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EL SUMO SACERDOTE A SOLAS –
EN EL GETSEMANI Y EN LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un sermón predicado en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles
la Tarde del Día del Señor, 22 de Febrero de 2004

“Pero en la segunda parte, [entraba] sólo él sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:7).


Esta noche regresamos al Huerto de Getsemaní. Hemos pasado cuatro Domingos de noche ahí – demasiadas noches para la mayoría de iglesias en los últimos días, ya que la mayoría han cerrado los servicios los Domingos en la noche.

“Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron” (Mateo 25:5).

Aun muchas que no han cerrado las puertas los Domingos en la noche probablemente no querrían pasar cuatro noches consecutivas con un tema tan mórbido. Ahora nos dicen que escojamos temas “ligeros” para nuestros sermones. Pero la Biblia está llena de temas “fuertes,” y debemos predicarlos, o no podremos decir con el Apóstol Pablo,

“Porque no he rehuído anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27).

La entrada de Cristo a la oscuridad del Getsemaní marca el principio de Su pasión, Su entrada a la hora de sufrimientos por nuestros pecados. Entonces, vale la pena recordar que Él entró en el Getsemaní como nuestro Sumo Sacerdote. En el Antiguo Testamento se le dijo al Sumo Sacerdote que entrase al Lugar Santísimo, la parte más profunda del Tabernáculo, a solas, una vez al año, en el Día de la Expiación, Yom Kipur. El sumo sacerdote tenía que entrar a solas. Nuestro texto se refiere a esto,

“Pero en la segunda parte [el Lugar Santísimo], [entraba] sólo él sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo”
      (Hebreos 9:7).

Así el Huerto de Getsemaní se volvió en la entrada al Lugar Santísimo para Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. Él tuvo que entrar a la profundidad del Huerto para orar, y sudar Sangre por nosotros, a solas.

A solas oró el Salvador
   En el oscuro Getsemaní;
A solas Él la copa amarga bebió,
   Y ahí sufrió por mí;
A solas, a solas, Él lo cargó todo a solas;
   Él se dio a sí Mismo para salvar a los Suyos;
Él sufrió, sangró y murió, A solas, a solas.
   (“Alone” por Ben H. Price, 1914).

La soledad de Cristo nos enseña tres grandes lecciones .

I. Primero, Cristo comenzó a cumplir el oficio de Sumo Sacerdote a solas,
en el Getsemaní.

Nuestro texto nos dice que el sumo sacerdote de los tiempos del Antiguo Testamento entraba al Lugar Santísimo para ofrecer sangre por los pecados del pueblo “sólo” (Hebreos 9:7). Este es un tipo clara de Cristo, como se nos dice el los versos once y doce. Por favor leamos estos versos de pie y en voz alta.

“Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:11-12).

Se pueden sentar.

El sumo sacerdote del Antiguo Testamento, entrando al lugar santísimo en el Tabernáculo, era el tipo. Cristo, entrando al sufrimiento en el Huerto de Getsemaní, y atravesando Su pasión ahí, incluyendo la crucifixión al día siguiente, y Su resurrección y ascensión, es el anti-tipo.

Cristo tenía que entrar a solas a un período de oración ensangrentada en el Getsemaní, para cumplir las instrucciones del sumo sacerdote del Antiguo Testamento en el Día de la Expiación.

Por favor voltee a Levítico 16:17 para ver una descripción de la obra del sumo sacerdote en los tiempos del Antiguo Testamento. Léalo en voz alta.

“Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer le expiación en el santuario, hasta que él salga...” (Levitico 16:17).

Cristo no necesitaba hacer expiación para Sí Mismo, porque diferentemente del sumo sacerdote del Antiguo Testamento, Jesús no tenía pecado. Él no necesitaba

“como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados” (Hebreos 7:27).

¿Por qué? Porque Jesús jamás pecó.

“Porque tal sumo sacerdote nos convenía, santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Hebreos 7:26).

El sumo sacerdote del Antiguo Testamento tenía que ofrecer sacrificios de sangre “por sí mismo y por los pecados...del pueblo” (Hebreos 9:7). Pero Jesús era “un sumo sacerdote de los bienes venideros,” y Su sacrificio de Sangre era completamente por otros, por tus pecados y los míos.

