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¡LOCURA AL HOMBRE NATURAL! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Ángeles “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” |
En los versos 14 y 15 el Apóstol Pablo da dos clases de hombres – el natural y el espiritual. Él divide toda la humanidad en estos dos grupos. Él solamente da dos clases de personas – natural y espiritual. Si el Espíritu de Dios no les ha dado una nueva naturaleza, diferente a la que ellos tienen de nacimiento, él los lista como hombres naturales. Él enseña que los hombres naturales nunca pueden recibir las verdades del Evangelio a menos que sean transformados por el Espíritu de Dios a hombres espirituales (traducción de C. H. Spurgeon, “Natural or Spiritual?”, The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Pilgrim Publications, reimpresión 1986, tomo VII, pp. 473-480).
La palabra “natural” es traducida de la palabra Griega “psuchikos”, que significa “sensual,” de los sentidos (Strong). Esto se refiere al hombre en un estado inconverso. El hombre en este estado es descrito en Judas 19 como “sensual, no teniendo el Espíritu” (Judas 19). El hombre debe ser convertido, haciéndose “una nueva criatura,” para ser liberado de su estado natural (II Corintios 5:17). Viniendo a nuestro texto, vemos tres hechos que prueban que esto es verdad.
I. Primero, el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios.
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios…” (I Corintios 2:14).
La palabra “natural” es traducida de la palabra Griega “psuchikos”, que significa “sensual,” de los sentidos (Strong). Esto se refiere al hombre en un estado inconverso, natural. Él vive por sus sentidos. Él no tiene contacto con Dios.
Adán pecó contra Dios, y así trajo ruina y culpa a todos sus descendientes. Toda la raza humana fue hundida en el pecado por Adán, y nuestro estado “natural” fue heredado de él.
“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores” (Romanos 5:19)
Así fue como te hiciste un hombre “natural” que no percibe “las cosas que son del Espíritu de Dios” (I Corintios 2:14). Por el pecado de Adán, como lo dijo Richard Wurmbrand:
La mente humana ha enloquecido, y tú solamente alcanzas la realidad cuando pasas más allá de la razón (traducción de Wurmbrand, If Prison Walls Could Speak, Living Sacrifice Book Company, edición 2000, p. 63)
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios…” (I Corintios 2:14).
Nosotros podemos decir que esto es verdad simplemente al ver a las personas que están a nuestro alrededor todos los días. El hombre natural en la calle no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios. Esto no solo se refiere a los borrachos o a los fornicarios, pero también a los hombres más inteligentes, refinados y religiosos. Todos ellos son semejantes. Ellos no pueden ni van a recibir o aceptar las cosas del Espíritu de Dios.
La Palabra de Dios nos dice que nuestra naturaleza pecadora viene de Adán al principio de la historia:
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores” (Romanos 5:19).
Toda la raza humana pecó en Adán, y todo ser humano en la tierra heredó la naturaleza-pecadora de Adán. Así es como toda la humanidad llegó al estado natural.
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios…” (I Corintios 2:14).
Mira alrededor y verás centenas de hombres naturales que violentamente se oponen a las cosas del Espíritu de Dios. Ellos aún pueden ser miembros de la iglesia, aún así se oponen a lo que Dios dice en la Escritura. Cuando yo atendía un seminario liberal me asombraba al ver a maestros Bautistas que violentamente se oponían a las enseñanzas más básicas de las Escrituras. En esos días yo no me daba cuenta completamente de la razón de sus ataques en contra de las “cosas del Espíritu de Dios.” Yo no entendí completamente que su oposición a las verdades básicas de la Biblia venía del hecho de que ellos eran solamente hombres “naturales,” hombres que nunca fueron convertidos. La Biblia dice,
“Por cuanto los designios de la carne [inconverso] son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7).
