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CHINA – ¡EL MUNDO ESTÁ MIRANDO! por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado La Tarde del Día del Señor, 10 de Agosto de 2008 “Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Romanos 1:8). |
El Comentario The Applied New Testament Commentary [en Inglés] dice sobre este verso:
En los tiempos de Pablo, Roma era la ciudad más importante del mundo Occidental. Era la capital del Imperio Romano. Por lo tanto, la gente de todo el muno iba constantemente a Roma por una u otra razón. Por ese motivo, cualquier noticia respecto a los Cristianos Romanos naturalmente se esparcía a lo largo y ancho. Así el Apóstol Pablo podía decir ciertamente que de la fe de ellos [“se divulgaba por todo el mundo”]...De hecho, el número de Cristianos aumentaba tan rapidamente que como reacción los Romanos los habían comenzado a perseguir con severidad creciente...
Por eso está Pablo agradecido porque los creyentes Romanos han estado firmes en su fe, pese a una persecución tan terrible...
Poco tiempo después de la muerte de Pablo, se instituyó una ley nueva que exigía que toda la gente a traves del Imperio [Romano] adorase al Emperador Romano como a un dios. Cuando los Cristianos rehusaron, fueron puestos en prisión o se les sentenciaba a muerte. Todavía está de pie en Roma un gran estadio [el Coliseo] donde, para diversión, el Emperador y muchos otros Romanos solían ir a ver a los Cristianos ser devorados por leones rapaces (traducción literal de The Applied New Testament Commentary, Kingsway Publications, edición de 1997, p. 547; nota de Romano 1:8).
Hay una grande semejanza entre la ciudad antigua de Roma y la ciudad moderna de Beijing. Y hay muchos parecidos entre los Cristianos en la Roma antigua y los Cristianos en Beijing hoy. Las fundaciones de la Cristiandad de Roma y de Beijing fueron ambas cimentadas por gente Cristiana siento mártires. Los Romanos persiguieron a los primeros Cristianos en la ciudad de ellos con gran severidad. Esto también ha sido cierto de la China moderna, y su capital Beijing.
El Pastor Richard Wurmbrand, fundador de “The Voice of the Martyrs,” en uno de sus libros dio varias historias de la persecusión extrema de los Cristianos en la China.
El Rev. Fang Cheng [estaba] en la carcel. Él había sido torturado, pero no había traicionado a sus hermanos [dando listas de sus nombres a los Comunistas].
Un día es llevado...ante el oficial examinador [Comunista]. Él ve en una esquina del cuarto un montón de trapos, o oye el sonido de cadenas...Es su madre. Pero antes ella no tenía el cabello cano. Ahora sí. El color de su rostro es como de cenizas. Se puede ver que ella también ha pasado por maltratos pesados [en las manos de los Comunistas].
El Comunista le pregunta a Cheng: “He oído que los Cristianos tienen diez mandamientos supuestamente dados por Dios, los cuales debes procurar cumplir. Me interesaría saberlos. ¿Serías tan amable de recitarmelos?”
Cheng...[comenzó] a enumerar los mandamientos hasta llegar a “Honrarás a tu padre y a tu madre.” Aquí fue interrumpido. El Comunista le dijo, “Cheng, yo deseo darte la oportunidad de honrar a tu madre. Aquí ella está sufriendo en cadenas. Dinos lo que sabes de tus hermanos [Cristianos] y te prometo esta noche que tú y tu madre serán libres. Tú podrás cuidarla y honrarla. Dejame ver si en realidad crees en Dios y deseas cumplir sus mandamientos.”
Esa no fue una decisión fácil para este joven Chino. ¿Salvaría a su madre al traicionar a sus amigos Cristianos dando los nombres de ellos? ¿O protegería a los Cristianos al dejar a su madre seguir sufriendo en cadenas?
Cheng [se volvió] a su madre – “Mami, ¿qué hago?” La madre [respondió], “Desde la niñez te he enseñado a amar a Cristo y a Su...iglesia. Que no te importe mi sufrimiento. Procura permanecer siendole fiel al Salvador y a Sus [seguidores]. Si los traicionas, ya no eres hijo mío.”
Esa fue la última vez que Fang-Cheng vio a su madre. Es probable que ella haya muerto siendo torturada.
¿Qué es esto? Una escena de [las iglesias] subterráneas en China (traducción de Richard Wurmbrand, If That Were Christ, Would You Give Him Your Blanket?, 1970, Diane Books, pp. 8-9).
De nuevo, el Pastor Wurmbrand escribió,
En China... se reporta, que un millón de Católicos han sido asesinados...[y] el mismo número de Protestantes. Las cárceles están llenas. Los Cristianos están ejerciendo su religión... tras el telón, bajo el peligro de tortura y de la pena de muerte (Wurmbrand, ibid., p. 29).