Como sumo sacerdote, Él tenía que entrar a solas al Lugar Santísimo en el Huerto de Getsemaní. Pero distinto al sumo sacerdote del Antiguo Testamento, Su Sangre, empezando con el sudor ensangrentado, fue derramada por los pecados de otros.

Allí cargo Dios toda mi culpa;
   Esto se puede creer por gracia;
Mas los horrores que Él sintió
   Son demasiado pesados para ser concebidos.
¡Oscuro, triste Getsemaní!
   (“Many Woes He Had Endured” por Joseph Hart, 1712-1768).

Spurgeon dijo,

Nadie podía compartir en aquel sacrificio, y en la entrada posterior nadie podía tomar parte en esa hora. Lea Livitico 16:17: “Ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer le expiación en el santuario, hasta que él salga…” Aun al simpatizar no podemos entrar a la morada intima de su sacrificio, no se puede acercarse a lo más profundo de ello. Jesús pisa la viña a solas. Getsemaní – ¿quién podría estar en el Huerto, y ver el sudor sangriento, y oír el clamor de aquel poderoso corazón? Hasta los tres favorecidos [Pedro, Jacob y Juan] se sobrecargaron de tristeza y se durmieron.

¿Quién podrá penetrarte a ti,
  Solitario, oscuro Getsemaní?

Pero en [la Cruz del] Calvario, donde la oscuridad estuvo más densa hasta volverse el día en noche, como emblema de lo que acontecía, entrando aquella negrura que no podemos [mirar]. “Tus sufrimientos desconocidos” aun se conserva una de las mejores expresiones descriptivas de lo que nunca se puede describir. Todo esto, digo yo, era su propia sola tristeza por los pecados en los cuales no participó en lo personal: esta era su sacrificio de apertura (traducción literal de C. H. Spurgeon, “Our Lord’s Entrance Within the Veil,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Numero 2,075, Pilgrim Publications, reimpreso en 1975, tomo xxxv, pp. 148-149).

Cristo cumplió típicamente el oficio de sumo sacerdote por su entrada al Huerto de Getsemaní a solas. Nadie podía ir allí con Él cuando el peso del pecado de la humanidad fue puesto sobre Él allí – con el cual cargaría hasta la Cruz la mañana siguiente.

“Pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote…”
      (Hebreos 9:7).

II. Segundo, Cristo no podía llevar a ningún otro ser humano con Él
al entrar en Su Sufrimiento.

En el Antiguo Testamento, Dios se mostraba separado de la humanidad pecaminosa por un velo. Spurgeon dijo,

Había una carpa gruesa antes del lugar más santísimo, y ocultaba la luz que simbolizaba la presencia de Dios. Dentro del santuario interior moraba Jehová aparte, y ninguno entraba en el santo recinto sino solo un hombre, y éste una sola vez al año (ibid., p. 143).

Este era un tipo o símbolo de la soledad de Cristo en Su pasión, Su sufrimiento para pagar la pena de nuestros pecados.

Desde el momento en que los Discípulos lo dejaron solo, mientras ellos dormían en el Huerto de Getsemaní, hasta la hora en que Él clamó: “Consumado es” (Juan 19:30) en la Cruz al día siguiente, Cristo estuvo a solas, abandonado por amistades humanas.

Judas fue el primero en abandonarlo.

“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle”
      (Mateo 26:14-16).

Pedro se consideraba ser mejor. Él dijo,

“Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33).

Pedro también dijo,

“Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte” (Lucas 22:33).

Sin embargo poco tiempo después Pedro huyó, cuando los soldados Romanos llegaron para arrestar a Cristo en Getsemaní.

“Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron”
      (Mateo 26:56).

Los soldados se llevaron a Jesús al sumo sacerdote. Los principales del Sanhedrin dijeron,

“¡Es reo de muerte! Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban” (Mateo 26:66-67).

