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LA CRISTIANDAD VERDADERA – por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles “Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (I Corintios 15:17). |
Esta noche hablaré sobre el tema de “La Cristiandad Verdadera.” Hoy día tenemos bastante pseudo-Cristiandad y Cristiandad falsa. ¿Cómo puedes ver la diferencia entre la verdadera y la falsa? Ese es mi tema esta noche. Te daré cuatro cosas verdaderas que son ciertas de la Cristiandad Biblica genuina.
I. Primero, la Cristiandad verdadera enseña que Cristo realmente
resucitó de los muertos.
El contexto entero de este pasaje en I Corintios demuestra que el Apóstol Pablo hablaba de la resurrección literal, física, del cuerpo de Cristo. En uno de los seminarios a que yo asistí, uno de los catedráticos liberales dijo que Jesús resucitó de los muertos en la mente de los Discípulos. Esa es una manera engañosa de decir que Su cuerpo verdaderamente no resucitó, que solamente resucitó “en la mente de los Discípulos.” Pero eso no le es fiel a los hechos. De hecho, los Discípulos no creyeron en sus mentes que Jesús había resucitado de los muertos hasta que lo vieron. Solamente hasta que lo vieron y lo tocaron, finalmente y lentamente creyeron que su cuerpo había resucitado. La religión Cristiana completa yace en el hecho de que Jesús resucitó físicamente de la tumba. Fue solamente hasta que sus seguidores vieron a Cristo, y encontraron a Cristo, que fueron persuadidos de que Él había resucitado. Y no fue un espíritu el que resucitó. Para nada. Cuando Jesús se apareció después de Su resurrección a los once Discípulos, Él les dijo,
“Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies”
(Lucas 24:36-40).
Ellos podían ver las huellas de la crucifixión en Sus manos y pies. Él además le dijo a Tomás, el Discípulo, “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente” (Juan 20:27).
Estos versos de la Escritura muestran que Jesús verdaderamente resucitó físicamente de los muertos, en cuerpo, de la sepultura. Y no hay modo de evadir el hecho de que Su cuerpo mismo resucitó de los muertos en carne y hueso,. El cuerpo físico de Jesús resucitó de los muertos en la sepultura donde le habían enterrado, la tumba había sido sellada, tenía guardias Romanos vigilándola día y noche. Pero Jesús resucitó y rompió aquellos lazos y salió físicamente, resucitado de los muertos.
Ese es mi primer punto. Nosotros creemos en la resurrección física de Jesucristo simplemente porque es lo que nos dice el registro de los cuatro Evangelios. Nosotros no necesitamos otra prueba. Esta ha sido la creencia de millones de gentes desde el día que el cuerpo de Cristo salió andando vivo de aquella tumba. Todo lo demás en la Cristiandad verdadera se para o cae en el registro de los cuatro Evangelios, que nos dicen que Él resucitó. Quita el milagro de la resurrección física de Cristo y no habrá fundación alguna para el mensaje Cristiano. Nosotros creemos que la resurrección de Cristo fue una resurrección verdadera de Su cuerpo. Él no era un espíritu; Él ahora era un hombre vivo que había resucitado de los muertos. Esa es la verdad fundacional de la fe Cristiana. ¡Nosotros sí creemos en la resurrección de Jesucristo! El Apóstol Pablo hizo esto claro cuando dijo en nuestro texto,
“Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros” (I Corintios 15:17).
II. Segundo, la Cristiandad verdadera enseña que Cristo realmente murió en
la Cruz para pagar la pena del pecado.
Nosotros creemos que Jesucristo murió una muerte real en sustitución para pagar por nuestros pecados. La Biblia dice,
“Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (I Corintios 15:3).
Cristo realmente murió en la Cruz, para pagar por los pecados verdaderos de los pecadores verdaderos. Además, Él derramó Sangre verdadera en la Cruz para limpiar a verdaderos pecadores de pecados verdaderos. Estas no son solamente historias bonitas o mitos, estos son hechos, y son hechos verdaderos. Cree estos hechos verdaderos sobre la verdadera muerte de Cristo, vicaria, de sustitución, y cree en el poder limpiador de Su Sangre, y serás salvo. Recházalos y serás condenado. Esto es muy real y muy, muy importante. Jesús Mismo dijo,
“El que creyere...será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16).
Tu destino eterno depende de que creas estos hechos reales sobre la muerte de Jesús, para salvarte del pecado, y luego en venir a Él por fe verdadera, y darle a Él tu corazón y vida. Entonces serás realmente salvo.
