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LA CAÍDA DEL HOMBRE – PARTE II (SERMÓN #21 DEL LIBRO DE GENESIS) por Dr. R. L. Hymers, Jr. Un sermón predicado la Tarde del Sábado, 22 de Septiembre de 2007 “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Genesis 3:6-7). |
Arthur W. Pink dijo correctamente que el tercer capitulo de Genesis es uno de las pasajes más importantes en toda la Palabra de Dios. Pink dijo,
Es “la semilla del plan de la Biblia.” Aquí se hallan las fundaciones sobre las que descansan muchas de las doctrinas cardinales de nuestra fe. Aquí trazamos hacia su fuente muchos de los ríos de la verdad divina. Aquí comienza el gran drama que se actua en la plataforma de la historia...Aquí hallamos la explicación divina de la presente condición caída y arruinada de la raza [humana]. Aquí aprendemos los métodos sútiles de nuestro enemigo, el Diablo...Aquí marcamos la tendencia universal de la naturaleza humana a cubrir su propia vergüenza moral por un artefacto de la manualidad del hombre (traducción de Arthur W. Pink, Gleanings in Genesis, Moody Press, 1981 edition, p. 33).
En nuestro último estudio de este gran capitulo vimos cómo Satanás entró en el Huerto del Edén, poseyendo y hablando por la boca de serpiente que todavía no era juzgada. Oímos a Satanás hablarle a la mujer, poniendo en duda lo que Dios le había dicho a Adán, torciendo y distorcionando la Palabra que Dios dio, diciendole a ella “no moriréis” si coméis del fruto de aquel árbol prohibido, “el árbol de la ciencia del bien y del mal.”
Debe recordarse que Satanás para aquel entonces ya era un maestro del engaño. En Apocalipsis 12:4 leemos,
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra…” (Apocalipsis 12:4).
El significado de ese verso se aclara unos cuantos versos después, en Apocalipsis 12:9,
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).
El Dr. Henry M. Morris dijo,
Aquí se identifica al dragón con la serpiente del Edén (Genesis 3:1)...y como el Diablo que probó a Jesús [en el desierto] (traducción literal Henry M. Morris, Ph.D., The Defender’s Study Bible, World Publishing, 1995, p. 1448; note on Revelation 12:9).
Satanás fue expulsado del Cielo por rebelarse contra Dios, y por querer tomar el trono de Dios (Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:13-18). Satanás fue arrojado fuera del Cielo a la tierra, donde se hizo el
“...príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).
¿Pero qué de los ángeles que siguieron a Satanás en rebelión contra Dios? Apocalipsis 12:9 dice,
“Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).
¿Cuántos ángeles se rebelaron con Satanás? ¿Cuántos de ellos fueron “arrojados con él” a la tierra? Apocalipsis 12:4 dice,
“Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra” (Apocalipsis 12:4).
El Dr. Morris dijo,
Estas ‘estrellas del cielo’ son identificadas como los ángeles de Satanás en Apocalipsis 12:9 (Morris, ibid., p. 1447, traducido).
Así, nosotros creemos que la tercera parte de los ángeles en el Cielo se rebelaron con Satanás líder suyo y fueron arrojados a la tierra, convirtiendose en los demonios que Jesús tan a menudo encontraba en Su ministerio terrenal.
Satanás le mintió a aquellos ángeles. Sin duda había usado la misma clase de mentira que le presentó a Adán y Eva en el Huerto del Edén, cuando dijo, “seréis como Dios” (Genesis 3:5). Indudablemente esa fue la mentira que destruyó a aquellos ángeles, “Venid conmigo y seréis como dioses.” Ellos creyeron la mentira del Diablo, pero no “se hicieron como dioses.” ¡Oh, no! ¡Ellos se hicieron demonios, mounstros inmundos, vagando el mundo con enojo, lujuria e ira!
Y tal como Satanás le mintió a los ángeles tentandoles a pecar contra Dios, así lo hizo de nuevo cuando le mintió al hombre. La misma idea con la que sedujo a aquellos ángeles, que los arruinó, era similar a la idea falsa que usó para tentar a Adán y Eva en el Huerto del Edén. Mira Genesis 3:4-5,
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”
(Genesis 3:4-5).
Yo creo que Satanás usó un argumento similar, una mentira similar, para derrumbar a un tercio de los ángeles del Cielo en aquella gran Caída angélica de su posición exaltada en el Cielo.
Y ahora trae esa mentira, y esa distorción de la Palabra de Dios a nuestros primeros padres. Y, como los ángeles, nuestros padres en el Huerto también creyeron su mentira y se volvieron condenados como los ángeles que creyeron al “Padre de mentira,” porque eso es lo que el Señor Jesucristo llamó a Satanás cuando Él le dijo a los Fariseos,
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).
En ese verso Jesús nos dijo dos cosas importantes sobre Satanás: (1) “Él ha sido homicida desde el principio” y (2) Él es mentiroso, y padre de mentira.
Satanás le mintió a los ángeles cuando los tentó a que lo siguieran. Satanás le mintió a Adán y Eva cuando los tentó a comer del único árbol que era prohibido en el Huerto.
Satanás era “homicida desde el principio.” Por sus mentiras el “asesinó” a los ángeles que lo siguieron, “sus ángeles,” porque fueron arrojados fuera del Cielo a la tierra, donde esperan cierta condena en el Infierno de fuego, “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). “Él ha sido homicida desde el principio,” porque no solamente “asesinó” a un tercio de los ángeles del Cielo, él también asesinó a la raza humana entera por su engaño y mentiras.