Pedro estaba sentado afuera del palacio cuando esto aconteció. Una joven lo señaló y dijo: “También este estaba con Jesús el Nazareno” (Mateo 26:71). Pedro maldecía y juraba, diciendo: “No conozco al hombre” (Mateo 26:74).

Jesús estaba a solas en el Getsemaní. Jesús atravesó a sólo Sus juicios ante el Sanedrín, ante el Rey Herodes y ante el gobernador Romano, Poncio Pilato. Jesús fue a la Cruz a solas. Entonces, en la Cruz, Dios el Padre lo dejó – y Él estuvo completamente solo, desamparado de ambos, de Dios y del hombre. Desde la Cruz clamó, 7

“Eli, Eli, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).

Eso era una cita de Salmo 22:1.

¿Por qué dijo eso Jesús? Él...experimentó la separación de Dios completamente. Él experimentó la ira completa de Dios, la maldición completa de Dios sobre el hombre pecador... Durante el tiempo que Jesús colgaba de la Cruz, Dios en verdad lo desamparó. Nuestro pecado fue puesto sobre Jesús; Él fue hecho pecado por nosotros (II Corintios 5:21). Pero Dios no puede ver el pecado, por lo tanto, Dios apartó Su rostro de Jesús. En el Huerto de Getsemaní, un ángel vino a fortalecer a Jesús (Lucas 22:43). Pero sobre la cruz, no hubo nadie que le consolara o le fortaleciera. Este fue el precio que Jesús pagó para redimirnos, para librarnos de la ira de Dios. Esto es lo que significa que Él dio Su vida como rescate por muchos (traducción literal de The Applied New Testament Commentary, Kingsway Publications, 1997, p. 300).

A solas, a solas, Él lo cargó todo a solas;
   Él se dio a sí Mismo para salvar a los Suyos;
Él sufrió, sangró y murió, A solas, a solas.
   (“Alone” por Ben H. Price, 1914).

“Pero en la segunda parte, [entraba] sólo el sumo sacerdote...” (Hebreos 9:7).

III. Tercero, Cristo ascendió y llevó Su Sangre, a solas,
dentro del Lugar Santísimo en el Cielo.

Cristo pagó por nuestros pecados en la Cruz. Luego sepultaron Su cuerpo muerto en una sepultura que fue sellada con una gran roca. Pero Él resucitó físicamente de los muertos el tercer día.

“A quienes también, después de haber parecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios”
      (Hechos 1:3).

Luego Cristo ascendió de regreso al Cielo. Los Discípulos

“con los ojos puestos en el cielo entre tanto que él se iba” (Hechos 1:10).

¿Qué hizo Jesús después de haber ascendido al Cielo? Nuestro texto da una fuerte clave. Por favor voltea a Hebreos 9:7. Leamos este verso de pie y en voz alta.

“Pero en la Segunda parte, [entraba] sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:7).

Ahora lea el verso doce.

“No por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención” (Hebreos 9:12).

Se pueden sentar.

El Dr. John R. Rice dijo:

El sumo sacerdote era un tipo de Cristo, y la sangre llevada al Lugar más Santísimo representa un santuario en el Cielo, donde Jesús entró con Su propia sangre para hacer expiación por los pecados del mundo (traducción literal de Dr. John R. Rice, The Gospel According to Matthew, Sword of the Lord, 1980, p. 479).

La Sangre que Jesús derramó en la Cruz fue trasladada al Cielo. Y Cristo llevó Su Sangre al Lugar Santísimo en el Cielo. Mira Hebreos 9:24. Léelo en voz alta.

“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Hebreos 9:24).

Ahora mira nuestro texto en Hebreos 9:7, otra vez.

“Pero en la segunda parte, [entraba] sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre...” (Hebreos 9:7).

Así que las Escrituras revelan por medio del tipo más claro y por el cumplimiento dado en cualquier lugar de la Biblia, que Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, llevó Su Sangre al Lugar Santísimo en el Cielo...dentro del Cielo mismo, ¡para aparecer ahora ante la presencia de Dios por nosotros!

Luego, la Biblia va más allá de este claro tipo y específicamente nos dice que la Sangre de Cristo es una de las cosas en el Monte de Sion, otro nombre del Cielo.

