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LA VIDA NOTABLE DEL PATRIARCA ENOC

(SERMÓN #39 ON THE BOOK OF GENESIS)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
La Mañana del Día del Señor, 9 de Marzo de 2008

“Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (Genesis 5:21-24).


Este el el sermón treinta y nueve que te he predicado del Libro de Genesis. Esta noche daré el cuarenta. Se centrará en el tiempo de los diez patriarcas que predicaron antes del gran Diluvio. Cuando yo era niño me preguntaba cómo el hombre podía vivir tanto como lo hizo. Pero después aprendí que el mundo era completamente diferente antes del Diluvio. Como dijo el Dr. Henry M. Morris,

Es de esta sección [de la Escritura] que nos dice que los hombres podían vivir casi mil años, que deducimos algo de la naturaleza maravillosa del primer ambiente del mundo (traducción libre de Henry M. Morris, Ph.D., The Genesis Record, Baker Book House, edición de 1986, p. 151).

El Dr. John MacArthur, pese a estar erróneo sobre la Sangre de Cristo, dio una nota útil sobre esto,

La longitud no usual de la vida se le atribuye al ambiente provisto por la tierra antes del diluvio, estando bajo una capa de agua, filtrando los rayos ultravioleta del sol y produciendo una condición más moderada...extendiendo así la vida (traducción de The MacArthur Study Bible, Word Bibles, edición de 1997, notas de Genesis 5:5 y de Genesis 1:7).

Y aquí en el registro de Genesis, leemos de la vida admirable del patriarca Enoc.

Como he de señalar, era una hora muy malvada. No había adoración de ídolos, sino simplemente los hombres se olvidaron de Dios, y dejaron a Dios fuera de sus vidas. El humanismo laico y el post modernismo que es tan creciente hoy en el mundo moderno (especialmente en las escuelas publicas y en las universidades laicas) es muy parecido a la forma en que la gente pensaba antes del Diluvio. Matusalén, hijo de Enoc, vivió hasta el tiempo de la vida de Noé. Cristo dijo,

“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37-39).

Parece que estamos viviendo en esa edad ahora, entonces no debe sorprendernos que el hombre se ha vuelto a alejar de Dios, como en los tiempos antes del Diluvio, en que vivía Enoc.

Pero Enoc era diferente de la gente a su alrededor. Como lo dijo el poeta Robert Frost, ganador del premio Pulitzer,

He de decir de esto con un suspiro,
En algún lugar en edades que están por venir;
Dos caminos se abrieron en un bosque, y yo,
Tomé el que menos se viajaba,
Y eso ha hecho toda la diferencia.
   (traducción libre de Robert Frost, “The Road Not Taken,”
      en Robert Frost’s Poems, Washington Square Press,
      edición de 1971, p. 223).

Enoc escogió caminar en un camino diferente que la mayoría de la gente en este tiempo. De las Escrituras podemos aprender tres cosas sobresalientes de la vida de Enoc, su mensaje y su salida del mundo.

I. Primero, Enoc caminó con Dios.

Dos veces se nos dice esto. En el verso 22, “Y caminó Enoc con Dios.” En el verso 24, “Caminó, pues, Enoc con Dios.” Aunque otros se podrían describir así, en las Escrituras solamente hay dos hombres de quienes se dice esto definitivamente. El otro era Noé. En Genesis 6:9 se nos dice que “con Dios caminó Noé.” Ambos vivieron antes del Gran Diluvio. Ambos caminaron con Dios. El poema de Robert Frost fue cierto de ambos hombres – ellos tomaron el camino menos viajado, el camino a la fe.

“Caminó Enoc con Dios.” Esta frase significa que era un hombre de fe, en una era cuando la mayoría de gente no tenía fe. Nosotros leemos en el Nuevo Testamento,

“Por la fe Enoc...tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:5-6).

Mientras otros pensaban solamente en esta vida, en hacer dinero y acaparando cosas materiales,

“comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento”
      (Mateo 24:38),

pensando solamente en este mundo – en aquella cultura materialista, Enoc caminó con Dios.