El hombre en sus estado natural tiene una mente que es enemiga de Dios, llena de “animosidad personal, odio, antipatía y oposición contra Dios” (traducido de R. C. H. Lenski, D.D., The Interpretation of St. Paul’s Epistle to the Romans, Augsburg Publishing House,, edición 1961, p. 506; comentarios de Romanos 8:7).
Pero un número aún más grande de hombres naturales no se oponen abierta y violentamente a las cosas del Espíritu de Dios. Oh, no, ellos secretamente las odian y las rechazan. Si tú eres honesto contigo mismo algún día podrás ver que esto es verdad de ti. Por la gracia de Dios algún día podrás ver que tu mente natural está opuesta a Dios en cada día que experimentas.
¿No es verdad que tú no tienes ningún gozo al leer la Biblia? ¿No es verdad que tú solamente lees la Biblia por obligación? ¿No es verdad que tú no recibes nada de valor espiritual cuando lees la Palabra de Dios? ¿No es esto una fuerte prueba que todavía eres
“hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios?” (I Corintios 2:14).
Lo mismo se puede decir de la oración. ¿Te acercas tú a Dios en oración? ¿Disfrutas orar? Sé honesto contigo mismo. Y si tú no disfrutas la oración, y si tú nunca te acercas a Dios en oración, ¿no es eso otra prueba que tú todavía eres
“hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios?” (I Corintios 2:14).
Y cuando tú vienes a la iglesia el domingo, ¿estás interesado en escuchar lo que Dios te va a decir a ti a través de la predicación de Su Palabra? O miras para bajo al suelo, o arriba al espacio, ¿sin recibir ni disfrutar los sermones para nada? Y, si eso es verdad de ti, no es esta otra fuerte prueba que todavía eres
“hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios?” (I Corintios 2:14).
Y si vienes al cuarto de consejo después del servicio, ¿estás interesado en escuchar lo que nuestro diácono Dr. Cagan te va a decir a ti? ¿Te inclinas hacia adelante y escuchas intensamente las instrucciones concernientes a tu conversión? O cierras tu mente, sin recibir lo que él dice, ¿y te olvidas rápidamente de lo que él dijo cuando te vas? Y, si esto es verdad de ti, no es esta otra prueba que tú todavía estás en un estado natural, eres
“hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios?” (I Corintios 2:14).
Si no estuvieras en una condición natural, te devorarías los sermones con ganas, escuchando como si tú propia vida dependieran de ellos, ¿verdad? Si no estuvieras en un estado natural escucharías a Dr. Cagan intensamente en el cuarto de consejería y tomarías muy seriamente lo que él te dice a ti, ¿verdad? Y algunos de ustedes son peor que eso. Algunos de ustedes se han hundido en un grado más profundo de incredulidad – lo prueba el hecho que ni siquiera vas al cuarto de consejo al final del sermón, aunque yo te animo a que lo hagas. A nadie forzamos a ir. Simplemente damos la oportunidad de hacerlo. ¿Pero no muestra tú falta de interés en ir al cuarto de consejo que estás en un estado peligroso? ¿No muestra eso que eres
“hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios?” (I Corintios 2:14).
Mas debo pasar al siguiente punto.
II. Segundo, el hombre natural piensa que las cosas de Dios son locura.
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…” (I Corintios 2:14).
La palabra Griega traducida “locura” significa “loco, estúpido,” o sin importancia (W. E. Vine/Inglés). Tú puedes decir, “Eso no me incluye a mí.” ¿Estás seguro que no? ¡Yo no estoy tan seguro!
¿No es verdad que has escuchado muchos sermones en la muerte sustituta de Cristo en la Cruz, muriendo para pagar por tus pecados? ¿Y no es igualmente verdad que tú no has tratado esto de una manera seria? ¿No es verdad que lo has puesto fuera de tu pensamiento después de cada servicio? ¿No es verdad que te olvidas de todo lo que se refiere a la crucifixión de Cristo hasta el próximo servicio? Y, si eso es verdad, ¿no es una prueba fuerte que tú realmente crees que la Crucifixión de Cristo en tu lugar es una doctrina tonta y sin importancia? Oh, yo sé que eres muy refinado y respetable para decir eso es voz alta. ¿Pero no es tu falta de atención al Evangelio realmente prueba que tú estás siendo descrito en I Corintios 1:18?
