al Dr. J. Vernon McGee. Pero el Dr. McGee estaba completamente equivocado cuando dijo:

Mi amigo, Joel 2:28-32 no ha sido cumplido hasta el día de hoy…No fue cumplido en el día de Pentecostés (Traducción de J. Vernon McGee, Th.D., Thru the Bible, Thomas Nelson, volume IV, p. 519).

Pedro dijo, “Esto es lo dicho por el profeta Joel”. Dr. McGee dijo, “¡No, no lo es!” Su respuesta parece rara a la luz de la nota Scofield sobre Joel 2:28. Dr. McGee predicaba de una Biblia Estudio de Scofield. Me hace preguntar por que el parecio estar en desacuerdo con ella. Creo que el Estudio Bíblico de Scofield da una mejor explicación en su nota sobre Joel 2:28, cuando dice que ese verso tiene “un parcial y continuo cumplimiento durante los ‘postreros días’ los cuales empezaron con el advenimiento de Cristo (Hebreos 1:2); pero el mayor cumplimiento espera los ‘postreos días’ como son aplicados a Israel” (traducción de The Scofield Study Bible; nota sobre Joel 2:28).

Sin entrar más en detalle, me parece que la idea general que figura en la nota de Scofield es correcta. La efusión del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue un “cumplimiento parcial y continuo” de la profecía de Joel. La profecía sigue siendo cumplida durante toda la era Cristiana donde el Espíritu Santo es derramado en el avivamiento.

Y luego, en el versículo 17, Pedro continúa citando lo que Dios le dijo a Joel, “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne”. Lo que comenzó con Judíos de muchas lenguas, continua, como el Dr. Lenski dijo: “en todas las tierras en todo el mundo y sigue extendiéndose” en varias conversiones y avivamientos en toda la tierra (traducción de R. C. H. Lenski, Ph.D., The Interpretation of The Acts of the Apostles, Augsburg Publishing House, 1961 edition, p. 74). Lutero dijo que “profetizar, visiones y sueños” que se mencionan en el versículo 17 “son una misma cosa, es decir, el conocimiento de Dios a través de Cristo, que el Espíritu Santo enciende y hace que arda a través de la Palabra del evangelio” (ibíd., p. 74-75).

Así, pues, tenemos una lección más. Ya que creemos que Pentecostés fue el primer avivamiento, y todos los otros avivamientos vienen de la misma manera, de Dios, quien dijo,

“Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne” (Hechos 2:17),

entonces es un error usar pasajes del Viejo Testamento, tales como II Crónicas 7:14, para explicar el avivamiento. Joel dijo definitivamente:

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne”
       (Joel 2:28).

¿Después de qué? Después de Sus tratos en el mundo a través de la nación de Israel. Aunque todavía Él tendría un pacto terrenal con Israel, ¡Él “después” (es decir, “en los postreros días”) derramará su Espíritu sobre toda carne! Esta es la razón por la que repetidamente digo que el avivamiento es un fenómeno del Nuevo Testamento, y no puede ser enseñado por pasajes en el Antiguo Testamento, como II Crónicas 7:14. Me parece que esto es lo que la Biblia enseña: Pentecostés fue el comienzo de una era en que el Espíritu Santo sería derramado en avivamientos a través de todo el mundo. Esa es mi posición, ¡y estoy dispuesto a defenderla de las Escrituras!

Ahora, vamos a volver atrás y mirar al principio del versículo 17, que, para nosotros, es realmente el versículo más importante:

“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…” (Hechos 2:17).

No omitas la pequeña palabra “de”. ¡Es muy importante!

“Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne…”

¡Estoy sorprendido que la Nueva Versión Internacional deja afuera la palabra “de”! ¡Esto me molesta porque los hombres que lo tradujeron afirman creer en la inspiración verbal plenaria de texto del Nuevo Testamento Griego! ¡Sin embargo dejaron afuera la palabra “de”! Eso me asusta, ya que arruina el sentido del verso. La NASV correctamente lo incluye, pero la NVI lo deja fuera. ¡Nunca se sabe lo que los traductores modernos van a dejar afuera! Es por eso que me mantengo fiel a la traducción literal de la RV [Ingles: King James]. Confío en la RV. ¡No deja palabras afuera!

¿Por qué es esa pequeña palabra “de” tan importante? La palabra griega es “apŏ”. Dr. Lenski la traduce: “de o algo de mi Espíritu”, y continúa diciendo, “porque tener el Espíritu es tener algo de su poder” (Ibíd., p. 76). Es importante para nosotros saber eso, o puede que nos desanimemos cuando oremos por avivamiento. Los avivamientos son las emanaciones “extraordinarias” del Espíritu de Dios. Pero Su espíritu sigue con nosotros durante tiempos más “normales”, como Iain H. Murray lo señala, (traducción de Iain H. Murray, Pentecost Today? The Biblical Basis for Understanding Revival, The Banner of Truth Trust, 1998, p. 18). Murray también cita, de George Smeaton quien dijo:

“De acuerdo con la cita del Nuevo Testamento hay un matiz que no se pierde en las palabras ‘de mi Espíritu’ (apŏ), la distinción entre la medida concedida [prometida] a los hombres y la plenitud inagotable de los recursos de la fuente”. Así que las iglesias apostólicas recibieron repetidas entregas del Espíritu, porque siempre había algo más de él para ser entregado...siempre hay más para ser recibido (traducción de Murray, ibíd., pp. 20-21).

¡Por lo tanto, no debemos desanimarnos cuando vemos una o dos conversiones! ¡Cada conversión es un milagro de Dios! Nunca permitas que un número pequeño de conversiones nos desanime. ¡Si Dios no estuviera trabajando no habría ninguna! Pero también debemos continuar orando para que Dios entre y nos de lo “inusual”. ¿Por qué? Porque “siempre hay más de él para ser dado...siempre hay más para ser recibido”.

(FIN DEL SERMÓN)
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