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EL QUINTO MANDAMIENTO ES LA LEY DE DIOSpor Dr. R. L. Hymers, Jr. |
Un Sermón Predicado en la tarde del Sábado, 21 de Mayo de 2005 "Honra a tu padre y a tu madre" (Exodo 20:12). |
Ese es el quinto mandamiento. Aquí la palabra Hebrea "honra" es "kawbad". Significa "hacer las cosas pesadas". El sinónimo en nuestro idioma es "reverencia", "venerar", "dar respeto", "dar honra", "hacer la voluntad de". Todas esas palabras y frases describen las palabras del quinto mandamiento:
"Honra a tu padre y a tu madre" (Exodo 20:12).
Ahora, déjame hacerte unas cuantas preguntas a tí, que fuiste criado en la iglesia. ¿Honras a tu padre y a tu madre quedándote en un estado inconverso? ¿Les das "reverencia", y "los veneras" y "les das respeto" quedándote desinteresado en la salvación de tu alma? ¿Haces tú la "voluntad" de tu padre y de tu madre al no "Esforzarte a entrar por la puerta angosta" (Lucas 13:24)? Contéstate a tí mismo. ¿Das reverencia, los veneras, los respetas y honras a tus padres quedándote así con una actitud desinteresada en la salvación de tu alma?
Tengo que ser honesto contigo. No puede pensar en más grande vergüenza y falta de honra para con tu padre y tu madre que quedarte tal como estás, totalmente sin "Esforzarte a entrar por la puerta angosta". Es la más grande deshonra hacia tu padre y tu madre que te rechaces las apelaciones y el llamado del evangelio ¡y te quedes sin ser Cristiano!
Tu padre y tu madre no están interesados en lo que el mundo piensa. Tampoco les importa mucho lo que otros Cristianos u otros predicadores piensan. Pero en lo más profundo del corazón de tu padre y de tu madre existe un sentido de traición y deshonra. Ellos sienten que to los has deshonrado al quedarte endurecido y desinteresado en tu salvación.
¿No te molesta eso? ¿No hace eso que te avergüences te tí mismo? Yo creo que debería hacerlo. Yo creo que deberías estar muy avergonzado por deshonrar a tu padre y a tu madre en el modo más cruel e incivilizado. ¿Qué golpe más cruel le podrías dar a tus padres que permanecer tal como estás? ¿Qué deshonra más devastadora podrías darles que tratar tu salvación tan ligeramente? ¿Qué más grande deshonra podrías echar sobre ellos que rechazar la salvación? El quinto mandamiento dice:
"Honra a tu padre y a tu madre".
Pero los has deshonrado, profundamente y vergonzosamente. Dentro de sí, en lo más profundo de su corazón, tu padre y tu madre se sienten tristes, deshonrados, y, sí, traicionados por tí.
Ellos esperaban ser deshonrados y traicionados por el mundo. A través de muchos años de obra y trabajo para Dios, han aprendido que la gente del mundo no los querrá, los deshonrará, serán fríos con ellos, y los traicionarán por que aman a Cristo. Ellos esperan que el mundo no los escuche. Ellos esperan que el mundo trate sus palabras sobre Cristo con falta de respeto. Oh, pero que sus propios hijos(as) los traten de igual modo es un golpe muy cruel que cuesta aceptar.
Sí, ellos han leído las palabras de Cristo:
"El que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí"
(Mateo 10:37).
Sí, ellos están de acuerdo con Cristo. Pero les causa mucho dolor. Te miran - esperando ver un rayo de luz en tu rostro. Te miran - esperando ver una lucecita de esperanza para tu alma. Ellos ven la cara de Dr. Cagan cuando sale del cuarto de consejo. Parecen preguntar: "¿Hay alguna esperanza para mi hijo?". No. Ninguna palabra de consuelo, no se les puede dar ninguna esperanza. Ellos se sienten incapáces y sin esperanza. No hallan descanso en su corazón. ¿Por qué? Porque tú has roto, roto repetidamente, el quinto mandamiento.
"Honra a tu padre y a tu madre".
¡Tú has roto el corazón de tus padres por tu falta de interés en Jesucristo!