“El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él…” (Juan 8:44).
Satanás destruyó a un tercio de los ángeles en su Caída. Y Satanás “asesinó” a la raza humana entera por atraparlos en este grande pecado que cometieron por desafiar al Dios viviente, y seguir al Diablo a la condena en la Caída del hombre, grabada en nuestro texto.
Cuando Adán pecó no era un hombre ordinario. Él era el cabeza natural de la raza humana entera. Como la rebelión de Satanás afectó directamente a un tercio de los ángeles en el Cielo, así la rebelión de Adán y el pecado en la Caída también tuvo grandes consecuencias para otros. La raza humana entera cayó en Adán como cabeza natural de ellos. Un viejo libro Puritano de texto para niños correctamente dijo, “En la Caída de Adán, todos nosotros pecamos.” Por creer la mentira de Satanás, y comer del fruto prohibido, Adán trajo la muerte a su descendencia – a la raza humana entera. Como lo puso el Apóstol Pablo,
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres…” (Romanos 5:12).
El efecto del pecado de Adán sobre la raza humana fue inmenso. Antes de la Caída, Dios y el hombre tenían compañerismo. Después de la Caída ese compañerismo se terminó. Ellos fueron cortado de Dios. Después de la Caída ellos trataron de esconderse de Dios.
Antes de la Caída el hombre era inocente y santo. Adán y Eva no tenían naturaleza de pecado. Después de la Caída fueron pecaminosos y avergonzados. El Apóstol Pablo dijo,
“El pecado entró en el mundo por un hombre” (Romans 5:12).
Ese verso no dice que “los pecados” entraron al mundo. Dice “el pecado.” Adán no trajo el pecado al mundo por poner un mal ejemplo. Su acto de pecado trajo un cambio a su misma naturaleza. Su mismo corazón se hizo depravado.
Antes de la Caída el hombre pudo haber comido del Árbol de la Vida y vivir para siempre (Genesis 2:9; 3:22). Después de la Caída la muerte del cuerpo se hizo parte de la pena por el pecado de Adán. Romanos 5:12 dice,
“El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte...” (Romanos 5:12).
Esto se refiere a ambas muertes, la espiritual y la física. Después de que Adán pecó dijo Dios,
“...pues polvo eres, y al polvo volverás...” (Genesis 3:19).
De ese modo, la muerte física y la espiritual es el resultado del pecado de Adán.
Como resultado de la Caída, el pecado se hizo universal en la humanidad. Ahora todos los hombres nacen con una naturaleza pecaminosa, heredada de Adán, la cabeza natural de la raza humana.
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
La naturaleza pecaminosa básica del hombre caído se da a traves de la Biblia.
“No hay hombre que no peque” (I Reyes 8:46).
“Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano”
(Salmo 143:2).
“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastes 7:20).
“Vosotros, siendo malos” (Lucas 11:13).
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).
“Toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Romanos 3:19).
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” (I Juan 1:8).
Creemos que el pecado de Adán fue imputado a toda su posteridad, o sea, a la raza humana entera. Por la unidad orgánica de la humanidad, Dios le imputa inmediatamente el pecado de Adán a todos sus hijos. Así, la naturaleza que todo hombre posee ahora es la misma naturaleza depravada que Adán poseía después de la Caída. Según Romanos 5:12 la muerte (ambas espiritual y física) le fue pasada a todo hombre, porque todos pecaron en Adán, la cabeza natural de ellos.
Eso es lo que queremos decir con la “Depravación Total” de la humanidad. Quiere decir que el hombre en su estado naturalmente depravado, no tiene verdadero amor por Dios. Quiere decir que él se prefiere a sí mismo que a Dios, que él se ama a sí mismo más que a su Creador. La Depravación Total también quiere decir que a cada hombre en su estado natural no le gusta Dios, tiene una repulsión o aversión a Él, y está contra Él.
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios” (Romanos 8:7).
Los “designios de la carne” [“mente carnal” en Inglés] se refiere a “un hombre no regenerado,” no renacido (La Biblia de Geneva, 1955, nota sobre Romanos 8:7).
Así, la caída del Adán, en Genesis capitulo tres, tiene un efecto directo sobre ti. Hayas sido criado en la iglesia o no, tu recibiste una naturaleza que tiene aversión a Dios en Cristo, la cual heredaste de tu padre Adán. Nada que tú pienses, aprendas o hagas puede darle revés a la incorrupción interior que heredaste. Por lo tanto, la salvación tiene que venir de una fuente “ajena,” de una fuente completamente fuera de ti mismo. Y esa fuente es Dios Mismo. Dios tiene que despertarte a tu depravación interior. Dios tiene que marchitar tus ideas falsas de salvación, y convencerte de tu depravación interior. Dios tiene que atraerte a Cristo, para ambas, la limpieza y la creación del nuevo nacimiento dentro de ti. Por causa del pecado de Adán, nadie sino solo Cristo, el segundo Adán, puede salvarte. Eso es la salvación por gracia sola, mediante Cristo solo. Eso es lo que creemos y predicamos. ¡Ojalá vengas a Cristo y seas convertido pronto!
(FIN DEL SERMÓN)
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