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden…”
(I Corintios 1:18).
Es ese verso, la misma palabra Griega es usada – “locura”, realmente no es importante, es tonto pensar mucho en eso. Ahora, si tú eres honesto, no es verdad de ti – que la predicación de la cruz es, de hecho, locura para ti – no vale la pena pensar mucho en eso – no vale la pena pensar en eso más que uno o dos momentos durante el sermón – ¿no vale la pena lo suficiente para dominar tu mente y tu corazón cuando estás solo? Y si eso es verdad de ti, ¿no es esto suficiente prueba que tú todavía estás es un estado natural, incapaz y no dispuesto a recibir
“las cosas que son del Espíritu de Dios”? (I Corintios 2:14).
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden…”
(I Corintios 1:18).
Pero debo ir un paso más, al tercer punto.
III. Tercero, el hombre natural tiene que ser convertido.
Esto se implica fuertemente al final de nuestro próximo texto,
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” I Corintios 2:14).
“Y no las puede entender.” Oh, él puede repetir las verdades del Evangelio. Pero él no puede “entender” la verdad de ellos en su propia alma. Él puede decir las palabras, “Cristo murió en mi lugar.” Pero él no puede agarrar a Cristo. Él no puede penetrar en Cristo en una manera viva. Él puede escuchar las palabras de Evangeline Booth, pero suenan extrañas y absurdas a él cuando ella dice,
Las heridas de Cristo están abiertas,
Pecador, fueron hechas por ti;
Las heridas de Cristo están abiertas,
Ve refúgiate en ellas.
(Traducido de “The Wounds of Christ”
por Evangeline Booth, 1865-1950).
¡“Y no las puede entender”!
Oh, el horror de oír el Evangelio vez tras vez, ¡pero nunca conocer a Cristo! Oh, el terror que finalmente dominará tu mente si tú te hundes en la muerte solamente conociendo las palabras, ¡sin conocer a Jesús Mismo! ¡Oh, que Dios abra tú corazón así como el abrió el corazón de Lidia!
“Y el Señor abrió el corazón de ella” (Hechos 16:14).
Oh, que el Espíritu de Dios abra tu corazón que tú puedas recibir el Evangelio, ven a Jesús, ¡y sé lavado del pecado por Su preciosa Sangre!
Las heridas de Cristo están abiertas,
¡Ve refúgiate en ellas!
Te ruego que te muevas de las meras palabras del Evangelio a un lugar donde Cristo se apodere de tu corazón, y tú verdaderamente vengas a Él para salvación, y te unas a Él en una “unión mística.” Como dice el Catecismo de Westminster,
La unión que los elegidos tienen con Cristo es laobra de la gracia de Dios, por lo cual es espiritual y mística, más verdadera e inseparable, unidas a Cristo como su cabeza y esposo (traducido de The Westminster Larger Catechism, respuesta a pregunta 66).
(FIN DEL SERMÓN)
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Leída de la Escritura Antes del Sermón por Dr. Kreighton L. Chan: I Corintios 1:18-24.
Solo Cantado Antes del Sermón por Mr. Benjamin Kincaid Griffith:
“The Wounds of Christ” (por Evangeline Booth, 1865-1950).
EL BOSQUEJO DE ¡LOCURA AL HOMBRE NATURAL! por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (Judas 19; II Corintios 5:17) I. Primero, el hombre natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios, II. Segundo, el hombre natural piensa que las cosas de Dios son locura, III. Tercero, el hombre natural debe ser convertido, I Corintios 2:14c; |