Dentro de tí mismo dices: "Yo no necesito ayuda. Yo no necesito que ellos me ayuden". Oh, ¿no eres tonto al pensar tales pensamientos? Cuando naciste, tu padre fue el primero en verte. Tenía grandes esperanzas para tí. Pensaba: "Mi hijo podría llegar a ser un gran Cristiano poderoso". Oh, tu padre esperaba y oraba, la primera vez que vio tu rostro, que podrías ser ¡un gran hombre de Dios! Él pensaba, "Quizás mi hijo hará algo importante para Dios". "Quizás será un gran predicador, o un gran misionero. Tal vez un gran hombre laico, un diácono en la iglesia. Tal vez mi hijo hará grandezas para Dios". Pero te ve con la cara dura, y te oye decir: "Yo no necesito ayuda". Él quería ayudarte. Él quería darte el ánimo y el apoyo que nadie le dio a él. Él quería que estuvieses a su lado en la batalla contra Satanás y el mundo. Cuando tu padre te vio por la primera vez, más que nada en el mundo, él quería que ese bebé de mejillas rosadas fuese un soldado, al lado suyo ¡en el ejército del Señor!
Imagínate cuán avergonzado y débil e incapás se siente al ver tu cara - tan dura y obstinada como la de Caín! Tú has avergonzado y deshonrado a tu padre en lo más profundo de su corazón al estar tan frío hacia Dios como lo estuvo Caín! Oh, la pena y el dolor de corazón que siente tu padre cuando su hijo deliberadamente rompe el quinto mandamiento:
"Honra a tu padre y a tu madre".
Sí, también has deshonrado a tu madre. Ella te abrazaba y sostenía, y te adoraba. En su corazón ella decía: "Por voluntad de Jehová he adquirido varón" (Genesis 4:1). Ella te arruyaba y te daba de mamár - y soñaba y oraba que algun día serías un varón de Dios. "Mi hijo será un gran varón de Dios", decía cuando en las noches te miraba dormir en la cuna. Ella oraba por un hijo como tú, y sentía que Dios le había contestado. "Por voluntad de Jehová he adquirido varón" decía en su corazón cuando miraba tu rostro, dormido, en la cuna. ¡Qué gran gozo y esperanza llenaban su corazón! Nunca podrás imaginar los sueños que tenía para tí. "Mi hijo será un fuerte varón de Dios. Pronto se hará Cristiano. Se casará con una buena mujer Cristiana. Algun día, oh Dios, te pido que mi hijo sea un gran predicador, o un gran misionero, o un gran diácono fiel y constante, o algun otro líder de la iglesia. Y, oh Dios, te pido que mi hijo Cristiano me llene de consuelo y me ayude en la vejez." Sí hombre, tu madre oraba así por tí cada noche cuando eras solo un bebé, mamándo de sus pechos.
"Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante…errante y extranjero serás en la tierra" (Genesis 4:5, 12).
Yo creo que la más grande maldición que cayó sobre Eva no fue el sudor y dolor de la Caída. ¡Oh, no! La maldición más grande que su pobre corazón roto tuvo que soportar fue la pérdida de su hijo. Ella estuvo tan contenta cuando él nació. Ella dijo: "Por voluntad de Jehová he adquirido varón". Pero ahora lo ve con la mente llena de ira y amargura, rechazando a Dios, ido, errante y vagabundo en la rehusa obedecer el quinto mandamiento,
"Honra a tu padre y a tu madre".
¿Por qué te culpo de romper este mandamiento? Te culpo porque sí eres de culpar. Tú sí has roto la ley de Dios. Tú dices: "Lo siento". Pero ¿de qué sirve? ¿Cómo pueden esas palabras sanar la herida en el corazón de tus padres? ¿Cómo pueden esas palabras borrar el hecho de que no eres Cristiano? ¿Cómo te hace Cristiano decir "lo siento"? Todo hombre que no llega a ser Cristiano dice "lo siento". He oído a cientos de hombres decir esas palabras, pero no le hicieron ningun bien a sus padres.