Tú no puedes complacer a Dios si no crees “que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Enoc buscó a Dios con todo su corazón. Él oraba a Dios. Él vivía por Dios. Él hablaba por Dios. Eso es lo que la Biblia quiere decir cuando dice, “caminó, pues, Enoc con Dios” (Genesis 5:22, 24). La fe en Dios no es una superstición. La fe es un don, y aquellos que tienen el don de la fe que salva son librados por Cristo del pecado y de la muerte, y del fuego eterno.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8).

Es nuestra oración es que Dios te de el don de la fe en Jesucristo, para que tú también puedas caminar con Dios, y vivir para siempre con Dios en Su Reino venidero.

II. Segundo, Enoc recibió dos revelaciones notables.

Nosotros vemos la primera de estas revelaciones en el verso veintiuno,

“Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén”
      (Genesis 5:21).

En su libro, Gleanings in Genesis, Arthur W. Pink señaló que el nombre que Enoc le dio a su hijo Matusalén es la clave a la revelación de Dios tocante al Diluvio. Arthur W. Pink dijo,

El nombre Matusalén implica fuertemente que Enoc había recibido una revelación de Dios. El nombre Matusalén significa “Cuando él muera se enviará; o sea, el diluvio” (Newberry). Es muy probable que la revelación divina entonces se memorice en este nombre. Es como si Dios le dijo a Enoc, “¿Ves ese bebé? El mundo durará lo que él dure, ¡y no más! Cuando ese hijo sea sacado, haré juicio sobre el mundo. Las ventanas de los cielos serán abiertas. Las fundaciones de lo profundo se romperán y la humanidad perecerá” (traducción de Arthur W. Pink, Gleanings in Genesis, Moody Bible Institute, 1922, p. 78).

Esta revelación hizo una gran impresión en Enoc. Él no tenía idea de cuanto tiempo ese bebé viviría. Mas él sabía desde el momento en que nació el bebé que “Cuando él muera se enviará.” Puedo entender su experiencia completamente porque yo fui salvo en una conferencia profética cuando era joven. El Dr. Charles J. Woodbridge estaba predicando sobre el fin de este mundo presente, de II Pedro, capitulo tres. Mientras él hablaba, yo sabía que era cierto – el juicio venía a este mundo, y mi única esperanza estaba en Jesucristo. ¡Esa es una verdad maravillosa que se ve en la Biblia! ¡Cuando un hombre mira eso, huirá a Cristo, como Lot huyó de Sodoma, y como Noé huyó al arca! Te llevará a caminar con Dios y Enoc lo hizo. ¿Has visto lo cierto del juicio venidero?

“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (I Juan 2:17).

Enoc vio eso por medio del don de la fe. Me pregunto si tú tienes el don de la fe, aquella visión que pasa de largo a la mayoría de gente, aquel conocimiento interior que te conecta a Dios y te muestra que Él juzgará a este mundo por fuego, como lo hizo por agua en el gran Diluvio.

Pero Enoc tuvo una segunda revelación. Dios le mostró que el Diluvio vendría, y Dios también le mostró el edicto final, cuando Cristo vendrá a hacer juicio al fin de esta edad. En el libro de Judas del Nuevo Testamento se nos dice,

“De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él” (Judas 14-15).

Enoc anduvo predicando en la tierra ese mensaje sobre el juicio final. Lo que él dijo fue pasado cuidadosamente por los maestros de antaño y por rabinos e incorporado en un libro apócrifo. Pero Judas, el hermano de Jacobo, fue guiado por el Espíritu Santo a citar aquellas palabras en las Santas Escrituras. Esto los autentíca como verdaderas palabras de Enoc, que han sido preservadas en el libro apocrife que lleva su nombre. Estas palabras tienen el imprimátur apostólico del Espíritu Santo sobre ellas. Así sabemos hoy que Enoc era un predicador en llamas. Él predicaba sobre el Diluvio que venía. Él predicaba sobre la venida del Señor.