“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo...a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada” (Hebreos 12:22, 24).

Eso fija el asunto. La Sangre de Cristo está en el Cielo ahora. La Biblia dice que está en el cielo en Hebreos 12:24.

A través de la historia los grandes Cristianos han proclamado esta verdad. La Biblia Anotada de Scofield dice,

En el acto de entrar en el lugar santísimo, el sumo sacerdote es un tipo de Cristo, quien por nosotros entró con “su sangre” en el “cielo mismo” (nota de Levitico 16:5).

C. H. Spurgeon dijo,

Donde el sumo sacerdote podía entrar solamente una vez al año nosotros podemos ir todo el tiempo, porque la sangre estay, intercediendo perpetuamente por nosotros (traducción literal de C. H. Spurgeon, “The Saviour’s Precious Blood,” The Metropolitan Tabernacle Pulpit, Numero 3,395).

Andrew Murray dijo,

El Espíritu vivía y operaba en esa sangre, así que cuando fue derramada no podía descomponerse como cosa muerta, sino que siendo realidad viva, se podía llevar al cielo, para ejercer su poder divino desde ahí (traducción libre de Andrew Murray, The Blood of the Cross, 1935, p. 10).

El Dr. J. Vernon McGee dijo,

Su Sangre todavía está en el cielo, y a través de las edades sin fin estará allí para recordarnos del terrible precio que Cristo pagó para redimirnos (traducción literal de Dr. J. Vernon McGee, Thru the Bible, Thomas Nelson, 1983, tomo 5, pagina 560).

La Sangre de Cristo, en el Lugar Santísimo en el Cielo, puede limpiar tus pecados de las cuentas de Dios. Cuando tú vienes a Cristo, Su Sangre lava de los libros de Dios todo pecado que hayas cometido. Es por eso que el Apóstol Pablo especificamente nos dijo que somos salvos

“por medio de la fe en su sangre” (Romano 3:25).

“Pero en la segunda parte, [entraba] sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre...” (Hebreos 9:7).

A solas oró el Salvador
   En el oscuro Getsemaní;
A solas Él la copa amarga bebió,
   Y ahí sufrió por mí;
A solas, a solas, Él lo cargó todo a solas;
   Él se dio a sí Mismo para salvar a los Suyos;
Él sufrió, sangró y murió, A solas, a solas.
   (“Alone” por Ben H. Price, 1914).

¿Vendrás tú a Cristo esta noche, y serás lavado de todo tu pecado por Su Sangre? Si estás dispuesto a venir a Cristo, por favor vete a la parte trasera del cuarto cuando cantemos la ultima estrofa del himno número siete, “Hay un Precioso Manantial Lleno de Sangre.” Por favor ve atrás del cuarto cuando empiece la última estrofa. Después iremos a mi oficina donde hablaremos de tu salvación.

(FIN DEL SERMÓN)
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La Escritura Leída por el Dr. Kreighton L. Chan Antes del Sermón: Marcos 14:32-42.
El Solo Cantado por el Sr. Benjamin Kincaid Griffith Antes del Sermón:
“Alone” (por Ben H. Price, 1914).


EL BOSQUEJO DE

EL SUMO SACERDOTE A SOLAS –
EN EL GETSEMANI Y EN LA CRUZ

por Dr. R. L. Hymers, Jr.


“Pero en la segunda parte, [entraba] sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:7).

(Mateo 25:5; Hechos 20:27)

I.   Cristo comenzó a cumplir el oficio de Sumo Sacerdote, a solas en
Getsemaní, Hebreos 9:11-12; Levitico 16:17; Hebreos 7:27, 26.

II.  Cristo no podía llevar a ningún otro ser humano con Él al entrar en
Su Sufrimiento, Juan 19:30; Mateo 24:14-16; 26:33; Lucas 22:33;
Mateo 26:56, 66-67, 71, 74; 27:46.

III. Cristo ascendió y llevó consigo Su Sangre, sólo, dentro del Lugar
Santísimo en el Cielo, Hechos 1:3, 10; Hebreos 9:12, 24;
Hebreos 12:22, 24; Romanos 3:25.