El Sr. Mencia y yo estuvimos al lado de una mujer se estaba muriendo. Su hijo fue llevado al hospital, encadenado, a ver a su madre por la última vez. El Sr. Mencia es capellán del Departamento del Sheriff. Él puso mucho esfuerzo para arreglar que sucediera. Trajeron al criminal al cuarto, en el hospital, encadenado para decirle adios a su madre. Ella lo crió al morir su padre. Ella fue fiel e hizo lo mejor que pudo - pero estaba sola - y el jóven se descarrió, se metió en las drogas y fue a la prisión. Ahora estaba acá para ver a su madre la última vez. Yo estaba allí. Lo vi todo. El jóven acarició la cara de su moribunda madre. Y le dijo: "Lo siento. Lo siento, mamá, haberte roto el corazón". Derramaba lagrimas cuando le oí decir eso. ¿Pero, qué bien le hizo? ¡Ninguno! No le hizo ningun bien decir: "Lo siento".
Los policías sacaron al jóven de aquel cuarto. La madre estaba tan mal del cancer que no pudo decir palabra alguna. El Sr. Mencia y yo nos fuimos de aquel cuarto. Yo mire al Sr. Mencia. Sus ojos hacia abajo. Y luego él me dijo: "Las palabras no significan nada. Él no cambiará". Y el Sr. Mencia tiene razón. El jóven no cambió. Está igual de perdido esta noche como lo estuvo aquel día.
¡No! ¡No! Decir "Lo siento" no borra el dolor de corazón y pesar de una madre y de un padre que han sido traicionados. Tú dices: "Yo no soy tan malo como él". Cierto, por fuera no lo eres. Pero tu rechazo de Cristo, y tu corazón endurecido, traen el mismo dolor y las mismas lagrimas, e igual deshonra a padres que esperaban y oraban que fueras un varón de Dios.
Y, luego, decir "Lo siento" no borra la mancha negra de tu pecado en el libro del récord de Dios. Ninguna cantidad de pesar que puedas llegar a sentir o expresar limpiará tu récord a la vista de Dios. Un día estarás de pie ante el trono de Dios, y serás condenado por Él, por los siglos de los siglos, porque rompíste el quinto mandamiento:
"Honra a tu padre y a tu madre".
¿Por qué te he predicado este sermón? Está lleno de ley - ley que tú has roto. Dios dijo:
"Honra a tu padre y a tu madre",
y tú has roto la ley de Dios por deshonrar y faltarle el respeto a la religion y a la fe de tus padres. ¿Por qué te digo esto? Porque el evangelio nunca parece buenas nuevas hasta que se ve a la luz de la ley de Dios.
Déjame darte una ilustración. Si yo saliera contigo al medio día a la luz del sol, y encendiera un fósforo, casi no lo notarías. Pero si salieramos a la media noche, y las nubes taparan la luna y las estrallas, si yo encendiera ese mismo fósforo, brillaría con esplendor en la oscuridad. Así he predicado este mensaje sobre la oscuridad de tu pecado, para que la luz del evangelio de Cristo brille ante tus ojos de un nuevo modo. El evangelio no parece buenas nuevas hasta que se ve ante la oscura pantalla de tu pecado.
Y tú no puedes deshacerte de este negro pecado al decir "Lo siento". Y no puedes deshacerte de este negro pecado por cambiar tus caminos. No. Estás demasiado perdido para cambiar. Estás totalmente depravado y demasiado engañado para cambiar.
Pero Cristo te puede salvar. Es aquí donde pasamos de la ley al evangelio. Las religions paganas te dicen que cambies. Los decisionistas te dicen que cambies. Pero nosotros no lo hacemos. Te ofrecemos la luz del evangelio de Cristo. La Biblia da el evangelio puro, para pecadores condenados por la ley. Dice:
"Que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros"
(Romanos 5:8).
Cristo te dice a tí, pecador culpable:
"Inclinad vuestro oído y venid a mí; oíd y vivirá vuestra alma"
(Isaías 55:3).
Amén.
(FIN DEL SERMÓN)
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EL BOSQUEJO DE EL QUINTO MANDAMIENTO ES LA LEY DE DIOSpor el Dr. R. L. Hymers, Jr. |
"Honra a tu padre y a tu madre" (Exodo 20:12). (Lucas 13:24; Mateo 10:37; Genesis 4:1, 5, 12; Romanos 5:8; Isaías 55:3) |