“...con sus santas decenas de millares, para hacer juicio”
      (Judas 14-15)

en este mundo malvado, incrédulo. Él predicaba del Cielo y del Infierno, y de la salvación por la Sangre de Cristo preencarnado. Él no tuvo muchos conversos. Pocos creyeron lo que él dijo. Pero Noé oyó al hijo de Enoc, a Matusalén, repetir los sermones de su padre. Sin duda Matusalén le dijo a Noé lo que su padre había predicado. Él le habrá dicho, “Mi padre Enoc dijo que Dios juzgaría la tierra con un gran diluvio en año que yo muera. Cuando yo esté muerto, entonces vendrá. Eso es lo que Dios le mostró a mi padre Enoc, y por eso me dio ese nombre.” De joven, Noé fue profundamente conmovido cuando Matusalén le daba largas citaciones de los sermones de Enoc, su padre. Y yo creo que fue por medio de los sermones de Enoc, que Noé oía de Matusalén, que Dios le habló y él

“con temor preparó el arca en que su casa se salvase”
      (Hebreos 11:7).

Otros pensaban que era solamente la predicación de un viejo loco. Pero Noé creyó lo que Enoc había predicado, y fue salvo. Muchos hombres han sido movidos y sacudidos por algún sermón viejo de tiempos de antes. John Bunyan, nuestro viejo padre Bautista fue llevado a Cristo mayormente por leer una vieja copia de Luther’s Commentary on Galatians [el Comentario de Gálatas, por Lutero] con la cubierta cayéndosele porque el libro estaba tan viejo. Bunyan dijo,

Después de muchas congojas en mi mente, el Dios en cuya mano se hallan todos nuestros días y nuestros caminos, un día echó en mi mano un libro de Martín Lutero, era su comentario sobre Gálatas – también ya estaba tan viejo que se despedazaba al voltearlo. Yo estaba contento de que tal libro hubiera caído en mis manos porque pronto hallé mi condición, en su experiencia, tratada en gran profundidad, como si ese libro hubiera sido escrito de mi corazón. Estó me sorprendió porque pensé que este hombre no podía saber nada sobre el estado de los Cristianos ahora, sino que escribía y hablaba de la experiencia de días pasados...Yo prefiero este libro de Martín Lutero, después de la Biblia, y antes que todos los demás libros que he visto, por ser el más propio para la conciencia herida (traducción de John Bunyan, “Grace Abounding to the Chief of Sinners,” The Works of John Bunyan, The Banner of Truth Trust, reimpreso en 1991, tomo I, secciones 129-130, p. 22).

Cómo quisiera que tu generación pudiera oír a los patriarcas y los profetas, los Apóstoles, y a Cristo Mismo. Cómo quisiera que tú escucharas a aquellos hombres de antaño, y a Lutero y a los otros Reformadores, a los Puritanos, y a los grandes evangelistas del Primer Gran Despertamiento, a Edwards y a Whitefield y a John Wesley. Cómo oro que tú oigas a John Bunyan y al gran Spurgeon. Oh, sí, yo sé que ellos vivieron mucho antes de tu tiempo, pero ellos, por sus escritos, pueden decirte más de Dios y de la conversión que cualquier otro hombre vivo que yo conozca hoy día. Sé sabio como Noé, que oyó del mensaje del viejo Enoc y construyó el arca con temor, para que él y su familia no se ahogaran el en gran Diluvio. Oye a los hombres de otra época, hombres que caminaron con Dios, y predicaron del juicio venidero, que predicaron del Infierno, y de la salvación por la fe en la Sangre santa de Cristo. Esa es la clase de predicación que se necesita desesperadamente hoy en nuestras iglesias y en nuestra nación – ¡pero que está tan trágicamente ausente! Ojalá que tú oigas los predicadores viejos como lo hizo Noé. Ojalá que leas al Dr. Martyn Lloyd-Jones, y a Thomas Hooker, y a Joseph Alleine y a Richard Baxter, y especialmente a Jonathan Edwards, el gran psicólogo Bíblico del espíritu humano en su estado inconverso. Ojalá que tú andes con temor y huyas a Cristo cuando leas a los hombres de otros tiempos. Como dijo el Apóstol Pedro,

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).

III. Tercero, Enoc fue traspuesto para no ver muerte.

Por favor lea de pie Genesis 5:24.

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (Genesis 5:24).

Se puede sentar. Martín Lutero era escolar del Antiguo Testamento en Hebreo. Comentando de esas palabras, “le llevó Dios,” Lutero dijo,

La palabra Hebrea lakach significa que Dios lo tomó hacia sí mismo (traducción libre de Martin Luther, Th.D., Luther’s Commentary on Genesis, Zondervan Publishing House, 1958, vol. 1, p. 123).

