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FUEGO Y AZUFRE EN EL INFIERNO

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles
Viernes por la Tarde, Septiembre 4, 2009

“Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos” (Salmo 11:6).


Este sermón es una adaptación de uno dado por el Puritano Thomas Vincent. Nacido en 1634, se graduó con una maestría de Oxford en 1654. Fue ordenado en la Iglesia de Inglaterra, pero fue puesto fuera de la iglesia por una ley del Parlamento en 1662, por mantener doctrinas evangélicas. Él comenzó a predicar en una iglesia Puritana. Dejó esa congregación para trabajar con las víctimas de la plaga que azotó Londres ese año. Durante la plaga predicó constantemente, con grandes multitudes de personas que llegaban para escucharlo. Aunque más de 65,000 personas murieron a causa de la plaga en 1665, Dios milagrosamente protegió a Thomas Vincent. La plaga se acabó cuando Londres se quemó en un incendio de proporciones gigantescas. Él escribió sobre sus experiencias con la gente que murió durante la plaga y el gran incendio de Londres que sucedió después en su libro “La Terrible Voz de Dios en la Ciudad por Plaga y Fuego” [God’s Terrible Voice in the City by Plague and Fire (1667)]. El sermón de él que estoy adaptando esta noche, “Fuego y Azufre en el Infierno”, fue publicado en tres partes en 1670. Las horribles experiencias que él vivió trabajando con los moribundos durante la plaga y el gran incendio después sin duda pusieron en su mente impresiones de los horrores de los que mueren sin Cristo. Sin duda la terrible peste y el fuego lo motivaron a escribir este sermón sobre “Fuego y Azufre en el Infierno”.

Thomas Vincent dijo: Los tormentos del infierno a través de fuego y azufre, están más allá de la comprensión de nuestras mentes naturales. Sin embargo, somos capaces de comprender el Fuego y Azufre en el Infierno al pensar en el ardiente juicio que cayó sobre Sodoma y Gomorra, y en los incendios modernos que destruyeron en nuestro tiempo las grandes y malvadas ciudades como Londres. Pensando en estos fuegos terrenales somos capaces de entender el fuego y azufre que los perdidos experimentarán en el Infierno.

“Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos” (Salmo 11:6).

Este versículo nos dice que una terrible tormenta de fuego y azufre lloverá sobre los pecadores en el Infierno, un juicio que ellos merecen.

Pensemos en lo que el fuego del Infierno será para las personas no convertidas que caerán en

“fuego, azufre y viento abrasador [el cual] será la porción del cáliz de ellos” (Salmo 11:6).

Hay siete características o marcas del fuego del Infierno.


1.  Primero, será un gran fuego.

2.  Segundo, será un fuego oscuro.

3.  Tercero, será un fuego violento.

4.  Cuarto, será un fuego irresistible.

5.  Quinto, será un fuego continuo.

6.  Sexto, será un fuego que nunca se apaga.

7.  Siete, será un fuego eterno.


Primero, el fuego del Infierno será un gran fuego. Ustedes han visto el gran incendio que quemó las montañas del Sur de California durante las últimas semanas (otoño, 2009). Muchos de los que escucharon este sermón la primera vez, vieron el fuego que quemó la mayor parte de Londres en 1666. Pero el fuego del Infierno será mucho mayor que estos incendios. Será tan grande que quemará a todos los que son convertidos. Todos los pecadores estarán en el fuego del Infierno al mismo tiempo. En Apocalipsis 20:1, el Infierno es llamado “el abismo sin fondo”. Es tan grande el fuego que se describe como “sin fondo”, el “abismo sin fondo” de fuego. Ya que el Infierno es un “abismo sin fondo” es capaz de contener a todas las perdidos que han vivido. Es un abismo de fuego. Y el fuego es enviado por Dios, como lo fue en las ciudades de Sodoma y Gomorra.

Segundo, el fuego del infierno es un fuego oscuro. No habrá luz en el Infierno. La oscuridad absoluta del Infierno se sumará al horror del mismo. Cristo dijo:

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas” (Mateo 25:30).

“…para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas” (Judas 13).

No habrá luz para consolarte – nada más que llanto y gritos y crujir de dientes. No habrá luz del sol o la luna. El fuego mismo, siendo un fuego sobrenatural de Dios, no dará luz. Todo estará oscuro y negro: demonios negros, almas negras, un entorno negro. Sin duda, no habrá luz alegre. Allí los condenados estarán en un lugar de oscuridad para siempre:

“…para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas” (Judas 13).