De nuevo, el Pastor Wurmbrand dijo,
La iglesia en [China Comunista] es perseguida. Necesita nuestra ayuda. Por eso los episodios de su martirización deben ser sabidos. Aun en seminarios [Occidentales] se enseña sobre toda clase de iglesias, pero [no] sobre la iglesia subterránea, una iglesia que existe en un tercio del mundo. Esto…debe de [parar]. Su existencia, su sufrimiento, su victoria deben ser proclamados (Wurmbrand, ibid., p. 33).
Luego el Pastor Wurmbrand describió lo que sucedió durante la “Revolución Cultural” (1966-1969) bajo el dictador Chino Comunista Mao Tse Tung.
Un testigo ocular que escapó a Hong Kong [informó] sobre la muerte por ser apedreada de una jovencita Cristiana en un campo de trabajo de esclavos Comunista. Ella fue atada de manos y pies, y se hizo arrodillar en el centro de un circulo de gente a la que se le ordenó apedrearla. Los que rehusaron participar fueron baleados. El testigo ocular dice que ella murió con su rostro brillando, como el de San Esteban. Uno de los que la vio fue llevado a fe en Cristo por la chica que selló su testimonio con su sangre.
Cinco estudiantes que fueron enviados a cavar los hoyos donde fueron puestos, cantaban himnos Cristianos al ser enterrados vivos…Un pastor de distrito de Swatow había sido arrastrado por las calles con un gorro para tontos en su cabeza. El gorro tenía algo feo escrito en él. Pastores files fueron llevados en procesiones de burla con la cabeza rapada, expuestos a ser mofados...Cristianos tienen que arrodillarse en las calles. Escupen sobre ellos. Algunos fueron rapados, dejándoles solamente una cruz de pelo en la cabeza como seña de ser Cristianos.
Durante una tortura llamada “el pequeño criticismo,” el hombre marchaba por la calle con un gorro para tontos en la cabeza, con la lista de cargos en su contra escrita en su pecho. Esto continua por tres días seguidos. Después de marchar, se le dan los trabajos más sucios y más pesados. Recibe alimentos solo una vez al día, pero antes de recibirlos tiene que hacer reverencia hasta el suelo, noventa veces, ante un retrato de Mao.
Si esto no lo re-educa, sigue el “criticismo grande.” Con las manos atadas a sus espaldas, tiene que asistir a reuniones diarias por dos meses. En estas reuniones se expone su pecado de no creer en Mao. Es azotado cruelmente y escupen en él. Después de cada reunión, de nuevo las noventa reverencias [obligatorias] ante el retrato de Mao.
La tercera tortura se llama “aeroplano.” Se pone un palo sobre los hombros del hombre. Las manos, atadas atrás se tiran hacia arriba hacia el palo, hasta que se dislocan. En esta posición, tiene que hacer reverencia 180 veces ante [Mao] quien [según los Guardias Rojos Comunistas] es mejor que todos los dioses.
Durante la tortura llamada “La Balanza Dorada,” se pone un escritorio pesado sobre los hombres del [Cristiano] culpable. Los Guardias Rojos ponen tres ladrillos a cada lado del escritorio. Con los ladrillos en sus hombros, tiene que pararse en atención ante [el retrato] de Mao dos horas. Cada veinte minutos se le añade un ladrillo a cada lado. Al final tiene dieciocho ladrillos que cargar [en sus hombros]. Ay de aquel que se mueva. Si [dobla] sus rodillas aunque sea un poquito, la tortura completa comienza de nuevo.
Otra tortura es raparle la cabeza a los Cristianos y poner cenizas sobre ellos. Deben de pararse en atención ante la sagrada imagen de Mao. No se permite moverse.
Un Cristiano aguantó todas las humillaciones, pero rehusó hacer reverencia, contestando vez tras vez, “yo sé una sola cosa: que hay un Dios. Aparte de todo esto, no sé nada.” Contestaba vez tras vez, “Hagan conmigo lo que quieran, pero no negaré mi fe.” Sung-Fu valiente. No sabemos [qué fue de él].
Los Cristianos fueron obligados a entregar sus Escrituras y sus libros religiosos para ser quemados publicamente...Dar las Escrituras para ser quemadas es como entregar a Cristo a ser matado. Hubo Cristianos que reconocieron que la Palabra Escrita de Dios es digna de respeto. Ellos escondieron la Biblia... En Cantón, una dama Cristiana que había escondido su Biblia en una almohada fue sujeta a la más sucia humillación por los Guardias Rojos. La desnudaron y la llenaron de miel y la hicieron pararse en el sol por muchas horas...