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios [hacia sí mismo]” (Genesis 5:24).

Y el Nuevo Testamento completa el evento, dando estos comentarios,

“Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios” (Hebreos 11:5).

“Desapareció, porque le llevó Dios” (Genesis 5:24). “Enoc fue traspuesto para no ver muerte” (Hebreos 11:5). Trasladar una palabra significa ponerla en palabra que tiene el mismo significado en otro idioma. Trasponer [trasladar] a un ser humano significa ponerlo en otro mundo sin que muera, arrebatándolo vivo al Cielo, a otra dimension que no conocemos por nuestros sentidos naturales.

Así Enoc fue el primer hombre que fue traspuesto al Cielo sin morir. Elías fue el otro hombre que fue directamente trasladado al Cielo sin pasar por la muerte. Elías subió al Cielo en un torbellino. Ambos, Enoc y Elías son tipos, que retratan el rapto que viene, cuando

“El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (I Tesalonicenses 4:16-17).

¡Qué promesa tan maravillosa para aquellos que son salvos! Sin embargo no todos serán arrebatados vivos a recibir a Cristo en el aire aquel día. Solamente aquellos que son convertidos, solamente aquellos que caminan con Dios, como Enoc, serán trasladados de repente, por las nubes, a recibir a Cristo en el aire.

¡Qué gozo! ¡Qué delicia! Si nos fueramos sin morir,
Sin enfermedad, sin tristeza, si miedo y sin llanto.
Arrebatados en las nubes con nuestro Señor a la gloria,
Cuando Jesús reciba a “los Suyos.”
O, hasta cuándo, Señor Jesús, hasta cuando
Cantaremos la feliz canción,
¡Cristo vuelve! ¡Aleluya!
¡Aleluya! Amen. ¡Aleluya! Amen.
   (traducción libre de “Christ Returneth” por H. L. Turner, 1878).

¿Eres salvo tú? ¿Has sido unido a Cristo? ¿Estás lavado de tus pecados en Su Sangre? ¿Eres un Cristiano verdadero? ¿Estás en la iglesia cada vez que la puerta se abre? Si no eres Cristiano verdadero, te quedarás atrás y te perderás la gloria preparada para aquellos que conocen a Cristo por un encuentro personal con Él. Te perderás la gloria preparada para aquellos que están lavados limpios de sus pecados por la santísima Sangre de Cristo. ¡Oh, ven a Cristo! Alistate para el rapto. ¡Alistate para cuando Él venga a trasponer a sus seguidores a Su glorioso Reino de la vida eterna!

Si estás aquí en la iglesia por primera vez esta mañana, quizá dirás con aquellos que vieron a Jesús hacer un milagro, “Hoy hemos visto maravillas” (Lucas 5:26). ¡Hemos oído cosas extrañas hoy! Pero las cosas que has visto en las Escrituras y oído en el sermón en realidad no son extrañas, en el sentido general de la palabras. Son cosas verdaderas, dadas en la Biblia para ayudarte a encontrar la salvación por fe en Cristo. Ojalá que vayas a casa y pienses sobre lo que se predicó, y luego vuelvas a oír más el próximo Domingo. Este podría ser un gran punto que cambie tu vida. Esto podría llevarte a buscar a Cristo, que dijo,

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26). Amen.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Genesis 5:18-24.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Christ Returneth” (por H. L. Turner, 1878).


EL BOSQUEJO DE

LA VIDA NOTABLE DEL PATRIARCA ENOC

(SERMÓN #39 ON THE BOOK OF GENESIS)

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

“Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (Genesis 5:21-24).

(Mateo 24:37-39)

I.   Primero, Enoc caminó con Dios Genesis 5:22, 24; 6:9; Hebreos 11:5-6;
Mateo 24:38; Efesios 2:8.

II.  Segundo, Enoc recibió dos revelaciones notables, Genesis 5:21;
I Juan 2:17; Judas 14-15; Hebreos 11:7; Hechos 4:12.

III. Tercero, Enoc fue traspuesto para no ver muerte, Genesis 5:24;
Hebreos 11:5; I Tesalonicenses 4:16-17; Lucas 5:26; Juan 11:25-26.