III. Tercero, la Cristiandad verdadera enseña que tú necesitas
una conversión verdadera.
Insistimos en que tú tienes que creer en más que estos hechos sobre Cristo. Hay más, aparte de solamente creer esos hechos. Tú tienes que venir a Cristo y realmente encontrar al Cristo viviente, y ser así realmente convertido. Ninguna conversión falsa puede aceptarse. Lo que necesitas es una conversión verdadera, y podrás tener una si pones a un lado tu orgullo y prejuicio y vienes a Jesús, por un encuentro cara a cara con el Cristo viviente, ahora en el Cielo a la diestra de Dios. No aceptes ningún sustituto de la conversión a Cristo. Todos los sustitutos fracasarán en salvarte. Jesús dijo,
“De cierto os digo, que si no os volvéis...no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).
No hay sustituto para la conversión verdadera. Por eso tú tienes que buscar una conversión verdadera en Cristo Jesús. Si tienes una conversión falsa perderás tu alma en las llamas del Infierno, del cual Jesús hablaba tan a menudo en los cuatro Evangelios. Jesús dijo,
“Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7).
El nuevo nacimiento es el otro lado de la conversión. Tú tienes que ser renacido y convertido, o no podrás ser un Cristiano verdadero, no importa cuánto ores y asistas a la iglesia. Nada de eso te ayudará en absoluto a menos que seas verdaderamente renacido y convertido, por una conversión verdadera.
IV. Cuarto, la Cristiandad verdadera enseña que la persona
que es realmente convertida vivirá una vida Cristiana verdadera.
Tú solamente puedes vivir una vida Cristiana verdadera después de ser convertido. Tú puedes ser religioso sin ser convertido, mas nada de ello te será real hasta que vengas a Cristo, te arrojes sobre Él, y recibas la vida eterna, una nueva vida, eso te capacitará para vivir una verdadera vida Cristiana en la iglesia local. Sí, nosotros creemos que tú puedes vivir una vida Cristiana verdadera solamente después de haber experimentado una conversión verdadera. Jesús dijo,
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
Mi querido amigo, estas son cosas verdaderas, cosas que tienes que considerar de corazón, y abrazarlas como una realidad si has de heredar la vida eterna. Y todo comienza cuando verdaderamente crees que Jesucristo realmente resucitó físicamente de los muertos. Nuestro texto dice,
“Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (I Corintios 15:17).
“Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana [sin valor, inútil].” Mi oración es que tú veas la falta de valor de la vida si no has venido al Cristo resucitado y confiado en Él con todo tu corazón. Hazlo, y todos los demás puntos se volverán autoevidentes, y serás convertido, volviendote en un Cristiano verdadero por la primera vez en tu vida. Que el Jesucristo resucitado se vuelva una realidad viviente en tu alma y en tu vida. Como el evangelista de antaño, Paul Rader lo puso en uno de sus canciones:
María lo vio a Él, y clamó “¡Maestro!” Después de que Él salió de la sepultura;
De repente Jesús estuvo de pie en medio de ellos, Entró estando la puerta cerrada.
¡Él, que muerto estuvo vive otra vez! ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
Rompió las frías garras de la muerte – ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
Pedro lo vio a Él a la orilla del mar, Comió con Él a la orilla del mar;
Con labios que solían muertos estar, Jesús le decía, “¿Pedro me amas?”
¡Él, que muerto estuvo vive otra vez! ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
Rompió las frías garras de la muerte – ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
Tomás lo vio a Él dentro del aposento, Su Maestro y Señor a Él lo llamó,
Sus dedos en las llagas de los clavos, Y de la lanza metió.
¡Él, que muerto estuvo vive otra vez! ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
Rompió las frías garras de la muerte – ¡Él, que muerto estuvo vive otra vez!
(Traducción libre de “Alive Again” por Paul Rader, 1878-1938).
(FIN DEL SERMÓN)
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www.realconversion.com. Oprime “Sermones en Español.”
La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Lucas 24:36-43.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Alive Again” (por Paul Rader, 1878-1938).
LA CRISTIANDAD VERDADERA – por Dr. R. L. Hymers, Jr. “Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados” (I Corintios 15:17). I. Primero, la Cristiandad verdadera enseña que Cristo realmente II. Segundo, la Cristiandad verdadera enseña que Cristo realmente III. Tercero, la Cristiandad verdadera enseña que tú necesitas IV. Cuarto, la Cristiandad verdadera enseña que una persona que es |