Los Guardias Rojos quemaban hombres con palos candentes. Ha habido casos de crucifixión. Pero...a veces los Comunistas preferían ser encarcelados que continuar siendo los que torturan a los Cristianos. Se oyó a uno ellos decir, “Si les cortamos la lengua y prohibimos que los Cristianos hablen, ellos amarán con sus manos, y con sus pies, y con sus ojos, ellos siempre aman y en todas partes hasta su último suspiro. ¿Sabe alguien cómo sacar el poder del amor de estos Cristianos estupidos? ¿Sabe alguien de alguna manera de ponerle las manos encima al Cristo de ellos?” (Wurmbrand, ibid., pp. 55-60).
El Pastor Wurmbrand también dijo,
Las prisiones Chinas son como verdaderos infiernos: sucias, humedas, frías y llenas de insectos. Se considera que alrededor de cuarentamil Protestantes están en prisión hoy [en 1970]. (ibid. p. 61).
El Pastor Wurmbrand prosiguió,
Por Su cruz Jesús redimió a la humanidad. Para traer almas a la salvación hecha posible por el Redentor, otros tienen que estar listos a cargar sus cruces. Nuestros hermanos y hermanas Chinos, al aguantar el agua forzada por sus narices, astillas de madera apretadas entre sus dedos, fuertes choques eléctricos y hasta la crucifixión, comparten los sufrimientos de Jesús... Ahora las multitudes de misioneros que murieron en China en la rebelión de los Boxer y los mártires de los tiempos Comunistas [especialmente en la “Revolución Cultural,” que continua hoy] son santos glorificados en el cielo. [Estos Cristianos Chinos que son torturados por Cristo] nos llaman a que sigamos el ejemplo de ellos (Wurmbrand, ibid., pp. 61, 62, 64).
La tortura y prisión de Cristianos en China no terminó con “La Revolución Cultural” o con la muerte de Mao Tse Tung. Como mostré en el sermón de esta mañana (“China – ¡Vendrán del Oriente!,” 10 de Agosto, 2008) las persecuciones han continuado hasta este año (2008), hasta la mera hora de las Olimpiadas en Beijing, que comenzaron el 8 de Agosto de 2008. Por el sufrimiento de ellos, los fieles Cristianos de China ahora vencen el poder del mal. Como dijo el Pastor Charles Lyons,
La Cristiandad esta explotando en China. El número estimado de creyentes en la China es entre 40 a 130 millones...[la revista] Christianity Today dijo que los demógrafos estiman que un promedio de [innumerables miles] de gente China se convierte a la Cristiandad todos los años. Esto quiere decir que es la religión que crece más rápido en [esa] nación y ha sobrepasado la población de 70 millones de personas del Partido Comunista (traducción literal de Charles Lyons, Baptist Bible Tribune, Julio/Agosto 2008, p. 21).
La fe Cristiana fue esparcida en la Roma antigua por el evangelismo fiel de los primeros mártires. Lo mismo es cierto hoy en Beijing y a través de China. De ellos, al igual que de los primeros Cristianos en Roma, se puede decir,
“Doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Romanos 1:8).
Aunque tú y yo vivimos en Los Angeles, donde en comparación es fácil ser Cristiano, sigamos el ejemplo de ellos y vivamos nuestras vidas evangelizando por Jesucristo. Él sufrió y murió en la Cruz para redimirnos. Él resucitó de los muertos para darnos vida. Si todavía no eres salvo, ven a Él y Su Sangre lavará todos tus pecados. ¡Luego vive para Él! ¡Evangeliza para Él! Trae a otros a oír el Evangelio de Cristo y sean salvos! Cantemos de pie la última canción en la hoja de canciones.
Dadnos un lema para la hora de hoy, Una palabra desafiante de poder,
Un grito de batalla, en llamaradas, que llama a conquistar o a morir.
Una palabra para despertar del sueño a la iglesia, para obedecer al Maestro.
La llamada ya se dio, alzaos, nuestro lema es: ¡Evangelizad!
El buen evangelio proclamad, por toda la tierra en nombre de Jesús;
Esta palabra que resuena por los cielos: ¡Evangelizad! ¡Evangelizad!
Al hombre moribundo, a la raza caída, el Evangelio dad a conocer;
Al mundo que yace en tinieblas: ¡Evangelizad! ¡Evangelizad!
(traducción literal de “Evangelize! Evangelize!”
por Dr. Oswald J. Smith, 1889-1986; al son de “And Can It Be?”
por Charles Wesley, 1707-1788).
(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón:
Romanos 1:1-8.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“I’d Rather Have Jesus” (letra por Rhea F. Miller, 1922;
música de George Beverly Shea, 1909 - ).