Tercero, el fuego del Infierno es un fuego violento. El gran incendio que quemó todo Londres en los días de Thomas Vincent era feroz, salvaje y violento. Así fue el incendio que consumió la ciudad de Sodoma. En el Infierno el fuego de la ira y el enojo de Dios contra el pecado será violento. El lenguaje humano no puede expresar plenamente cuán violenta la ira de Dios arderá sobre los pecadores. Moisés dijo:

“¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido?” (Salmo 90:11).

La ira del hombre es limitada. Pero, ¿quién conoce el poder de la ira de Dios? Es ilimitado. A menudo tememos que los hombres pueden hacer más de lo que son capaces de hacer. Pero Dios puede y va a castigar horrorosamente a las almas perdidas, más allá del sentido humano. Dios mostrará su ira

“los vasos de ira preparados para destrucción” (Romanos 9:22).

El fuego que atormenta a los impíos será muy fuerte y muy violento. Será un fuego tan violento, que atormentará cada parte, desde la parte superior de la cabeza hasta los pies de los condenados.

Cuarto, el fuego del Infierno es un fuego irresistible. Todo el poder de Satanás y sus demonios no será capaz de detener el fuego de la ira de Dios. El profeta Nahum dijo:

“¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas” (Nahum 1:6).

El fuego de la ira de Dios será irresistible. Nadie puede detener Su ira contra el pecado. El fuego del Infierno arderá con tal violencia que va a superar todos los obstáculos. Nada puede detener el fuego de la ira de Dios en el Infierno. Ninguno de los perdidos será protegido del fuego. De hecho, ¡los malvados se quemarán en el fuego del Infierno y nadie será capaz de detener las llamas!

Quinto, el fuego del Infierno es un fuego continuo. Otros fuegos, no importa cuán grandes, son finalmente apagados. Pero el fuego del infierno continuará – siempre ardiendo sin fin.

“Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos”
       (Apocalipsis 14:11).

No habrá fin a las llamas de la ira de Dios, no hay disminución del fuego del Infierno. Este fuego siempre será caliente, siempre ardiente en el más alto grado. Cristo dijo:

“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno” (Mateo 25:41).

Sexto, el fuego del Infierno será un fuego que nunca se apaga, un fuego que no puede ser apagado. Cristo lo llamó:

“fuego que nunca se apaga” (Mateo 3:12).

Cristo advirtió sobre ir al

“Infierno, al fuego que no puede ser apagado” (Marcos 9:43).

Ahora, mientras estás vivo, el fuego de la ira de Dios puede ser apagado, extinguido, por la Sangre de Jesucristo; y el fuego puede ser prevenido. Pero después que mueras, será demasiado tarde. En el Infierno será demasiado tarde. La Sangre de Cristo no extinguirá, o aplacará la ira de Dios. Si todas las aguas de los océanos del mundo pudieran ser derramadas sobre las llamas del Infierno, no las extinguirían. Parafraseando a Shakespeare:

El océano del gran Neptuno
   Lavará este [pecado]
¿Lavarlo de mi mano? No; esto
   Mi mano será más bien
El numeroso mar encarnado;
   Haciendo al verde rojo
(Traducción de Macbeth, Acto II).

El fuego del Infierno es un fuego que nunca se apaga.

Siete, el fuego del Infierno será un fuego eterno. Cristo dijo:

“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).

El fuego del Infierno siempre arderá, y los condenados serán atormentados para siempre en él. Este será el tormento eterno para los perdidos. Supongamos que diez mil años pasaron, y después de eso cien mil millones de millones de años pasaron, aún así, no llegarás al final de la eternidad, no, ni siquiera a la mitad de la eternidad; apenas estarás sólo al principio de ella. Añádele a esto todos los minutos y horas de tiempo, todos los números de la aritmética que puedan ser concebidos, y todo esto es sólo el principio de la eternidad. ¿Cuánto tiempo durará la eternidad? ¡Para siempre! ¿Cuándo terminará la eternidad? ¡Nunca! Mientras el Cielo continúe siendo Cielo, y Dios continúe siendo Dios, todos los salvos serán felices en el gozo de Dios; por toda la eternidad los perdidos serán atormentados en el fuego del Infierno. Podemos oír hablar de la eternidad del fuego del Infierno, pero humanamente no podemos comprenderlo. Sólo podemos decir, con ese antiguo coro:

¿Dónde pasarás la eternidad?
   Esta pregunta es para ti y para mí.
¿[Cuál será la final] respuesta?
   ¿Dónde pasarás la eternidad?
Eternidad, eternidad;
   ¿Dónde pasarás la eternidad?
(Traducción de “Where Will You Spend Eternity?”
   por Elisha A. Hoffman, 1839-1929).

(FIN DEL SERMÓN)
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